Nunca un 500 dio para tanto
Este es el tercer Fiat 500L que pasa por nuestra redacción. Después de haberlo probado en las versiones 1.3 Multijet de 85 CV y 1.6 Multijet de 105 CV, no vayáis a pensar que somos víctimas de alguna extraña obsesión con este automóvil italiano. En realidad, el que véis en la fotografías es el hermano mayor del hermano mayor del Fiat 500: el 500L Living, variante de 7 plazas del 500L que tan bien conocemos.
Dada nuestra experiencia previa con el 500L, procuraremos hacer énfasis sobre las características que diferencian a esta versión respecto del modelo original. Resumiendo al máximo, podemos adelantar que son solamente dos: el 500L Living gana dos asientos extra y mide veinte centímetros más (4,35 m de largo por los mismos 1,78 ancho y 1,67 de alto).
Pero estas modificaciones, tan simples en apariencia, se encargan de alterar la orientación de mercado de este monovolumen transalpino. Tanto es así, que cuesta encontrarle adversarios directos aparte del Volkswagen Touran. Otros monovolúmenes de siete plazas, como los Toyota Verso, Ford Grand C-Max, Renault Grand Scénic y Mazda5 son considerablemente más grandes y ocupan por tanto una categoría superior.
Monovolumen a la italiana
El 500L Living engaña a la vista. Observándolo de frente, o totalmente de espaldas, nadie diría que estamos ante otro coche que el 500L -un automóvil simpático y con un encanto muy particular, todo sea dicho-. La explicación es sencilla: los diseñadores de Fiat han alargado en 20 cm el voladizo posterior sin variar un ápice el resto de cotas. En consecuencia, se gana espacio para ubicar una tercera fila de asientos, o mucho más equipaje que el que jamás cabrá en el 500L.
Así pues, el 500L Living suma al atractivo del pequeño 500 y la versatilidad del 500L una capacidad de maletero realmente interesante. Esta mejora en utilidad se paga con una estética algo más extraña y no tan proporcionada como la del 500L (aunque desde luego más agraciada que la de su “precursor espiritual”, el añorado Multipla). Dependiendo del ángulo desde el que miremos este Living, nos podrá parecer un coche grande, pequeño, redondeado o cuadradete. Sacrificios necesarios para componer un monovolumen de siete plazas con apenas 4,35 m de longitud y que se empeña en parecer un 500.
Salvando la diferencia de capacidad, el habitáculo del Living es muy similar al que ya hemos visto en el 500L. Luminoso y acogedor, presenta acabados de bastante buena calidad y tacto, sobre todo en las zonas que quedan más a la vista. También disfrutaremos de la misma cantidad y variedad de huecos de almacenaje que en los de su hermano de carrocería corta.
En el salpicadero, la principal variación es que viene recubierto con planchas de material mullido, en lugar de las piezas de plástico lacado que en el 500L “corto” pueden ir a juego con el color de la carrocería. El volante, achatado en su parte inferior, divide en dos mitades concéntricas la superficie que recubre su aro. Esta profunda separación entre las piezas de cuero, aunque sirve para ofrecer como opción un volante bicolor, puede impedir que nuestros dedos descansen cómodamente sobre él.
El diseño del tablero de mandos es moderno y sencillo. El cuadro de instrumentos ofrece a primera vista la información justa y necesaria; para todo lo demás, podemos recurrir a la pantalla multifunción del ordenador de abordo. El sistema de infoentretenimiento Uconnect con pantalla táctil de 5” integra diferentes funcionalidades: radio-CD con streaming de audio, conexión manos libres, navegador con tecnología TomTom, cámara de visión trasera… Incluso puede ayudarnos a reducir nuestro gasto de combustible si hacemos uso de la información y consejos que nos provee la aplicación eco:Drive. Por cierto, el climatizador automático dual viene de serie en el 500L Living.
Llama la atención el diseño del pomo de la palanca de cambios, cuyo tamaño ronda lo exagerado. El tirador del freno de estacionamiento, por su parte, presenta una forma aplanada que recuerda a la de los mandos de un avión; muy al estilo de lo que vimos en nuestra prueba del Peugeot 2008.
Cinco y dos suman casi siete
Los cinco asientos principales son de muy buena factura, con un tapizado muy agradable al tacto. Las butacas delanteras tienen una banqueta algo corta y un respaldo ancho; sus formas no ayudan a sujetar bien el cuerpo, algo que se compensa en parte por el buen agarre del tejido que los envuelve. Para mi gusto, el mullido de la butaca del conductor es bastante duro, y el ajuste lumbar, incluso en su posición más retrasada, presiona más de la cuenta.
La segunda fila de asientos ha sido diseñada para ofrecer la máxima modularidad. Además de su previsible abatimiento en dos secciones asimétricas (60:40). Cada una de ellas puede ser desplazada longitudinalmente; e incluso podremos plegarlas contra el respaldo del asiento delantero, ya sea para aprovechar al máximo la capacidad de carga o bien para poder acceder a las butacas traseras. Esto último no será tarea fácil para todo el mundo, dado que la distancia entre ejes es idéntica a la del 500L.
Hay que tener presente que los asientos de la tercera fila son de mucho menor tamaño que el resto, y que su mullido es claramente más fino. Aunque Fiat asegura que estas butacas pueden acomodar a personas de estatura media, lo cierto es que sólo podrán utilizarlas adultos de talla muy corta; o más adecuadamente, niños de hasta diez años. Una persona de casi 1,80 m -como es mi caso- lo tiene realmente difícil para llegar a la fila del fondo, y prácticamente imposible para afrontar con un mínimo de confort un viaje en estos asientos. Además, estas plazas de la tercera fila tienen un tapizado distinto, más sencillo y en un único tono.
Para poder utilizar las plazas traseras, es imperativo desplazar la fila central. Con la banqueta en su posición más adelantada, aún hay espacio suficiente para las piernas de un adulto -quizás los muy altos (más de 1,85 m) podrán tocar con las rodillas sobre el respaldo de plástico de los asientos delanteros-. Si la desplazamos hacia atrás, habrá espacio de sobra para acomodar a dos personas; e incluso a una tercera, ya que en este caso la plaza central sólo flaquea frente a las otras dos en anchura.
Si estamos convencidos de no necesitar todos los asientos, el 500L Living ofrece de manera opcional y sin coste una configuración de cinco plazas que, como veremos, otorga a este monovolumen una capacidad de carga aún mayor.
El acceso al maletero se ve favorecido por las formas rectangulares del portón trasero. El plano de carga queda lo bastante bajo como para no complicarnos mucho la vida al cargar el vehículo, aunque el piso queda algo irregular con los asientos traseros plegados: la fila central siempre genera un escalón, ya sea con los respaldos tumbados o plegando las butacas en vertical (un inconveniente que, claro está, no encontraremos en la versión de cinco plazas). A propósito: las dos butacas traseras “roban” el espacio destinado a la rueda de repuesto, por lo que debemos contentarnos con un kit antipinchazos.
Con las siete plazas en uso, no sorprende que la capacidad del maletero se quede en sólo 168 litros. Cuando estén plegadas, ya podremos disfrutar de 416 litros, que ascenderán a 493 si adelantamos la fila central de asientos y hasta los 1.509 litros si plegamos esta última. Si elegimos el 500L Living de cinco plazas, la cosa mejora claramente (casi 150 litros más de capacidad que el 500L corto): 560 litros con la segunda fila atrasada y nada menos que 638 l cuando la adelantemos al máximo. Si además plegamos los asientos llegaremos a los 1.704 litros.
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Hecho para saborear nuestro camino
Antes de iniciar la marcha, cabe indicar que nuestra unidad de pruebas equipa el motor 1.6 Multijet de 105 CV con cambio manual de 6 velocidades, la misma configuración provista por el 500L que probó mi compañero Néstor Abarca. El resto de motorizaciones, todas de gasóleo, comprenden el 1.3 Multijet de 85 CV (con caja manual o automática) y el nuevo 1.6 Multijet de 120 CV. Veamos qué tal se comporta el 500L Living en movimiento.
La postura de conducción es la habitual de un monovolumen: bastante elevada y con los pedales cerca del cuerpo. El volante, de ángulo bastante inclinado, obliga a acercar el asiento un poco más de lo normal.
Nada más encender el contacto, hace notar su presencia el motor diésel; ruidoso al ralentí, y más aún cuando trabaja en frío. Aunque su sonido se disimula a medida que ganamos velocidad, una vez alcanzamos ritmo de autopista vuelve a transmitir cierto nivel de ruido y también algunas vibraciones al volante. Nada exagerado, pero puede llegar a molestar a los conductores más sensibles. El motor cuenta con función Start & Stop, aunque tarda más de la cuenta en arrancar y quizás provoque el pitido de algún conductor impaciente situado detrés nuestro.
El propulsor diésel se muestra muy eficaz teniendo en cuenta su limitado cubicaje. Puede que 105 CV no sea una cifra de potencia espectacular, como tampoco lo es que necesite 12 segundos en acelerar de 0 a 100 km/h. Pero su par motor de 320 Nm a sólo 1.750 rpm, junto con el acertado escalonamiento de las seis relaciones de cambio (las tres primeras marchas más bien cortas, y la sexta bien ajustada para autopista) ayudan y mucho a mover el coche con soltura. La buena respuesta del motor nos dará
El propulsor de 105 CV se muestra muy eficaz, en conjunto con la caja de seis relaciones.
tranquilidad a la hora de afrontar adelantamientos, y su capacidad de recuperación en marchas largas (mientras no bajemos mucho de las 2.000 rpm) nos evitará dar demasiado uso a la palanca de cambios. Sólo si vamos a llevar el coche muy cargado a menudo, deberíamos considerar la versión más potente de 120 CV.
Este compacto motor Multijet ofrece dos ventajas para nuestra economía. La primera de ellas es que sus emisiones de CO2 de sólo 117 g/km le eximen de pagar impuesto de matriculación. El segundo efecto beneficioso está en su gasto de carburante relativamente bajo. Durante nuestra prueba (que, como siempre, realizamos por diferentes tipos de vías practicando una conducción “cotidiana”) nuestro coche marcó un consumo medio de 5.8 l/100 km. Por mucho que esta cifra quede 1,3 litros por encima del consumo homologado, estamos ante una buena cifra de consumo en el tráfico real. Y si viajamos mucho por autopista, no nos costará rondar los 5 litros a los 100.
Las suspensiones tienen un tarado más firme de lo que cabría esperar. Su respuesta es muy correcta, absorbiendo las ondulaciones del terreno con toda naturalidad. Claro está que el centro de gravedad elevado provocará alguna que otra oscilación en curvas y rotondas; pero nunca perderemos la trayectoria ni nos sentiremos en absoluto inseguros, gracias también a un control de estabilidad siempre en guardia. Respaldan nuestra confianza un equipo de frenos cumplidor y una dirección de guiado bastante preciso. Como en casi todos los Fiat es algo blanda -sobre todo si activamos el modo City, pura mantequilla- pero no nos hará sentir demasiado aislados del asfalto.
Con la notable excepción del Ford C-Max y el Seat Altea los compactos con carrocería monovolumen no puntúan con buena nota en carreteras de montaña. El 500L Living no es una excepción. Pero hay que tener en cuenta para qué uso ha sido diseñado cada coche. Éste, en concreto, está hecho para disfrutar de la conducción urbana, y también para viajes tranquilos por carretera y autopista. Por tanto, no podemos considerar una decepción que un coche como éste pueda balancear más de la cuenta al enlazar curvas rápidas, o que cabecee con facilidad en frenadas fuertes. Es un coche tranquilo; y es al conducir con calma cuando mejor disfrutaremos de sus muchas virtudes.
Ofrece mucho para lo que cuesta
Dejamos para el final la otra importante virtud del 500L Living. Su relación entre calidad, equipamiento y precio es realmente ventajosa para un vehículo de estas características. En nuestro país, el Living está a la venta en sólo un nivel de acabado, comparable al más completo (Lounge) que ofrece el 500L corto. Así, el equipamiento de serie incluye 6 airbags, faros antiniebla, llantas de aleación de 16”, asistente de aranque en pendiente, climatizador bi-zona, sistema de infoentretenimiento Uconnect con pantalla de 5” y cámara de visión trasera, sensores de luces, lluvia y aparcamiento, retrovisor fotosensible y control de velocidad de crucero.
Por un precio de tarifa de 21.900 euros tendremos un 500L Living 1.6 Multijet 105 CV muy bien equipado. Y si a este precio le descontamos la promoción actual de 1.714,25 euros que Fiat aplica a este modelo, podemos “llevárnolo puesto” por 20.185,75
Su relación entre calidad, equipamiento y precio es realmente ventajosa.
euros. Si además cumplimos los requisitos para acogernos al PIVE, la marca italiana nos aplicará el descuento de 500 euros por familia numerosa, ya sea o no nuestro caso.
Como decíamos, el equipamiento opcional es afortunadamente escaso; aunque probablemente debamos pagar 460 euros por la pintura metalizada a menos que nos guste el color Beige Capuccino, el único incluido en el precio base. Tal vez el elemento opcional más recomendable sea el techo practicable eléctrico de cristal -que nuestra unidad de pruebas no equipaba-, por un precio de 1.100 euros. También podemos completar nuestro Living con llantas de aleación de 17” (360 €), llantas negras de 16” (260 €), pintura bitono (820 €), asientos de cuero (salvo la tercera fila que siempre es de tela, 1.500 €), sistema de alta fidelidad Beats Audio (660 €), sistema de prevención de colisiones City Brake Control (310 €), airbag de rodillas para el conductor (160 €), regulación lumbar para el asiento del conductor (70 €), hueco bajo el asiento del pasajero (60 €) y kit de fumador (60 €). Los aficionados al café estamos de enhorabuena: por un total de 420 euros, podremos tener instalada en nuestro coche una cafetera Lavazza. Italia è così. La opción de cinco plazas hay que pedirla pero no tiene rebaja en la tarifa.
Un buen Fiat para vivirlo en familia
Terminamos nuestros días de prueba con la sensación de haber conducido un buen coche al que Fiat ha dedicado mucho cariño. Diseñado con gusto y construido con materiales de calidad, el 500L Living es un vehículo con bastantes posibilidades.
Considerando sus dimensiones exteriores, no podemos negar que se ha aprovechado al máximo el espacio disponible. Aunque debe quedarnos claro que el 500L Living, más que un 7 plazas, es un “5+2” que cumplirá perfectamente si tenemos niños de corta edad, e incluso puede sacarnos de algún apuro ocasional si tenemos que llevar a alguien de más. Y si elegimos la versión de 5 asientos, tendremos espacio de carga para dar y tomar bajo la carroceria de un monovolúmen compacto que se empeña en parecer un 500.
Yo he llevado durante 9 años un Fiat Stilo JTD 115 Cv, 3 puertas y olé coche bueno, con 270000 km aún va rulando por ahí y voy a por el living 105 Cv por comodidad y para ampliar familia. Me encanta Fiat es una marca estupenda, con un motor estupendo y bonitos y de precio nada caros para como salen de buenos. Para aquellos que nunca han tenido Fiat y les da miedo adquirir uno por los comentarios de la gente ignorante, que no les hagan caso, sólo tienes que ver que los de Fiat repetimos.