Probamos uno de los modelos de más éxito en el mercado español, el Dacia Sandero en su versión crossover o Stepway. Monta un motor de gasolina de 0,9 litros y 90 CV, y luce una estética todocamino que lo hace atractivo para muchas personas.
Dacia finalizó 2017 con un nuevo liderato en el mercado de matriculaciones en España. El Dacia Sandero se ha convertido en el modelo más vendido entre particulares, y sólo hay que echar un vistazo a nuestras calles y carreteras para darse cuenta de ello.
¿Qué tiene este compacto para ser tan aceptado entre los clientes españoles? Sin duda, un precio muy competitivo, que se convierte en el punto clave de su éxito comercial. Pero este compacto ofrece algo más: una estética atractiva (al menos más atractiva en comparación con lo que nos tenía acostumbrados la marca rumana hace unos años), y la confianza que genera el hecho de que Dacia pertenezca al grupo Renault y monte motores de este fabricante francés, como es el caso de la versión que nos ocupa. El Dacia Sandero 0.9 TCe Stepway se mueve con el mismo motor de gasolina de tres cilindros que podemos ver en un Renault Clio o un Nissan Micra. Y eso, aunque parezca una simple cuestión de detalle, elimina algunas objeciones que podrían hacerse al modelo.
En este 2018, el Dacia Sandero llega a los concesionarios con algunos cambios estéticos, que lo ponen más “al día” respecto a sus hermanos de gama. Son cambios de detalle, que afectan al frontal y las ópticas, básicamente. Ahora, la parrilla tiene ocho motivos rectangulares, cromados en esta versión Stepway, que también podemos ver en un Dacia Duster. Los faros también cambian su grafismo interno e incorporan nuevas luces diurnas LED; y atrás se incorporan unas nuevas ópticas con grafismos luminoso cuadrados, además de una nueva salida de escape cromada.
No ha necesitado nada más. Este es un coche que ha permanecido sin cambios drásticos en los últimos años, y lo seguirá haciendo unos años más mientras las cifras de matriculaciones le den la razón.
A la moda
La versión Stepway que he conducido se identifica por su estética más crossover que marcan las barras del techo, los pasos de rueda, las protecciones y una altura libre 4 centímetros superior. Es una de las versiones más vendidas del Sandero, y no es raro. Todo lo que “huela” a todocamino tiene gran aceptación.
Pero esa estética es sólo apariencia. No tiene transmisión integral, y por lo tanto, se trata de un simple turismo de tracción delantera. No es recomendable, por lo tanto, aventurarse con él en según qué rutas de montaña, ya que a la mínima dificultad del terreno pierde tracción. Sólo es apto para pistas forestales en buen estado o, más bien, para la “jungla” de la ciudad. Porque el Dacia Sandero es un buen coche para uso urbano. Es ligero (pesa menos de una tonelada) y tiene unas dimensiones contenidas: mide 4,08 metros de largo, 1,76 de ancho y 1,61 de alto contando las barras del techo. Entra a competir, pues, con todos aquellos turismos del segmento B ya conocidos: Renault Clio, Toyota Yaris, Nissan Micra, Volkswagen Polo, Skoda Fabia, etc. aunque juega en otra liga, al estar fabricado con la filosofía “low cost” en la mente.
Hay un Dacia Sandero desde 7.036 euros, que monta motor de gasolina de 1 litro y 73 CV, con acabado Base. Esta versión Stepway, con un motor más potente, vale 9.745 euros, y llega a los 10.915 si le añades algunas opciones como las que podéis ver en nuestra unidad de pruebas (color gris platino, pack comfort, navegador, control de crucero y rueda de repuesto, entre otros). Aún así, el PVP sigue siendo muy competitivo, ya que los rivales antes señalados con motor de similar potencia se sitúan entre 5.000 y 6.000 euros por encima. Cierto, los acabados y equipamiento del Dacia no son los mismos, pero muchos clientes prefieren sacrificar algunas comodidades a cambio de un menor desembolso económico.
Funcional, sin complicaciones
El diseño interior es simple, funcional, huye de vanguardismos. En el salpicadero se sitúa un cuadro de instrumentos clásico, con velocímetro y cuentarrevoluciones, además de una pequeña pantalla digital a mano derecha que ofrece información sobre los kilómetros recorridos, la temperatura exterior o la cantidad de combustible disponible, pero no informa sobre el gasto medio de combustible ni la autonomía restante, por ejemplo. Así que aquellos que quieren controlar el consumo medio de los trayectos que realizan deben hacerlo al viejo estilo, llenando el depósito a tope y controlando el combustible consumido al finalizar el viaje volviéndolo a llenar hasta arriba.
Lo hice así, y durante los días de la prueba gastó una media de 6,9 l/100 km. Como es habitual, más que el consumo oficial, que se sitúa en 4,9 l/100km. En cualquier caso, es un buen consumo, al nivel de cualquiera de sus rivales dentro del segmento B.
Al sentarte en el coche la primera impresión que recibes es que hay un exceso de plástico, de aspecto y tacto “duro”. No obstante, los ajustes son buenos, y Dacia ha mejorado en este reciente restyling algunos acabados incorporando nuevos cromados y grafismos en los plásticos de la consola central que rodean a la pantalla digital. Esta pantalla, de 7 pulgadas y de uso táctil, muestra unos menús sencillos y fácilmente accesibles, con gráficos agradables. Lástima que se sitúe en una posición algo baja, y obligue a apartar un poco la vista cuando se está conduciendo.
No tuve dificultad para lograr una buena postura al volante, a pesar de que no equipa regulación en profundidad de la columna de dirección, un aspecto que en mi opinión, también debería revisarse. Los asientos son cómodos, al menos para cortos recorridos, y tienen un mullido blando.
La sensación de espacio es buena, tanto en las plazas delanteras como en las traseras. Atrás caben bien tres adultos, e incluso el de la plaza central viaja con un correcto nivel de confort. Hay huecos para colocar botellas de hasta 1 litro de capacidad, y tomas de corriente de 12 V para conectar dispositivos. También encontramos algunos detalles curiosos, como el bolsillo en el lateral de los asientos delanteros donde puede colocarse un Smartphone, o el dial regulador de la altura de los faros, que funciona de forma mecánica.
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La distribución de los pulsadores es un tanto extraña. El botón “Eco” que permite una reducción del consumo a cambio de limitar las prestaciones del motor, está a mano izquierda del volante, un tanto oculto. Y el pulsador con el que se activa el control de velocidad de crucero está a media altura en la consola central. Afortunadamente, en esta reciente versión del Sandero los pulsadores de las ventanillas eléctricas se han colocado en las puertas, en una posición más convencional. Otra de las novedades es la posibilidad de regular la altura de los cinturones de seguridad, una opción que hay que pedir aparte dentro del pack comfort.
El maletero de este Dacia es muy aprovechable. Ofrece 320 litros, una de las mejores capacidades del segmento, y puede llegar hasta los 1.200 litros de capacidad máxima. Los respaldos de la segunda fila se abaten en una proporción 60:40, y dejan un piso bastante plano, aunque no del todo.
La unidad que probé montaba rueda de repuesto, una opción que hay que pagar aparte. El gato se sujeta en un lateral del maletero, muy a la vista, pero no llega a molestar. También hay ganchos disponibles que forman parte del mismo plástico que recubre la chapa, no son elementos individuales.
Es un coche en el que caben bultos más grandes de lo que esperas, pero debéis tener en cuenta que a la hora de colocarlos dentro el plano de carga queda un poco alto, al menos en esta versión con mayor altura libre al suelo.
Poco refinado
El tacto de conducción del Dacia Sandero es un poco rudo en los primeros compases, en los que se perciben algo de vibraciones y ruidos mecánicos procedentes del motor de gasolina. La insonorización un poco justa de este coche y el hecho de que el motor sea un tres cilindros producen este efecto, que desaparece una vez se superan las 2.000 vueltas aproximadamente. Entonces la calidad de rodadura mejora, la entrega de par y potencia del motor es más agradable y todo parece ir más “redondo”.
90 CV son suficientes para un coche que no supera los 1.000 kilos de peso con conductor incluido, aunque la cierta pereza en la entrega de potencia y par a bajas revoluciones obliga en ocasiones a reducir marchas para mantener un buen régimen. Este cambio manual, de 5 relaciones, tiene un tacto un poco duro y una palanca bastante larga, muy al estilo de un vehículo comercial de hace unos años.
Este Sandero no tiene una dirección tan directa como la de algunos de sus teóricos rivales, pero se defiende bien a la hora de negociar curvas en una carretera de montaña o callejear por una ciudad. Este es un compacto cómodo, que tiene unas suspensiones con un tarado suave y blando, que absorben bien los baches. No obstante, también traducen algo de balanceo en las curvas, sobretodo si se viaja cargado.
Por lo tanto, queda claro que el comportamiento dinámico del Dacia Sandero responde a su filosofía de coche práctico, con espíritu utilitario, en el que el placer de conducción, aún estando presente, queda en un segundo plano. Su mejor virtud es la economía de compra y de uso diario, difícilmente superable por otro compacto de su tamaño. Además, en esta versión Stepway permite rodar por pistas de montaña sencillas sin el temor a golpear los bajos que encontramos en un Sandero convencional. No obstante, ni tiene tracción integral, ni neumáticos específicos ni recorrido de ruedas suficiente para considerarlo un todocamino. Es sólo un turismo con estética off-road.
Las pérdidas de tracción son frecuentes en un camino de tierra deslizante, y difícilmente supera un cruce de puentes. Podéis aventuraros con él para ir a recoger setas, visitar una ermita de montaña o un restaurante perdido en medio del monte, pero siempre teniendo en cuenta sus limitaciones.
En definitiva, la mejor virtud del Sandero está en el justo equilibrio entre lo que pagas y lo que ofrece. Y como se paga relativamente poco, resulta accesible para un público muy amplio. Eso sí, a costa de un equipamento limitado. En cuanto a sistemas de seguridad, por ejemplo, sólo monta ESP y ABS, obligatorios por ley. Eso no quiere decir que no sea seguro, ya que EuroNcap le da 4 estrellas de 5. Y en cuanto a fiabilidad, el hecho de que Dacia esté dentro del paraguas de Renault es una garantía para muchas personas, quizás por encima de los tres años de garantía oficial que la marca ofrece para este modelo.
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