Hace tres años que Audi hizo público los bocetos del que iba a ser su primer SUV compacto. Se especuló entonces que el nuevo coche se llamaría Q1, demostrando claramente que este SUV representaría el primer escalón en la gama de crossovers de Audi. Pero en realidad acabó llamándose Q2, quizás para evitar confusiones: ya que su base no es la del Audi A1, sino la del Audi A3.
Utiliza la plataforma MQB del grupo Volkswagen, la misma que sirve para la construcción del Volkswagen Golf, el Seat León o el Volkswagen Tiguan. No obstante, las medidas del Audi Q2 son inferiores a las de todos ellos, y sus 4,19 metros de longitud, 1,51 de alto y 1,79 de ancho lo encuadran dentro del grupo de los todocaminos más compactos, más destinados a un uso urbano.
Audi define al Q2 como un SUV compacto para el uso diario y el ocio, un coche enfocado, en teoría, a un publico más joven que el que accede a un Q3, un Q5 o un Q7. Digo en teoría, porque los 39.470 euros de base que cuesta esta versión 2.0 TDI de 190 CV con acabado Sport Edition y paquete exterior SLine limita bastante las cosas entre el público joven potencial. No obstante, es justo decir que la gama parte de los 28.812 euros de la versión 1.6 TDI Design Edition con 116 CV. La que he probado durante unos días es precisamente una de las versiones más caras, equipada con cambio automático STronic y transmisión quattro.
Personalidad propia
Aunque estéticamente el Q2 recuerda mucho a cualquier otro SUV de Audi, algunos detalles de su carrocería le dan un toque más fresco, deportivo y atractivo a primer golpe de vista. El frontal es poco arriesgado ( si es que podemos utilizar este calificativo en un diseño de Audi) y podéis ver la típica parrilla Singleframe, acompañada de unos afilados y agresivos faros LED, junto con un paragolpes deportivo con grandes entradas de aire. La línea de cintura es alta, y la progresiva caída del techo hacia la zaga obliga a utilizar muy poca superficie acristalada. Esto tiene como consecuencia una escasa visibilidad hacia el entorno del coche, un punto a mejorar en este SUV.
Lo más destacado del diseño del Q2 lo encontramos en la parte trasera del coche. El Blade, un plástico de color personalizable que cubre el pilar C, da un aire deportivo y muy cupé al coche visto de lateral, una imagen que también se refuerza con un bonito spoiler.
El paragolpes trasero también cuenta con un difusor y unas salidas de escape cromadas. La línea deportiva se remata con un juego de llantas de 19 pulgadas con neumáticos Bridgestone Potenza S001 en medidas 235/40 R19, una opción que requiere desembolsar 855 euros más.
El Q2 respeta básicamente las líneas estéticas del Crossline Coupé Concept, que la marca alemana presentó en el Salón de París de 2012. Y en mi opinión, son acertadas. El Q2 resulta atractivo para la mayor parte del público, sobre todo si está pintado en el color de nuestra unidad de pruebas: Azul Ara efecto cristal.
Versión diésel
He conducido la versión con motor de 4 cilindros en su modalidad más potente: 190 CV. Existen otras dos opciones de potencia, 150 CV y 116 CV, esta última en el diésel de acceso, un 1.6 TDI. Este diésel de mayor potencia va asociado de forma obligatoria al sistema de tracción quattro y a un cambio S Tronic de 7 velocidades.
Es un motor que permite exprimir las excelentes cualidades dinámicas de este crossover, que sin tener un carácter extremadamente deportivo, sí que transmite muy buenas sensaciones en carretera. Ofrece un buen empuje a bajas vueltas y estira con progresividad hasta las 5.000 r.p.m., sin excesivo ruido mecánico y bien asociado al cambio automático de doble embrague. Este cambio, con el programa Dynamic activado, permite estirar las marchas hasta el régimen máximo y se mantiene ahí por unos instantes, para después pasar a una marcha superior en beneficio de la buena salud del motor.
La eficacia de este cambio automático, que puede accionarse mediante levas, junto a la de la transmisión integral, la dirección progresiva de asistencia variable y el propio propulsor, hacen que este crossover funcione de forma impecable en carretera.
Las sensaciones de conducción recuerdan a las de un Audi A3. Es muy fácil de conducir, y muy fácil de llevarlo rápido en carretera. Su comportamiento es muy neutro, apoyado por una transmisión a las cuatro ruedas muy eficaz, que garantiza una buena motricidad en toda circunstancia. Aunque el coche no llega a virar del todo plano en los apoyos en las curvas, el balanceo es mínimo.
Con este motor de dos litros diésel, el Q2 gastó una media de 7,9 l/100 km, aunque la cifra oficial de consumo medio se sitúa en 5 l/100km.
No es un consumo bajo, pero debemos tener en cuenta que se trata de la versión más potente de la gama, con cambio automático y tracción a las cuatro ruedas, éstas de gran tamaño.
Cómodo y eficaz
El coche es muy confortable, como suele ser norma en la casa. Es silencioso en autopista y carretera, y sólo en frío y a baja velocidad puede llamarte la atención el ruido de su motor diésel.
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La posición al volante es ligeramente deportiva. Este Q2 equipaba asientos deportivos y volante forrado en cuero con levas y su parte inferior achatada, por lo que manos y posaderas pueden ir bien sujetas de entrada.
Frente al conductor destaca el Audi Virtual Cockpit, un cuadro de instrumentos totalmente digital, configurable en dos pantallas diferentes (una pone como protagonista al cuentarrevoluciones y otra al navegador).
La información básica del viaje y la conducción podemos verla también en el Head-up Display, que en este coche proyecta los datos sobre una lámina de plástico, no en el parabrisas. Tanto uno como el otro son equipamiento opcional, y conviene tener en cuenta que el Audi Virtual Cockpit obliga a instalar también el MMI Navigation Plus (1.830 euros).
El menú que ofrece el MMI es completo e intuitivo, fácil de manejar con el tradicional dial en la consola central. Ahora permite acceder a internet y, por ejemplo, activar Google Earth para el navegador. El resultado es una espectacular imagen en la pantalla a tiempo real del trayecto que estamos realizando, con todo tipo de detalle.
Quizás puede criticarse el diseño del interior de este Audi, que peca algo de sobrio, como suele ser típico en la mayoría de modelos de origen alemán. Pero la calidad de los materiales, los remate junto con la forma, tacto y distribución de los pulsadores es impecable, toda una referencia. El salpicadero es calcado al de un Audi A3, por lo que no se encuentra a faltar nada y uno tiene la sensación de estar llevando un turismo compacto, no un SUV.
En las plazas traseras hay suficiente espacio para dos adultos y un tercero que viaje de forma esporádica y puntual, ya que el respaldo es duro y la anchura de la banqueta es justa, como casi siempre. A pesar de ello, la sensación de espacio atrás es relativamente buena para tratarse de un SUV del segmento B.
El maletero tiene una capacidad de 405 litros, ampliables a 1.050 plegando las banquetas de la segunda fila. Para ello, cuentan con una palanca en los respaldos que facilitan la operación en un solo gesto.
El piso que queda el plano, y las formas del maletero son buenas. Pero no es el mejor maletero del segmento, ya que su principal competidor, el Mini Countryman, ofrece más espacio. También lo supera el del Honda HR-V, aunque es mejor que el maletero del Suzuki Vitara, Mazda CX-3 o Nissan Juke, por ejemplo. Cuenta con un doble fondo, que en la versión que probamos, con equipo de música Bang & Olufsen, aprovechaba el hueco de la rueda de repuesto para colocar un subwoofer. Por lo tanto, es un hueco poco aprovechable. La apertura del portón, si se desea, puede ser eléctrica.
Poco de serie, mucho de opciones
El equipamiento de serie de este Q2 Edición Sport incljye climatizador automático de dos zonas, apoyabrazos delantero, sensores de lluvia y luz, espejo retrovisor antideslumbrante y el paquete connectivity, con doble entrada USB y doble lector de tarjetas SD, además del Audi Music Interface, que permite conectar un dispositivo y mediante la interface Audi Smartphone, visualizar en la pantalla del MMI las funcionalidades del teléfono móvil mediante Apple Car Play o Android Auto.
En cuanto a sistemas de seguridad y ayuda a la conducción, el Q2 equipa de serie Audi Pre Sense Front con sistema de detección de peatones, que advierte al conductor de una posible colisión en ciudad contra otro vehículo o un peatón, y en caso de no actuar frena de forma automática.
Opcionalmente puede pedirse el control de crucero adaptativo con función stop & Go, el sistema de asistencia en atascos Audi Traffic Jam Assist, la alerta de ángulo muerto, la de mantenimiento de carril, el sistema de reconocimiento de señales de tráfico y el Audi Park Assist, Cross Traffic Assist y Emergency Assist, entre otros. Muchos de estos sistemas venían montados en el Q2 que veis en las fotos y podéis ver en el vídeo, cuyo montante final quedó en 55.050 euros, un PVP para una unidad full equipe que demuestra que las posibilidades de personalización son tan infinitas como el presupuesto que destines al vehículo.
El Audi Q2 va a ser un duro rival de otro de los SUVs “urbanos” y “Premium”, el Mini Countryman. La firma británica lo sabe, y acaba de remodelar por completo su modelo, consciente de que quedar parado en este sector es dar un paso atrás. En los próximos meses os ofreceremos una comparativa entre los dos.
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