Ursula Von der Leyern ha sido reelegida presidenta de la Comisión Europea, afrontando así un segundo mandato (2024-2029) en el que el partido de Los Verdes -quienes solicitaban “una legislación de adaptación al clima para ser más resilientes”- ha jugado un papel crucial.
Von der Leyern, cuyo liderazgo se tambaleaba sin el apoyo de los ecologistas, debido a la presión de la derecha para echar el freno a las ambiciones climáticas, había incluido en sus prioridades políticas una agenda verde, alentada por Los Verdes con el objetivo de echar el freno a la extrema derecha y mantener una “legislatura estable”.
En dicha agenda, las políticas industriales limpias se habían convertido en algo determinante, con objetivos tan relevantes como descarbonizar la economía o facilitar el acceso de la gente a opciones más sostenibles de movilidad.
“La crisis climática se acelera a pasos agigantados. Y es igualmente urgente descarbonizar e industrializar nuestra economía al mismo tiempo. Debemos centrarnos en aplicar el marco jurídico existente para 2030 de la forma más sencilla, justa y rentable”, explicaba Von der Leyern.
Combustión más allá de 2035: sobre la mesa
La prohibición de los coches nuevos de combustión a partir de 2035 es ya una realidad, pero con la reelección de Von der Leyern para la presidencia europea podría haber ciertos cambios.
La presidenta ha dejado constancia de que para “alcanzar la neutralidad climática en 2050 se requerirá una amplia gama de tecnologías innovadoras, en áreas que van desde la movilidad a la energía.”
Dejando claro que el objetivo de neutralidad climática de los automóviles para 2035 crea previsibilidad para inversores y fabricantes, señala que, para lograrlo, “será necesario un enfoque tecnológicamente neutro, en el que los e-combustibles tengan un papel que desempeñar, mediante una modificación específica de la normativa como parte de la revisión prevista.”
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La revisión de la ley de reducción de emisiones de dióxido de carbono está prevista para 2026 y de aprobarse el uso de combustibles sintéticos, la prohibición de la combustión interna en vehículos nuevos no afectaría, por tanto, a aquellos capaces de usar combustibles sintéticos climáticamente neutros.
E-fuels: una medida cuestionada
El papel que juegan los combustibles sintéticos o e-fuels como salvación a la prohibición de los coches de combustión lleva tiempo siendo cuestionado, pues no están exentos de contras.
Además de que tienen un proceso de producción complejo y de su elevado coste, lo que les hace más apropiados para un uso a pequeña escala, un último borrador elaborado por la Unión Europea exigía que sean 100% neutros, algo que es difícil de lograr, según los fabricantes. Y es que, aunque se puede compensar el CO2 emitido con el capturado, afirman que es prácticamente imposible generarlo con emisiones neutras.
A pesar de ello, el Parlamento Europeo ya había aprobado una propuesta para vehículos pesados, que permitiría que camiones con motores diésel se siguieran vendiendo a partir de 2035 si pueden utilizar estos combustibles sintéticos.
Por tanto, teniendo en cuenta esto y las últimas palabras de Von der Leyern -de cara a cumplir con la agenda que le ha llevado de nuevo a presidir-, parece que la idea de los combustibles sintéticos vuelve a ganar peso en Europa, al menos como apoyo en la transición hacia una movilidad más sostenible, con la electrificación como protagonista.
Resulta ridículo ver como nuestros dirigentes ceden a la presión de los lobbies y apoyan los absurdos e-fuel o los mal llamados "combustibles renovables" Solo servirá para que Europa se vaya quedando retrasada técnica y económicamente