Audi acaba de lanzar el Q8 en el mercado español. La primera versión que llega a los concesionarios es la 50 TDI, un diésel V6 con 286 CV, que hemos tenido ocasión de conducir por tierras de Alicante.
Los grandes SUVs de lujo no son precisamente los que tiren del mercado de matriculaciones, pero aguantan bien el tipo en un momento en el que la crisis económica parece ir menguando. Las pocas novedades que se presentan vienen de parte de marcas alemanas. Después del lanzamiento de los nuevos Porsche Cayenne y Volkswagen Touareg, en menos de un año, ahora es Audi quien presenta un nuevo SUV de lujo, el Q8, que acompañará en su periplo comercial a su primo hermano, el Audi Q7.
El Q8 se construye sobre la misma plataforma que da vida a estos tres, la misma que aprovechan el Bentley Bentayga y el Lamborghini Urus, marcas también dentro del grupo. Es una plataforma ligera, construida mayoritariamente en aluminio, que permite la instalación de modernas tecnologías de control del chasis, de seguridad y ayuda a la conducción y de reducción de consumos y emisiones.
Audi ha puesto toda su tecnología disponible para crear el Q8, y esto lo convierte en el nuevo buque insignia de la marca en este segmento de mercado tan exclusivo.
El Q8 puede equipar, según las opciones elegidas, suspensión neumática, eje trasero direccional, dirección progresiva deportiva, tecnología mild-hybrid para sus motores y un grupo de sistemas de asistencia a la conducción completísimo.
Hereda lo ya visto en el Audi A8, A7 y A6 en este sentido, además del diseño interior, que es prácticamente calcado.
Viajamos hasta Alicante para ver en persona la nueva criatura, y de paso, conducirla por las bonitas carreteras que conducen del litoral al interior de la provincia. Fue una ruta más que suficiente para comprobar que el comportamiento dinámico del Q8 es el esperado, y que responde a ese aire deportivo que emite su imagen externa.
Muchos detalles nuevos
A diferencia de un Audi Q7, con el que es inevitable comparar, el Q8 tiene un diseño más moderno, deportivo y agresivo. Esta imagen más “dinámica” se consigue con unas dimensiones y unas formas más cupé. El Q8 mide 4,98 metros de largo, 1,99 de ancho y 1,70 de alto. Es 7 centímetros más corto que un Audi Q7, casi 4 centímetros más bajo y unos 3 centímetros más ancho. Estas dimensiones se combinan con un diseño todavía más musculoso, en el que llama la atención el imponente frontal y los hombros laterales, al estilo de los Audi quattro de los años 80.
La típica parrilla Singleframe de Audi es en este coche algo diferente, al tener 6 lamas verticales cromadas combinadas con otras en horizontal de color gris oscuro, que dan un estilo muy racing. Como novedad, esta parrilla conecta con los faros a través de un marco, que puede ser del mismo color de la carrocería o en contraste, como en la unidad que probamos y que podéis ver en el vídeo.
Estos faros son LED, y destacan por tener la luz de cruce y la de carretera separadas, junto con una tira de luz diurna LED a base de barras verticales que acentúan el ancho del vehículo.
El Audi Q8 es un SUV con una línea de cintura muy ancha y poca superficie acristalada, y puede montar llantas de 20, 21 o 22 pulgadas. Con las de 22 pulgadas la imagen es imponente, acentúan el empaque natural del coche.
En la zaga encontramos una luna trasera muy horizontal, spolier, y un portón con ópticas integradas, también LED, que se hallan conectadas mediante una tira de luz y una moldura en color negro. El resultado es convincente, y hacen que el Q8 sea fácil de identificar por detrás.
Lamentablemente, Audi también ha optado por una solución de diseño discutible, como es colocar unas salidas de escape simuladas. Ya vimos un resultado parecido en el nuevo Audi A6.
El nuevo Q8 no cabe considerarlo conservador en su diseño. Audi empieza a mostrar nuevos modelos con un aire más fresco, algo más atrevido. La carrocería pintada en color Dragon Orange, como la que podeís ver en el vídeo, contribuye a dar esta imagen más deportiva y juvenil.
Interior conocido
Para el interior, la marca alemana ha ido a lo seguro. Ha optado por el diseño ya visto en el Audi A6, A7 y A8. Es característico el salpicadero con tres pantallas digitales, dos de ellas en posición central y una tercera como cuadro de instrumentos, el conocido Audi Virtual Cockpit.
La pantalla superior central, de 10,1 pulgadas, sirve para controlar el MMI Navigation Plus, que incluye todos los sistemas de infontaintment y navegador. La inferior, de 8,6 pulgadas, sirve para controlar el climatizador y para entrar texto mediante escritura directa, a modo de touchpad. Todos los sistemas también pueden manejarse mediante órdenes de voz, que ahora pueden ser más fáciles, ya que el coche reconoce el lenguaje natural, hasta cierto punto. En el contacto comprobé que en algunas ocasiones no acaba de asimilar qué le estamos ordenando… falta pulir un poco la tecnología.
El Audi Virtual Cockpit permite escoger entre dos modos de visualización, uno de ellos con la imagen del navegador a toda pantalla. Opcionalmente puede pedirse un Head-up Display.
Las líneas horizontales predominan en este salpicadero, que ofrece una buena sensación de espacio. No obstante, a pesar de la anchura de la consola central, los huecos disponibles son pocos y pequeños. Hay dos portabebidas y una guantera en la que podemos colocar el móvil y recargarlo inalámbricamente. Pero es poco profunda.
La calidad de acabados de este coche es un referente en el mercado, como suele ocurrir con la mayoría de modelos de la marca alemana. Os destacaría los asientos deportivos con cabezal integrado que montaba mi unidad de prensa, cómodos y forrados en cuero Valcona de color gris. O la insignia “quattro” retroiluminada en el salpicadero, un detalle de buen gusto.
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En las plazas traseras se transmite ese mismo confort. Allí encontramos tres marcados asientos, uno de ellos central más estrecho, cómodos y ergonómicos, incluso el del centro. El túnel de transmisión está presente, pero gracias al espacio disponible entre filas, no molesta demasiado. Estos asientos pueden desplazarse longitudinalmente 10 centímetros, para dar más espacio al maletero. Los pasajeros de esta segunda fila pueden también regular la calefacción de forma individual.
El Audi Q8 viene con un portón de maletero de apertura eléctrica. Opcionalmente puede pedirse un sistema de apertura mediante gestualidad del pie. El espacio de carga no es muy holgado para tratarse de un coche de 5 metros de longitud. Ofrece 605 litros, algo más que un BMW X6 (580 litros) y bastante menos que un Volkswagen Touareg (810 litros) o Audi Q7 (890 litros). Sin duda, la menor altura del techo y la horizontalidad de la luneta limitan el espacio disponible. La capacidad máxima se sitúa en 1.755 litros, y para ello hay que abatir los respaldos (tiene una proporción 60:40) yendo a las banquetas de la segunda fila y accionando una palanca. El piso que queda no es totalmente plano.
Como buenos detalles, en este maletero podemos colocar raíles, ganchos y redes para sujetar los bultos. Y si el coche tiene suspensión neumática, mediante un pulsador podemos bajar la altura del plano de carga, para facilitar la entrada de bultos.
Chasis adaptativo
Audi ofrece dos tipos de suspensión: la de serie, convencional, y la adaptativa neumática. Esta última permite regular la altura de la carrocería en función del programa activado en el Drive Select. Es decir, si conectamos el modo Dynamic, la carrocería baja 15mm respecto a su altura estándar. En modo Off-Road llega incluso a elevarla para obtener 25,4 centímetros de altura libre.
A través del Drive Select también se regula el tarado de esta suspensión: más rígido en modo deportivo y más suave en modo Comfort. El Drive Select ofrece varios programas: Auto, Comfort, Dynamic, Eco, Individual, All Road y Off Road, cada uno de ellos con una programación específica del tacto de dirección, reactividad del motor y rigidez de la suspensión, entre otros parámetros.
El Audi Q8 es un SUV bastante pesado (2.145 kilos en vacío) y contar con estos sistemas permite disimular la masa que llevamos mientras conducimos, sobre todo si lo hacemos en una carretera de montaña. El Q8 incorpora el eje trasero direccional ya visto en las berlinas de la marca, que hace que las ruedas traseras giren hasta 5 grados en sentido contrario a las delanteras, para facilitar el giro y la entrada en la curva. O la revés, giran en el mismo sentido para dar estabilidad al coche, por ejemplo, en un cambio de carril en autopista.
También monta una dirección progresiva (de serie) con una desmultiplicación particularmente deportiva que se vuelve más directa a medida que se aumenta el ángulo de giro.
Finalmente, equipa un control selectivo de par que actúa sobre los frenos de la rueda interior para facilitar el giro en las curvas.
Todo esto hace que el Q8 se nota bastante ágil a la hora de girar. No vira del todo plano, porque el peso es inevitable, pero sí que se guía con mucha seguridad, y el paso por curva es más elevado de lo esperado en un SUV de su tamaño.
Un diésel, de momento
El único motor disponible en el momento del lanzamiento es un 3 litros diésel, que ofrece 286 CV y 600 Nm de par máximo. Lo monta la versión 50 TDI, que es la primera en llegar a los concesionarios españoles. Está disponible desde 84.840 euros.
En el segundo semestre de 2019 llegarán otros motores: un diésel de menor potencia, 231 CV, que montará la versión 45 TDI; y un gasolina de tres litros y 340 CV, que impulsará la versión 55 TFSI.
Este primer diésel es un motor de respuesta suave, elástica, cargada de par, especialmente a medio régimen. No obstante, su comportamiento no es demasiado reactivo cuando se arranca desde parado, quizás porque el cambio automático Tiptronic, de 8 velocidades, acusa un cierto resbalamiento en los primeros compases. Una vez superado el bache, tanto el cambio como el motor muestran una buena asociación, acorde con las posibilidades del modelo. El cambio puede accionarse de modo manual mediante levas. La forma un tanto extraña de la palanca incita a ello.
El consumo medio oficial de este motor es de 6,8 l/100 km. Es un consumo relativamente contenido que se consigue con tecnología Mild-Hybrid, un método de hibridación que consiste en utilizar un sistema eléctrico de 48 voltios y dos elementos: una batería de iones de litio colocada en el piso del maletero y un alternador BAS colocado en el cigüeñal. El alternador hace de motor eléctrico y da fuerza al motor diésel en momentos puntuales, además de hacer de motor de arranque. Toda la gama de motores del Q8 incorpora esta tecnología, y hace que todas las versiones puedan recibir la etiqueta ECO, como cualquier híbrido.
Este sistema permite un ahorro medio de consumo de 0,7 litros a los 100 kilómetros, según la marca.
Opciones a tutiplén
Audi comercializa una serie de paquetes de equipamiento opcionales (Tech, Black y SLine) y cuatro paquetes para los sistemas de asistencia, que pueden llegar a ser hasta 39 diferentes. Entre ellos, el control de crucero adaptativo, el asistente en atascos, el asistente de carril, el de emergencia (actúa en el caso de que el conductor no responda o adopte una actitud de pasividad), el Audi pre sense front (llega a frenar el vehículo de forma automática si prevé una colisión inminente contra un obstáculo), el asistente de cruce, el asistente para salir de un aparcamiento en batería, el de aparcamiento remoto, el asistente de remolque, etc.
Todo ello gracias al uso de cinco sensores de radar, seis cámaras, doce sensores ultrasónicos y un escáner láser. Se convierte así en uno de los SUVs mejor equipados en cuanto a sistemas de asistencia, con una tecnología detrás casi propia de un coche autónomo.
Las primeras unidades del Audi Q8 ya están llegando a los concesionarios procedentes de la fábrica de Bratislava (Eslovaquia). Traerán de serie la suspensión adaptativa con regulación de dureza (no neumática), llantas de 19 pulgadas, luces LED, sistema MMI Navegación Plus con MMI Touch response, el Audi Virtual Cockpit, Audi Smartphone Interface, portón del maletero eléctrico y climatizador bizona, entre otros.
Un Audi Q8 con colas de escape falsas... y no se les cae la cara de vergüenza...???