Ferrari lanzará un SUV a la altura del prestigio deportivo de la marca a lo más tardar en 2020. Así lo confirmó Sergio Marchionne, el presidente de la marca, que hace dos años había negado tal posibilidad afirmando que para ver un SUV de la marca Italia “antes tendrán que dispararme”. Marchionne anunció asimismo una expansión de la electrificación de Ferrari primero con el uso de motores híbridos y después con el lanzamiento de un supercar totalmente eléctrico.
Un giro aparentemente total pero no inesperado. El máximo dirigente de Ferrari y del grupo FCA alberga grandes planes de Ferrari que contrastan con los de su antecesor Luca Montezemolo, que defendió siempre que Ferrari debía limitar su producción para preservar el valor, el mito, la leyenda y la exclusividad de la marca. Con él la producción de Ferrari se habría quedado sobre las 6.000/7.000 unidades.
Marchionne no parece tener el mismo criterio. Su deseo parece ser el de expandir la marca, mejorar sus ventas y, sobre todo, abrirse a otros campos, aunque sin abandonar la esencia deportiva del legado del ‘Cavallino Rampante’. Un deseo que, en parte, es una necesidad. Oficialmente Ferrari no está integrada en el grupo FCA -aunque mantiene estrechos lazos ya que el principal accionista es la familia Agnelli- sino que ha recuperado su independencia nominal y además cotiza en bolsa. Ello comporta un cambio de política.
El SUV parece hoy en día un camino obligado. El público se decanta por estos vehículos con más espacio, posición de conducción más elevada y algunas capacidades ‘off road’. Y, sobre todo, Bentley, Jaguar y Porsche ya ofrecen este tipo de modelos, Lamborghini ha anunciado el Urus que será el principal rival del Ferrari SUV y tanto Aston Martin como Rolls-Royce han anunciado también que entrarán en este lucrativo segmento. Marchionne no ha querido avanzar muchas precisiones sobre su SUV, sólo dijo que “será el más rápido del mercado”.
Electrificación
En cuanto a la electrificación de los modelos, el ejecutivo tiene claro que es un paso obligado tanto por la demanda del mercado como por exigencias legales. Si Ferrari fabrica más de 10.000 unidades anuales deberá ‘olvidar’ la protección que en normas de emisiones se reserva para las pequeñas marcas y deberá cumplir normas más estrictas.
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“Tenemos que hacerlo. Para 2025 menos de la mitad de los automóviles vendidos serán exclusivamente de motor a combustión”, augurando una transición a los híbridos, eléctricos y fuel-cell. Precisó que las marcas actuales tienen un plazo de diez años para reinventarse.
Ferrari ya ofrece un superdeportivo híbrido, el LaFerrari y también el FFX-K, un juguete para muy pocos elegidos y sólo utilizable en circuito, pero en el futuro debe ampliarse la hibridación. Y ahí, el salto a los eléctricos totales debe ser más fácil. “Todos admiran lo que ha hecho Elon Musk con su superdeportivo. Pero nosotros también podemos hacerlo. Si hay un gran hyperdeportivo eléctrico, este será Ferrari”. La experiencia adquirida con los sofisticados híbridos de F1 debe permitirle quemar etapas.
Marchionne tiene serias dudas sobre la rentabilidad de los automóviles totalmente eléctricos, “a no ser que los coloques en el segmento superior de mercado”. De ahí que otras marcas populares del grupo FCA tengan sus planes en este sentido ralentizados cuando no congelados.
Ya solo falta que hagan un campeonato de SUVa, algo asi como un rally cross pero en grande.