Lo bueno abunda... pero también cansa. Si hace unas semanas decíamos que elegir un scooter 125 podía llegar a convertirse en un verdadero dolor de cabeza por la enorme oferta existente, lo mismo podemos afirmar del reto que supone enfrentarse a la elección de una moto urbana de 125. A muchos compradores les surge de inmediato la duda a la hora de hacerse con su primer modelo de 125: ¿moto o scooter?
Ambas propuestas tienen la misma potencia, ambas a priori están pensadas para un uso esencialmente urbano y en la mayoría de los casos tienen incluso precios similares.
Las ventajas -en resumen- son tantas como sus inconvenientes, así que llegado el momento de tomar una decisión hay que valorar muchos otros factores, más allá del estricto uso que se le vaya a a dar o los simplemente estéticos o formales.
¿Por qué una moto y no un scooter?
La moto presenta varios puntos positivos frente al scooter. El primero y más destacado es que una moto de 125 es mucho mejor escuela si se tiene pensado ir progresando con el tiempo hacia máquinas de mayor cilindrada y potencia. Determinadas reacciones y sensaciones al manillar y el trabajo conjunto con el embrague, el freno y el pedal del cambio no los puede enseñar -por razones obvias- un scooter automático.
Otra de las grandes ventajas de las motos es que son mucho más versátiles que los scooter y resultan perfectamente válidas incluso para viajar tranquilamente e iniciarse en rutas de media distancia, por supuesto siempre al ritmo que imponen su cilindrada y sus prestaciones, Además dinámicamente tienen más aplomo ya que los scooter, por tamaño de rueda, tienden a ser algo más nerviosos.
Y en otro orden de cosas también sus estéticas se mantienen más y no pasan tanto de moda como sus rivales ciudadanos.
El factor embrague
Claro que no todo son cosas a favor de la moto urbanita; hay que reconocer que ergonómicamente el scooter es imbatible si se va a emplear siempre en un entorno ciudadano y las motos suelen ser algo más incómodas -especialmente en la plaza destinada al pasajero- y ofrecen menos protección aerodinámica. Tampoco suelen tener un práctico cofre bajo el asiento para guardar pequeños objetos cotidianos u obligan a cargar la molesta mochila... ni montan tanto equipamiento ya que la moto es por naturaleza, más espartana y aunque las hay preciosas, estéticamente los scooter son siempre más “cool”. Pero por otra parte, los embragues centrífugos de los cambios automáticos son muy fáciles y cómodos pero se gastan mucho antes que los convencionales cuando el scooter se usa para viajar... lo cual nos devuelve a la casilla de salida: la moto 125 es incomparablemente mejor “escuela” que el scooter.
Exceptuando las grandes niponas y KTM; que producen en sus propias factorías, gran parte de las otras 125 del actual mercado se fabrican en China. El parecido entre muchas de ellas es evidente y resulta fácil identificar, incluso, componentes comunes en fábricas diferentes. Eso no debe preocupar, sin embargo, al potencial comprador ya que cada marca “personaliza” la producción en base a sus diseños, sus estándares y sus criterios.
Y una última apreciación que conviene recordar; todas son “homologadas” y pueden conducirse con el carnet de coche. En cualquier caso si algún joven aficionado pretende sacarse el carnet de conducir con un scooter debe recordar que eso solamente le permitirá posteriormente hacerlo con un scooter mientras que aprobar el examen con una moto con cambio manual le permitirá ambas posibilidades.
De estilo neo-retro
Empezamos por ellas porque hay una verdadera invasión de motos 125 de este estilo. De hecho han sido las pequeñas “cafe-racer” y las neo-retro de marcas como Mash, Brixton, Macbor o Mondial las que han revitalizado por completo el segmento con verdaderas preciosas réplicas a escala de modelos clásicos estéticamente impactantes.omencemos por la española Macbor, ya que se trata de una de las marcas con mayor oferta 125 del mercado, con modelos que van del custom al maxitrail pasando por -como este caso- varias neoclásicas. Su modelo estrella en este sentido es la “Johnny be good”, una bellísima y radical café-racer con todos los lugares comunes del género que es un verdadero viaje a los sesenta a escala reducida para conducir con casco abierto y gafas de aviador. A destacar, dentro del catálogo Macbor, también un precioso modelo “old school” como la “Lord Martin”.
La austríaca Brixton es igualmente otro de los fabricantes centrado en ofrecer, sobre todo, 125 estéticamente estilosas, con excelentes acabados y diseños impecables. Tienen verdaderas rarezas extremas como su monoplaza Rayburn 125 -para nostálgicos “muy cafeteros” de lo “vintage”- o la popular Cromwell 125, un éxito de ventas. Entre ambas, compartiendo motor y parte ciclo, media docena de modelos a cual más clásico e impactante.
La francesa Mash es la líder en 125 con marchas en su país desde 2014 y en el nuestro ha conseguido hacerse un nombre en este peculiar nicho de mercado con un camino similar al de las anteriores; propuestas estéticamente retro y diseños muy cuidados, como las diferentes versiones de la Seventy o las más “dark” Black Seven.
Hanway, por su parte, sigue una línea comercial muy parecida y también ha llenado la ciudad de sus económicas y bien acabadas motos retro; la Raw 125 Café es uno de sus mayores éxitos.
Por último no debemos olvidarnos de nuestra Rieju y su Century, una moto que conmemora el aniversario de la marca gerundense y que es una pequeña maravilla de fabricación nacional con horquilla invertida, frenos “Wave” con CBS y unos acabados de primer nivel.
Superfuncionales
En este apartado encontramos modelos 125 que priman la practicidad, la robustez y la economía de consumos como la Macbor Stormer, la Yamaha YS o la Honda CB125. Motos que quizás no resultan tan llamativas estéticamente como otras propuestas retro o naked pero que, pese a eso, seguimos encontrando año tras año en los respectivos catálogos de sus marcas ya que continuan siendo una apuesta ganadora si se buscan 125 de consumos ridículos y virtualmente indestructibles. La española Macbor -una de las que cuenta con una mayor gama 125, como ya hemos dicho anteriormente- ofrece exactamente eso con su Stormer, una moto sencilla que sin destacar en nada lo hace todo bien para nuestro día día. Compartiendo mismo motor y parte ciclo tiene también en catálogo la más llamativa Shifter MC1, de idéntico concepto pero diseño algo más urbano.
La YS, por su parte, es la heredera directa de la eterna Yamaha YBR y como tal toda una garantía de dureza y fiabilidad. Reconocida como una de las mejores 125 de la historia de la casa de los tres diapasones ha vendido más de 150.000 unidades en los últimos 10 años y ha enseñado a conducir moto a miles de noveles.
Su eterna competidora en Honda es la recién presentada CB125 F, una pequeña maravilla utilitaria cargada de tecnología, dotada con el motor eSP de baja fricción y que sube un peldaño la idea de moto utilitaria con tecnología a la última.
Otra de las marcas de reciente entrada y que se está especializando en 125 de todos los estilos es Zontes. La marca aspira a convertirse en un referente Premium con modelos equipados y acabados muy por encima de la media del estándar “Made in China”. Como propuestas más funcionales destacaremos las elegantes U-125 y Z2-125.
Y no podemos terminar esta guía sin mencionar la Keeway RKS 125 -una de las pioneras en el segmento-, la más reciente Benelli BN125 -que ofrece la misma funcionalidad que las anteriores y además cuenta con un apellido glorioso en el depósito- o la andaluza MotorHispania NKR, una de las más económicas del mercado pero a la que no le falta absolutamente de nada.
Naked Sport
Hasta hace relativamente poco el abanico de posibilidades de motos octavo de litro naked-sport en este segmento se reducía a un par de modelos. Por razones obvias no son las motos más económicas de entre las 125 ya que montan componentes más caros y lucen diseños más vanguardistas.
Y eso es así porque, a diferencia de los modelos más funcionales en los que se priman el buen consumo y el mantenimiento espartano sobre cualquier otra cosa, en los que vemos a continuación los ingenieros ya trabajan buscando mejores prestaciones y sensaciones sport.
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En el último lustro la oferta ha aumentado exponencialmente con verdaderas pequeñas maravillas, fruto de la entrada con fuerza de marcas que antes no estaban tan representadas en el segmento, como KTM o Kawasaki que unen sus modelos a los de las otras competidoras niponas. Es el caso de la 125 Duke, una de las verdaderas “joyas de la corona” del segmento y un exitazo de los de Mattighoffen, con todo el carácter rabioso y la estética agresiva de la casa austríaca.
Lo mismo podemos decir de la estilizaday divertidísima Kawasaki Z125; una cilindrada en la que la marca de Kobe no se prodiga demasiado pero en la que, en esta ocasión, nos ofrece la mejor puerta de entrada al mundo “Kawa Z”.
Un caso muy similar al de la futurista Yamaha MT125 de distribución variable, que parece sacada de un cómic “Manga” y puerta de entrada hacia la estética y personalidad de las icónicas MT de Iwata.
Una moto a la que da cumplida réplica una Honda CB125 R que ha sido diseñada, tal como acertadamente proclama su slogan, “a lo grande”. Su mayor virtud es que permite entrar en el universo de las neo-sports CB desde el primer momento, con uno de los motores más briosos de la categoría y prestaciones donde la sensación de “moto mayor” es constante.
También en esta ocasión Suzuki -un fabricante que suele restringir sus propuestas de octavo de litro a los scooter- presenta una moto increiblemente ilusionante, la GSX-S125 que se convierte en el primer escalón de la mítica saga GSX. No nos olvidemos tampoco de la nueva propuesta de Hanway, la Furious NK 125, en la línea habitual de la marca de un producto convencional pero fiable y de excelente relación calidad/precio.
Superdeportivas
Supongo que ningún aficionado a las 125 R se extrañará de que comencemos asignando los papeles de reinas de la categoría a la KTM RC125 y a la Yamaha YZF-R125.
Ambas nacen de la misma idea: versiones para los más jóvenes de los modelos “racing” de la casa que deben servir como escuela de futuros conductores de motos superdeportivas. Modelos perfectos para acostumbrarse a la particular ergonomía a la que obliga una moto de este tipo, a los primeros rozamientos de rodilla en el asfalto y al “feeling” de una máquina R... a escala.
Y como la tradición carrerista se lleva en los genes Aprilia entra también en este segmento con la espectacular RS125, una “miniSuperbike” que deja sin habla por prestaciones y estética y cuya versión R viene incluso con los colores y patrocinadores del equipo oficial.
No menos espectacular es la Kawasaki Ninja 125, la rèplica a escala de la Campeona del Mundo de Superbikes.
Y para terminar, una rareza; la Mondial Pagani 125 -que rememora las superdeportivas de los setenta- y la recien llegada MITT 125 GP2.
Trails y asfálticas
El del off-road ha sido uno de los nichos tradicionalmente más proclives a la cilindrada del octavo de litro ya que la potencia controlable de las 125 es ideal para la conducción fuera de carretera. Sin embargo el concepto ha ido cambiando paulatinamente desde modelos más ligeros hasta las grandes -por volúmenes- trail. En este sentido destacan especialmente la Montana XR1 de Macbor y la Zontes UI -sin duda las más “aventureras” y de mayor volumen. Y los más endureros se fijarán, sin duda, en la Keeway TX y en la recién llegada MITT 125 TK.
Pero si hay una estética que ha comenzado a popularirse desde hace un tiempo y que resulta difícil de clasificar es el scrambler. Abundan los modelos con una imagen “scramblera” a medio camino entre el asfalto y el trail y que -a menos en teoría- pueden servir para eventuales paseos por pista. En este caso comenzaremos por donde lo dejamos, con Macbor y su “Eight Mile” y la Zontes y su llamativa G1.
Por su parte Brixton tiene en catálogo la Felsberg, igual que su rival Hanway la Scrambler; ambas de imagen “old school” setentera. La Mondial “Flat track” reproduce casi a la perfección la estética de las máquinas de la especialidada americana.
El producto Premium para los amantes de lo más exclusivo se llama “Fantic Caballero”, una rareza para quienes el precio es lo menos importante.
Custom
Con las custom ha ocurrido lo mismo que con las trail; siempre se han llevado bien con el 125 aunque es verdad que ha habido también una pequeña explosión de modelos de este tipo en los últimos años y una recuperación del concepto de custom ciudadano.
Daelim fue una de las pioneras con su Daystar y la moto se mantiene, perfectamente actualizada y atractiva, tanto en el catálogo de la marca coreana como en las posiciones de cabeza de las listas de ventas del segmento. Y exactamente lo mismo podemos decir de otra de las referencia, la Hyosung Aquila, año tras año más bonita y con mejores acabados.
Macbor tiene también y como era de esperar un par de versiones de su bonita custom Rockster; una una más urbana y otra más sobria. Otra competidora interesante es la Keeway K-light, también en un formato urbano y otro más rutero.
“Las diferentes”
Lo diferente suele antojarse divertido y alternativo. En el mundo 125 encontramos también modelos absolutamente únicos que “eligen” a sus dueños y no al revés. Motos con estilos personales, únicos... incluso excéntricos con las que resultará difícil pasar desapercibido aunque estemos al manillar de una “modesta” 125. Sin ninguna duda y en ese sentido no hay otra como la Honda Monkey; una leyenda hippy que vuelve a la calle renovada y convertida en capricho de “millenials”. Y por si a alguien le quedaba duda de si Honda sabers ser atrevida, su MSX Grom ofrece casi lo mismo que una Monkey... pero con estética más “Fun”. El mismo concepto lo mantiene también Macbor con sus dos versiones -diferenciadas por el tamaño de neumático”- precisamente de la “Fun”. También única, aunque en un sentido diferente, es la Rieju Tango, una “excursionista” que es un poco scrambler, un poco trialera y un poco... para todo.