¿Estáis a la caza de un SUV eléctrico compacto con un diseño atractivo, un versátil habitáculo, buen equipamiento y mucha potencia? Pues habéis "aterrizado" en el lugar correcto, porque vamos a comparar dos de las mejores opciones de la actualidad: los nuevos Ford Explorer y Mini Countryman; así que ¡al lío!
Resulta curioso que el modelo marca estadounidense esté desarrollado en Europa para Europa sobre una plataforma del grupo Volkswagen; mientras que el de la firma británica pertenece al grupo BMW y además es el primer Mini fabricado en Alemania, país desde donde también procede el modelo de Ford. La cosa parece complicada; pero en realidad, los nuevos Ford Explorer y Mini Countryman, son dos coches sorprendentemente parecidos entre sí.
Dimensiones de Ford Explorer y Mini Countryman
Los nuevos Ford Explorer y Mini Countryman son, efectivamente, muy parecidos entre sí; para empezar, por tamaño, ya que, en sus actuales generaciones, son dos SUV cuyas dimensiones los encuadran en el actual segmento C.
El Explorer tiene una longitud de 4,47 metros (apenas 4 centímetros más que el Countryman), una anchura de 1,87 m (3 cm más) y 1,66 m de anchura (es decir, 2 cm menos). Donde sí hay cierta diferencia es en la distancia entre ejes, ya que los 2,77 metros del Ford suponen 8 cm más que en el Mini, del que también se desmarca por su mayor altura al suelo: 20,2 cm frente a 17,1 cm. Salvando estos detalles, son coches casi calcados por medidas, y también por proporciones.
Exterior de Ford Explorer y Mini Countryman
En cuanto a la estética, cada fabricante sigue su propio estilo. Ford ha querido darle a su Explorer europeo un aire más americano, con un frontal muy elevado y perpendicularmente al suelo en el que son protagonistas el enorme logotipo en azul sobre blanco y el nombre del modelo sobre una franja negra. Los faros no son muy grandes, como tampoco es la zona de refrigeración, que se concentra en un paragolpes rematado con una pieza de color gris claro.
El perfil presenta formas sencillas, con un techo bastante plano de efecto flotante, además de características habituales de los SUV como las protecciones de la sección inferior de la carrocería. Las llantas son de 19 pulgadas de serie (21” en la unidad probada, con el nivel de equipamiento Premium) y tienen un diseño destinado a favorecer la aerodinámica, un factor que es clave en los vehículos eléctricos. Además sirven para esconder los frenos de tambor en las ruedas traseras; ya os dijimos que este coche está construido sobre plataforma Volkswagen, concretamente la MEB para eléctricos, y de ella hereda esta “característica”.
La imagen de la zona posterior cuadra bastante bien con la del frontal, del que recupera la franja negra con el nombre del modelo y unas ópticas sencillas y pequeñas. Eso sí, el logo no es tan grande, y la luneta tampoco lo es, a diferencia de este voluminoso spoiler. Por último, el paragolpes trasero también se asemeja al delantero, con esta especie de moldura protectora.
El Mini Countryman es el Mini menos Mini, y se nota. También se le nota mucho más actual por diseño en comparación con el anterior Countryman, pero de alguna manera, se ve a la legua que es un Mini, aunque sus ojos ya no sean redondos y su boca parezca la de un siluro. En cualquier caso luce un diseño pintón y resultón, más todavía en este color verde tan británico y con las molduras de contraste en dorado suave que trae nuestra unidad.
Visto de perfil, muestra ciertos parecidos con su rival de Ford, como un capó bastante plano, un techo con todavía menos caída, pero también con efecto “flotante”, además de las protecciones para los pasos de rueda y los bajos de las puertas. Pero también encontramos diferencias como un parabrisas menos inclinado, las barras de techo que el Explorer no ofrece, los tiradores enrasados con la carrocería, unas llantas más pequeñas, de 19”, y una sección trasera más luminosa.
Por último, la trasera del Countryman también recuerda a la del Explorer con su gran spoiler, una luneta no muy grande, el nombre del modelo bien visible, unas ópticas verticales -ignorando la moda- y una pieza de contraste en el paragolpes.
Interior de Ford Explorer y Mini Countryman
Pasemos al habitáculo de estos coches, cuyos puestos de conducción destacan en ambos casos por su originalidad; sobre todo en el apartado del infoentretenimiento y las pantallas. En el caso del Explorer, la gran protagonista es su pantalla de 14,6” que recuerda un tanto a la del Mustang Mach-E por su tamaño y disposición pero se desmarca por su accionamiento pivotante. Por desgracia, la pantalla alberga demasiados controles, incluyendo el de la climatización, pero al menos, están siempre presentes y en una posición fija. Lo que no me convence es el control táctil para el volumen, bastante impreciso.
Otros mandos que no me agradan ya los hemos visto en otros coches eléctricos con base Volkswagen, como es el caso del infame conmutador para los elevalunas delanteros y traseros. Y también es herencia de Volkswagen el cuadro de instrumentos de 5,3”. Lo peor es que la pantalla es muy pequeña y solo ofrece información básica; lo mejor es que está anclada a la columna de la dirección y siempre está visible. Se ofrece en cualquier caso un head-up display proyectado sobre el parabrisas.
El sistema de audio se completa con una especie de barra de sonido anclada al salpicadero. Un salpicadero que, como el resto del habitáculo, presenta unas calidades bastante dignas pero sin grandes lujos. Los asientos tienen un diseño atractivo, de estilo deportivo, con reposacabezas integrados. Son cómodos; pero destacan tal vez más por su capacidad de sujeción que por lo anterior. Además, disponen de calefacción y, para el conductor, también masaje. Y en el acabado Premium, vienen con un tapizado símil cuero bastante convincente.
Otro aspecto a destacar es la gestión del almacenamiento. Nótese que la consola central ofrece, aparte de dos bandejas para móviles (la de la izquierda con carga inalámbrica), un cofre de 17 litros en el que cabe un ordenador portátil o tres botellas de agua de las grandes; además, el portabebidas puede situarse en la sección inferior. Eso sí: la aparente fragilidad de la consola central no es muy prometedora.
Si la pantalla pivotante del Explorer nos ha llamado la atención, no puede decirse menos de la pantalla redonda que trae el Mini. Ya es raro encontrarse con un panel circular, pero es que además tiene una buenísima legibilidad y un brillo estupendo. Y en el apartado del software, desarrollado sobre base Android, presume de una gran velocidad de respuesta además de un cuidadísimo diseño estético.
El problema está en que todo lo bueno de la pantalla de infoentretenimiento es lo malo de la pantalla de la instrumentación. Básicamente porque no la hay: una “solución de diseño” que nos trajo Tesla y que nadie debería copiar. Al menos, la unidad que probada trae un head-up display, pero es de los “pobres”, ya que en vez de proyectarse sobre el parabrisas lo hace sobre esta lámina de metacrilato, cosa muy de la década pasada. Y encima es una pantalla tan pequeñita como la del Ford.
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Al igual que en aquel, el climatizador no dispone de controles físicos, y están integrados en la pantalla. Una pantalla espectacular por otra parte, insisto, pero cuya forma circular deja muy poco espacio para la proyección de Android Auto y CarPlay.
Salvando estas peculiaridades, me agrada el diseño del puesto de conducción de este Mini, y aplaudo que la marca se atreva a emplear materiales de recubrimiento alternativos, como el tramado de fibra de poliéster que recubre el salpicadero y las puertas, de apariencia moderna y muy resistente, aunque con mucho potencial para ensuciarse. En conjunto, la impresión de calidad es buena, pero no me parece que la palabra “premium” sirva para definirla.
Entre lo más positivo, el diseño del volante, muy BMW (redondo y de aro grueso), unos asientos bastante cómodos, bien tapizados, con calefacción y masaje -aunque sin regulación del cinturón, como en el Ford- y una consola central sencilla pero bien organizada.
El maletero del Ford Explorer dispone de 450 litros de capacidad con las cinco plazas en uso y puede llegar a los 1.460 litros si plegamos los respaldos traseros. Por su parte, el Mini Countryman dispone de 460 litros en su configuración normal y da lugar a una capacidad máxima de 1.450 litros con los respaldos abatidos. Así pues, hablamos de casi las mismas posibilidades de almacenamiento en un coche y en otro.
Motores de Ford Explorer y Mini Countryman
Pasemos ahora a comentar lo que hace que estos automóviles sean automóviles; en este caso, eléctricos. Y los motores son, de nuevo, un aspecto en el que encontraremos ciertas coincidencias. Para empezar, porque tanto el Ford como el Mini pueden llevar uno o dos motores. En caso de montar uno solo, y en el momento de grabar este vídeo, el Mini dispone de 204 CV de potencia, los mismos que el Explorer; si bien el SUV de Ford ofrece una versión superior de 286 CV. La otra gran diferencia es que, mientras el modelo americano monta el motor sobre el eje trasero (de nuevo a causa de su arquitectura de origen Volkswagen), el alemán elige un esquema más tradicional, con motor delantero. ¿Y cuál será la mejor solución?
Pues en el caso de estos dos coches, la solución de la fuerza bruta: montar un motor en cada eje. Al hacerlo, el Ford Explorer dispone de una potencia combinada de 340 CV con 545 Nm de par, mientras que el Mini se queda atrás pero no por mucho: 313 CV con 494 Nm. Y en ambos casos, con una capacidad de remolque de 1,2 toneladas.
Los más avispados os habréis dado cuenta de que las motorizaciones de este Mini eléctrico son las mismas que las del BMW iX1, con el que comparte plataforma; y lo mismo sucede con su única batería de 64,7 kWh de capacidad útil. Por su parte, dependiendo de la motorización, el Ford Explorer tendrá 52, 77 ó 79 kWh netos; capacidad esta última la disponible con doble motorización. En todos los casos las baterías son de tipo NMC, pero mientras este Explorer homologa 532 km de autonomía, este Countryman se queda en 424 km. Eso sí, en el americano la bomba de calor es opcional; en el británico viene de serie.
En cuanto a la potencia de recarga, una de cal y otra de arena: el SUV de Ford llega a 11 kW con corriente alterna y hasta 185 kW con continua; el de Mini admite, respectivamente, 11 kW (22 como opción) y hasta 130 kW.
Consumos de Ford Explorer y Mini Countryman
Repasemos por un momento los consumos de estos dos eléctricos. Con las configuraciones de equipamiento, motores y baterías presentadas en esta comparativa, el Explorer homologa 16,6 kWh/100 km en ciclo mixto WLTP, algo por debajo de los 17,2 que registra el Countryman. Los resultados obtenidos a lo largo de nuestra prueba no subieron mucho, a decir verdad: 18 kWh para el de marca americana y 18,4 para el de firma inglesa, un pelín más “glotón” pero nada fuera de lo normal.
¡No os perdáis nuestro vídeo! En él os explicamos al detalle todos los apartados para ambos vehículos; incluyendo, por supuesto nuestras impresiones de conducción con Jaume Gustems al volante.
Precios de Ford Explorer y Mini Countryman
El Ford Explorer con dos motores y 340 CV de potencia tiene un precio de partida de 55.851 euros. Si le sumamos el completo equipamiento del nivel Premium, al que corresponde nuestra unidad, y le sumamos el bonito color de carrocería Azul My Mind, el paquete Driver (con asistentes avanzados de conducción), los cómodos asientos AGR, el techo panorámico, la bomba de calor y las llantas de 21”, la unidad probada tiene un coste de 64.630 euros.
Por su parte, el Mini Countryman SE All4 con 313 CV arranca en 51.250 euros. Con el vistoso acabado Favoured sube a 56.730 euros; y al sumarle la pintura British Racing Green, las llantas de 19” y el paquete de equipamiento más completo, llamado XL, el modelo que hemos probado sube hasta 64.230 euros; casi el mismo dineral que nos piden por su rival de Ford.
Menudo par de truños