La cuarta generación del Ford Focus está siendo un éxito para la firma americana. En este enlace puede ver todas las noticias, pruebas y comparativas que hemos realizado sobre el nuevo Focus. Como marca la tradición, Ford también se ha guardado dos versiones que están por encima del resto: el Ford Focus ST, el “GTI” de tracción delantera, y el todopoderoso Ford Focus RS, más potente y con tracción a las cuatro ruedas (aún no presentado).
Hace pocos meses, os presentamos una de nuestras clásicas comparativas de segmento, que en este caso estaba enfocada a todos estos compactos deportivos de tracción delantera. Podéis verla en el siguiente enlace: Comparativa GTI en el circuito de Calafat. Es una lástima pero por aquél entonces aún no estaba en el mercado el Focus ST, así que no pudimos compararlo contra el resto.
Es por este motivo que ahora lo probamos por separado, y aunque no va a poder pisar circuito como sí hicieron aquellos, vamos a comprobar todas sus mejoras en carretera, poniendo especial empeño en carretera secundaria, que es donde realmente destaca.
El nuevo Ford Focus ST, por el momento sólo está disponible con carrocería compacta, motor de gasolina y transmisión manual, pero como en el modelo anterior, también estará disponible con carrocería familiar, con la opción de un motor diésel de 190 CV e incluso con cambio automático de 7 relaciones.
Pocos cambios estéticos
Echando un vistazo al modelo que hoy probamos, con carrocería de 5 puertas y motor de gasolina, son pocas las diferencias que encontramos respecto a un Ford Focus convencional, y menos aún si este Focus “convencional” está equipado con el acabado deportivo ST-Line.
Las diferencias se cuentan con los dedos de una mano. En el frontal: Calandra tipo panal de abeja con el logotipo ST y la pieza de color antracita situada en la parte baja del paragolpes, que también es un poco más deportivo. De costado: sólo las llantas de 19 pulgadas, con neumáticos Michelin Pilot Sport 4S de serie, le aportan un toque adicional. Y en la parte trasera: cambia un poco el difusor inferior con las salidas de escape mucho más grandes y una a cada lado. Ya está. Todo lo demás, alerón trasero y faldones laterales, también los monta el ST Line. Por cierto, la pintura Orange Fury, exclusiva para este modelo, en persona, es espectacular.
Asientos Recaro de serie
Los cambios en el interior tampoco son demasiado llamativos. Es más, hasta diría que me parece un poco “soso” para tratarse de todo un ST. No hubiese estada nada mal añadir un poco más de picante al asunto…
Para empezar, las formas y los distintos elementos que conforman el salpicadero son iguales a los del un Focus normal. Incluso los colores y los materiales utilizados no cambian demasiado. Por otro lado, con esta nueva generación del Focus, es verdad que se ha mejorado bastante la calidad del habitáculo, ya no solo en términos de materiales o ajustes, sino también en la ergonomía de los botones, o la situación de la pantalla multimedia, por ejemplo.
Hablando de la pantalla, ésta es de 8 pulgadas y está situada en una posición muy elevada. Ofrece muy buena visualización gracias también a un grado de resolución bastante alto y a un brillo considerable. Incorpora el sistema de infoentretenimiento Sync 3, el cual incluye lo típico: navegación, audio, manos libres bluetooth, cámara de visión trasera y, por supuesto, conexión Apple CarPlay y Android Auto.
El cambio más significativo que encontramos en el habitáculo son los asientos delanteros. Estos semi-baquets firmados por Recaro son de serie en el Focus ST y aportan un plus de agarre lateral a la hora de practicar una conducción un poco más deportiva. Pero lo mejor de todo es que ofrecen un buen confort, así que para el día a día también son una buena opción.
También monta un volante deportivo achatado en su parte inferior con el logo ST, el pomo del cambio en aluminio y cuero, las molduras de plástico que simulan carbono y los pespuntes en blanco. Sin embargo, estos detalles también están presentes en el ST-Line.
Otros elementos que equipa esta versión más deportiva son los umbrales de las puertas con la inscripción Ford Performance o los pedales de aluminio. Ya está. Todo lo demás no cambia. Y es una pena porque se echa en falta algún detalle un poco más rácing.
En cuanto a la habitabilidad, no hace falta que entremos en detalle, pero sí haremos un pequeño repaso.
En las plazas traseras dos adultos viajarán sin problemas, con una buena distancia para las rodillas, pero la altura del techo es un poco justa para personas altas. La plaza central permite juntar los pies encima del túnel de transmisión, pero resulta un poco incómoda, tanto de mullido como de altura, que se reduce considerablemente.
El maletero tampoco cambia, ni en sus formas ni en su capacidad. Son 375 litros y no dispone de doble fondo. Bajo el piso encontramos un kit reparapinchazos y el amplificador del sistema de audio opcional Bang&Olufsen. Abatiendo los respaldos se llega hasta los 1.354 litros totales.
¡Más madera!
El motor cambia por completo respecto al anterior Focus ST. Abandona el 2.0 de 250 CV y en su lugar se instala un 2.3 litros EcoBoost con una potencia de 280 CV, 30 CV más. Se trata de un propulsor de gasolina sobrealimentado, con un turbocompresor de geometría variable, que le aporta mayores prestaciones al ST y un par motor que se eleva hasta los 420 Nm.
Ahora acelera de 0 a 100 en sólo 5,9 segundos, gracias también al sistema Launch Control incluido en el paquete performance, que también incluye el modo de conducción Track, y puede alcanzar una velocidad máxima de 250 km/h.
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Homologa 8,2 l/100 km de consumo medio según el ciclo WLTP. Bastante real. Con una conducción normal dependerá básicamente del tipo de vía por el que se circule. En mi caso, el consumo medio obtenido usándolo a diario ha sido de 8,4 l/100 km. Sin embargo, tras la realización del vídeo, donde le dimos un poco de caña, el consumo se disparó por encima de los 15 l/100 km…
Un as bajo la manga
La principal diferencia entre el Focus ST anterior y éste nuevo está centrada en el motor. El nuevo propulsor tiene más cubicaje, más potencia y más par motor, por lo que se percibe un poco más lleno que el anterior. El rango de revoluciones útil también es mayor, ya que desde buen abajo tiene suficiente fuerza para mover bien al coche y consigue estirarse hasta pasadas las 6.500 rpm sin perder fuelle. Por supuesto, la zona media del cuentavueltas es la que mayores prestaciones ofrece.
Por el momento, únicamente está disponible con cambio manual de seis relaciones, pero más adelante también estará disponible con una transmisión automática de siete de tipo convertidor de par. Posiblemente consiga mejores registros de consumo y en cuanto a la aceleración igual también rebaja alguna décima, pero en mi caso, creo que un coche de estas características se disfruta mucho más con el cambio manual.
Siguiendo con la transmisión, el nuevo Focus ST incorpora el sistema “Rev match” para que las reducciones de marcha sean mucho más rápidas y precisas. Esta ayuda a la conducción lo que hace es que, cuando pisamos el embrague y empezamos a mover la palanca del cambio a una marcha inferior, aumenta los giros del motor hasta situarlos en el número de revoluciones perfecto para que, al soltar el embrague de golpe, las ruedas delanteras no se bloqueen.
Según lo que dice Ford, las suspensiones son más rígidas que las del anterior ST, pero no son más duras que las de otros “GTI” rivales. Por ejemplo, las de un Hyundai i30 N me parecen un poco más secas. Sin embargo, si el firme no está en buenas condiciones, lo sufriremos, ya que es un coche con tintes deportivos bastante marcados. Para haceros una idea, en su modo de conducción "normal", está entre el mencionado Hyundai i30 N y la sorprendente suavidad de un Seat León Cupra.
En cuanto a la efectividad, nada que reprochar. Sigue balanceando un poco ante los fuertes cambios de apoyo, pero no rebota. El coche inclina, pero se mantiene ahí, aportando un paso por curva muy estable.
Nuestra unidad de pruebas, equipada con el paquete performance, dispone de 4 modos de conducción (mojado, normal, sport y “track” o pista) que modifican dureza de suspensiones y dirección, gestión del diferencial, sonido de escape y respuesta del acelerador. Lo mejor de todo es que se nota bastante el cambio entre uno y otro.
La dirección ahora es más directa y transmite un poco más de información, pero no he llegado a acostumbrarme a ella en toda esta semana de pruebas. Por un lado, me ha gustado mucho que hacen falta menos vueltas de volante para el guiado, de punta a punta sólo son dos giros, pero se nota muy pesada tanto a la hora del guiado como a la de devolver el volante al centro.
Hay otro punto en el que los ingenieros de Ford creo que se han quedado un poco cortos. Se trata del equipo de frenos, algo justo y propenso a la fatiga en cuanto apretamos el ritmo. Monta discos de 330 mm delante que, en principio, parecen suficientes, pero que en cuanto se calientan pierden mucha efectividad.
Pero, sin lugar a dudas, una de las grandes armas secretas de este Ford Focus ST es su diferencial autoblocante mecánico con gestión electrónica llamado eLSD. Es capaz de enviar todo el par a una sola rueda, la que mayor agarre tenga, y eso lo hace gracias a dos embragues multidisco que gestionan el envío del par y la potencia en apenas milisegundos.
La seguridad que aporta en conducción deportiva, e incluso a la hora de circular sobre asfalto mojado, es apabullante. El nivel de agarre que ofrece invita a acelerar a fondo mucho antes de lo que la razón te diría. Por supuesto, las gomas también son una parte esencial del comportamiento del coche y en este caso la firma americana ha optado por montar unos Michelin Pilot Sport 4 S de serie a su modelo. Un neumático que en principio está ligeramente por debajo del un Michelin Pilot Sport Cup 2, pero que ofrece unas prestaciones tremendas.
Ésta, junto con la del motor, son las dos mejoras que a mi jucio hacen del nuevo Focus ST un coche más completo que el anterior. La efectividad que demuestra en una carretera de montaña es extraordinaria. Se puede ir muy rápido con un nivel de agarre y estabilidad que cuesta creer.
El sonido tampoco está nada mal, aunque es más bonito en el interior que en el exterior. Y es que en algunos casos los petardeos que expulsa el escape se notan demasiado artificiales y forzados.
Precio y equipamiento
El Ford Focus ST 2.3 EcoBoost con cambio manual y carrocería compacta tiene un precio base de 35.150 euros. Viene con un montón de equipamiento de serie que está muy bien. Sin embargo, también hay otros elementos que hay que pagar a parte. Esta unidad de pruebas está bastante sobreequipada ya que monta el paquete parking con aparcamiento automático, el paquete tecnológico con control de crucero adaptativo, control de luces de carretera y reconocimiento de señales, el paquete performance, el paquete diseño con faros LED adaptativos y cristales oscurecidos, el head up display, el paquete Winter con calefacción para asientos y volante y parabrisas térmico, acceso y arranque sin llave, techo panorámico practicable, cargador inalámbrico para el teléfono y altavoces Bang & Olufsen.
Todo ello suma 5.175 euros en extras que, añadidos al precio base, hace ascender la cifra hasta los 40.325 euros, sin descuentos aplicados.
Bravo por Ford y su apuesta por el cambio manual