Toyota Proace Max: llega el eslabón que faltaba

El Toyota Proace Max es una furgoneta de gran tamaño, la primera de Toyota en este segmento para Europa. Está disponible con seis tamaños diferentes -tres longitudes y tres alturas-, cuatro motorizaciones -tres turbodiésel y una completamente eléctrica con hasta 420 km de autonomía-, ofrece una capacidad de carga de 1.500 kg y, en función de la versión, una capacidad de remolque de hasta 3 toneladas.

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Nace fruto de la colaboración que desde 2012 existe entre Toyota y Stellantis -de hecho, las versiones eléctricas se fabrican en la factoría polaca de Gliwice-, y se suma a la renovada gama Proace; y es que Toyota Proace y Proace City, así como las versiones Verso para pasajeros, han recibido también una puesta al día que ya te adelantamos tras asistir a la presentación de la nueva gama de vehículos comerciales de Toyota en Madrid.

Ahora, hemos viajado hasta La Haya (Países Bajos) para tener un primer contacto con la nueva incursión, el Toyota Proace Max diésel de 140 CV, equipado con cambio manual y acabado Comfort, el más alto de gama, y en configuración L2/H1 (5,41 metros de largo y 2,25 metros de alto y un volumen de carga de 10 m3).

El Toyota Proace Max sigue la línea estética del resto de la familia Proace. Se caracteriza en este caso por un frontal con unos faros delanteros de diseño afilado, subrayados por unos nervios que se extienden hacia el capó y el paragolpes y que le dan mucho carácter. A esto contribuye también el hecho de que, en esta unidad, la parrilla negra mate esté flanqueada por una pieza del mismo color de la carrocería, lo que aporta robustez. Además, dado que venía equipada con el acabado superior, lucía llantas de 16 pulgadas.

A bordo, Toyota ha puesto su empeño en que sus vehículos comerciales recuerden mucho a los turismos y lo cierto es que lo ha logrado. Dispone de una buena dotación multimedia, especialmente con la incorporación de la pantalla táctil de 10 pulgadas para el sistema de infoentretenimiento, compatible con Apple CarPlay y Android Auto, y el cuadro de instrumentos de 7 pulgadas, ambos de serie en las versiones eléctricas y en las versiones diésel superiores, como era este caso. En los acabados inferiores el tamaño de las pantallas será de 7 y 5 pulgadas, respectivamente.

No faltan los portavasos ni huecos portaobjetos, en la parte inferior de la consola y en los paneles de las puertas, aunque no encontramos, por ejemplo, ninguno hueco en el techo, sobre el asiento del conductor, algo que sí está presente en algunos de sus competidores y que resulta práctico para llevar documentación. Con todos los asientos ocupados, tampoco queda mucho espacio disponible para colocar objetos personales, como pueden ser mochilas o ropa de abrigo.

Encontramos numerosas tomas de conexión USB y USB-C en la consola central, así como un enchufe convencional en la parte inferior, y el sistema de climatización, situado bajo la pantalla, mantiene botones físicos con un manejo sencillo.

De todas las versiones disponibles, durante nuestro primer contacto con el Toyota Proace Max hemos tenido ocasión de conducir la versión con motor turbodiésel de 2.2 litros, que ofrece 140 CV y 350 Nm de par, y que venía asociado, de serie en este caso, a un cambio manual de seis velocidades que transmite la potencia al eje delantero. Esta motorización, al igual que la de 180 CV, permite elegir también una transmisión manual de 8 velocidades.

Con este sistema de propulsión, el Toyota Proace Max tiene un comportamiento fluido incluso desde la parte baja del cuentavueltas. Teniendo en cuenta que es un vehículo que, según reglamento, tiene permitido circular a una velocidad máxima de 90 km/h, los 140 CV resultan más que suficientes para moverse entre el tráfico. Y, además, será más equilibrada en cuanto a consumo que el de 180 CV.

El motor se comporta de manera elástica y es posible estirar los cambios de marcha, lo que, sumado a una transmisión con un buen recorrido, hace que resulte agradable de conducir, tanto en autopista como en zonas urbanas. Resulta bastante silencioso, por lo que en el habitáculo toma más protagonismo el sonido del viento y de la rodadura.

Si bien esta unidad no era la más grande que se ofrece en la gama, la dirección está bien calibrada, es comunicativa y es fácil maniobrar con ella, a lo que ayuda también el retrovisor interior digital que aporta una buena visibilidad trasera, al igual que los grandes retrovisores laterales, y los sensores de marcha atrás y aparcamiento.

El confort de marcha también es bueno, aunque como suele ser habitual en este tipo de vehículos destinados al transporte de mercancías -en este caso, con un peso máximo de carga de hasta 1.500 kg-, la suspensión siempre es más seca de lo que sería deseable para pasar mucho tiempo a bordo, especialmente cuando nos enfrentamos a los badenes.

Durante la prueba, los tres asientos disponibles en esta versión iban ocupados, por lo que pudimos comprobar que la habitabilidad es correcta, incluso para el pasajero del asiento central, que dispone de un espacio para situar los pies, de manera que se adopta una postura más natural.

El 90% de las furgonetas de gran tamaño vendidas en Europa han experimentado algún tipo de personalización y si bien en la prueba del Toyota Proace Max las opciones disponibles eran de furgón completo, se ofrecen infinitas posibilidades de conversión, en fábrica o a través de carroceros, así como un amplio paquete de accesorios destinados a mejorar la capacidad de carga y su protección, así como la seguridad.

Es el caso de la plataforma de techo y la escalera trasera, raíles de sujeción y correas o bolsas de cables y cargadores de pared para las versiones eléctricas, entre otros.

El paquete de asistencias a la conducción (ADAS) de serie también es completo y destaca especialmente el Asistente de Viento Cruzado, útil dada la altura del Toyota Proace Max, así como la Asistencia en Atascos de Tráfico.

El precio del Toyota Proace Max arranca en 24.600 euros, incluidos descuentos. Las versiones diésel ya están a la venta en España y las primeras unidades llegarán en octubre.