Hemos viajado hasta la Provenza francesa para conducir por primera vez el nuevo Porsche Cayenne E-Hybrid. La última evolución del Cayenne híbrido enchufable se convierte en el tercer modelo de la saga, después del S Hybrid de 2010, que empleaba un sistema híbrido convencional, y el S E-Hybrid presentado en 2014, que se convirtió en el primer Cayenne plug-in. El nuevo modelo sale a la venta a finales de mayo por 93.309 euros.
Porsche es desde siempre un fabricante de coches deportivos, y sin embargo, hoy es uno de los que apoyan con mayor fuerza la movilidad eléctrica. De hecho, sus concept cars más espectaculares de los últimos años, el Mission E presentado en Frankfurt 2015 y el Mission E Cross Turismo que vimos hace poco en el Salón de Ginebra son deportivos eléctricos. Pero la firma de Stuttgart tiene claro que, hasta que llegue el momento de los Porsche 100% eléctricos, es necesario superar una etapa de transición en la que los modelos híbridos irán ganando peso dentro de su gama.
Así, aparte del fascinante y exclusivo 918 Spyder, Porsche ha puesto en el mercado versiones híbridas de sus sus modelos más “racionales”: el Panamera y el Cayenne. En el caso del SUV, el primero en llegar fue el Cayenne S Hybrid, un híbrido convencional que hizo su debut en 2010. Cuatro años más tarde fue desvelado el Cayenne S E-Hybrid, en forma de híbrido enchufable. Y ahora ya tenemos aquí el Cayenne E-Hybrid, que además de aportar otro cambio de nombre y las esperables mejoras en cuanto a prestaciones y autonomía, tal vez deba cubrir la ausencia de un Cayenne diésel que aún no ha llegado y puede que ni siquiera lo haga.
Parecido pero muy diferente
Además de adaptarse como es obvio a la nueva generación del Porsche Cayenne -de la que Joan Dalmau nos trajo su primera videoprueba- el nuevo modelo da un paso adelante en cuanto a prestaciones. La potencia de su motor 3.0 V6 se eleva hasta los 340 CV (7 CV más) mientras que el eléctrico llega hasta 250 kW (equivalentes a 136 CV, lo que supone un incremento de 41 CV). El total combinado del sistema híbrido sube hasta los 462 CV, muy por encima de los 416 CV del modelo precedente, con una tremenda entrega de par que alcanza los 700 Nm. También ha sido rediseñado el cambio automático Tiptronic S, de tipo convertidor de par, que presenta una operación más rápida y suave; y como no podía ser de otra manera, el Cayenne E-Hybrid equipa un sistema de tracción total gestionado electrónicamente.
La capacidad de su batería de iones de litio ha aumentado en un 30 por ciento: Sus 14.1 kWh permiten alcanzar una autonomía máxima en modo eléctrico de hasta 44 km, con una ganancia de 8 km frente al Cayenne S E-Hybrid. Con el cargador de 3,6 kW proporcionado de serie, la recarga total se completa en 7,8 horas en una toma de 10A, si bien podemos reducir este tiempo hasta sólo 2,3 horas haciendo uso del cargador opcional de 7,2 kW en un wallbox de 32A. La aplicación Porsche Connect nos permite gestionar el proceso desde nuestro smartphone con total comodidad.
La presencia de una gran batería no perjudica el espacio en las plazas traseras, pero sí reduce la capacidad del maletero a 645 litros; es decir, 125 litros menos que en el resto de modelos. Desgraciadamente no queda lugar para una rueda de repuesto, de manera que si miramos debajo del suelo del maletero encontramos un kit antipinchazos, el conector de carga y... el subwoofer del equipo de sonido.
Por lo demás, el E-Hybrid no es muy diferente de sus hermanos de gama. Por fuera, Se distingue principalmente por los detalles en amarillo/pistacho/fosforito, color elegido para hacer destacar la identificación del modelo y pinzas de freno -a proósito: debido al mayor peso (310 kg más que el Cayenne de gasolina), las pinzas delanteras son de 6 pistones, como en el Cayenne S-. En el habitáculo, cambia la instrumentación para permitir la gestión del sistema híbrido y reflejar los flujos de energía; además, el selector de modos de conducción situado en el volante ofrece los programas Eléctrico, Híbrido Auto, Sport y Sport+.
Poderoso, eficiente y... pesado
El modo eléctrico concede como dije una autonomía teórica de 44 kilómetros, que en la práctica, dependiendo de la orografía, el estado del tráfico y nuestro estilo de conducción, rondará más bien los 30 kilómetros. El modo híbrido automático se encarga de repartir el trabajo entre el motor de gasolina y el eléctrico, siempre en busca de la máxima eficiencia. Por encima se sitúa el modo Sport, más orientado al rendimiento que a la carga de la batería, y que puede sumar el esfuerzo de ambos motores para entregar buena respuesta, efecto aún más acentuado en el modo Sport+. Además, el selector de programas situado en el volante presenta un botón con el que podemos disfrutar de un boost cuyo empuje extra puede prolongarse hasta 20 segundos. También es posible hacer uso de dos programas especiales, uno de ellos destinado a mantener un cierto nivel de carga en la batería (por ejemplo, para circular en modo eléctrico cuando llegemos a la ciudad) y otro para cargar la batería con la mayor rapidez posible.
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Para quienes alberguéis dudas sobre las prestaciones de este híbrido, os dejo un hecho revelador: el Cayenne E-Hybrid aventaja en este aspecto al Cayenne S, el modelo intermedio de gasolina. Entrega 22 CV más, le supera en 150 Nm de par, acelera de 0 a 100 dos décimas antes y recupera de 80 a 120 en tres décimas menos. El Cayenne S le supera solamente en velocidad punta: 265 km/h frente a unos “modestos” 253 km/h. Lo que nos lleva a la gran pregunta: ¿es el dinamismo del Cayenne plug-in inferior al del Cayenne de gasolina?
... Pues depende. Por un lado es cierto que sus prestaciones teóricas son llamativas, permitiéndose el lujo de superar al Cayenne y el Cayenne S. Pero por otro, el notable sobrepeso del modelo híbrido le penaliza entre curva y curva, restándole agilidad y sensaciones deportivas. En cualquier caso, esta versión también se beneficia de las grandes mejoras recibidas por el nuevo Cayenne, con un chasis completamente revisado, suspensiones regulables y activas, multibrazo delante y detrás, eje trasero direccional... Tanto ha cambiado el chasis en esta nueva generación que ahora, sin duda, estamos ante uno de los SUV más deportivos y eficaces de la actualidad.
¿Y los consumos? Pues bien: según la poco realista normativa de homologación NEDC, el consumo medio en ciclo mixto es de sólo 3,2 l/100 km, con unas emisiones de apenas 72 g CO2/100 km. Como suele suceder con los híbridos enchufables, que pueden iniciar las mediciones en modo eléctrico, los resultados son irrisorios en comparación con los modelos que sólo equipan motor térmico. Sirva como ejemplo que el Porsche Cayenne con el mismo V6 de 340 CV marca unos valores de 9,0 l/100 km y 205 g CO2/km. Así pues, esperaremos a una prueba más detallada para obtener los consumos reales.
No mucho más caro que el Cayenne de gasolina
El equipamiento de serie incluye faros LED, llantas de 19”, pinzas de freno en color Verde Acid con 6 pistones delante y 4 detrás, suspensiones activas, sistema de infoentretenimiento con navegador, el paquete Sport Chrono con selector de modos de conducción, toda clase de sistemas de seguridad activa y, como no faltar en este caso, un cargador de a bordo de 3,6 kW. Llegan además nuevas opciones de equipamiento no disponibles hasta la fecha en el SUV alemán, como son el head-up display, el control de crucero adaptativo InnoDrive, los asientos con masaje, el parabrisas calefactable y la climatización a distancia, además de diseños de llanta exclusivos en medida de 22 pulgadas.
El Porsche Cayenne E-Hybrid sale a la venta en España a finales de este mes de mayo, con un precio de partida de 93.309 euros, un precio que no tan superior al del Cayenne de gasolina porque el híbrido se escapa de tributar impuesto de matriculación.
Una prueba de un híbrido y nada del consumo, pero eso si pesa 300 kg más que eso se nota muuucho, valiente.......