Elon Musk dio anoche un golpe sobre la mesa con el anuncio oficial del retorno del Tesla Roadster. La segunda generación de este deportivo, cuya producción bajo contrato con Lotus finalizó hace un lustro, promete aplastar a sus rivales con unas cifras de escándalo: acelerará de 0 a 60 millas por hora (97 km/h) en 1,9 segundos (convirtiéndose en el primer coche de serie en bajar de los 2 s), superará los 400 km/h de velocidad máxima y tendrá una autonomía de más de 1.000 kilómetros.
… Y su competencia no es cualquier cosa: LaFerrari, Porsche 918 Spyder, McLaren P1 y Mercedes-Benz Project One podrían ver pasar de largo y con sonrojo al superdeportivo eléctrico de la firma californiana. En palabras del propio Musk, la razón de traer este nuevo Roadster es “propinar una dura bofetada a los coches de gasolina”.
Esta preciosa bestia con techo estilo targa y un puesto de conducción tan racing como futurista es un modelo completamente nuevo, que sorprende casi todavía más por lo que no deja ver desde fuera. Cuenta con tres motores eléctricos, uno destinado a mover el eje delantero y otros dos para el trasero. No se conoce la cifra máxima de potencia combinada, pero sí la capacidad de sus baterías: 200 kWh nada menos.
El Tesla Roadster llegará en 2020 para completar una gama compuesta por la berlina Model S, el monovolumen/crossover/SUV/whatever Model X y el mega-compacto Model 3, al que los fans de la marca esperan como agua de mayo. El próximo superdeportivo de la marca tendrá un precio base de 200.000 dólares, de los que habrá que aportar 50.000 $ por adelantado en concepto de reserva (los más "valientes" ya pueden hacerlo en los EE.UU.) Las primeras 1.000 unidades corresponderán a la Founders Series, con un precio de 250.000 $.
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A quien piense que esto es pagar mucho por un eléctrico, sólo se me ocurre decirle que las prestaciones del Tesla Roadster podrían humillar a las de sus competidores, con la “gracia añadida” de que su precio será de cinco cinco cifras en vez de seis.
