Land Rover ha actualizado la cuarta generación del Range Rover Sport con un pequeño lavado de cara que le aporta un aspecto un poco más dinámico a la vez que se proponen nuevos equipamientos. Sin embargo, el Range Rover Sport P400e que probamos es el primer modelo híbrido enchufable de la firma británica el cual combina un motor térmico de gasolina y otro eléctrico para ofrecer un total de 404 CV de potencia. Su precio arranca en 90.100 euros para su acabado base SE.
Según el ciclo de homologación NEDC, puede recorrer un total de 51 kilómetros en modo eléctrico, por lo que se ha ganado la etiqueta azul de la DGT de 0 emisiones, reservada a los vehículos eléctrico e híbridos con más de 40 kilómetros de autonomía EV, con todas las ventajas que ello representa.
Llega para sustituir al anterior SDV6 híbrido, que combinaba un motor diésel y uno eléctrico, pero sin la posibilidad de cargar la batería de forma externa. No era enchufable como sí lo es éste.
La versión P400e es la apuesta más ecológica de toda la gama Range Sport, y también supone el primer paso de Land Rover hacia una gama más verde con la llegada de futuras versiones también enchufables para el resto de modelos y vehículos 100% eléctricos, como así anunciaron hace ya un tiempo.
Pequeños cambios en el exterior
El Range Sport es el hermano inferior del buque insignia Range Rover. Es un poco más pequeño: mide 4,88 metros de longitud, casi 2 metros de anchura (1,98 m.), 1,80 metros de alto y dispone de una distancia entre ejes de 2,92 metros que le asegura una buena habitabilidad interior.
La cuarta generación del Range Rover Sport se actualizó recientemente con sutiles cambios estéticos para reforzar un poco más su estampa deportiva. Los cambios se centran básicamente en el frontal, dónde incorpora una nueva parrilla, faros delanteros LED más estrechos, un paragolpes con entradas de aire más grandes para refrigerar mejor la mecánica y un nuevo diseño de los antiniebla un poco más fino.
También es nuevo el alerón de techo, que es más prominente y deportivo, así como las llantas de 21 pulgadas que monta esta unidad de pruebas. Son unas de las tres nuevas que se han añadido al catálogo de opciones.
Por lo demás, todo sigue tal y como lo conocíamos hasta la fecha. Se trata de un modelo de aspecto imponente, con un marcado aire deportivo que le sienta realmente bien. Digamos que se sitúa a medio camino entre la robustez de un Range Rover y la finura y el atractivo de un Range Rover Velar.
Un nuevo interior con el Touch Pro Duo
El nivel de calidad que ofrece este Range Sport está claramente a la altura de lo que uno espera de él. La piel Windsor recubre prácticamente todos los elementos del salpicadero, el volante, los paneles de las puertas y los asientos. Unos asientos comodísimos, tanto por mullido como por ergonomía, aunque les falta un poco de agarre lateral. Disponen de regulación eléctrica, lo mismo que ocurre con el volante, para encontrar fácilmente la postura de conducción óptima.
Una vez acomodado la sensación de amplitud es extraordinaria pese al generoso grueso de la consola central. El espacio habitable en las plazas delanteras es realmente bueno, sobre todo a la altura de los hombros. Vamos sentados en una posición bastante alta lo que facilita una perfecta visión de la carretera y ayuda a hacerse rápidamente con las medidas del coche a la hora de maniobrar.
Pero, sin lugar a duda, si hay algo que destacar del interior es el novedoso sistema Touch Pro Duo que se estrenó con el Velar y que poco a poco se va incorporando al resto de modelos de Land Rover. Consta de dos pantallas independientes de 10 pulgadas y una tercera situada en el cuadro de instrumentos de 12,3 pulgadas totalmente personalizables.
Con el Touch Pro Duo podremos manejar cualquier funcionalidad del coche. En la pantalla superior tenemos todas las aplicaciones del sistema multimedia: la radio, el teléfono, la navegación, gráficos de la energía del sistema híbrido, información off-road y un montón de ajustes más. De principio su uso no es demasiado intuitivo, pero con el paso de los días te acabas acostumbrando.
Con la segunda pantalla situada más abajo podemos controlar tanto la climatización como la calefacción de los asientos o los diferentes modos de conducción del sistema Terrain Response 2. Que son: Dynamic, Eco, Confort, Hierva/Gravilla/Nieve, Barro, Arena y arrastre en rocas.
Estos modos también podemos cambiarlos con el dial situado junto a la palanca del cambio e incluso podemos bajar la suspensión neumática para acceder más fácilmente al habitáculo o subirla para mejorar las aptitudes offroad del vehículo.
El Touch Pro Duo es un sistema muy vistoso, pero que en realidad, la segunda pantalla, la de más abajo, obliga a desviar muchísimo la vista de la carretera para su uso. En este caso, y como opinión personal, esas funciones podrían haberse solventado con botones de más fácil acceso.
También disponemos de un cuadro de instrumentos completamente digital y totalmente personalizable. Podemos variar entre las dos típicas esferas, poner solamente una en el centro o incluso usar toda la pantalla para el sistema de navegación, por ejemplo.
Para cinco ocupantes... con menos equipaje
La segunda fila ofrece dos asientos bien definidos a los lados que recogen bastante bien el cuerpo y garantizan un buen confort para los pasajeros. El espacio en las plazas traseras es muy bueno, tanto en distancia para las piernas como en altura hasta el techo. Además, a la altura de los hombros se muestra muy espacioso.
La plaza central es un poco más incómoda debido a que no cuenta con las formas marcadas i a que el respaldo es más duro por incorporar el típico reposabrazos. El túnel de transmisión también es un poco intrusivo, pero viajar tres adultos detrás es posible.
El maletero del P400e tiene apertura eléctrica de serie, pero pierde 76 litros de capacidad respecto al Range Rover Sport convencional. Homologa 446 litros de capacidad frente a los 522 litros de un Range Sport normal. El porque es bien sencillo: debajo del piso van situadas las baterías y, por consiguiente, perdemos un valioso espacio en forma de doble fondo o simplemente mayor profundidad del maletero.
Aún y así, el espacio resultante es bastante bueno, con formas cúbicas para distribuir bien la carga y si abatimos los respaldos traseros el espacio resultante es bastante generoso.
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El Range Sport P400e combina un motor de gasolina de 4 cilindros, 2 litros y 300 CV con un motor eléctrico de 85 kW y una batería de ion de litio de 13,1 kWh. Cuando ambos motores actúan a la vez, se consigue una potencia máxima de 404 CV y un par motor 640 Nm.
Con la batería cargada al máximo, declara una autonomía en modo eléctrico de hasta 51 kilómetros (ciclo NEDC) y, una vez descargada, se tardan unas 8 horas en recargarla de nuevo en un enchufe convencional de 10 amperios. Algo menos de 3 horas si usamos una estación de carga de 32 A.
El sistema híbrido se combina con una caja de cambios automática de 8 relaciones, es la mítica ZF de convertidor de par, que realmente va estupenda. Ofrece cambios rápidos, es muy fina y tiene una gestión perfecta acorde con lo que le pedimos mediante el acelerador. Además, también contamos con levas en el volante para un uso secuencial y si movemos la palanca del cambio hacia la izquierda entra el modo Sport, que estira mucho más las marchas para ofrecer el máximo rendimiento.
Como todo buen Range Rover, el sistema se complementa con la tracción a las cuatro ruedas para asegurar un nivel de tracción óptimo sea cual sea el estado de la calzada o si circulamos fuera del asfalto. Con el modo automático del Terrain Response dejamos que el coche decida por si solo cuál es la mejor opción dependiendo del estado del asfalto o de la pista, o del tipo de conducción que estemos practicando.
Echando un vistazo a su ficha técnica, la marca expone que es capaz de acelerar de 0 a 100 en apenas 6,2 segundos y que tiene una velocidad máxima de 220 km/h. No está nada mal si tenemos en cuenta que este su peso se acerca peligrosamente a las 2 toneladas y media.
Dicho esto, al volante se muestra como un coche extremadamente cómodo en vías rápidas. Es blando de suspensiones, con una filtración excelente de todos baches y con un nivel de aislamiento acústico muy bien trabajado perfecto para realizar largos viajes.
Sin embargo, sufre un poco en las carreteras más reviradas debido al peso del conjunto, presentando un acusado balanceo de la carrocería y un poco de subviraje si lo forzamos en la entrada en curva. En este sentido, su rival natural, el Porsche Cayenne e-Hybrid se percibe bastante más deportivo.
En cuanto a las prestaciones, se siente muy lleno en cualquier rango de revoluciones. Ya desde bien abajo, apenas desde las 1.500 rpm disponemos de todo el par motor, y la potencia máxima se ofrece en la zona media-alta del cuentarevoluciones. Gracias a ello se puede circular a bajas vueltas en marchas largas consumiendo poco, y estirar el motor hasta prácticamente la zona roja si necesitamos toda la potencia para realizar un adelantamiento.
Por otro lado contamos con la baza de poder realizar 51 kilómetros en modo eléctrico, que en uso real son unos 35 o 40 kilómetros dependiendo del tipo de conducción. También es interesante el hecho de que podemos guardar la energía eléctrica para más adelante. Por ejemplo: si circulamos por autopista y más tarde llegaremos a la ciudad, es interesante salvar una parte de la energía eléctrica para, una vez llegados, circular en modo EV y así evitar el alto consumo que se produce al circular por la ciudad.
Durante la semana de pruebas que he tenido el coche el consumo medio que he logrado se acerca a los 7,5 l/100 km. Se trata de una cifra bastante buena ya que debemos recordar que este coche tiene más de 400 CV de potencia y un peso bastante elevado.
Si aplicamos una conducción normal, el sistema híbrido siempre intenta arranca en modo eléctrico y no enciende el motor térmico hasta alcanzada una cierta velocidad. Una vez en marcha, varía entre el motor de combustión, el eléctrico o la entrega conjunta dependiendo de varios factores, como el estado de la carga, la incidencia en el acelerador, la inclinación, si es subida o bajada, o la velocidad, por ejemplo.
En resumen, el Range Rover Sport P400e es un gran rodador de autopista, un coche comodísimo y agradable de conducir, que además, si no trabajamos demasiado lejos de casa, dentro de un radio aproximado de unos 20 kilómetros, podremos ir y volver sin encender el motor térmico en toda la semana. Aprovechando para cargarlo en casa por las noches o en el mismo trabajo si la empresa nos deja.
Un SUV para todo, incluso off-road
Pero esto es un Range… ¡esto es un SUV de verdad! Un Sports Utility Vehicle sin límite. Gracias a la generosa altura libre que proporciona la suspensión neumática podremos pasar prácticamente por cualquier sitio, por muy complicado que se nos ponga el asunto. Incluso podremos adentrarnos en un "circuito 4x4" para poner a prueba sus límites y dárnos cuenta de que están mucho más allá de lo que pensábamos.
De serie equipa neumáticos mixtos, unos “Mud & Snow”, que tanto valen para el asfalto como para la práctica del off road. No tanto como unos específicos, pero al menos garantizan un agarre decente en tierra, e incluso en barro.
La electrónica y los distintos programas todoterreno que ofrece este Range Sport nos aseguran que en la mayoría de los casos saldremos airosos de las complicaciones que nos encontremos en el camino. E incluso contamos con la posibilidad de elegir marchas cortas para las zonas más complicadas.
Precio y equipamiento
La versión P400e se ha convertido en una de las opciones más interesantes dentro de la gama Range Sport. Siempre y cuando podamos aprovechar su sistema híbrido enchufable, claro.
Esta unidad de pruebas tiene el grado de equipamiento HSE Dynamic que no es barato precisamente, tiene un precio de partida de 97.900 euros, pero ya ofrece un nivel de acabado y equipamiento altísimo. Para que os hagáis una idea, añade de serie: faros LED, llantas de 21 pulgadas con pinzas de freno en rojo, parabrisas calefactado, sensor de luces y lluvia, interior forrado en cuero, embellecedores de aluminio, asientos eléctricos, volante eléctrico, el sistema de pantallas Touch Pro Duo, cuadro de instrumentos digital o el sistema de sonido Meridian con 19 altavoces y subwoofer, entre otros.
Además, esta unidad de pruebas estaba equipada con algunos elementos opcionales, como los cristales oscurecidos, el techo panorámico deslizante, el head up display o el parabrisas con protección solar. En total, éste Range Sport P400e cuesta 102.268 €. Un precio que se sitúa bastante a la par del de su competencia con un nivel de equipamiento similar.