Conducimos el nuevo Ford Mustang Bullitt, la versión especial conmemorativa del 50 aniversario de la película protagonizada por Steve McQueen. Se pone a la venta en España a a partir de 55.550 euros.
Si Steve McQueen levantara la cabeza estaría orgulloso del legado que dejó en vida a través de sus interpretaciones en numerosas películas y su conocida afición al mundo del motor. Su calidad de actor y de piloto tuvo una perfecta simbiosis en la película Bullitt, donde McQueen interpreta a un teniente de policía de San Francisco (EE.UU) que debe dar caza a dos delincuentes. Su trabajo culmina en una persecución automovilística por las calles de San Francisco, al volante de un Ford Mustang Fastback GT de 1968. Esa escena, que dura unos 10 minutos, dejó huella en la historia del cine y también en parte en la historia del automóvil, porque reencarna perfectamente el “espíritu Mustang”, como le gusta denominar a la marca a la filosofía de su popular deportivo.
Ahora Ford lanza una serie especial del Mustang, denominada Bullitt, que conmemora el 50 aniversario de la famosa película, equipada y decorada inspirándose en el Mustang Fastback del 68 que condujo McQueen.
El Ford Mustang Bullitt se basa en la más reciente versión del Mustang GT, pero viene pintada en un color especial, un Verde Highland que le da un aspecto muy clásico (aunque también está disponible en color negro).
Monta el motor V8 de 5 litros potenciado hasta los 460 CV (10 CV más que un Mustang GT) . Esta versión Bullit también se caracteriza por numerosos detalles que recuerdan su carácter conmemorativo: parrilla delantera totalmente en negro, llantas de aleación de 19 pulgadas con diseño exclusivo, pinzas de freno Brembo pintadas en rojo, cromados en las ventanillas o la falsa tapa de llenado de combustible en el portón, al estilo del Mustang del 68.
En el interior, el Ford Mustang Bullit ofrece asientos Recaro (opcionales), tapicería con costuras en color verde a juego con el exterior de la carrocería, pantalla digital de 12 pulgadas con pantalla de bienvenida “Bullitt” y placa con el emblema de la versión y el número de fabricación situada en el lugar del pasajero, donde generalmente se coloca el emblema tradicional del Mustang.
Son pequeños detalles que buscan marcar una diferencia entre este Mustang y un Mustang GT. Eso sí, hay que desembolsar 6.000 euros más sobre la tarifa de un GT para hacerse con esta serie especial. Ford ha establecido el PVP del Mustang Bullitt en 55.550 euros, frente a los 49.550 € que cuesta un Mustang GT con cambio manual. Tened en cuenta que la versión Bullitt sólo está disponible con cambio manual de 6 velocidades, un poco para preservar el estilo “purista” de los primeros Mustang, como el de la película.
Un poquito más de potencia
Tuve oportunidad de conducir brevemente el Ford Mustang Bullitt en la presentación internacional del modelo en la Costa Azul francesa, un escenario también “de película” en el que un deportivo de este estilo encaja perfectamente. La ruta organizada por Ford nos llevó hasta las montañas pre-alpinas, concretamente hacia la ruta de Napoleón, un recorrido muy recomendable para disfrutar con un coche con buena potencia y carácter deportivo. Los 10 CV más que ofrece esta versión Bullitt frente a un Mustang GT apenas se notan; y es que cuando hablamos de un vehículo con casi 500 CV, ese incremento de potencia resulta anecdótico.
Donde el Mustang siempre ha batallado es en la cifra de par máximo: 529 Nm a 4.600 vueltas, un par magnífico para llevar el coche a medio régimen y disfrutar de su capacidad de aceleración, siempre contundente. Es un deportivo muy divertido no sólo para acelerar de 0 a 100 km/h en 4,6 segundos, sino que también permite disfrutar como ninguno en carretera de montaña, enlazando curvas sin apenas hacer uso del cambio, aprovechando su par a medio régimen y su gran capacidad de recuperación. Un cambio, por cierto, manual de seis velocidades, con un tacto bastante rudo, que no impreciso, al “viejo estilo”. En el Mustang se buscan sensaciones “puras”, muy directas, y la verdad es que se consigue.
Es especialmente excitante percibir el efecto de doble embrague que el coche realiza de forma automática en las reducciones. Es lo que Ford denomina rev- matching technology, y que genera un fugaz bramido justo en el momento en el que reducimos la marcha, antes de entrar en una curva o, simplemente, cuando os acercamos a una rotonda. Este efecto puede desconectarse si se desea, de la misma manera que podemos modular el sonido del escape mediante un pulsador. Este sonido de escape es grave, contundente, de potente V8, muy auténtico, que no se consigue a base de introducir en el habitáculo sistemas artificiales, afortunadamente. Es un sonido muy particular, único, que permite identificar un Mustang cuando pasa por tu lado muy rápidamente. Este es claramente un coche para observar y para sentirte observado.
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Por otro lado, otro sonido que deleita nuestros oídos es el que sale de los 12 altavoces del equipo B&O, con 1000 W de potencia, que forma parte del equipamiento opcional.
Magnífica curva de par
En carretera es un coche que da muy buena sensación de seguridad. A pesar de ser un tracción trasera, su eje posterior va bien sujeto siempre que no desconectemos el control de estabilidad (puede hacerse activando el modo Track, uno de los muchos modos de conducción disponibles). A su volante noté una perfecta sensación de estabilidad y aplomo, en parte porque su carrocería tampoco es ligera: 1.743 kilos, y esto ayuda.
La versión que conduje por Francia equipaba suspensión MagneRide, que adapta su tarado en función del tipo de conducción que practiquemos. Si activamos el modo Sport, se vuelve más rígida, junto con el tacto de la dirección. Lamentablemente, esta suspensión MagneRide es opcional en esta versión Bullitt. Creo que Ford ha perdido una buena oportunidad para dar un carácter todavía más exclusivo a esta serie especial, y más teniendo en cuenta que el cliente debe hacer un desembolso extra respecto a un Mustang GT. Ya puestos, podrían ofrecer el coche “full equip", ¿no creéis?
El Mustang no cabe considerarlo un supercar. Su filosofía no es la búsqueda de la máxima potencia y prestaciones, aunque su propulsor ofrezca un caballaje respetable. Es más bien un Gran Turismo muy divertido de conducir aprovechando su excelente curva de par, que hace las cosas fáciles y a la vez excitantes.
Esta versión Bullitt no se desmarca un ápice de esta filosofía que define al Mustang desde sus inicios a mediados de los años sesenta. En esta última entrega, actualizada este mismo año en muchos aspectos y sobre la que ya os informamos debidamente, (aquí tenéis el contacto realizado en la presentación internacional) sigue fiel a estos principios.
Familia Mustang
No es la primera vez que Ford lanza una versión especial Bullitt de su Mustang. Lo hizo en otras tres ocasiones anteriores. Aquí podéis leer algo más sobre ellas.
Esta vez, la marca norteamericana ha podido hermanar el nuevo Bullitt con el antiguo, el auténtico Mustang de 1968 que condujo Steve McQueen en la película. Y es que la historia de esa unidad es muy curiosa, porque perteneció durante muchos años a un particular, Robert Kiernan, que lo compró en 1974. El coche fue conducido durante años por la mujer de Kiernan, que lo utilizaba a diario para llevar sus hijos a colegio, ajena al valor que podría tener como vehículo de colección. Recientemente, uno de los hijos de Kiernan lo heredó, y decidió ponerse en contacto con Ford para ofrecerlo con motivo del 50 aniversario de la película. Ford no dudó un instante en aprovechar la oportunidad para exhibir el coche en el Salón del Automóvil de Detroit, en el Festival de Goodwood y en el pasado Salón de Ginebra, siempre con el nuevo Mustang Bullitt a su lado. La idea, según los responsables de la marca, es generar ese espíritu de familia con el que cuenta el modelo y sus amplios seguidores en todo el mundo.
No sabemos si el nuevo Ford Mustang Bullitt alcanzará un valor como vehículo de colección en el futuro, pero está claro que para los grandes amantes del modelo poder conducir una versión especial, dedicada y fabricada en serie limitada en el tiempo, es un valor extra. De hecho, el Mustang es uno de los poquísimos V8 con cambio manual que se mantienen en el mercado europeo, por lo que de alguna manera, poco a poco se va convirtiendo en una rareza.
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