Si siempre circulas a velocidad excesiva, que sufras un accidente es una mera cuestión de tiempo. Es una dura reflexión, pero es la realidad. Tampoco es suficiente con cumplir los límites de velocidad para evitar los accidentes. La clave está en circular a una velocidad adecuada, es decir, aquella en la que el conductor tiene en cuenta las condiciones de la vía, de su vehículo o de su propio estado físico y psíquico.
La velocidad excesiva o inadecuada es uno de los factores principales de riesgo de accidente, recientemente solo superado por el aumento de las distracciones al volante. No tenemos más que fijarnos en los datos de siniestralidad de 2017.
La velocidad inadecuada estuvo presente en el 26% de los 1.067 accidentes mortales en vías interurbanas que se produjeron el año pasado, por detrás de la conducción distraída o desatenta, que fue un factor determinante en el 32% de los siniestros debido al abuso del teléfono móvil. También influyeron, pero en menor medida, el cansancio o el sueño (12%), el alcohol (12%) y otras drogas (11%), según informa la Dirección General de Tráfico.
4 de cada 10 conductores exceden los límites
Donde más se incumplen los límites de velocidad es en las vías convencionales donde la velocidad máxima es de 90 km/h. Según los últimos datos de la DGT, cuatro de cada diez conductores circulan a más velocidad, un 25% superan el límite en más de 10 km/h y un 12% en más de 20 km/h.
También los datos de denuncias por infracciones de tráfico delatan el alto incumplimiento de los límites de velocidad. De los casi cuatro millones de denuncias formuladas por los agentes de tráfico de la DGT de enero a octubre de 2017 (3.805.695 sin incluir Cataluña y País Vasco), el 44% correspondieron a sanciones impuestas por radares fijos. Un total de 1.676.589 multas que supusieron unos ingresos de casi 76 millones de euros, con Málaga, Madrid, Sevilla y Segovia como las ciudades que más recaudaron por este motivo.
Muchos conductores que exceden la velocidad permitida no son conscientes de que, en caso de verse envueltos en un accidente, las consecuencias siempre serán más graves que si la velocidad hubiera sido moderada.
Un estudio de la Fundación Mapfre sobre ‘La contribución de la velocidad a la prevención de accidentes en España’ habla de cifras que no dejan indiferente: en España se podrían salvar 370 vidas cada año si los conductores no excedieran los límites de velocidad, de los cuales 293 corresponderían a colisiones entre vehículos y 83 a atropellos.
La DGT tiene un gran reto por delante para reducir los accidentes de tráfico en España, sobre todo en estos momentos en los que tenemos que hablar de dos años consecutivos de aumento de la siniestralidad. Muchas de las medidas que está poniendo en marcha tiene que ver con los límites de velocidad. Así, para este año está previsto un nuevo plan contra la velocidad y la adquisición de nuevos radares y drones para el control del tráfico.
La DGT prepara nuevos radares láser de pequeño tamaño
Aunque todavía la DGT no los ha presentado y tampoco instalados, sí nos confirma que están comprados y en fase de homologación para garantizar su correcto funcionamiento a partir de Semana Santa. Se trata de 60 radares con tecnología láser que llaman la atención por su pequeño tamaño. Para que te hagas una idea se pueden coger con una mano por lo que no serán fáciles de detectar por conductores avispados. Además, como son inalámbricos los agentes no tendrán que estar al lado del dispositivo.
Se conocen como radares Velolaser y los ha desarrollado la empresa española Inviasistemas. Entre sus ventajas están que pueden controlar vehículos circulando hasta 250 km/h de día y de noche y dos carriles de circulación tanto en un único sentido como en ambos. También son capaces de distinguir entre vehículos pesados y ligeros, calcular la distancia de seguridad entre vehículos y se pueden instalar rápidamente en un guardarraíl, un pórtico, un vehículo, cabina lateral, en un trípode, en las motos de los agentes… A partir de Semana Santa entrará en funcionamiento el proyecto de patrulla integral de la DGT en la que los propios agentes se encargarán de realizar controles de velocidad y pruebas de detección de alcohol y drogas con estos 60 cinemómetros portátiles Velolaser, 1.000 etilómetros Safir y 694 lectores de drogas portátiles Alere.
De forma paralela, desde la DGT trabajan en la definición de nuevos criterios para la ubicación y gestión de los radares y en la puesta en marcha de 250 avisadores de velocidad en carreteras secundarias, algunos, incluso, mostrando la matrícula del vehículo infractor. Todo con el objetivo de llamar la atención del conductor y disuadirle para que levante el pie del acelerador.
Según un estudio realizado por los ingenieros Mountain, Hirst y Maher en 2005 el control de la velocidad utilizando radares es la única medida con efectos significativos en los accidentes graves y mortales, concretamente permiten una reducción de un 22%. Otras soluciones técnicas, como los resaltos, también son muy efectivos en entornos urbanos donde consiguen reducir los accidentes con heridos en un 44% de media.
1 km/h más despacio reduce la siniestralidad en un 3%
¿Cómo afecta la velocidad a tu seguridad? Piensa que una colisión a 50 km/h equivale a caer desde un tercer piso, a 120 km/h desde el piso 14º y a 180 km/h es como si cayeras desde el piso 36º. También la velocidad excesiva influye en la mortalidad de peatones y ciclistas: el 50% de los peatones muertos son atropellados a velocidades comprendidas entre 50 y 80 km/h, según revelan las estadísticas.
Muchos conductores creen que las limitaciones de velocidad actuales son exageradas ya que las mejoras técnicas de los vehículos y de las carreteras permitirían conducir a mayor velocidad sin consecuencias para la seguridad. Pero nada más lejos de la realidad.
El problema está en que al aumentar la velocidad es más fácil cometer errores humanos: la velocidad impide evaluar con facilidad la situación del tráfico; reduce el tiempo para tomar decisiones; complica la ejecución de determinadas maniobras o la rectificación de errores; y aumenta el riesgo creado por otros factores como el alcohol, las drogas, la fatiga o somnolencia, las distracciones….
¿Corres porque tienes prisa? De poco sirve. En tiempo real, la diferencia entre circular a 100 km/h en lugar de a 120 km/h en una distancia de 20 kilómetros es de solo 2 minutos.
La mayoría de los accidentes que se producen en autopistas y autovías (41%) y en carreteras convencionales (42%) son por salidas de la vía, en muchos casos, por inestabilidad y pérdida de trayectoria del vehículo al tomar una curva a excesiva velocidad. En las curvas el vehículo se somete a una serie de fuerzas que, si se desequilibran, pueden acabar por sacarlo de la vía. Una situación que se ve agravada porque la velocidad aumenta la posibilidad de derrape peligroso y reduce la capacidad de frenado, pero también porque el suelo está mojado o los neumáticos desgastados.
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¿Cómo afecta la velocidad sobre la conducción?
El primer efecto es sobre la distancia de detención, es decir, la distancia de reacción más la distancia de frenado. Cuanto más rápido circules, más tiempo tardarás en reaccionar y más espacio recorrerás antes de que tu vehículo se detenga por completo o antes de colisionar. Por ejemplo, en un entorno urbano puede ser la diferencia entre atropellar a un peatón o no hacerlo.
Además de la velocidad, también hay que tener en cuenta el estado de la vía (si está mojada, en mal estado…), del vehículo y del conductor. Si las condiciones no son buenas hay que aumentar la distancia de seguridad con el vehículo precedente. En condiciones normales, circulando a 50 km/h la distancia de detención es de 25 metros, a 80 km/h aumenta a 55 metros y a 120 km/h hablamos de 110 metros de recorrido.
El tiempo de reacción considerado normal, desde que detectas un peligro hasta que pisas el freno, es de 0,75 segundos. Es un tiempo vital para evitar el accidente y depende de tus reflejos, estado de ánimo, si estás o no distraído en ese momento, si has consumido alcohol o incluso de la temperatura del habitáculo.
También hay que tener en cuenta la distancia de frenado, que es aquella que recorre el vehículo desde que pisas el pedal del freno hasta que se detiene el vehículo. Y en esta distancia, además de la velocidad a la que circulas, tiene mucho que ver el estado del vehículo: su masa, peso, estado de los frenos, amortiguación, neumáticos, si dispone de dispositivos electrónicos de asistencia a la frenada. Sin olvidarnos nuevamente del estado de la vía y las condiciones meteorológicas.
La velocidad excesiva no solo te resta tiempo de reacción, también afecta a tu capacidad de anticipación ante posibles obstáculos o imprevistos y ambos son requisitos imprescindibles para una conducción segura.
¿Y los efectos de la velocidad sobre el conductor?
A mayor velocidad, peor percepción visual y menor amplitud del campo visual útil. Es lo que se conoce como efecto túnel, que te impide apreciar cualquier peligro en los laterales de la carretera, una situación peligrosa, sobre todo, en intersecciones. El ojo no es capaz de captar con nitidez esas imágenes laterales debido al exceso de velocidad. Y si esto ocurre tu capacidad para ver y analizar se ve reducida.
Si no eres capaz de ver y analizar señales, peatones, otros vehículos, bicicletas, etc no podrás reaccionar a tiempo para evitar el accidente o, al menos, reducir sus consecuencias. Según datos de la DGT, circulando a 80 k/h pierdes un 35% de eficiencia visual.
Esto nos lleva a hablar de otro efecto sobre el conductor, y es su capacidad de anticipación. Si circulas a una velocidad por encima de lo permitido no podrás detectar a tiempo las intenciones de otros usuarios y, por tanto, no tendrás tanto margen para reaccionar.
¿Sabías, además, que conducir durante mucho tiempo a una velocidad elevada requiere de un esfuerzo extra que acelera la aparición de la fatiga, aumenta las posibilidades de distracciones y que aparezca un comportamiento agresivo? Sin duda, efectos muy negativos para una conducción segura.
La revolución tecnológica en el automóvil ha permitido la llegada de sistemas de ayuda a la conducción que evitan o mitigan las consecuencias de un accidente. Muchos de estos ADAS reducen automáticamente la velocidad del vehículo si detectan riesgo de colisión como los sistemas de alerta de colisión frontal, de frenado automático de emergencia, indicador de límite de velocidad o control de crucero adaptativo. Sin duda, sistemas muy recomendados.
Multas y penas de prisión por excesos de velocidad
Además de todos estos riesgos innecesarios al volante, el exceso de velocidad está duramente castigado por la Ley de Seguridad Vial. No solo supone una infracción con multas de tráfico económicas, también puede suponer penas de prisión si se pone en peligro a otras personas. Las multas varían entre los 100 euros hasta los 600 euros con retirada de seis puntos del carnet de conducir (ver imagen de la tabla de multas en la galería).
En el caso de superar en 60 km/h la velocidad reglamentaria de la vía ya se considera delito con penas de prisión desde 3 a 12 meses o multas de 6 a 12 meses o trabajos en beneficio de la comunidad de 31 a 90 días y privación del carnet de conducir por un tiempo superior a 1 año y hasta 4 años.
¿Por qué corres? ¿Porque quieres demostrar algo, porque te gusta asumir riesgos, experimentar emociones...? Puedes hacerlo en un circuito de velocidad, que es un entorno controlado. Fuera de un circuito, incumplir los límites no trae nada bueno. Pierdes tú y usuarios inocentes.
No olvides que circular a una velocidad moderada y adecuada a la situación del tráfico puede evitar que sufras un accidente y aunque éste se produzca, es más probable que la gravedad de las lesiones sea menor que si lo hubieras hecho a más velocidad. ¿Y cuál es la velocidad adecuada en cada tipo de vía? Ése es un debate que debajamos para otro momento.
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