Puesta al día
Después de dos años en los que Subaru ha centrado sus esfuerzos en renovar y ampliar su gama de modelos (recordemos el lanzamiento del Trezia, el BRZ, el XV y el restyling del Forester) ahora le ha tocado el turno al Outback, su buque insignia en el segmento de los SUV o crossover. El Outback es un coche que no tiene unas ventas masivas en nuestro país, pero que atesora una calidad de construcción y unas particulares especificaciones mecánicas que convencen a muchos incondicionales de esta marca japonesa.
Este modelo lleva 18 años en el mercado, y ya va por su 4ª generación. El Outback 2013 que podéis ver en las fotos se basa en la última versión que apareció en 2009, pero con significativos cambios estéticos y sobre todo, mecánicos, que lo actualizan y lo hacen más efectivo en todos los sentidos.
Diesel con cambio CVT
La principal novedad es que el Outback con motor diésel podrá pedirse a partir de ahora con caja de cambios automática. Se trata de un cambio de tipo variador o CVT, que Subaru denomina Lineartronic, y que por primera vez se instala en un motor diésel de configuración bóxer.
Una vez más, Subaru sorprende por su innovación en el campo de los motores y las transmisiones, una característica de esta marca que le da un valor diferenciador con respecto a su competencia. Esta marca fue la primera en desarrollar con éxito un motor diésel de configuración bóxer para un coche de serie, hace cinco años, y ahora satisface la demanda de muchos clientes que solicitaban un cambio automático para esta motorización. Era lógico que el Outback diésel ofreciera esta posibilidad, teniendo en cuenta el posicionamiento que este SUV tiene en el mercado, por precio y calidad de equipamiento. Mejor tarde que nunca.
Si conoces o has probado un cambio de tipo variador, sabrás que este tipo de transmisiones acostumbran a pecar de un excesivo resbalamiento, especialmente cuando se les solicita una alta cifra de par. Como contrapartida, ofrecen una gran suavidad y linealidad a la hora de modificar los desarrollos de cambio.
En un CVT no existen relaciones de cambio fijas ni engranajes como en un cambio automático convencional, sino que básicamente los desarrollos varían según la posición de dos poleas unidas mediante correas o en el caso de este Subaru, por cadenas. Este tipo de cambios tipo CVT son muy populares en Japón, especialmente en coches con motores de gasolina, y en los híbridos.
Ahora bien, el cambio automático CVT que Subaru ha montado en el Outback diésel está evolucionado de forma que recuerda enormemente a un cambio automático convencional en su funcionamiento, sin perder las ventajas en cuanto a comodidad y linealidad que ya se le atribuyen. Es decir,ofrece al conductor la posibilidad de “engranar” marchas de forma manual secuencial (hasta siete) o bien de forma automática Directa. Además, se trata de un CVT que apenas transmite el típico resbalamiento al que antes hacíamos referencia.
Como he podido comprobar en la toma de contacto que Subaru organizó en los alrededores de Madrid, la asociación de este CVT con el motor diésel es muy acertada. Se percibe un buen paralelismo y coordinación entre la presión que ejercemos al acelerador, la respuesta del motor, el avance real del coche y el ruido de aceleración, algo que no pueden decir otros cambios de este tipo.
En una situación de fuerte aceleración, por ejemplo, a la hora de adelantar, el cambio hace incluso un “Kick-Down” para bajar la relación y responder con más contundencia. En los descensos también “engrana” una marcha inferior para aprovechar la retención del motor y facilitar el control del coche, limitando así las inercias. Por todo esto, considero totalmente recomendable esta opción de cambio automático en el Outback diésel, que de hecho, la marca confía que va a ser la versión más vendida de este modelo a partir de ahora.
Hay que puntualizar que este mismo cambio Lineartronic no funciona con tanta precisión como en el actual Outback con motor de gasolina 2.5i. En el gasolina el resbalamiento está más presente y la coordinación antes comentada entre lo que pedimos al coche y la respuesta que nos da no es menos evidente.
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Tracción integral
Continuemos con las transmisiones. El nuevo Subaru Outback sigue confiando en la característica transmisión a las cuatro ruedas AWD (All Wheel Drive), pero con dos variantes: el Outback diésel con cambio manual monta un diferencial central LSD de tipo viscoso, que en condiciones normales reparte el par entre ejes en un 50:50 y lo varía en función de las necesidades, mientras que este mismo modelo pero con cambio Lineartronic monta un LSD con control electrónico con un reparto de par motriz del 45:55 en condiciones normales.
Esta transmisión integral es la que permite que el Outback sea considerado un todocamino con ligeras aptitudes para circular por pistas de montaña. La altura libre es de 200 mm. Está por encima de la de un Volkswagen Passat Alltrack, un Audi A4 Allroad o un Peugeot 508 RHX y por debajo de la de un Volvo XC70, por citar algunos de sus competidores, aunque siempre debemos tener en cuenta que es un coche muy limitado para el off-road. Las llantas de 17 pulgadas que monta de serie con neumáticos 225/60 de dibujo asfáltico tampoco son los más indicados para circular por montaña.
Toda la gama Outback incorpora mejoras en la suspensión, que monta unos soportes reforzados, nuevos muelles y un nuevo tarado de los amortiguadores, que es algo más rígido en el Outback diésel para soportar su mayor peso. La barra estabilizadora también es más gruesa.
Motores afinados
Tanto el motor de gasolina 2.5i de 173 CV como el diésel 2.0 DOHC de 150 CV se benefician de pequeños cambios mecánicos que mejoran su respuesta a bajo y medio régimen, además de reducir sus consumos y emisiones. El motor de gasolina, por ejemplo, incluye un nuevo sistema de admisión, mientras que en el diésel se han modificado la forma de la cabeza de los pistones, el diámetro de las válvulas de admisión o el control de la inyección con ese mismo objetivo, ser más efectivo en su funcionamiento.
Ciertamente, el Subaru Outback sorprende en cualquiera de sus versiones de motor por la contundente respuesta que tiene a bajas revoluciones. Esto hace fácil la conducción en ciudad o en off-road, pero en un primer contacto con el coche requiere incluso un pequeño periodo de adaptación. Pocos SUV conocemos con esta respuesta tan inmediata y cargada de par en bajos. No creo que sea sólo de la buena entrega de par del motor bóxer, sino también fruto de la efectividad de la transmisión integral AWD. La estirada de los motores no es tan apasionante, especialmente el diésel, que ofrece su potencia máxima a las 3.600 vueltas. Pero en ambos casos muestran una gran elasticidad y linealidad en su respuesta.
Cambios en el frontal y poco más
Vamos ahora por lo más superfluo, los cambios estéticos. Para reconocer un Subaru Outback de 2013 y uno del año pasado, debes fijarte en el frontal. Básicamente, lo que cambia es el diseño de los faros antiniebla, la calandra y el paragolpes. El resto es prácticamente igual, excepto el diseño de las llantas.
En el interior cambia el color de algunos pulsadores, que pasan de gris a color grafito, el diseño del volante, ahora con más mandos multifunción, la interface del ordenador de a bordo, el tacómetro y el velocímetro y las características del nuevo sistema multimedia. Por cierto, monta un navegador con grafismos que son francamente mejorables, como ya viene siendo habitual en muchas marcas. Un cambio importante en el interior es la sustitución del freno de mano de palanca por uno eléctrico, que permite un mayor espacio entre los asientos.
El equipamiento está al nivel del que se exige en un coche que supera los 33.700 euros en su versión más básica y llega a los 38.900 en la versión tope de gama Executive Plus. Ésta última incluye de serie faros de Xenon, llave inteligente y botón de arranque, asientos calefactables, con memoria y forrados en cuero, navegador y audio con 6 altavoces y techo solar eléctrico, entre otros. Como detalle, todos los acabados incluyen un kit de reparapinchazos en lugar de la rueda de galleta o de repuesto convencional. Esto ha permitido reducir peso y aumentar el volumen del maletero, que en el Outback tiene una capacidad de 526 litros hasta la bandeja, en la línea de su principal competencia.
Según la marca, el Outback 2013 también incrementa algunos centímetros su capacidad interior, especialmente en lo que hace referencia al espacio para las piernas en las plazas traseras. Con estos cambios, poco aparentes pero importantes, el Subaru Outback reafirma su condición de coche familiar para todo uso. Su tracción integral lo hace apto para subir a pistas o bien para utilizarlo en excursiones por caminos de montaña no demasiado complicados. Las mejoras en cuanto a la eficiencia de sus motores y transmisiones permiten un uso del coche más seguro y confortable en carretera. Subaru espera vender en España unos 500 Outback en un año, una pequeña parte del pastel dentro del segmento de los crossovers break, un mercado limitado pero no por ello menos interesante.
tengo la gran suerte de tener un Outback 2011 con 145 mil km y nunca una falla ,.. ni un sonido de paneles internos ni nada, es un automóvil robusto, bien diseñado para el usuario aun que no muy estético.... es el segundo outback que poseo el anterior un 2001 que lo vendí con mas de 250 mil km. y solo fallo en todo ese tiempo un sensor de detonación que no me dejo en pane,.. solo encendió el check engine y un fallo en el motor de partida a los 175 mil km... el resto solo cambios de aceite filtros y frenos..... mi experiencia personal es magnifica. y amigos y familia directa tienen la misma experiencia...además de tener seguridad activa y pasiva al mejor nivel de europa... saludos de un distante Chile...