Nismo, la división de competición de Nissan ha convertido al 370Z en el deportivo casi perfecto. Está animado por un motor V6 que suena de maravilla, entrega 348 CV, y su chasis tiene una calibración digna de un Porsche. Todo por un precio que apenas supera los 45.430 euros.
El 370Z estándar es de por si un excelente deportivo, un coche incluso ideal para el día a día. Sus suspensiones son cómodas, algo perfecto a la hora de llevar a cabo recorridos cuotidianos pero que quizás demasiado blandas a la hora de querer sacarle la quintaesencia al conjunto.
La variante Nismo mantiene la usabilidad del modelo base, que ya probamos de forma exhaustiva en nuestro Winter Job con Néstor Abarca y un servidor, añadiendo un plus de firmeza en las suspensiones que se agradece a la hora de aplicar una conducción deportiva de verdad.
El incremento de precio no es para nada exagerado. Con los descuentos actuales podemos configurar uno por menos de 40.000 euros. No hay ningún otro biplaza con motor atmosférico de alta cilindrada que brinde unas prestaciones equiparables por menos dinero.
Elegante
El kit de carrocería Nismo encaja a la perfección con las elegantes líneas de carrocería del 370Z. No es ni muy soft, ni demasiado extremo al estilo de aquel 350Z S-Tune GT de 2005, una preparación casi digna del mismo Veil Side.
Los acentos en color rojo tirando a granate del labio inferior del parachoques delantero son ya señas de identidad de las versiones Nismo. Si bien lleva años en el mercado, incluso hoy sigue siendo atractivo.
Los detalles en rojo se mantienen sobre las carcasas de los retrovisores. Las llantas Rays de 19” dejan ver a través de sus 5 dobles brazos los potentes discos de 355 mm y las pinzas de 4 pistones pintadas en color rojo.
Lo que más me llamó la atención fue el diámetro de las dos salidas de escape circulares. No son tamaño Eurotunel pero bueno, un poco más pequeñas tampoco estarían mal.
Deportividad también dentro
El habitáculo presenta asientos tipo backet firmados por Recaro, una elección cómoda a la vez que práctica para disfrutar en conducción deportiva.
La instrumentación es 100% analógica con un gran cuenta-vueltas en el centro, el velocímetro a la derecha y una pleistocénica pantalla mutifunción de TFT a la izquierda. Se agradecería un velocímetro digital para tener mayor exactitud de la velocidad a la que rodamos en cada momento.
La columna de dirección sólo es regulable en altura, es una verdadera lástima que no pueda ajustarse también en profundidad. En el centro del salpicadero presenta una pantalla mediante la cual podemos gestionar el equipo de audio, el Bluetooth y el navegador.
Este es un coche cómodo tanto en desplazamientos cuotidianos como a la hora de realizar salidas pura y exclusivamente para disfrutar al volante. Pocos deportivos de pura raza pueden brillar en ambas situaciones.
Eso sí, en el habitáculo se echan en falta más huecos para dejar pequeños objetos. Los de las puertas son pequeños, hay un único posavasos, el hueco con tapa central es algo justo y la guantera es testimonial. Un simple estuche de gafas de sol de formato grande puede no caber en ninguno de esos huecos.
Maletero con 235 litros es perfecto para dos trolley de cabina y un par de bolsas de deporte adicionales. Además, detrás de los asientos hay un hueco extra donde dejar pequeñas piezas de equipaje y las chaquetas.
Un motor de verdad
El volante de piel vuelta es otro detalle 100% Racing, un volante que lo disfrutarás mejor con guantes, así evitas maltratarlo cuando sudan las manos. La marca en color rojo ubicada a las 12 en punto es otro elemento derivado de la competición.
Nada más presionar el botón start-stop el V6 cobra vida con una sonoridad ronca, avisándonos de lo que nos espera. El pedal del embrague tiene su peso, como lo tiene también la dirección. Todo ello denota que estás ante un coche pensado para conducir, y a poder ser, para conducirlo a ritmo alegre.
La posición de la palanca de cambios y el tacto de la misma también son ideales. Con la dureza justa que buscas en un coche así. Los recorridos de palanca son precisos y cortos. Además, una vez bajas de marcha hace el punta-tacón de forma automática.
Muchos tenemos idealizada la dirección hidráulica que antes Porsche equipaba en sus modelos. La de este Nismo no está muy lejos de aquella. Pesa lo justo, es muy precisa y lo más importante, es sumamente comunicativa.
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Una vez el indicador analógico de temperatura de aceite del motor alcanza su punto óptimo por encima de los 90° es el momento de hacer subir de vueltas el V6. La zona roja empieza en 7.500 rpm con lo que hay margen para hacerlo cantar a pleno pulmón.
Tras pasar de 3.000 rpm la nota empieza a ser cada vez más aguda y responde con todavía más contundencia. Tiene tantos bajos que incluso con marchas largas responde bien, si bien merece la pena bajar un par de marchas y ver cómo crece a medida que lo subes de vueltas.
La musicalidad que ofrece este 3,7 litros atmosférico es una de las piezas clave del conjunto. Un sonido que te involucra todavía más en la experiencia de conducción. Algo que con un turbo se habría perdido por completo.
No sólo suena bien este propulsor de 6 cilindros, también entrega toda la contundencia que esperas encontrar en un coche de este tipo. Es de esos motores con la fuerza suficiente para dejarte la espalda clavada en el respaldo del asiento cuando abres gas con decisión.
La potencia máxima de 344 CV llega a 7.400 rpm pero mucho antes, a 5.200 rpm entrega 371 Nm de par máximo. Esta es una mecánica llena que crece a medida que sube de vueltas.
Con un peso de 1.610 kilos no es precisamente un peso pluma, pero da la sensación de ser más ligero de lo que en realidad es. Está claro que a los que nos gusta conducir nunca tenemos potencia suficiente, pero este es de esos casos en los que el conjunto está tan equilibrado que te dices a ti mismo: “¿Para qué más?”.
Sobre el papel anuncia una punta de 250 km/h y un 0 a 100 km/h en 5,2 segundos. A día de hoy no son registros estratosféricos, aunque siguen siendo de esos que emocionan de verdad.
Puede brindar prestaciones muy dignas, pero incluso circulando a un ritmo no excesivamente alegre te lo pasas genial. Transmite tanto al conductor que te hace partícipe de todo lo que ocurre. Es un verdadero lujo encontrarte con un coche tan analógico en el mundo tan digitalizado en el que nos ha tocado vivir.
Los neumáticos traseros Dunlop SP Sport Maxx GT con medidas 285/35 R19 ofrecen el nivel de grip necesario para el conjunto. Si quieres puedes hacerlo derrapar, no obstante, este Z lo disfrutas más aprovechando todo el potencial de su motor. Es un coche muy neutro y su tren trasero aporta un alto nivel de motricidad.
Los frenos firmados por Brembo están a la altura del conjunto. El tacto del pedal central es exquisito, ofreciendo una reactividad ejemplar y al mismo tiempo permitiendo modular con gran precisión.
Lo más fuerte fue que tras realizar 2.000 km al volante de un Ferrari 812 Superfast, tenía al 370Z Nismo esperando en el parking del aeropuerto de Barcelona. En la mayoría de ocasiones que te bajas de un súper-coche y te subes a algo más terrenal todavía se acentúan más las diferencias.
Sin embargo, fue arrancar, empezar a circular y disfrutar. Es así. Claro que no tenía los 800 CV del Superfast bajo mi pie derecho, pero sus más que respetables recuperaciones y sobre todo la musicalidad de su motor me sorprendieron sobremanera. Pocas veces me había pasado algo igual. Algo que habla muy bien de este Nismo.
Este Z es un coche que transmite tanto que incluso a ritmo normal te lo hace pasar en grande. Cuando pasas de la autopista para volver a casa y optas por esa carretera secundaria que tú y yo sabemos, entonces es cuando brilla todavía más.
En resumidas cuentas
Es lo más parecido a un Porsche, pero sin tener esa exquisita calidad de acabados y sin tener que hipotecar un riñón a la hora de comprarlo. Con 45.430 euros, poco más de 40 con descuentos, es un biplaza que emociona a precio de saldo.
Está claro que hay coches más rápidos, incluso hay hot-hatch con prestaciones parecidas y mucho más prácticos. Pero por esta franja de precio pocos coches transmiten tanto al conductor.
En un mundo en el que todo está ultra-filtrado, ultra-medido y ultra-digitalizado es genial que haya todavía coches rebeldes como este 370Z Nismo. Deportivos de verdad que no han sucumbido ni a las pantallitas ni a los motores turbo.
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