Por tierra de pinares
Valladolid es la única provincia peninsular que carece absolutamente de montañas (evidentemente tampoco tiene costa). El punto más alto está en Castrillo de Duero, en el cerro de Cuchillejo (932 m); el punto más bajo es el río Duero a su paso por Villafranca de Duero (626 m). Por ello, también se trata de la única provincia de Castilla y León que no alcanza los 1000 msnm en ningún punto de su territorio.
Con esta presentación, cabría imaginarse una provincia llana, pobre y aburrida para la práctica del Todo Terreno, una zona con muy poco atractivo para realizar una de nuestras rutas SUV y un ejemplo claro de la tan manida frase "ancha es Castilla".
Sin embargo, las frías cifras con las que empieza este artículo, poco a nada tienen que ver con una falta de atractivo, algo que viene a ilustrar bien esta otra cifra: la provincia cuenta con un total de 188 monumentos considerados como Bienes de Interés Cultural. Una gran parte de ellos son castillos, iglesias o conjuntos históricos, aunque también hay yacimientos arqueológicos o archivos documentales.
En el caso de las iglesias y monasterios se encuentran gran variedad de estilos arquitectónicos entre los que destacan el prerrománico, románico, mudéjar, gótico, renacentista y barroco.
Ya tenemos pues no una, sino 188 razones para visitar la provincia, pero... ¿será posible hacerlo como a nosotros nos gusta?, uniendo estos interesantes puntos, por igual de interesantes pistas... la respuesta, en la presente ocasión, es la siguiente: Tierra de Pinares
La comarca Tierra de Pinares se diferencia de otras comarcas de Valladolid por su orografía característica, esto es, si en la Campiña del Pisuerga el suelo es de arcilla, la tierra de pinares está cubierta de arena, mucha arena, toda la que puedas imaginar, ríos de arena que te recuerdan el del Erg Chebbi, ahora más dura de lo que parece... ahora tan blanda que en cuanto te despistas te hundes hasta el eje... y toda ella rodeada de frondosos pinares, de cruces de caminos que te permitirían estar todo el día girando a izquierda y derecha sin dejar de jugar con el pedal del acelerador.
La ruta comienza en Medina del Campo, perteneciente a la comarca Tierras de Medina, y termina en Arévalo, ya en la provincia de Ávila después de haber "pisado" un poco de tierras segovianas, pero transcurre en su mayor parte por una comarca con naturaleza para dar y tomar, como es la ya descrita Tierra de Pinares.
Difícil hubiera sido encontrar un compañero de aventuras mejor para la ruta de hoy que el que nos acompaña, el Ssangyong Rexton, un coche que a diferencia de la mayoría de SUV modernos, que en mayor o menor medida son turismos "disfrazados" de TT, es un auténtico TT disfrazado de SUV. Un Todo Terreno con chasis de vigas, reductora, altura libre al suelo de 21 cm. y un potente y efectivo motor diesel de 178 CV que gracias a una caja de cambios de 7 marchas de origen Mercedes, convierte los 400 Nm. de par que el motor entrega en una placentera sensación de ir siempre sobrados de potencia.
Comenzaremos nuestro track en Medina del Campo, villa que se encuentra en una situación privilegiada, ya que seis capitales de provincia castellanoleonesas se encuentran a menos de 100 Km
"La ciudad de Sarabris, fue fundada por el Rey Brigo, cuarto rey de España, y comenzó a reinar a los 399 años después del diluvio, según cuenta de Beroso, y a los 1906 antes de la venida de Jesucristo", como cuenta Ibáñez en el catálogo de reyes de España.
Esta ciudad de Sarabris, por cronografía de Tolomeo (libro 2º, capítulo V, tabla segunda), se prueba ser Medina del Campo, por los nombres de pueblos y ríos que están en su comarca, como es el Río Eban, el Río Doria (Duero), y la villa de Otoduro (Tordesillas), y que dice está a cuatro leguas de Sarabris. También se averigua por las ciudades de Valladolid (que dice estar situada a ocho leguas), Palancia (que es Palencia, y está situada a 16 leguas), por Cauca (Coca, a 6 leguas), Congium (Cuéllar, a 9 leguas de distancia), o Rauda (actual Roa, a 16 leguas).
Medina es cuna de los Reyes de Aragón, ya que Leonor Urraca de Castilla, Reina de Aragón, esposa de Fernando de Antequera, madre de los Infantes de Aragón, abuela de Fernando el Católico y Señora de Medina, nació allí.
Medina del Campo fue uno de los centros europeos más importantes del comercio de la lana durante las Edades Media y Moderna y en 1491, los Reyes Católicos dispusieron que fuera considerada como Feria General del Reino. Un dato que demuestra la importancia de Medina es su población, que en 1504 ascendía a 50.000 personas, mientras que hoy, siendo el tercer municipio de la provincia, detrás de la capital Valladolid y de Laguna de Duero, cuenta con un censo de 21.110 personas (2015).
Medina del Campo está considerada como Conjunto Histórico Artístico desde el 14 de octubre de 1978, por conservar un extraordinario patrimonio monumental de la época, presidido por la robusta figura del Castillo de La Mota.
La Colegiata de San Antolín, la Plaza Mayor de la Hispanidad, la Casa Consistorial, la Casa de los Arcos, la Casa del Peso; los conventos de San José, Santa María la Real o Santa María Magdalena; el Monasterio de Santa Clara, el Palacio Real, el Museo de las Ferias... capillas, ermitas, ruinas, casas y casonas, palacios... extenderse sobre el patrimonio de Medina requeriría más de un artículo, por lo que solo puedo recomendar su visita y reconocer esta ciudad como lugar perfecto para iniciar o terminar una ruta SUV.
En el mismo Medina cogemos pista dirección noreste para dirigir nuestros pasos hacia Pozal de Gallinas, viendo alejarse a nuestra espalda el Castillo de la Mota.
En 1559 Pozal de Gallinas intentó, desvincularse de la Villa de Medina del Campo bajo el nombre de Morales del Rey, pero no lo consiguió, pasando a formar parte poco después de las posesiones de Vitores Ruiz.
De 1864 a 1867 funcionó a las afueras del pueblo, aprovechando los restos de un asentamiento anterior conocido como "poblado de Pedro de Miguel" un falansterio bajo el nombre de "La república de los pobres" del cual todavía quedan restos, conocidos actualmente bajo el popular nombre de "El torreón".
Dentro del casco urbano Podemos encontrar la Iglesia de San Miguel Arcángel, donde nos fotografiamos con el Rexton antes de salir de nuevo, dirección este, buscando pistas que nos llevasen a Olmedo.
Al poco de salir, nos sumergimos en un bosque plagado de pistas arenosas que nos permiten disfrutar a base de bien de la conducción. Son las pistas perfectas para poner a prueba la capacidad de tracción del Rexton. Nada de reductora, nada de tracción 4... en trasera "a pelo", a ver hasta donde es capaz de llegar. Control de tracción desconectado, para que no nos cape la potencia; posición del cambio en Winter, para que entregue la potencia más suave; palanca en D, a ver que es capaz de hacer y presión de las ruedas... los dos kilos y pico de ir por carretera, quién dijo miedo.
Ni que decir tiene que el coche lo empezó a pasar mal, queriéndose hundir de culo cuando la arena era más blanda/profunda y nosotros nos pasábamos con el acelerador, sin embargo, no se quedaba. Tan solo logramos vararle en tres ocasiones, en arena muy profunda, yendo muy despacio y cuesta arriba. De estas tres ocasiones fuimos capaces de salir dando marcha atrás, marcha adelante, varias veces, para hacer más larga nuestra rodera y poder coger velocidad, en dos ocasiones.
En la otra ocasión, tuvimos que utilizar más "artillería". Metimos tracción 4, reductora, dimos poco gas y el coche salió del hoyo sin inmutarse.
Esta ocasión también nos permitió comprobar las maravillas de este cambio; las siete marchas dan para tener una primera muy corta y una séptima muy larga, y el confort que notamos en carretera cuando veníamos en 7ª a 120-130 Km./h. con el cuenta vuelta a 1900 r.p.m. pasaba a convertirse en una 1ª reductora casi de coche de trial.
Manteniendo la reductora engranada, la posición Winter y la palanca en D, puedes circular por pistas con la misma suavidad que vas por carretera; el motor se mantiene muy bajo de vueltas porque el cambio intenta ir siempre en la marcha más larga posible, pero tienes par a raudales con un simple y ligero movimiento del pie derecho... No, no me importa que se note, me ha gustado, y mucho, este nuevo Rexton.
"Aburriéndonos" como acabo de relatar, Olmedo apareció ante nuestros ojos en un abrir y cerrar de los mismos, por lo que inmediatamente procedimos a sumergirnos por sus calles.
Olmedo debe su nombre a la abundancia de olmos que, hasta la aparición de la grafiosis, abundaban en su término. Entre los manuscritos conservados en la parroquia de San Miguel de esta villa, hay uno donde se lee que los vacceos de los pueblos vecinos llegaron a este lugar con ocasión de sus cacerías y, fatigados por el calor, se acogieron a la sombra de un olmo y, "deseosos de gozar situación tan agradable como útil, procuraron que los pueblos más vecinos hiciesen allí su asiento", a esta nueva población dieron el nombre de tal árbol. Pero, en realidad, nada se sabe de su existencia hasta el año 1085, donde aparece entre los pueblos que Alfonso VI ganó a los moros.
En 1467 fue corte del infante Don Alfonso, levantado en armas contra Enrique IV, y el 20 de agosto se trabó junto a Olmedo "la batalla de Olmedo", en que éste quedó vencedor; pero no llegó a entrar en la ciudad, la cual, al año siguiente, pasó a poder de la princesa que había de ser Isabel la Católica. Su esposo Fernando, despachó aquí su convocatoria de las Cortes de Aragón que en 1515 se reunirían en Calatayud.
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La importancia que se daba a Olmedo en aquella época se deduce del refrán:
"Quién señor de Castilla quiera ser, a Olmedo de su parte ha de tener".
La arquitectura histórica, civil y religiosa de Olmedo es destacable y de ella cabe citar La Muralla, del siglo XI, de la que sólo queda en pie la tercera parte y dos de sus accesos, los de de San Miguel y el de la Villa; el Parque Temático Mudéjar, parque con réplicas a escala de los edificios mudéjares más significativos de Castilla y León; la Iglesia de San Andrés, del s. XIII y estilo románico; la Iglesia de San Miguel, del mismo siglo pero de estilo gótico y mudéjar; el Monasterio de Sancti Spiritus, fundado en 1128 por Sancha Raimúndez, hermana de Alfonso VII de León, sobre cuyos restos se construyó en el año 2005 el Balneario Villa de Olmedo. Del edificio monacal se conserva sólo un patio y la bóveda que cubría la iglesia.
Campos de trigo y girasoles nos acompañan hasta Bocigas que como describiera Pascual Madoz, está "en un llano dominado por pequeñas colinas, de suave descenso", allí fotografiamos su iglesia de San Juan Bautista, del siglo XVI y salimos por pista, dirección este hasta encontrarnos con la Ermita de San Pelayo, barroca, de ladrillo y con un arco mudéjar donde se pueden apreciar frescos que representan a Jerusalén, en el altar mayor.
A continuación, nos sumergiremos de nuevo en un inmenso pinar, con más arena aún de la que encontramos al principio. Verdaderos ríos de arena a nuestra disposición que, como anteriormente, nos mantuvieron totalmente "aburridos", llegando hasta la misma orilla del río Adaja en el que encontramos un merendero que ofrecía una relajante sombra.
Seguimos un rato largo haciendo izquierdas y derechas en los cruces de los caminos, como niños con zapatos nuevos hasta que nos dimos cuenta de que la hora de la comida se acercaba peligrosamente y decidimos, sin dejar de hacer unos cuantos quiebros más, irnos acercando a nuestro destino final, Arévalo.
Desde el mismo bosque hicimos las primeras fotos de la ciudad de los cinco linajes, que se encuentra enclavada en la lengua de tierra que forman al reunirse al norte de la población los ríos Adaja y Arevalillo, quedando por consiguiente a la margen izquierda del primero y a la derecha del segundo.
El casco antiguo de Arévalo está declarado Bien de Interés Cultural y en él se conservan una notable cantidad de ejemplos de "románico de ladrillo", como también se conoce a la arquitectura mudéjar castellana.
Arévalo se fundó hacia 1085-1090, en el contexto de la Reconquista cristiana, simultáneamente a las poblaciones de Olmedo y Medina del Campo, de las que venimos.
La aristocracia en el poder durante la Baja Edad Media (las 5 familias de los Tapia, Sedeño, Montalvo, Briceño y Berdugo, que se identificaban como los descendientes de los reconquistadores de la ciudad), se decantó por los Trastamara en la Guerra Civil Castellana.
El Rey Enrique IV de Castilla convocó cortes en Arévalo y, más tarde, Isabel la Católica pasó en ella su juventud.
La villa fue empeñada por Enrique IV a Álvaro Estúñiga, concediéndole el señorío y el ducado de esta en 1469. Esta concesión se produjo en el contexto de los apuros económicos que había padecido la corona durante la Guerra Civil Castellana entre Enrique IV y su medio hermano Alfonso. El ducado de Arévalo tan solo perduró hasta 1480, cuando los Zúñiga no pudieron retener la posesión de la ciudad por las presiones de la familia real, capitulando y entregando Arévalo a Isabel de Portugal, progenitora de Isabel la Católica.
La villa adquirió el título de ciudad el 19 de julio de 1894, concedido por María Cristina de Habsburgo-Lorena (regente de Alfonso XIII), en virtud "del aumento de su población, desarrollo de su agricultura, industria y comercio y fomento de su instrucción popular".
Patrimonio histórico de España, es una de las ciudades de Castilla con mayor cantidad de monumentos mudéjares. Entre sus monumentos más importantes, destaca el Castillo de Arévalo, también conocido como castillo de los Zuñiga. El castillo actual data de la segunda mitad del siglo XV, aunque sufrió posteriormente importantes reformas a principios del XVI, cuando la fortaleza estuvo en mano de los Reyes Católicos, en su origen la fortificación estaba unida a la muralla. La torre del homenaje fue construida sobre un torreón de estilo mudéjar.
La Iglesia de Santa María la Mayor, situada en la Plaza de la Villa, presenta la peculiaridad de que su torre (la más alta de Arévalo), es atravesada por la calle del mismo nombre. Durante su restauración aparecieron restos policromados de un Pantocrátor que se cree proceden de la iglesia original (siglo XII-XIII).
La Iglesia de San Miguel es una iglesia intramuros, construida en una zona cuya defensa fue encargada a la familia Montalvo. Se hace mención del templo en el documento de Gil Torres de 1250. Sufrió profusas y profundas reformas durante el siglo XVI. Cuando se construyó quedó más alta que la torre de la Iglesia de Santa María la Mayor, siendo esta última la iglesia real, no se permitió que ninguna otra (de las 14 que llegó a tener la ciudad), la superase en altura. Por ello, su torre aparece desmochada y rematada en ladrillo.
La Plaza de la Villa, típicamente castellana, con soportales, declarada conjunto Histórico-Artístico, en sui interior se encuentra la Casa de los Sexmos que albergaba el gobierno de estas circunscripciones territoriales.
Nosotros, tras nuestro recorrido por los monumentos de piedra, nos fuimos en busca de otros monumentos, no tan sólidos pero mucho más sabrosos, y que tienen nombres tan "curiosos" como cochinillo o tostón asado, platos típicos por excelencia de la cocina arevalense, de los que dimos buena cuenta.
Sin embargo, sería injusto terminar hablando de gastronomía segoviana en una ruta que transcurre en más del 90% por tierras vallisoletanas. La vallisoletana es de todas las cocinas de la comunidad de Castilla y León, la que más rasgos propiamente castellanos posee. Fundamentada en los asados, y sobre todo el asado castellano, que forma parte de la cocina castellana desde la invasión del Imperio Romano en tierras de Hispania.
Empezando por Medina del Campo, el lechazo asado en su jugo y las chuletillas de lechazo al sarmiento, son platos que satisfarán al "más pintao",
junto a ellos, hay gran variedad de aves y piezas escabechadas que completan una cocina de sabor tradicional...
Especialmente, si hemos comenzado con algún plato como el cocido castellano (con pelota, al que se añade para aromatizar, hierbabuena), la sopa de chícharos que se elabora con guisantes (chícharo), la coliflor al ajoarriero... Entre las legumbres se encuentran platos como las alubias con patuño de cerdo. Dentro de los cereales se tienen los panes y sus derivados como las sopas de ajo, la "sopa de bestia cansada" de Medina del Campo, por ser ofrecida a los mulos de los arrieros.
En repostería destacan las cocadas, los hojaldres, las cagadillas de gato, rosquillas de palo, torrijas de leche, los periquillos...
En Olmedo, podemos meternos entre pecho y espalda el menú degustación que ofrece el restaurante El Hontanar, que comienza con una ensalada escabechada de conejo de Matapozuelos, yemas de puerros de Íscar y aceite de Ataquines; continua con un salteado de mollejas de lechazo con boletus sobre una fina crema de garbanzos de Alaejos y virutas de cecina ahumada; prosigue con el bacalao a la olmedana, y alcanza el climax con la hamburguesa de lechazo en pan de pipas con queso de cabra fundido, aros de cebolla crujientes y salsa de mostaza antigua; para terminar: Islas Flotantes, un combinado de natillas monjiles de achicoria, helado de galleta, caramelo y sorpresas.
Finalmente, hablar de vinos en la tierra de las denominaciones de origen "Ribera del Duero", "Rueda", "Toro", "Cigales" o "Tierra de León" es perder el tiempo, porque lo que hay que hacer es catarlos, acompañando a alguno de los platos nombrados o de los muchos otros que en esta tierra se pueden descubrir.
Al caer la tarde, habíamos completado una jornada increíble, una jornada en la que lo turístico y monumental, el off road y la gastronomía, se habían puesto de acuerdo para regalarnos un puñado de imágenes y recuerdos difícil de superar. Una auténtica ruta SUV.
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