El Triángulo de Arlanza
Lerma, Covarrubias y Santo Domingo de Silos son tres poblaciones vecinas con un denominador común: el transcurrir del río Arlanza.
Muy distintas entre sí, su atractivo turístico, su gastronomía y la calidad y variedad de pistas que las rodean, fueron motivos más que sobrados para realizar en sus términos la ruta SUV de este mes.
Como ya hiciéramos en la ruta de Ponferrada a Astorga y dado que se realizaron a finales de diciembre, en previsión de encontrarnos con pistas más complicadas de lo normal, decidimos realizarla con un auténtico todo terreno, como es la Isuzu D-Max que podéis ver en las fotos, lo que nos garantizaría que en el caso de encontrarnos con más complicaciones de las esperadas (como así ocurrió), tendríamos un plus de altura, protecciones y perfil de neumático respecto a un SUV que nos permitieran salir airosos.
Nuestra ruta comienza en la Villa Ducal de Lerma, capital administrativa y comercial de la comarca del Arlanza, en la provincia de Burgos.
Paso obligado desde la edad media en la Cañada Real Burgalesa, que une Extremadura y la Sierra de la Demanda, es conocida por ser el principal conjunto arquitectónico herreriano de España y alberga el único parador de turismo de la provincia de Burgos, ubicado en el Palacio Ducal de Lerma, considerado uno de los diez mejores paradores de España.
Su Plaza Mayor, con 6.862 metros cuadrados, es una de las más grandes de España, por delante de la Plaza Mayor de Salamanca y como evento reseñable hay que destacar la Fiesta Barroca (primer fin de semana de agosto), nombrada de Interés Turístico Cultural y las fiestas patronales, que se celebran el día 8 de septiembre y siguientes, fechas ambas más apropiadas para realizar esta ruta con un SUV que el lluvioso diciembre que nosotros elegimos.
Al casco antiguo se accede por una puerta de la muralla llamada Arco de la Cárcel.
De las cuatro entradas que tenía la villa, es la única puerta de muralla medieval que se conserva y su arco se encuentra flanqueado por dos torreones cilíndricos con saeteras. Aunque edificado en piedra, posee en la parte superior un añadido de ladrillo, fruto de una ampliación realizada en 1610 con el objetivo de convertirlo en cárcel, de ahí su nombre. En la actualidad, el edificio es la sede de la D.O. Ribera del Arlanza.
Ascendiendo por la empinada Calle Mayor hasta su gran plaza, por el camino encontraremos la Ermita de Nuestra Señora de la Piedad y calles con soportales típicos de la época medieval.
Conocida como Gran Plaza, la Plaza mayor de Lerma fue considerada modelo urbanístico. Se utilizó como mercado de transacciones, como coso taurino en las llamadas “fiestas del toro enmodorrado”, y como corral de comedias. En esta plaza se encuentran dos monumentos importantes: el Palacio Ducal y el monasterio de San Blas.
El Palacio Ducal ocupa todo un lateral de la plaza y el porqué de las cuatro torres que ostenta, es debido a un embuste del propio duque de Lerma al rey.
Por definición, a los palacios ducales se les otorgaban dos torres, pero el duque preguntó al rey si podía poner 2 torres en su palacio, omitiéndole la información de que eran dos torres más las que quería poner. El rey le concedió el permiso, pues éste pensó que se refería a las dos torres que podía poner y no a dos torres más, y así fue cómo colocó las cuatro torres en su palacio.
Durante la Guerra Civil Española se utilizó el edificio como cárcel.
Por su parte, el Monasterio de San Blas, situado en una plaza anexa a la Plaza ducal, comenzó a construirse en 1613 para albergar a las monjas dominicas. Del mismo arquitecto que el Palacio Ducal (Francisco de Mora), hasta el siglo XIX estuvo unido a éste por un pasadizo volado de tres arcos. Pueden verse aún los arranques de los arcos.
En la plaza de Santa Clara se encuentran el Convento de la Ascensión y la Colegiata de San Pedro. En el centro de la plaza está enterrado el cura Merino, héroe de la Guerra de la Independencia Española contra Napoleón Bonaparte. En la misma plaza está el “Mirador de los Arcos”, donde se puede admirar una fenomenal panorámica de la vega del río Arlanza.
El Convento de Santa Teresa, el Monasterio de la Ascensión de Nuestro Señor, el Convento San Francisco de los Reyes o el Convento del Carmen, son algunos más de los monumentos y edificios de una villa en la que se rodó en 1959 “El Lazarillo de Tormes”, ganadora del Oso de Oro del Festival Internacional de Cine de Berlín de 1960.
En un día en el que lo mismo salía el sol que se ponía a llover, salimos de Lerma dejando el río Arlanza a nuestra izquierda, por una ancha y fácil pista que nos llevaría dirección Quintanilla del Agua, en cuyas proximidades cogeríamos la estrecha carretera que nos llevaría hasta Tordueles.
Realmente el Ayuntamiento de Quintanilla del Agua y Tordueles son el mismo, Quintanilla del Agua, que es la capital, donde se sitúa el ayuntamiento, y Tordueles, situado a 3,5 Km. en la otra margen del río Arlanza.
La misma solitaria carretera nos llevará hasta Puentedura, en la que ya a primera vista destaca su arquitectura popular, en la cual se pueden apreciar todos los elementos constructivos típicos de la zona, contando con varios ejemplos a lo largo de sus calles.
Importante entre sus calles son el puente de origen romano de siete ojos que atraviesa el Arlanza, así como la Ermita de la Virgen del Camino, la iglesia de la Anunciación, el Ayuntamiento viejo (construido en 1798 y en cuyos soportales se encuentra un bello potro antiguo), y la Ermita de San Millán, con pinturas del siglo XVII, que representan la Última Cena, y un Cristo del siglo XIII.
Aunque estamos a tan solo 7 Km. de Covarrubias, obviaremos de momento el ir a visitarlo, y tras hacer las últimas fotos de Puentedura en la lejanía, pronto nos desviaremos por una pista estrecha, en subida, en medio de un bosque de pinos que nos permitirá disfrutar de los primeros Km. de auténtico trazado campestre.
Tras unos Km. de pista principal, nos desviamos a la derecha, cogiendo una pedregosa bajada que nos llevará a Castroceniza, una pequeña aldea perteneciente al ayuntamiento de Quintanilla del Coco y cuyo nombre: Castroceniza, se debe a la transmisión de información de generación en generación, por la existencia de un campamento Romano que se quemó en la antigüedad, de ahí el nombre: Castroceniza o lo que es lo mismo castro en cenizas, campamento quemado.
Conserva una sorprendente e interesante iglesia, dedicada a Nuestra sra. De la Asunción, construida en estilo gótico en el siglo XIII, y remodelada en el XV. Conserva un interesante sagrario gótico de piedra y algunas imágenes barrocas.
Tras volver sobre nuestros pasos, vemos como la subida que nos habría de llevar de nuevo a la pista principal que traíamos, se bifurca en dos, la de la izquierda, por donde llegamos al pueblo y la de la derecha, que cogemos y que resulta ser una pedregosa trialera no apta para los SUV más bajos, que sin duda, deberán regresar por la misma pista que les acercó al pueblo.
Tras la subida, enlazamos con la pista que traíamos hacia la derecha, pista que nos llevará hasta la carretera BU-901 que cogeremos a la izquierda para, ahora si, dirigir nuestros pasos hacia Covarrubias y el Monasterio de San Pedro de Arlanza.
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Conocida como la “Cuna de Castilla”, Covarrubias está situada en la Ruta de la Lana y en el Camino del Cid, además de que pasa un camino de Santiago por sus calles.
Los primeros pobladores conocidos de Covarrubias fueron los turmódigos, tribu ibérica prerromana extendida por gran parte de la provincia de Burgos. Pero el origen de esta villa es medieval, fue fundada por el rey visigodo Chindasvinto en el siglo VII sobre los restos de un castro romano, aunque las murallas que construyó fueron destruidas hacia el año 737.
Mil y una anécdotas podrían contarse acerca de la historia de esta villa, y la importancia histórica que Covarrubias ha tenido en la fundación de Castilla, y en la vida de sus reyes, pero sin duda, una de las actividades más atractivas de la villa es pasearla, perdiéndose entre sus calles tortuosas, y así saborear la historia, arte y leyenda que se esconden detrás de cada rincón.
Toda la Villa de Covarrubias fue declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico el 28 de octubre de 1965 y en ella destacan el Torreón de Fernán González, la Colegiata de San Cosme y San Damián, la Iglesia Parroquial de Santo Tomás, el Palacio de Fernán González (hoy ayuntamiento de la villa), la casa de Doña Sancha, dos cruceros del siglo XVI, uno situado frente al Torreón de Fernán González, y el otro, frente al Archivo del Adelantamiento de Castilla, el rollo jurisdiccional, también del siglo XVI…
Nosotros seguimos por la carretera hasta llegar al Monasterio de San Pedro de Arlanza, del que por su relación con el fundador de Castilla, Fernán González, y su gran importancia hasta la desamortización de Mendizábal en 1835, corre una leyenda que liga el esplendor de Castilla con el del monasterio, de forma que la recuperación de uno sería la recuperación del otro. Quizás por ello algunas de las dependencias (celdas), de los monjes, han sido restauradas en el marco de un proyecto para recuperar parte del monasterio para uso turístico.
Aunque los restos más antiguos existentes hoy en el conjunto monacal, corresponden a la iglesia, de 1080, la congregación fue fundada por el conde Fernán González en 912 como un eremitorio, de ruinas aún visibles, en la parte alta de las paredes que flanquean el valle.
Tras volver sobre nuestros pasos al punto en el que dejamos la pista para coger la carretera y visitar Covarrubias, volvemos a coger pista en dirección este.
Pista que en un principio encontramos muy cerrada por la vegetación y que pondrá en apuros a los coches más anchos, y que a continuación nos regalará con profundas roderas que pondrán a prueba los bajos de los coches y los controles de tracción, debido al numeroso barro que nos encontramos.
La pista transcurre por el Camino del Cid, como viene indicado en diferentes puntos a lo largo de ella, y es una pista muy interesante de realizar además de por su propia belleza, porque en algunos tramos se está cerrando por la vegetación y sería muy recomendable mantenerla abierta, ya que ofrece una forma única de llegar hasta Santo Domingo de Silos, penúltima parada de nuestra ruta de hoy.
Nuestra “tercera pata” del Triángulo de Arlanza, Santo Domingo de Silos, está situada en un nudo de caminos históricos: la Ruta de la Lana, el Camino del Cid, la ruta del destierro de El Cid, y el Camino de Santiago Castellano-Aragonés.
La población, conserva un interesante conjunto monumental que incluye restos de murallas, algunas casonas blasonadas, una iglesia gótica, el Museo de los Sonidos de la Tierra, (que expone instrumentos musicales de los cinco continentes), y principalmente, el monasterio del mismo nombre que le da fama.
Algunos investigadores apuntan que el Monasterio de Santo Domingo de Silos está ligado a la historia del Cid, ya que en vida, Rodrigo Díaz de Vivar y su esposa Jimena donaron algunas de sus heredades al Monasterio, cuyo claustro, en el año 1081, año en que el Cid fue desterrado, aún se estaba construyendo.
En tiempos de los visigodos hubo allí un cenobio dedicado a San Sebastián, que en la época del conde Fernán González fue restaurado y ampliado. Pero algo después, hacia 1042, el edificio sufrió otra profundísima renovación, bajo la iniciativa de un monje nacido en Cañas, La Rioja, de nombre Domingo.
El monje pasó por San Millán y acabó impulsando la comunidad de este lugar por encargo del rey Fernando I, emprendiendo una magnífica obra románica, de la que únicamente quedan los claustros y la Puerta de las Vírgenes.
La fama de santidad de Domingo y su canonización generaron un notable atractivo para esta comunidad benedictina, de la que fue responsable hasta su muerte, en 1073.
El Monasterio de Santo Domingo de Silos se hizo famoso por conservar entre sus muros los cantos gregorianos. Estos alcanzaron popularidad a finales del siglo pasado gracias a los discos que grabaron los monjes y que se distribuyeron en gran cantidad.
Actualmente es posible disfrutar de este pueblo que aún conserva bastante su pasado medieval. Existe gran cantidad de hoteles y casas rurales donde hospedarse, así como muchos restaurantes donde degustar la gastronomía local. Silos es un lugar ideal para relajarse y desconectar del mundo. El lugar elegido por los monjes para conectar con Dios, o más profanamente, el lado espiritual que todos llevamos dentro.
Su entorno natural es privilegiado, y muestra de ello es nuestro siguiente destino y punto y final de la ruta de hoy, el Desfiladero de La Yecla.
El Parque Natural de Yecla es un impresionante paraje natural por donde pasa el Río Lobos entre cañones y desfiladeros. Un lugar muy especial donde practicar senderismo y disfrutar de la naturaleza.
Es una profunda y estrecha garganta modelada en los materiales calizos que caracterizan el relieve de las Peñas de Cervera, de abruptos escarpes con gran diversidad de formas. El angosto desfiladero, horadado por la acción de las aguas del arroyo El Cauce durante millones de años, tiene zonas con una anchura que apenas llega a los dos metros. En sus cumbres anidan más de 100 parejas de buitre leonado.
Una serie de puentes y pasarelas permiten recorrer la garganta en un sugerente paseo (600 metros), sobre cascadas y pozas. La bajada y salida se efectúa junto a las entradas de los dos túneles de la BU-991 Silos-Caleruega, a 3 kilómetros de Silos.
El desfiladero está incluido en el Espacio Natural de la Yecla y los Sabinares del Arlanza, que abarca más de 26.000 hectáreas. Aquí se localiza uno de los más extensos y mejor conservados sabinares de Europa, con ejemplares que superan los 2.000 años de vida. También encontramos masas de encinas, quejigos y rebollos, y abundante fauna.
Finalmente y tras la visita a La Yecla, nuestra ruta de hoy terminaría con una reconfortante cena y posterior descanso en Santo Domingo de Silos. En total habremos realizado 65 Km. de un recorrido que tanto vale plantearlo como el de una ruta turística adornada con divertidas y entretenidas pistas, o el de una ruta off road culminada con un componente histórico y cultural del máximo interés.
Esta ha sido otra de esas rutas adecuadas para todo terrenos puros de realizarse en meses de lluvia, y apta para los SUV con más vocación campera el resto del año. Lo que podemos asegurar es que se haga cuando se haga, y con el vehículo que sea, la satisfacción está garantizada.
Fantastica ruta, tanto por las pistas, ya se ve que ensuciasteis bien la Isuzu, como por los lugares que pasasteis, cargados de historia