El Aston Martin DBX es el primer SUV de la marca británica. Un SUV lujoso y deportivo a partes iguales concebido para competir de tú a tú con Bentley Bentayga y Lamborghini Urus. Al igual que sus dos rivales más directos, tiene tracción integral, suspensión neumática y también recurre a un motor V8 biturbo de 550 CV. Su precio en España es de 219.000 euros. Eso sí, esta unidad con todos los extras que equipa asciende hasta los 269.140 euros.
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Fabricado a mano en Gales
El Aston Martin DBX se produce en la factoría que Aston Martin Lagonda tiene en St Athan, en Gales. El resto de modelos de la firma salen de las instalaciones de Gaydon a escasos metros de las que albergan la sede de Jaguar-Land Rover. Hace décadas estas marcas habían estado todas juntas bajo el paraguas de Ford, pero que ahora van cada una por su lado. Aston Martin con AMG y Jaguar-Land Rover con Tata.
De hecho, Aston Martin tiene puestas muchas expectativas en el DBX. Es un modelo de gran volumen que debe ayudar a crecer a la marca. Porsche consiguió un gran éxito primero con el Cayenne y luego con el Macan. En una Galaxia más próxima a Aston Martin, Lamborghini ha logrado incrementar ostensiblemente sus cifras de producción de la mano del Urus. El fenómeno SUV, ya se sabe…
Echando un primer vistazo parece mucho más pequeño de lo que en realidad es. Eso se debe en gran medida al corto voladizo delantero y a las formas curvas de su carrocería. Es un coche que disimula muy bien sus verdaderas proporciones, hasta que no lo ves de cerca no te das cuenta de lo enorme que llega a ser.
Mide 5 metros de largo, 2 metros de ancho y casi 1,7 metros de alto. Su batalla supera los 3 metros. Muy en la línea de sus rivales más directos. Tampoco es ligero puesto que detiene la aguja de la báscula superadas las 2,3 toneladas.
Sus llantas de 22”, calzadas con neumáticos Pirelli PZero con medidas 285/40-22 delante y 325/35-22 ayudan a que visualmente todo parezca a la misma escala. De este modo el ojo no aprecia a simple vista la magnitud de las proporciones del DBX.
A través de estas llantas de 22” vemos el potente equipo de frenos formado por discos de acero de 410 mm de diámetro delante y 390 mm detrás. Las pinzas de color amarillo tienen 6 pistones delante y 4 detrás.
Es tan grande que Aston Martin tuvo que crear una versión de mayor tamaño de su logo para el frontal del DBX. Un frontal que destaca por la tradicional calandra que solemos encontrar en los deportivos de Aston Martin. Sobre el capó hay unos apéndices aerodinámicos que emergen de las salidas de aire, un elemento que se factura a parte.
En las aletas delanteras hay las características branquias de Aston Martin, eso sí, lo que todavía no había visto antes en un Aston Martin son las barras de techo. Un elemento decorativo de casi todos los SUV, que al mismo tiempo es funcional.
Sobre esta piel de aluminio reposa una pintura de color verde de lo más singular, el verde Arden Green. Nada que ver con el típico y tópico verde inglés y más especial que la amplia oferta de grises que puedes encontrar en la gama. Pero ya se sabe, para gustos están los colores.
La silueta de estilo coupé se complementa con puertas sin marco para las ventanillas. Los tiradores de las puertas, perfectamente enrasados con la carrocería, son otro elemento que comparte con sus hermanos de dos puertas dentro de la marca.
En la trasera destaca un alerón integrado en el portón de estilo cola de pato. Una solución aerodinámica que recuerda bastante a la que encontramos en el Vantage. Otro gran protagonista del conjunto son las dos salidas de escape de verdad de la buena. Unos escapes escapes que suenan de película.
Interior exquisito
Una vez dentro encuentras justo lo que buscas en un Aston. Exquisitez allá donde mires. Tanto por los materiales empleados, como por el diseño y los acabados tanto a la vista, como al tacto. Artesanía y calidad van de la mano.
Piel en color gris Wolf Grey, madera de olivo en acabado de poro abierto. Sí el famoso Open Pore. Así como inserciones de aluminio en salpicadero, las levas del cambio también en aluminio o los botones de cristal que te permiten arrancar su motor, así como controlar la caja de cambios.
El espacio a bordo es generoso, con asientos que recogen bien y que ofrecen un gran número de posibilidades de regulación. Ahora bien, es importante mantener una postura muy erguida puesto que o dejas toda la espalda apoyada en el respaldo del asiento o no terminas de encontrar el nivel de confort que esperarías en un coche así.
Me encantaría que existiese la opción de configurarlo con indicadores analógicos. Quien compra un DBX seguro que es un gran apasionado de la alta relojería. Y unos indicadores con agujas como Dios manda le sentarían genial. Pero ya se sabe que es difícil luchar contra las modas. Es por ello que recurre a esta pantalla de 12,3” que hace las veces de cuadro de instrumentos principal.
La pantalla del centro del salpicadero mide 10,25” y no es táctil. Se gestiona con los mandos que hay en el túnel central, a través de una rueda giratoria como la que ya conocíamos en numerosos modelos de Mercedes-Benz. Daimler accionista mayoritario de Mercedes también tiene una importante participación en Aston Martin, a través de su filial AMG.
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Precisamente con esta configuración ofrece un nivel de usabilidad mejor que si fuese táctil. Es más cómoda de operar puesto que en todo momento sientes los clicks que haces con el mando giratorio y así sabes lo que estás haciendo. Tiene de todo, incluso Apple CarPlay. No por Bluetooth, pero sí por cable.
La segunda fila de asientos es igual de generosa que la primera. Con un confortable acceso y un espacio más que suficiente para albergar a dos adultos de talla XL sin ningún problema. Una habitabilidad interior jamás vista antes en un Aston. El Rapide era precioso, pero sus plazas traseras eran diminutas comparadas con las del DBX.
Una de las cualidades que este DBX aporta frente a sus principales rivales es el cómodo acceso a la segunda fila. Cuando abres una de las puertas traseras, esta se lleva parte del marco inferior con lo que te puedes acercar más a los asientos, y encima no te ensucias porqué la suciedad se queda en la puerta.
El maletero del DBX anuncia 632 litros de capacidad y bajo el piso cuenta con un compartimento adicional de 62 litros. Un espacio donde podría llevar una rueda de repuesto. En caso de necesidad podemos abatir los respaldos de la segunda fila para alcanzar el volumen máximo en configuración 2 plazas.
Dado que cuenta con suspensión neumática, en el maletero encontramos dos botones que permiten tanto bajar como subir únicamente el eje trasero. Con ello facilitamos el acceso al maletero a la hora de cargar bultos de gran tamaño y peso.
V8 de 550 CV
En un mundo cada vez más plagado de híbridos, de híbridos enchufables, de eléctricos. Es una auténtica bendición para los sentidos que exista un motor como el M178. El V8 de 4 litros que AMG confecciona a mano para Aston Martin. Un motor sobrealimentado por dos turbocompresores que declara 550 CV a 6.500 rpm y 700 Nm de 2.200 a 5.000 rpm. El nivel de empuje de este propulsor es más que suficiente para mover el DBX con alegría.
Y que suena como los mismos ángeles. Sus prestaciones sobre el papel no están nada mal con una aceleración de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos y una punta de 291 km/h. Unas cifras que apunta directamente a la línea de flotación del Bentley Bentayga V8.
Lo mejor de este motor no es sólo cómo empuja al DBX, lo mejor es el sonido que emerge de sus dos salidas de escape. Una nota agradable, musical, llena, viva, alegre… Un sonido espectacular que amplifica la experiencia de conducción hasta límites insospechados.
Esta sensacional mecánica V8 está asociada a una caja de cambios automática de convertidor de par de 9 relaciones. Una caja que funciona de maravilla en modo 100% automático y que permite pasarlo en grande cuando recurres al modo manual.
El conjunto dinámico es muy bueno. Queda claro que acelera con contundencia. Pero lo que más llama la atención es cómo entra en la curva. Sobre todo, como traza dentro de la curva. No esperas que un coche de este tamaño, de este peso sea capaz de ofrecer un comportamiento tan dinámico.
El equipo de suspensión neumática que monta de serie hace un trabajo ejemplar a la hora de filtrar las irregularidades del firme y al mismo tiempo ofrecer un alto grado de estabilidad. Buscándole las cosquillas entonces aparece un cierto grado de flotabilidad. Incluso con las barras estabilizadoras activas, termina moviéndose un poco.
Este coche no es para ir al límite límite. Y además, hay que tener en cuenta que el propietario de un DBX lo más seguro es que tenga en el garaje un DBS, un Vantage o bien un Ferrari o un 911 Turbo para cuando quiera ir al circuito.
Quizás si contara con la opción de un eje trasero direccional podría mostrarse todavía más ágil. Ojo, que no va nada mal, incluso el reparto de par activo entre ambos ejes termina dando un comportamiento de tracción trasera según en qué situación que lo hace muy vivo y comunicativo detrás.
No en vano, su sistema de distribución de par puede pasar de un reparto estándar del 47/53 hasta ser mandar un 100% de par al eje posterior. Esto es posible gracias al diferencial de deslizamiento limitado que equipa en el tren trasero.
En resumidas cuentas
¿Cumple con todas las expectativas el DBX? Es un Aston Martin en todos los sentidos. Deportivo, potente con un sonido sensacional y unas prestaciones más que respetables. Además, es cómodo y agradable tanto para convivir con él en el día a día, como para viajar. A todo ello hay que sumar que es el Aston Martin más práctico de todos los tiempos. Tanto por su amplia segunda fila, como por su generoso maletero. Sin olvidar que es el único Aston con el que puedes seguir disfrutando fuera del asfalto.
Una maravilla en casi todo.