BMW ha renovado su Serie 5, uno de sus principales pilares de ventas y uno de los modelos clásicos de la oferta de la marca alemana. El coche es completamente nuevo, ha mejorado su equipamiento tecnológico, ha refinado su habitáculo y podríamos decir que está más cerca de la Serie 7 que de la Serie 3.
Se trata de una berlina de gran tamaño que mide 4,93 metros de largo por 1,86 de ancho y que tiene una distancia entre ejes de 2,97 metros. Es un coche de proporciones clásicas con carrocería de tres volúmenes y con una amplia oferta de motores y equipamiento que compite con modelos como el Mercedes Clase E, el Audi A6, el Volvo S90, el Jaguar XF o el Lexus GS, entre otros.
Para esta primera prueba en vídeo del Serie 5 hemos elegido la versión que, según la marca, será la más vendida en nuestro mercado; la dotada del motor diésel de dos litros y 190 CV que se vende con el nombre comercial de 520d y que cuesta, con el cambio automático de ocho relaciones, 51.962 euros (52.133 euros con las levas para accionar el cambio en modo secuencial).
Nuestra unidad concreta, en el elegante color blanco, llevaba un kit aerodinámico M que incluye un parachoques delantero más agresivo, un pequeño spoiler trasero y bajos de caja específicos además de asientos deportivos, suspensión deportiva, tapicería de tela y Alcantara y llantas de 18 pulgadas. El precio de este kit es de 5.859 euros aunque en el caso de nuestro 520d, las llantas eran de 19 pulgadas en color negro brillante, disponía de tapicería de cuero (1.469 euros) y en lugar de la suspensión deportiva asociada al kit M llevaba una suspensión pilotada opcional (876 euros) sobre la que volveremos al hablar de comportamiento dinámico.
Diseño clásico
El diseño del coche sigue los cánones clásicos de la marca y del segmento, sin sorpresas. Un morro con personalidad, un perfil elegante y una trasera algo más anodina definen un coche que se desmarca de su antecesor pese a mantener una continuidad estética. Y es que salvo excepciones, BMW es una marca que suele presentar siempre un diseño evolutivo en sus modelos, sobre todo cuando se trata de coches que se renuevan y que son clave en las ventas de la marca (otra cosa es cuando la firma entra en segmentos nuevos donde suele arriesgar un poco más).
En el diseño interior pasa lo mismo. La forma del salpicadero se mantiene, con una consola central ligeramente orientada al conductor, la palanca de cambios tradicional del BMW, de tipo joy-stick y el mando del sistema de control de las funciones de la pantalla que, en nuestra unidad era de 12,5 pulgadas.
Si equipamos el paquete Innovation, facturado a 3.496 euros, dispondremos de un fantástico navegador profesional con pantalla al que podremos dar órdenes mediante la voz o mediante la escritura sobre el trackpad del mando central para la gestión de la pantalla que, además, es táctil. También dispondremos del head-up display, muy útil, regulable en posición, intensidad y cantidad de información, de una instrumentación digital configurable y de la posibilidad de dar órdenes mediante gestos. Esta última funcionalidad, sinceramente está de más. Soltar la mano del volante y hacer un gesto concreto para subir el volumen o cambiar de emisora me parece absurdo cuando puede hacerse más rápidamente y sin soltar las manos del volante mediante los mandos en el mismo. Y eso sin contar que si somos de los que gesticulamos al hablar con el acompañante, nos pasará que en ocasiones subiremos el volumen sin desearlo.
En el mismo pack mencionado tendremos también una llave que parece un Smartphone y un sistema de aparcamiento asistido sobre el que volveremos un poco más tarde. La llave es una de esas cosas con las que dejar alucinados a los amigos. Tiene una pantalla en el centro y permite utilizar diferentes funcionalidades y dar órdenes al coche pero, eso sí, hay que recargarla; en casa, como quién carga un móvil o mediante el sistema de recarga inalámbrico de móviles que, además, dispone de un módulo wifi y que cuesta 671 euros. Para completar el apartado de info-entretenimiento, nuestro 520d montaba un equipo de sonido Harman and Kardon que cuesta 1.241 euros.
Mediante la pantalla superior podemos cambiar un montón de cosas. Por ejemplo, podemos elegir el color de la luz ambiental (que cuesta 353 euros y ofrece cinco tonos disponibles), personalizar el modo de conducción o acceder a los servicios de una central que nos ayudará si estamos en dificultades o nos reservará un hotel si así se lo pedimos. Los servicios Connected Drive, que incluyen información del tiempo, acceso a diferentes aplicaciones y un servicio personalizado de consergería cuestan 795 euros y si además queremos que nuestro Serie 5 sea compatible con nuestro iPhone mediante el sistema Apple Car Play tendremos que abonar 341 euros más.
El espacio en las plazas delanteras es muy holgado. Tenemos regulación eléctrica de volante y de los asientos (1.252 euros) con, además, tres perfiles memorizados (posición de asiento, volante y emisora para tres conductores distintos) y calefacción en los asientos (432 euros) lo que permite encontrar una posición de conducción simplemente perfecta. Los asientos disponen además de regulación de longitud de banqueta, algo que los conductores de altura notable agradecerán ya que les permitirá apoyar mejor las piernas.
En las plazas traseras el espacio disponible es amplio como se espera en un coche de este tamaño pero la habitabilidad sigue sin ser una de las virtudes de este BMW, al menos, no en proporción a su tamaño exterior. El acceso es cómodo y las dos plazas exteriores son muy cómodas aunque el espacio para las piernas no es muy grande.
La plaza central es muy incómoda por la presencia de un apoyacodos con dos portabebidas que resulta muy duro. Eso sí, con dos sillitas infantiles como las nuestras que nos cede Jané, que no son precisamente pequeñas, un adulto puede situarse entre ambas aunque en una posición incómoda por el poco espacio disponible y, sobre todo, por la mencionada dureza del respaldo. La climatización independiente para las plazas traseras opcional y cuesta 933 euros.
El maletero tiene una capacidad de 530 litros. No es muy alto pero sí muy profundo y tiene un abatido en tres secciones de la banqueta trasera. Si abatimos la parte central, podremos cargar objetos largos manteniendo cuatro cómodas plazas y si necesitamos más hueco, podemos abatir las otras dos secciones desbloqueándolas primero con dos tiradores en el propio maletero.
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Comportamiento dinámico
El motor del 520d es un dos litros de 190 CV con turbo de geometría variable, inyección directa y todos los filtros imprescindibles para hacer de él un diésel limpio. Según la marca, alcanza 235 km/h. acelera de 0 a 100 km/h. en 7,5 segundos y consume una media de 4,1 litros a los 100 km. Esto último no es cierto. A ritmo normal, en casi dos semanas de uso, sacamos una media de 7,1 litros, con mucha ciudad y autopista y en carreteras de montaña, grabando el video, el consumo fue de 8,2 litros a los 100. Para ver hasta dónde podía llegarse, hice una prueba de conducción económica a tope, dejando rodar mucho el coche, usando el modo EcoPro y siendo muy cuidadoso con el gas. Resultado: 4,4 litros pero con una conducción que nadie empleará en su día a día.
Existen tres modos de conducción, el normal, el Sport y el ya referido Eco Pro. La diferencia entre el modo Eco Pro y el Sport son muy notables. Además de modificar el aspecto de la instrumentación, el cambio de un modo a otro afecta a la respuesta del motor, que es donde más se nota, ya que en sport es más instantánea y contundente, a la respuesta del cambio, que en modo Eco Pro pasa lo más rápido posible a la marcha más larga posible y en modo sport estira más las marchas y reduce antes y a la suspensión, que se endurece en los modos más deportivos (en nuestra unidad con suspensión pilotada ya que, si no se monta no hay cambios en la suspensión).
El chasis, con empleo notable de aluminio y una elaborada suspensión de paralelogramo deformable en ambos ejes, da a esta BMW un comportamiento deportivo. Es un coche muy ágil para su tamaño, estable y noble en curva y con el que es posible conducir de manera alegre con un amplísimo margen de seguridad. El chasis está, al menos en esta versión, muy por encima de las posibilidades del motor y más con las llantas de 19 pulgadas y la suspensión activa que llevaba nuestra unidad. En este sentido, el 520d parece casi un 320d y teniendo en cuenta la diferencia de peso y de tamaño, es notable que BMW haya conseguido esa sensación. Y más teniendo en cuenta que se trata de un coche muy confortable, incluso en modo Sport, donde se contienen mejor las inclinaciones de la carrocería pero sin comprometer el confort de marcha.
La caja de ocho velocidades, imperceptible casi en modo automático y bastante rápida cuando la usamos con las levas en conducción ágil, y la suspensión pilotada otorgan a este coche un confort absoluto en carretera y autopista, corroborado por la buena insonorización del habitáculo.
Muchas ayudas a la conducción... opcionales
Las ayudas al conductor acercan el coche a la conducción autónoma que no tardará en llegar pero sorprende que muchas de ellas, que son ya de serie en las versiones altas de coches compactos generalistas, sigan siendo opcionales en un modelo que supone, ahora mismo, el tope tecnológico de un fabricante claramente premium.
El sistema de mantenimiento de carril, por ejemplo, actúa a partir de 70 km/h pero no nos permite apartar las manos del volante y nos recuerda de inmediato que debemos volver a agarrarlo. Además, en algunos casos me pareció que no leía de manera correcta las líneas y que sólo actuaba después de haberlas pisado cuando en otras ocasiones lo hacía antes de superarlas. Este sistema actúa también por debajo de 30 km/h para avanzar automáticamente en atascos.
El reconocimiento de señales no sólo nos recuerda si podemos o no adelantar sino que además, nos ofrece la velocidad máxima en la vía y la que encontraremos más adelante para, de este modo, poder adaptar la velocidad de crucero, si queremos, también de manera automática y sus datos se proyectan en el head-up display, también opcional. El control de crucero, por su parte, adapta la velocidad del coche a la del coche precedente para mantener con él una distancia de seguridad y recupera la velocidad establecida si cambiamos de carril o el coche que llevábamos delante desaparece.
Nuestra unidad montaba todos estos elementos más el control de ángulo muerto, el detector de movimiento marcha atrás, la prevención de colisión y los faros de LED. Todo en el paquete Safety por 4.355 euros.
Y además, podemos disponer de un Serie 5 que aparque solo. Para ello basta con que le indiquemos que buscamos aparcamiento pulsando un botón en la consola central. Cuando localiza un hueco en el que quepa (sólo necesita 80 cm más que la longitud del coche) nos lo hace saber y entonces, basta con que mantengamos pulsada la tecla anteriormente referida. El coche hace el resto. Mueve el volante, acelera y frena y nosotros disfrutamos del espectáculo vía las cámaras de 360 grados con recreación 3D que no son gratis pero que están incluidas en el Pack Innovation que ya hemos citado anteriormente. En contra de otros distemas, que mueven el volante pero exigen que el conductor acelere y frene, en este caso, el coche lo hace todo por si mismo. El precio de la opción de aparcamiento automático es de 1.252 euros.
Y por si esto fuera poco, con el Serie 5 y por 569 euros más podemos aparcar el coche desde fuera en batería. Con unas puertas tan grandes y los parkings de los años 60 que tenemos en muchas ciudades, aparcar y no poder abrir la puerta es una situación habitual. Para resolver el problema, salimos del coche dejándolo fuera del hueco deseado y con la llave rematamos el aparcamiento. El coche puede retroceder o avanzar durante unos 20 metros y corrigiendo incluso ligeramente la trayectoria.
Con todo lo que llevaba, nuestro 520D costaba 76.613 euros sin dirección activa, sistema de visión nocturna, cierre soft de puertas, techo de cristal, sintonizador de televisión o equipo de sonido Bowers and Wilkins, otras de las opciones ofrecidas por la marca. Es un precio astronómico, por supuesto, pero este es el precio de tener un coche supertecnológico y como bien indica su nombre, las opciones son eso, opciones que pueden elegirse o no.
En definitiva, este nuevo 520d es un paso más en la evolución hacia la perfección que aplica BMW a sus series medias. Es un coche de calidad excepcional, confortable y muy bien rematado, con el estatus habitual que ofrece la marca y con el toque deportivo que le desmarca de sus rivales directos. El equipamiento está mejor que en la generación anterior pero sigue dejando muchos elementos en opción, sobre todo a nivel de ayudas a la conducción y eso se traduce en un precio ya elevado de salida y que se convierte en prohibitivo si queremos disfrutar de todo lo que la marca ha desarrollado para esta impecable berlina.
Aluvión de opciones como para volverse loco. El diseño de carrocería ha evolucionado muy poco, como es habitual en BMW, pero el interior y los avances en la conducción ponen al coche en el top five de su categoría. Y si mi presupuesto no alcanza a una buena configuración del coche, ¿por qué no echar un vistazo a los magníficos Serie 5 de la generación anterior que se publican en esta misma página?