Herencia de los Raids
Nissan aprovechó la presentación de la nueva Nissan NV300 en Marruecos para ofrecer a la prensa la posibilidad de probar el nuevo Nissan Navara DC 2.3 dCi Auto en auténticas condiciones de conducción off-road.
En la presentación internacional del Navara que tuvo lugar en Palma de Mallorca hace ahora un año, y sobre la cual os ofrecimos nuestras primeras impresiones, no hubo apenas toma de contacto fuera del asfalto. Y fue una lástima, porque las aptitudes TT del Navara siempre han sido uno de sus puntos fuertes. Sin ir más lejos, el nuevo Navara fue el ganador en el apartado off-road de nuestra reciente videocomparativa de pick-up’s.
De ahí que ahora la marca japonesa organizase una ruta por los alrededores de Erfoud, en el sur de Marruecos, que incluía un paso por el Erg Chebbi, el famoso cordón de dunas a los pies Merzouga. Es un escenario perfecto para comprobar la eficacia de las transmisiones 4x4 de este Nissan, el comportamiento del chasis y el nivel de confort que es capaz de transmitir tanto por las pedregosas pistas marroquíes como por la complicada arena del desierto.
Doble Cabina, lo más parecido a un TT
Conduje una unidad con carrocería Doble Cabina con motor 2.3 dCi de 190 CV y cambio automático de 7 velocidades. Es la ideal para los traslados por carretera y para aquellos que quieran combinar un uso profesional y lúdico a partes iguales. Tiene capacidad para transportar a 5 personas y cuenta con una caja de 1,57 metros de longitud.
A diferencia de la versión Chasis Cabina o la King Cab, que montan el clásico eje trasero a base de ballestas, la versión Doble Cabina innova con un eje trasero multibrazo, a base de muelles. Esta tecnología, casi más propia de un SUV que de un Pick-up, genera un confort de marcha notable, exento de los típicos rebotes del eje trasero que provocan la dureza de las ballestas.
El eje trasero multilink, a pesar de lo que pueda parecer, no limita la capacidad de carga del Navara, que puede superar la tonelada de peso. El único inconveniente reside en la aceptación que pueda tener este sistema en algunos países emergentes, en los que se prefiere el tradicional y rudimentario sistema de ballestas por la facilidad y bajo coste de reparación.
En marcha
Antes de tocar la tierra, tocó registrar las sensaciones del Navara por carretera, en un largo tramo que nos condujo desde Erfoud hasta una de las pistas que posteriormente nos llevaría cerca de Merzouga.
En las bacheadas carreteras marroquíes se percibe esa mayor “sujeción” del eje trasero sobre el asfalto, especialmente cuando se viaja de vacío, como fue nuestro caso. También en las curvas se nota un mejor guiado del coche al beneficiarse de una mayor rigidez transversal en el eje trasero. En definitiva, el Navara DC transmite al volante casi las sensaciones de un TT convencional, no sólo por la insonorización y la calidad de sus acabados interiores, sino también por la nobleza de su comportamiento.
Uno de sus competidores, el Mitsubishi L200, genera una sensación en carretera parecida, e incluso supera a este Nissan en calidad de rodadura en asfalto, convirtiéndose en la referencia en este sentido. Pero no llega al nivel de confort del Navara cuanto se pisan los caminos, especialmente si éstos tienen la dureza de las pistas marroquíes, repletas de piedras, repentinos desniveles que generan los “oueds” o ríos secos y tramos de “tole ondulée”, una verdadera tortura para las suspensiones y el chasis.
Aquí el Nissan Navara se confirma como el pick-up más confortable en off-road, fruto de esta tecnología multilink en el eje trasero y también de la buena capacidad de absorción de sus muelles y amortiguadores en ambos ejes.
A la hora de pisar la tierra, este Nissan cuenta con un sistema de transmisión integral de tipo conectable. Es decir, no tiene diferencial central, sino un diferencial en el eje trasero que da tracción a las ruedas posteriores cuando circulamos por carretera y que permite conectar el eje delantero a voluntad. Para ello, el conductor debe accionar mediante un dial en la consola central la opción 4WD y activar así la tracción integral.
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Este sistema 4x4 permite escoger entre los modos 2WD (transmisión a las ruedas traseras) 4x4 High (transmisión integral en largas) o 4x4 Low (integral con reductora). El Navara dispone asimismo de un diferencial autoblocante trasero de tipo e-LSD, controlado electrónicamente, que impide pérdidas de tracción en algunas de las ruedas del eje trasero y limita el sobreviraje de la caja. Su acción es efectiva y perceptible especialmente cuando circulamos por pistas reviradas a alta velocidad.
Esquema clásico
El Nissan Navara tiene una estructura formada por un chasis de largueros y travesaños sobre el que se atornilla la carrocería. Es la configuración clásica de un todoterreno, cada día más inusual, ya que la mayoría de fabricantes han optado por el desarrollo de SUV’s con carrocería monocasco, al estilo de un turismo. Esto demuestra que los pick-up son actualmente la mejor alternativa al TT clásico, se han convertido en una opción muy válida para el que quiera hacer todoterreno de buen nivel.
La rigidez de esta estructura no solo es efectiva cuando se trata de afrontar fuertes obstáculos, sino también cuando se hace necesario “surfear” en un mar de dunas como el del Erg Chebbi en Marruecos.
Para hacerlo con seguridad, preparamos nuestra Navara como ya es habitual: bajando la presión de los neumáticos hasta 1 kg. y activando la reductora. Y nada más. Es importante recalcar que la prueba se hizo con un Nissan Navara totalmente de serie. Ni tan sólo los neumáticos eran específicos para rodar en off-road, y mucho menos en arena.
Esperábamos encontrar la bella y anaranjada arena del Erg Chebbi algo más dura, después de las lluvias caídas en la zona días atrás. Pero lo cierto es que la sequedad del ambiente y la hora a la que entramos en las dunas, después del mediodía, hizo que nos encontrásemos con algunos tramos de arena muy blanda, algo complicados de pasar.
El inconveniente de un pick-up como el Navara a la hora de hacer todoterreno reside en su cortos ángulos ventral y de salida, debido que tiene una batalla muy larga y una caja que sobresale por detrás del eje trasero, generando un gran voladizo. Esto hace que fácilmente rocen los bajos en las crestas de las dunas o golpeemos el guardabarros trasero en la salida de los obstáculos. Pero el buen ángulo frontal (30,4º) la buena altura libre al suelo (23,2 centímetros) y sobre todo, la potencia del motor diésel 2.3 dCi y su cifra de par máximo (450 Nm), permiten rodar con mucha soltura en cualquier escenario, incluido el desierto marroquí. El cambio automático de 7 velocidades, de tipo convertidor de par, también facilita la conducción fuera del asfalto, al tener una buena respuesta en bajos e impedir que el coche se nos cale.
El Nissan Navara también equipa un control de descenso en pendiente (HDC) y de arranque en pendiente (HSA), poco útiles en dunas pero prácticos cuando se trata de hacer TT por terreno abrupto. Personalmente no soy demasiado partidario de estos sistemas de control electrónico, y prefiero controlar el frenado y el arranque del vehículo de forma manual. Pero entiendo que en una situación en la que rodamos con el vehículo muy cargado estos sistemas pueden ser de gran ayuda.
Diésel muy potente
El Nissan Navara no es un coche ligero ni tampoco pequeño (mide 5,3 metros de longitud) pero hace gala de una buena motricidad y sobre todo, de una reserva de potencia suficiente para superar fuertes pendientes.
Lamentablemente no subimos a la gran duna, que tiene cerca de 200 metros de altitud, pero sí que nos atrevimos con alguna duna de considerable desnivel. Llevando el motor por encima de 2.500 vueltas y con la reductora insertada el ritmo de subida hasta las crestas de las dunas es rápido, constante y sin amagos de pérdida de potencia. En la bajada sólo hay que controlar que la caja de carga no nos adelante.
Conducir sobre arena con un Pick-up es una experiencia muy similar a la que puedes tener con cualquier todoterreno clásico, y confirma algo que ya sabíamos: que además del uso industrial y profesional que forma parte de su filosofía, la versatilidad de estas rancheras las convierten en perfectos vehículos para el ocio. Lástima que sus aptitudes como turismo se vean mermadas por la legislación actual, que limita su velocidad máxima a 90 km/h en carretera al ser considerados vehículos industriales. Al menos, de momento.
GUAPO GUAPO