Kia Sportage 1.7 CRDI 4x2 Drive

La actualización que el Kia Sportage ha recibido este año es una de las más sutiles que hemos conocido últimamente. Tanto es así, que a primera vista no es fácil distinguir qué ha variado respecto del modelo anterior: sin ir más lejos, cuando nuestro editor Joan Dalmau nos habló por primera vez del Kia Sportage de 2014, tituló su artículo como “El juego de las siete diferencias”.

En aquel momento, sólo sabíamos que la marca coreana había aplicado unos leves retoques sobre el frontal y los grupos ópticos traseros, junto con alguna que otra mejora en la calidad de acabados del interior. Es más: ni siquiera se ha actualizado la gama de motores. Entonces, ¿qué sentido tiene hacer un restyling en el que, aparentemente, casi todo sigue igual? Como podremos descubrir a lo largo de esta prueba, la explicación es sencilla: los principales cambios del nuevo Sportage quedan lejos de nuestra vista. Y son para mejor.

El éxito del Kia Sportage de tercera generación lanzado en 2010 se asemeja, a menor escala, al vivido anteriormente por Nissan con la presentación del Qashqai original. Tres años después de que la marca japonesa conquistase al público de nuestro continente con el primer automóvil creado por Nissan Design Europe (Londres), Kia hizo lo propio encargando a Peter Schreyer el rediseño del SUV medio de la marca en el Kia Design Center Europe (Frankfurt). Queda claro que para satisfacer el gusto estético de los conductores europeos no hay nada como diseñar los coches en el Viejo Continente.

Nos encontramos ante un “facelift” realizado por ingenieros, más que por diseñadores.

Al Kia Sportage le llegaba este año el momento de hacer una actualización de media vida para seguir plantando cara en el segmento de los SUV compactos de marcas generalistas. Entre su larga lista de rivales encontramos a su "primo" Hyundai ix35 junto con los habituales Mitsubishi ASX, Ford Kuga –aquí nuestro comparativo en vídeo contra el Toyota RAV4-, Honda CR-V –aquí comparado con el RAV4 y aquí con el Mazda CX-5-, Skoda Yeti, Renault Koleos y SsangYong Korando. Tal vez por encima de todos ellos, el archienemigo del Sportage será este año el flamante Nissan Qashqai, del que también os hemos presentado una completa videoprueba.

Visto el buen resultado comercial del SUV medio de la marca coreana, sus responsables han preferido no arriesgarse a estropear lo que tan bien les estaba funcionando. La decisión tomada no puede haber sido más sabia: escuchar a los clientes para centrarse en mejorar las carencias que presentaba el modelo de 2010. Podría decirse que nos encontramos ante un facelift realizado por ingenieros, más que por diseñadores.

Exteriormente, nos costará encontrar los cambios que presenta el nuevo Sportage. Las versiones más equipadas reciben una nueva parrilla frontal, que abandona su anterior configuración de líneas horizontales en favor de un diseño de malla cruzada con cierto efecto tridimensional. Estas versiones del Sportage modifican también la estructura interna de las ópticas traseras, que incorporan tecnología LED. También están disponibles nuevas llantas de aleación con diámetros entre las 16 y 18 pulgadas.

Los cambios del habitáculo tampoco saltan a la vista. De hecho, serán más evidentes al tacto, ya que la parte superior del salpicadero está ahora recubierta de goma en vez de plástico, y los paneles superiores de las puertas también reciben materiales blandos. Por lo demás, el interior sigue siendo el mismo, con muy buena sensación de amplitud y una visibilidad bastante correcta, sólo perjudicada por la pequeña superficie de la luneta trasera pequeña. La postura de conducción es parecida a la de un turismo, con el inconveniente de que tendremos que elevar bastante el asiento para que el voluminoso reposabrazos central no nos moleste para manejar el cambio de marchas. Los asientos delanteros siguen siendo igual de cómodos y robustos.

Las plazas traseras pueden alojar confortablemente a dos personas adultas, que no tendrán problemas de espacio para la cabeza, los hombros y las rodillas. La plaza central es incómoda, por quedar más elevada que las otras dos y también por la dureza del respaldo, que alberga un reposabrazos escamoteable. Al menos el túnel central molesta poco, por lo que no será necesario separar demasiado los pies.

El habitáculo ofrece suficiente cantidad de huecos para almacenaje. Además del respetable compartimento situado bajo el reposabrazos delantero, los espacios restantes parecen orientados principalmente a alojar bebidas, ya sea en los portalatas situados junto a la palanca de cambios y el reposabrazos posterior, o en los huecos para botellas del interior de las puertas. Los respaldos de los asientos delanteros también disponen de un bolsillo para dejar revistas.

Pese a mantener los mismos 564 litros de capacidad, el maletero sigue pareciendo más pequeño de lo que es, a causa de un plano de carga muy elevado. Esto es así porque bajo el suelo del maletero se encuentra una rueda de repuesto (disponible en todos los niveles de acabado salvo en el más básico) del mismo tamaño que las demás, incluso con el mismo tipo de llanta. Un detalle a agradecer hoy en día, que tanto se acostumbra a montar ruedas tipo galleta o directamente un kit antipinchazos.

Aun así, y pese al espacio robado por los pasos de rueda, el maletero es bastante aprovechable. Como de costumbre, podremos aprovechar al máximo el espacio disponible (hasta 1.353 litros) reclinando la fila trasera de asientos, cuya única pega está en que el fondo no queda plano en absoluto. Otros modelos, como el Honda CR-V, solucionan este problema con mayor elegancia ya que las banquetas traseras pueden ser plegadas sobre los respaldos delanteros, habilitando espacio suficiente para que los los respaldos traseros queden planos una vez abatidos.

Antes de detallar los niveles de equipamiento y sus precios, os interesará saber que la marca ofrece en la actualidad un descuento de 5.939 euros para todas las versiones del Sportage. Este descuento está sujeto a la entrega de un vehículo usado que pueda acogerse al plan PIVE, y conlleva la financiación de un importe mínimo de 9.000 €.

A diferencia de las marcas alemanas, cuyos automóviles suelen combinar pocos niveles de acabado con múltiples opciones de equipamiento, Kia prefiere seguir el método japonés; o séase, el inverso. Así, el Sportage está a la venta con cinco niveles de acabado “cerrados” (es decir, sin apenas opciones), denominados Basic, Concept, Drive, Maracaná y Emotion.

El nivel Basic, de acceso a la gama, equipa de serie llantas de aleación de 16”, kit antipinchazos, retrovisores eléctricos y calefactables, aire acondicionado, volante (multifunción) y palanca de cambios en piel, radio-CD MP3 con manos libre Bluetooth, control de crucero y ayuda al arranque en pendiente. Con este completo equipamiento, el precio de tarifa del Kia Sportage más económico es de 21.150 euros (15.211 si nos acogemos a la oferta promocional) con el único motor disponible, el gasolina 1.6 GDI de 135 CV.

Subiendo al nivel Concept, tendremos de serie la rueda de repuesto de tamaño completo, barras de techo, faros antiniebla, luces diurnas LED y sensor de lluvia. Con el motor 1.7 CRDI de 115 CV –el que probamos hoy-, el Kia Sportage Concept cuesta 24.110 euros (18.171 € aplicando la promoción). Más arriba llegamos al nivel Drive, el más equilibrado de todos y al que corresponde nuestra unidad de pruebas. Por 1.789 euros, añade retrovisores plegables con intermitente incorporado, tiradores cromados en las puertas, ópticas traseras LED, llantas de 17”, climatizador bizona, sensor de luces,

El nivel Drive es más equilibrado de la gama por su relación entre equipamiento y precio.

retrovisor interior fotosensible, sensores traseros de aparcamiento y red para el maletero. El Sportage Drive 1.7 CRDI cuesta 25.899 euros (19.960 € con descuento), a los que hay que sumar en nuestra unidad de pruebas la única opción elegida: la pintura metalizada Black Pearl (440,51 €).

Aprovechando el tirón mediático del Mundial de Fútbol de Brasil, Kia ha lanzado recientemente la serie Maracaná. Sobre la base del acabado Drive, el Sportage Maracaná incorpora faros de xenón, antena de tipo “aleta de tiburón”, tapicería en piel, panel de instrumentos Supervisión, embellecedores interiores, ajuste de la dureza de la dirección asistida, navegador con cámara de visión trasera y sistema de audio Infinity. El Kia Sportage Maracaná 1.7 CRDI tiene un precio de 27.950 euros (22.011 € con la promoción de la marca). Finalmente, por sólo 489 € tendremos acceso al nivel Emotion, el más lujoso de todos, que suma a lo anterior el techo solar panorámico, el arranque sin llave y el sistema de asistencia al estacionamiento.

Los ajustes introducidos por los ingenieros de Kia tratan de dar respuesta a las principales objeciones planteadas por sus clientes, que consideraban al Sportage como un coche de comportamiento demasiado asfáltico. También pedían cambios una dirección demasiado lenta y un habitáculo no muy bien insonorizado. Veamos si la marca coreana ha hecho bien sus deberes.

Para empezar, el parabrisas recibe una estructura aislante multicapa, encargada de reducir el ruido aerodinámico que llega al habitáculo. Pero mucho más significativas son las mejoras aplicadas sobre el apartado dinámico, destinadas a mejorar la rigidez estructural y el confort de marcha.

Así, para reducir las vibraciones, el subchasis delantero deja de estar atornillado directamente al chasis para montarse ahora sobre casquillos, modificándose además los apoyos de las suspensiones y los anclajes de la caja de cambios. Las barras estabilizadoras delanteras han sido rediseñadas con objeto de reducir el subviraje y mejorar la estabilidad del tren anterior. En cambio, los muelles traseros son ahora algo más duros, para facilitar las tareas de remolque. Completa la lista de cambios una cremallera de dirección menos desmultiplicada, que otorga mayor rapidez al giro del volante.

A lo largo de nuestros días de prueba, hemos podido comprobar que, pese al suavizado general de las suspensiones, el Sportage sigue mostrándose más ágil en carretera de lo que podría parecer. Los balanceos, algo más patentes en esta nueva edición, siguen siendo relativamente contenidos. Como es lógico, a medida que vayamos exigiéndole al coche iremos notando mayor diferencia, y más teniendo en cuenta su

El Kia Sportage sigue mostrándose más ágil en carretera de lo que podría parecer.

centro de gravedad algo elevado; pero tanto en autopista como en carreteras secundarias merece una buena calificación por aplomo, agilidad y confort. La mayor rapidez de la dirección es bienvenida, ya que nos permitirá enlazar curvas con mayor precisón y sin tener que girar el volante más de lo necesario.

Circulando sobre pistas de tierra, el Sportage se defiende incluso mejor que antes, gracias al recorrido útil de las suspensiones pero sobre todo por el suavizado de su respuesta. Incluso podremos aventurarnos por algún sendero que no presente grandes dificultades ni mucha inclinación. Desde luego, no debemos confundir a este SUV de preferencia asfáltica con un verdadero todoterreno, por su limitada altura libre al suelo (17 cm) y por carecer de tracción integral y reductora. Pero sí podemos afirmar que el Sportage es un todocamino bastante capaz mientras lo conduzcamos con sentido común.

El motor 1.7 CRDI de 115 CV es el mismo que ya montaba el Sportage precedente -aquí nuestra prueba del anterior Kia Sportage 1.7 CRDI 4x2-. La respuesta de este pequeño turbodiésel puede quedar algo corta para un coche de este tamaño. Tiene buenos medios, pero por desgracia se muestra perezoso por debajo de las 2.000 rpm y tampoco sirve de mucho estirarlo por encima de las 4.000 vueltas, lo que nos obligará a "jugar" con el cambio más de lo deseable.

La caja de cambios, a propósito, ha sido ajustada para hacer que las seis marchas sean algo cortas. Esto redunda en favor de las aceleraciones -que aún así nunca llegan a ser brillantes- pero en cambio impide que la sexta marcha sirva de verdadero desahogo en autopista. Podemos notar cómo el motor nos “pide” engranar la sexta a poco que superemos los 90 km/h.

Si tenemos intención de viajar a menudo con la familia y su equipaje, sería aconsajable optar por el motor 2.0 CRDI de 136 CV, capaz de ofrecer evidentemente más aceleración pero sobre todo unas recuperaciones claramente superiores. El único obstáculo está en una diferencia de precio de 2.715 euros, a lo que habría que sumar obviamente unos consumos algo más elevados.

Ya que hablamos de consumos, el Sportage 1.7 CRDI de tracción delantera marca una cifra homologada de sólo 5,3 litros de gasoil por cada 100 kilómetros. Durante la semana que duró nuestra prueba, en la que hicimos una conducción normal por todo tipo de vías, obtuvimos un promedio de 7 litros justos. Esta desviación no se hace tan acusada en carretera como lo es en ciudad, donde este SUV diésel se muestra algo gastón.

En cuanto al aislamiento acústico, Kia nos ha dado una de cal y otra de arena. Aunque tal y como afirma la marca, el nuevo parabrisas filtra de manera efectiva el ruido del viento, la rumorosidad del motor sigue haciéndose notar claramente. Además, como las relaciones de cambio son cortas y el motor suele ir alto de vueltas… pues nos encontramos con más ruido y vibraciones todavía. No es que sea escandaloso, ni mucho menos, pero se convierte en uno de los puntos flacos de este automóvil, por lo demás muy bien resuelto.

Evaluándolo en conjunto, hay que reconocer el buen trabajo que ha hecho Kia para actualizar su modelo más vendido. La casa coreana ha sabido escuchar a su clientela, respondiendo a sus demandas de la mejor manera posible. Y gracias a su buen hacer y al acierto general de los cambios realizados, no me cabe duda de que el Kia Sportage seguirá siendo -por diseño, calidad, comportamiento y precio- uno de los SUV compactos más atractivos de nuestro mercado.