Jaguar X-Type 2.2D Automático

La versión turbodiésel de 2,2 litros de la elegante berlina británica ha visto reducida su potencia de los 155 CV anteriores a los actuales 145 por la inclusión de un filtro de partículas en las variantes con cambio automático. Esta caja, de seis relaciones, tres modos de conducción (normal, sport y manual) y con accionamiento secuencial, es precisamente una de las novedades que la marca incorporó a mediados de año en la actualización que realizó sobre el X-Type. Tras estas modificaciones, sus prestaciones se reducen ligerísimamente, pero tratándose de un coche orientado especialmente hacia el confort de sus ocupantes y no a los registros puros, la incidencia de las nuevas cifras sobre el comportamiento general de vehículo es prácticamente inapreciable.

Lo que si se aprecia son los 500 nuevos componentes que la firma del felino asegura haber introducido y variado en el restyling al que fue sometido el vehículo. Los cambios, básicamente afectan al exterior y no modifican el ya conocido y elevado confort de marcha del que hacía gala este modelo, en la línea del buen hacer demostrado históricamente por esta marca.

El concienzudo trabajo de insonorización llevado a cabo por los técnicos de Jaguar en el momento de su desarrollo sigue siendo un punto a su favor, más en marcha que en parado, sobre todo con el propulsor 2.2 recientemente modificado.

Su habitáculo es cómodo y agradable para viajar aunque el espacio de las plazas traseras no es precisamente lo mejor del X-Type. Sin embargo, los clientes de las berlinas medias que se decantan por un automóvil que evoque un nivel y un cierto estatus, como es el caso de Jaguar, están dispuestos a realizar algunas concesiones en favor de la imagen y la prestancia.

Texto y fotos: Narcís Reixach

Diseño

No se puede decir precisamente que su diseño sea el último grito en cuanto a tendencias estéticas ni que su silueta sorprenda por innovadora, arriesgada o novedosa. Todo lo contrario. Sin embargo, lo bueno es que no lo pretende, como otros vehículos que buscan ser llamativos, actuales y sorprendentes y que con el paso del tiempo -habitualmente a los pocos años, e incluso meses- se ven desfasados. El caso del X-Type es especial, ya que se trata de uno de esos automóviles que envejece muy bien, que apenas acusa la antigüedad y que responde a unos criterios bien definidos desde el principio: elegancia, estilo, sobriedad y, en definitiva, esa "flema" británica tan típica que los fabricantes ingleses imprimen a todas sus creaciones desde hace décadas. La marca ha estimado que bastaban sólo unos pequeños cambios para potenciar su garra; por ello, decidió cambiar la rejilla, las molduras laterales, los parachoques, el diseño de las llantas e incluso el logotipo. También se incluyeron nuevos colores en la gama y unos nuevos retrovisores, más grandes, con los intermitentes integrados.

A pesar de su seriedad y su notoria y casi aristocrática apariencia, el X-Type no está ni mucho menos exento de atractivo ni de dinamismo, simplemente es otro tipo de atracción la que genera su carrocería, empleando recursos convencionales desde el punto de vista del diseño pero cuyo resultado final es también un perfil dinámico, limpio y visualmente bien proporcionado. Su clásica parrilla frontal, ya sea con la finas varillas verticales cromadas o la de tipo malla trenzada, sus dobles ópticas redondeadas, sus líneas de fuerza en el capó y su cuerpo trasero definido según los parámetros tradicionales de un tres volúmenes marcan su personalidad, caracterizada por un estilo tradicional a base de voladizos largos delante y detrás y sin artificios estilísticos.

Habitabilidad

No cabe otra consideración, nuevamente, y tratándose de un Jaguar, que calificar su factura interior como impecable. La atmósfera que evoca el habitáculo sigue el halo de acertado clasicismo apuntado por su carrocería, aunque con la necesaria dosis de actualidad que requieren los exigentes clientes del segmento de las berlinas de lujo. El diseño clásico de su salpicadero y su panel de instrumentos -que estrena fondos para el velocímetro y el cuentavueltas- y un nivel de acabados y revestimientos de gran calidad, con profusión de materiales nobles empleados para rematar cada zona del coche, denota de nuevo la tradición que se esconde tras la marca, con una historia tras de sí que rebosa elegancia y exclusividad.

La madera, la piel y las piezas con toques cromados predominan en el interior; si bien es cierto que algunos mandos y botones desmerecen el conjunto al denotar en exceso su origen Ford. La pertenencia de la firma del felino a la multinacional americana del óvalo en el momento de su desarrollo motivó el aprovechamiento de componentes del Mondeo (algunos elementos son prácticamente iguales a los que montaba la anterior generación de la berlina de Ford). Este factor puede pasar desapercibido para la mayoría de clientes si no conocen otros vehículos al detalle pero aquellos usuarios familiarizados con otros modelos del segmento detectarán rápidamente las similitudes, lo cual rompe el aura de excelencia y tradición artesanal de Jaguar, forjada a base de décadas de meticulosidad y perfección en la fabricación casi manual de sus productos.

Por lo que se refiere a la habitabilidad, también hay que decir que las plazas traseras ofrecen un espacio que no pasa de correcto, como lo es la capacidad de su maletero, de 452 litros. La única ventaja es que el espacio de carga permite un buen aprovechamiento y teniendo en cuenta que se trata de un cuatro puertas, la boca de acceso al maletero es bastante amplia, lo que posibilita alojar objetos bastante voluminosos. Lo cierto es que muchos rivales de su categoría mejoran sustancialmente estos dos apartados, muy importantes para un vehículo de sus características.

Mecánica

En primer lugar, lo que salta a la vista tan pronto como nos ponemos en marcha son unas prestaciones generosas y desahogadas. La mecánica que equipa esta unidad, el motor turbodiesel de 2.200 cc, ha perdido 10 CV por el efecto de haber incluido un filtro antipartículas en la versión automática. Sus 155 CV de potencia son ahora 145, lo que no supone que el dinamismo y la diversión al volante sean ahora menores. De hecho sus prestaciones no eran espectaculares antes y tampoco son muy diferentes ahora (216 km/h y 9,1 s), como tampoco sus consumos. En general, la respuesta de su mecánica es alegre y vivaz, no se hace esperar y las sensaciones son buenas. Para adelantamientos, incorporaciones y maniobras que exigen rapidez, la función overboost -que se acciona pisando a fondo y de golpe el pedal del acelerador- hace aumentar temporalmente la potencia hasta un 10% y alcanzar, de esta forma, los 400 Nm de par motor máximo. El noble y refinado X-Type posee una relación potencia-consumo equilibrada pero no especialmente brillante ya que gasta 6.9 litros a los 100 km de media. Por carretera o autopista cuando se eleva el ritmo, los consumos también varían al alza ostensiblemente. Ello se explica también por la presencia de la nueva caja de cambios secuencial de seis relaciones, que aumenta el confort y la suavidad general pero reduce ligeramente la eficiencia energética del coche.

Comportamiento

De cualquier forma y sea cual sea el estilo de conducción, la principal ventaja de esta versión se encuentra precisamente en su reserva de potencia y en la capacidad de responder de manera inmediata a las circunstancias del tráfico o a las solicitudes del conductor. La otra ventaja del X-Type es su confort de marcha, tanto por la baja sonoridad de la que hace gala al circular por autopista -exenta de la habitual rumosoridad de algunos propulsores de gasóleo- como por el tarado de la suspensión, pensado para absorber todas las irregularidades de la carretera. Esto, unido a un mullido de los asientos excesivamente blando y a la escasa sujeción lateral que ofrecen los respaldos delanteros decanta excesivamente la balanza hacia el confort en lugar de la deportividad, aunque sin llegar a ser factores decisivos o que se noten en exceso.

Seguridad

Para combatir esas sensaciones está el control dinámico de estabilidad (DSC) y el control de tracción, que forman parte del equipamiento de serie junto con el resto de ayudas electrónicas que incorpora este coche, como el ABS con asistente de frenada de emergencia o el control de velocidad de crucero. En lo que si se nota el paso del tiempo es en cuestiones de seguridad pasiva, ya que los estándares en el momento de aparición del coche, hace más de seis años, eran menores. El X-Type ostenta sólo cuatro estrellas en protección de ocupantes contra impactos (cuando la mayoría de rivales cuentan con cinco) y sólo una en caso de atropello a un peatón.

Valoración Final Conducir una berlina de lujo no significa ni mucho menos tener que renunciar a la deportividad y al placer de conducción. Por ello, quienes escojan esta versión del X-Type deben saber que la proporción entre estas dos sensaciones, el dinamismo y la comodidad, esté decantada hacia la segunda. Como contraprestación figuran el equipamiento y el refinamiento interior a base de materiales nobles. De todas formas, el X-Type no deja de transmitir es toque especial de estilo deportivo que Jaguar ha querido mantener vivo a lo largo de los años en perfecto equilibrio con el lujo, la exclusividad y el estilo inconfundiblemente británico que transmiten todos los productos coronados por un felino sobre la calandra del radiador. Acceder a una marca mítica y legendaria, en el caso del X-Type, no está ni mucho menos fuera de los parámetros económicos habituales del segmento al que pertenece este coche.

Ficha técnica

Para ver los datos técnicos del Jaguar X-Type 2,2D Automático y el listado de equipamientos de este modelo, consulte el apartado "FICHAS TÉCNICAS" o acceda directamente con el siguiente enlace:

Jaguar X-Type 2.2D