Ford Mondeo 2.0 Hybrid Sportbreak: Familiar electrificado

Probamos el nuevo Ford Mondeo Hybrid Sportbreak, la nueva versión electrificada del Mondeo, que por primera vez se vende con carrocería familiar. Este híbrido ofrece 187 CV y un consumo contenido de combustible en relación a su potencia y tamaño.

No hay demasiada oferta de híbridos convencionales, aquellos que no necesitan recargar las baterías, fuera de la alternativa japonesa que protagoniza Toyota y Lexus. El Ford Mondeo, en cualquier de sus dos carrocerías, sedán o Sportbreak, es una de las pocas opciones disponibles dentro del segmento, digamos, generalista.

Hace más de 25 años que se comercializa el Mondeo en Europa, pero no fue hasta 2015 que la marca americana decidió lanzar la versión híbrida. Se construye en la planta de Ford en Almussafes, Valencia.

Y ahora, llega la versión Sportbreak, para satisfacer a los clientes que buscan un híbrido con mayor capacidad de carga o que, simplemente, prefieren una estética más familiar.

El Ford Mondeo Hybrid Sportbreak monta, como la versión sedán, un motor de gasolina de 2 litros y dos motores eléctricos: uno para impulsar el vehículo y otro que actúa como generador y motor de arranque. La potencia total de este sistema híbrido es de 187 CV.

Su batería está detrás de los asientos traseros. Es de ion-litio, de 1.4 kWh. En una capacidad pequeña, pero tened en cuenta que es un híbrido no enchufable. Es decir, la batería se recarga sola, mientras el coche está rodando, a través del motor de gasolina o durante el frenado regenerativo.

Conducir un híbrido tiene varias ventajas respecto a una versión de gasolina o diésel, no sólo centrada en el hecho de que permite obtener la etiqueta medioambiental Eco. Los híbridos en general ofrecen una conducción muy confortable, porque parcialmente funcionan en modo eléctrico, sobre todo si lo hacemos en ciudad.

En el caso de este Mondeo, sus 187 CV son una potencia considerable, y gasta relativamente poco. Su batería permite conducir en modo totalmente eléctrico hasta una velocidad de 135 km/h, aunque difícilmente llegaremos ha recorrer más de 2 kms. sólo con la energía eléctrica. Rápidamente entra en funcionamiento el motor de gasolina. Pero la activación del motor eléctrico, total o parcialmente durante el recorrido, especialmente urbano, es lo que permite reducir el consumo y contaminar un poco menos.

Durante la prueba gastó una media de 6,7 litros a los 100, con un máximo de 6,9 litros en ciudad y 6,5 litros en carretera. Como veis, el consumo en ciudad es muy bueno, ya que es en ese escenario cuando se aprovecha mejor la energía eléctrica. Menos de 7 litros a los 100 en recorridos urbanos para un familiar de casi 5 metros de largo, que tiene 187 CV y que pesa unos 1.700 kilos de peso, no está nada mal.

La cosa cambia cuando salimos a la carretera. Aquí este híbrido, como otros muchos, no es tan competitivo a la hora de optimizar el gasto de energía. Se comporta prácticamente como cualquier otra versión con motor de combustión, con el añadido que, en este caso, dispone de un cambio automático con engranaje planetario, de marchas infinitas, como si fuese un CVT.

Este tipo de cambios son muy cómodos para un uso en ciudad, donde constantemente paramos y arrancamos, sin excesivos requerimientos de potencia. También es un cambio ideal para rodar por carretera a un ritmo tranquilo. Si lo hacemos así, transmiten una buena sensación de confort, hacen la conducción más fácil y menos estresante.

El inconveniente de estos cambios es que dan una sensación de “resbalamiento” cuando se acelera con contundencia. Es una sensación provocada por la descoordinación entre el ruido de aceleración que se recibe y la aceleración real del coche. El motor térmico se revoluciona en exceso para el empuje que está transmitiendo al coche, y esto crea un efecto algo desagradable. Es una característica muy común en los híbridos con este tipo de cambios que, poco a poco va mejorando, pero que todavía está lejos de alcanzar la experiencia de conducción de un cambio automático de convertidor de par o doble embrague.

Este cambio también dispone de una posición “B” que permite aumentar la retención en el momento en el que dejamos de acelerar o inciamos un descenso durante el recorrido. De esta manera, el sistema puede transformar la energía cinética en energía eléctrica con mayor intensidad.

Finalmente, comentar que en este híbrido también tenemos un programa ECO, que se activa a través de un pulsador en la consola central, y que permite suavizar la respuesta del acelerador y así consumir menos.

En este coche la conducción eficiente tiene premio: se trata de llenar de hojas la pantalla del cuadro de instrumentos. A mayor número de hojas, mejor conducimos.

En la pantalla de la izquierda se muestra el nivel de combustible y el de carga de la batería. También nos indica en tiempo real si esta está cargándose o no. Y hay otro gráfico en la consola central que muestra cómo se reparte la energía mientras el coche está en marcha. Pero cuesta un poco de interpretar, es un gráfico bastante mejorable.

El Mondeo Hybrid Sportbreak no equipa ni sistema de modos de conducción, ni suspensión adaptativa ni complejos sistemas electrónicos que apoyen al control de estabilidad. No tiene una filosofía deportiva, sino más bien rutera, confortable y funcional. En fin, lo que la mayoría del público busca en un vehículo familiar.

Es un coche cómodo en carretera, apto para largos viajes, aunque su suspensión se nota algo seca a la hora de afrontar grandes desniveles del asfalto.

Esta última entrega del Ford Mondeo, renovada en este 2019, mejora su oferta de sistemas de ayuda a la conducción: Ahora equipa control de crucero adaptativo con función de parada y arranque; y también limitador de velocidad con reconocimiento de señales.

En este restyling también se han retocado algunos elementos del exterior: nueva calandra más ancha, con lamas horizontales y cromadas en esta versión híbrida. También cambia el diseño del paragolpes, que tiene una banda de color negro que lo cruza en horizontal. Los faros mantienen su diseño pero cambia el grafismo de las luces diurnas. Tambien cambia el diseño de las luces traseras, que ahora están conectadas mediante una banda cromada que recorre todo el portón a lo ancho. Esta versión híbrida la reconoceréis porque no tiene el doble escape de las versiones con motor de combustión.

La unidad que probé tenía algunos accesorios opcionales: las llantas de 19 pulgadas cuestan 1.350 euros, el bonito Rojo Rubí de la carrocería son 1300 euros, , las barras de techo cromadas 325 y los cristales oscurecidos otros 120 euros.

El primer contacto con este coche es positivo. Encuentras unos asientos muy cómodos, con todo tipo de ajustes y función de masaje. La columna de dirección también puede ser ajustable de forma eléctrica, facilitando encontrar la buena postura de conducción.

En el cuadro de instrumentos hay dos pantallas digitales a los lados del velocímetro. La de la izquierda recoge básicamente los datos sobre el estado de la carga de la batería, el flujo de la energía (si se está recargando mediante el sistema de recuperación de energía cinética, por ejemplo), mientras que la pantalla de la derecha muestra principalmente los datos del ordenador de a bordo.

En la consola central se situa la pantalla táctil que muestra los menús del sistema SYNC 3 de Ford, que permite a los conductores del Mondeo controlar las funciones de audio, navegación y clima, además de los smartphones conectados mediante sencillos comandos de voz. La pantalla es táctil, de color, y tiene un tamaño de 8 pulgadas. Se puede manejar mediante gestos de pellizco y deslizamiento. SYNC 3 es compatible con Apple CarPlay y Android Auto™

Se puede acceder a los menús desde la propia pantalla o bien a través de las teclas de acceso directo de la consola central. Este Ford tiene más botones de lo suele ser tendencia generalizada en el sector: evolución hacia diseños más limpios, exentos de pulsadores y centrados básicamente en pulsación táctil o con respuesta háptica. En este sentido, el diseño de este Mondeo corre el riesgo de perder frescura con el paso de los años, aunque también es cierto que es fiel a un estilo que Ford siempre ha imprimido a sus productos.

El manejo de estos mandos digitales puede combinarse con el manejo táctil de la pantalla. Se accede menús como el que sirve para activar o desactivar los diferentes sistemas de seguridad y ayuda a la conducción, que no son pocos; también a una pantalla de flujo de energía, otra de estadísticas de consumo y una más para programar la carga de la batería. El climatizador también se maneja en este eléctrico a través de la pantalla.

Y en cuanto a huecos y funcionalidad hay muy poco que criticar. Hay buen espacio delante de la palanca de cambios, donde colocar el Smartphone (aunque no equipa sistema de carga inalámbrica), mientras que por detrás se han colocado dos huecos portabebidas y una buena guantera. También hay buen espacio en el interior de las puertas. Los acabados son buenos y la calidad percibida bastante alta.

Se puede pedir el paquete Luxury, que incluye la tapicería de cuero y los asientos con función de masaje: 1800 euros.

El confort que encontramos en las plazas delanteras también lo encontramos en las traseras. Hay buen espacio en todos los sentidos, quizás algo menos en altura al techo teniendo en cuenta que la unidad probada equipaba techo solar. Curiosamente, los cinturones pueden llevar incorporado un sistema de airbag, y hay buenos detalles como el apoyabrazos central, la trampilla porta skys que conecta con el maletero, o las cortinillas parasol, escamoteables fácilmente en la puerta.

Y en cuanto al maletero, un punto crítico siempre en un híbrido, en este caso ofrece 403 litros ampliables a 1508 litros. Son entre 80 y 100 litros menos que el maletero que tienen alguno de sus rivales. Un Volkswagen Passat GTE, por ejemplo, tiene 80 litros más de capacidad en su maletero. El motivo es la presencia de las baterías, que genera un escalón que resta capacidad de carga.

La versión que os he mostrado tiene acabado Titanium. Su precio base es de 38.100 euros. Sólo las versiones diésel de menor potencia tienen un precio inferior. Es, por lo tanto, una de las versiones más económicas de la gama Mondeo. Ahora bien, esta unidad que he probado venía con 10.000 euros de extras. Su PVP: 48.044 euros.

Su tecnología híbrida se hace pagar, pero también permite que la inversión pueda amortizarse con el paso de los kilómetros gracias a su menor consumo. Y, tal y como están las cosas, conducir un híbrido es una buena alternativa. No tanto para el bolsillo como para nuestra contribución a mejorar la contaminación en general.