Ferrari Roma Spider: Bellissima macchina!

Hemos viajado hasta la isla de Cerdeña, donde la casa italiana nos ha dado la oportunidad de probar por primera vez el Ferrari Roma Spider. En este vídeo os contaremos las principales características de su nuevo deportivo descapotable; y por supuesto, nuestras impresiones de conducción al volante de esta (bellissima) macchina, así que ¡al lío!

El Ferrari Roma Spider es, por un lado, la versión descapotable del Ferrari Roma; y por otro, el inevitable sucesor del Ferrari Portofino M. De hecho, el Roma Spider es una profunda evolución sobre aquel modelo, del que hereda y actualiza aspectos clave como su motor V8 biturbo de 3.9 litros de cilindrada, montado en posición central delantera y con los mismos 620 CV de potencia.

Los Ferrari Portofino M y Roma Spider también comparten el mismo concepto de 2+2 plazas y la misma distancia entre ejes de 2,67 metros. Pero a partir de ahí, son automóviles muy distintos; y no solo porque el nuevo modelo sea 7 centímetros más largo (mide 4,66 m en total), 3,6 cm más ancho (1,97 m) y 1,7 cm más bajo (solo 1,31 m).

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El chasis ha sido revisado en su totalidad, el interior es completamente nuevo y el exterior… el exterior es una verdadera belleza; un diseño espectacular que, sin embargo, transmite sutil elegancia. Y que también, por otra parte, se desmarca de lo visto en anteriores diseños de la casa del cavallino rampante. Tanto es así que, desde mi punto de vista, este precioso roadster italiano casi podría pasar por ¡británico!

En cualquier caso, llama la atención su mezcla de elementos clásicos y modernos. Lo primero que enamora es su bajísimo frontal en forma de morro de tiburón y con esta atractiva parrilla perforada. Con el vehículo de perfil, saltan a la vista sus llantas de 20 pulgadas, sus frenos carbocerámicos con discos de 390 milímetros delante y 360 mm detrás, la perfecta integración de la capota, la zaga en suave caída y su alerón retráctil, capaz de generar 95 kg de carga vertical.

La trasera, delicada y sin embargo poderosa, exhibe en su parte superior unas ópticas traseras de diseño futurista; mientras que la sección inferior reparte protagonismo entre su gran difusor (construido en fibra de carbono y que es de los que realmente sirven para algo) y sus cuatro impresionantes colas de escape. A propósito: el escape no lleva silenciador; se encargan de controlar su sonido el catalizador y el filtro de partículas.

La otra gran diferencia del Roma Spider respecto del Portofino M es que la capota deja de ser rígida plegable para redescubrir la clásica capota de lona. Un concepto que Ferrari llevaba muchos años sin aplicar a sus automóviles de motor delantero y que, en el caso que nos ocupa, significa un sobrepeso de 84 kilogramos respecto del Roma cupé.

El mecanismo eléctrico del techo retráctil tarda 13 segundos y medio en plegar o desplegar la capota, operación que puede realizarse con el vehículo en movimiento hasta una velocidad de 60 km/h.

El puesto del conductor es, cómo no, el mismo que encontraremos en el Roma cupé; y al igual que aquel, presenta una ambientación muy Ferrari, en la que el conductor se siente protagonista y cuyo espacio queda perfectamente separado del que se destina a su acompañante. La impresión de calidad es muy elevada, como atestiguan los asientos semi-bucket tapizados en cuero de excelente factura y que cuentan con regulación eléctrica y calefacción. Hablando del tema: las “bufandas” de aire caliente que sirven para calentar nuestra espalda y cabeza en días fríos son opcionales, algo impropio de un coche tan costoso -dejemos el precio mejor para el final…-

El sistema de infoentretenimiento está a la última en tecnología; cuenta con un cuadro de instrumentos digital de 16”, una pantalla táctil central de 8,4” y una tercera pantalla para el acompañante. La parte negativa de este sistema es que resulta confuso hasta para quienes nos dedicamos a probar mil y un coches; y tampoco ayuda que los mandos incorporados en el volante sean sensores capacitivos en vez botones. La excepción es el así llamado manettino, dial giratorio que sirve para elegir entre los distintos modos de conducción.

Las dos plazas traseras sirven para lo que sirven; tal vez por ese motivo, su respaldo pivotante se puede situar en horizontal convirtiéndose en un efectivo deflector de viento para cuando viajemos sin capota.

Y por si alguien siente curiosidad saber cuál es la capacidad del maletero, apenas llega a los 255 litros con el techo plegado, que concede un acceso casi testimonial.

Como os dije al principio, el motor del Roma Spider es una variante ligeramente modificada del que montaba el Portofino M. Situado en posición central delantera, este propulsor biturbo de 3.855 cc, con 8 cilindros en V a 90º y cigüeñal plano, entrega 620 CV de potencia a 7.500 rpm (vamos, hasta el mismo corte de inyección) y 760 Nm de par. Semejantes valores permiten acelerar de 0 a 100 km/h en 3,4 s y superar los 320 km/h de velocidad.

También heredada del Portofino M, la caja automática de doble embrague y 8 velocidades, que deriva a su vez de la que monta el Ferrari SF90 Stradale. Una transmisión de alto nivel, diseñada para domar los muchos -y salvajes- caballos de la mecánica italiana.

El motor del Ferrari Roma me ha robado el corazón desde el primer minuto. De acuerdo, no es el descomunal V12 atmosférico que podemos encontrar en los Ferrari más emocionales, pero este V8 biturbo es una auténtica barbaridad por aceleración y puro empuje, con una zona media contundente y una estirada impropia de un propulsor turboalimentado. También merece muy buena nota la caja de cambios automática, particularmente suave en los modos de conducción Comfort y Sport, y tremendamente veloz -aunque también más brusca, al estilo de las transmisiones secuenciales con accionamiento neumático de los coches de competición- en el modo Race. 

Volviendo al apartado del motor: puede que este V8 de Ferrari no tenga el sonido “bombástico” de otros V8 estadounidenses y alemanes; pero ya sabéis que los italianos son amantes de la música, de manera que aquí lo que escuchamos es pura melodía. Una poderosa melodía acentuada por los petardeos que emanan del escape.

Por supuesto, este es un deportivo de propulsión trasera; y su tremendo empuje se mantiene a raya gracias al buen trabajo de los controles de tracción y estabilidad (efectivos cuando se les necesita pero nada intrusivos para el conductor), al empleo de neumáticos de alto rendimiento en medida de 245 mm delante y 285 mm detrás y, como no podía ser de otra forma, un chasis bien ajustado que transmite enorme confianza.

En concreto, las suspensiones regulables me han parecido particularmente adecuadas para el uso al que va destinado este deportivo: se muestran relativamente suaves en conducción tranquila, y aunque subamos mucho el ritmo, mantienen el vehículo muy estable a alta velocidad y muy plano al enlazar curvas, sin sacrificar un cierto nivel de confort. No encontraremos una diferencia radical de comportamiento entre los distintos modos de conducción, pero al fin y al cabo este es más un Ferrari de carretera que de circuito. 

A diferencia de algunos deportivos actuales que se limitan a endurecer la dirección, el Roma incorpora una dirección suave que, sin embargo, hace lo que debe: es decir, transmitir a nuestras manos el contacto de las ruedas con el asfalto. Además, sin ser excesivamente rápida, me parece envidiable por sensibilidad y precisión.

Por último, la capacidad de frenada del Roma Spider basta y sobra para anticipar cualquier curva y corregir casi cualquier error. Su equipo de discos carbocerámicos (que viene de serie) decelera el vehículo en poco espacio y sin descolocarlo, ni siquiera al frenar en apoyo. También en este apartado, el deportivo italiano presume de un equilibrio que, repitiendo lo antes dicho, transmite enorme confianza.

¿Y si queremos simplemente “pasear” con este coche, que es a lo que suelen invitar los descapotables al fin y al cabo? Circular a cielo abierto es su gran especialidad. Además de por su carácter guerrero, el Roma Spider presume de una exquisita calidad de marcha. Conducirlo a ritmo pausado es un placer… diferente. Basta con sentir el viento y escuchar de fondo el delicioso ronroneo del motor V8.

Tiempo habrá para probar a fondo el Ferrari Roma Spider -y esperamos hacerlo más pronto que tarde-, pero de todas maneras estos primeros kilómetros al volante del descapotable italiano han servido para extraer algunas conclusiones preliminares. La primera que extraigo es que este es un verdadero GT de Ferrari, un deportivo con garras afiladas que, sin embargo, sabe adaptarse a un conductor que no sea piloto de carreras.

La segunda conclusión sería que, por mucho que pensemos en viajar despacio, el cuerpo nos va a pedir lo contrario. Precisamente, el veneno que inocula en nuestra sangre el Roma Spider marca la gran diferencia respecto del Portofino M; ya que, sin dejar de lado la posibilidad de usarlo a diario, al nuevo modelo de la casa del cavallino le sobran efectividad y “ganas de marcha”. Cualidades que le permiten, en apenas una fracción de segundo, transformar nuestro aburrimiento en puro entusiasmo. 

Por todo lo dicho, el Roma Spider me parece el modelo ideal para quien desee conducir, y no simplemente adquirir, un Ferrari V8. ¡Y encima es descapotable! Si es que lo tiene todo…

Lo que también tiene  es un precio de locura, solamente al alcance de quienes en vez de comprarse un deportivo, se compran un Ferrari. En este caso, un Ferrari de 280.307 euros. -Me pregunto qué pasaría si intentásemos regatearles esos 7 euros: ¿nos dirían que no?-

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