Probamos el Lexus ES 300h, la nueva berlina de tamaño medio del fabricante japonés, que se lanza en el mercado español como sustituto del Lexus GS. Se vende a partir de 45.000 euros, aunque la versión probada. F Sport, parte de 62.000 euros. Su motor es un híbrido de 218 CV desarrollado por el grupo Toyota.

Lexus se encuentra en un buen momento de ventas en Europa. En buena parte gracias a que ha renovado su gama con novedades como esta: el Lexus ES 300h. Este Lexus se construye sobre la nueva plataforma Global del Grupo Toyota, llamada GA-K. Es una plataforma más rígida y ligera, que ha dado mucha libertad a los diseñadores japoneses para definir la estética del nuevo modelo. Sus formas son un claro ejemplo de la nueva línea de diseño de Lexus. Es un diseño más emocional, más pasional. Con un porte y una elegancia que son evidentes, que se transmiten a primer golpe de vista.
Son casi 5 metros de berlina: mide 4,98m. de largo, 1,87m. de ancho y 1,45 de alto. La distancia entre ejes e de 2,87 metros. Es un tamaño similar al de algunos de sus competidores: BMW Serie 5, Audi A6, Mercedes Clase E, Volvo S90 o Jaguar XF.
Estos rivales venden sobre todo versiones con motor de gasolina o diésel, aunque algunos también tienen alguna variante híbrida-enchufable. El Lexus, a diferencia de ellos, sólo se vende con motor híbrido, como ya es casi norma en la casa.
Su sistema híbrido está formado por un motor de gasolina de cuatro cilindros y 2,5 litros, un motor eléctrico y una batería de níquel e hidruro metálico. En total, da 218 CV de potencia, una cifra considerable.
Diseño “japonés”
Lo que destaca en el diseño de esta berlina es, sobre todo, esta silueta aerodinámica, ligeramente cupé, con un capo bajo y la línea de techo descendente. Es un coche elegante, bello, y en esta versión F-Sport, luce un acabado más deportivo. Tiene una gran parrilla con un tramado diferente, con forma de L. En los laterales podéis ver los logos específicos F Sport, mientras los faros son de tipo LED, con las típicas luces en forma de flecha.
En su diseño hay muchas líneas rectas, para canalizar y cortar el flujo del aire. En este sentido , sobre la tapa del maletero se ha colocado un alerón, muy integrado. Este acabado F Sport también se distingue por llantas de 19 pulgadas, que vienen de serie.
Tiene un aspecto a medio camino entre el de una berlina deportiva y el de una berlina de representación. Es bello, elegante, pero no llega a tener una imagen ni un carácter plenamente deportivo. De hecho, sus prestaciones están bastante por debajo de las de sus rivales más directos, que, incluso en sus versiones menos potentes, corren más.
Hace el 0 a 100 en 8,9 segundos, cuando sus competidores con similar potencia se mueven en torno a los 6. A cambio, acelera, recupera y se mueve con mucha progresividad y suavidad, con una personalidad algo aburguesada, como suele ocurrir en otros modelos de esta firma japonesa.
En teoría gasta poco: 4,7 l/100 de media. La realidad es un poco diferente: El mejor registro que logré durante la prueba fue de 5,5 l/100 km. Y la media que salió fue de 7,2.
Aún así, es un buen consumo si tenemos en cuenta su tamaño y potencia. Su sistema híbrido desconecta a la mínima el motor de gasolina para “tirar” de la energía eléctrica de la batería. ES decir, vemos con más frecuencia en el cuadro de instrumentos que se activa el modo EV, el eléctrico, incluso en carretera.
Excelentes acabados
El interior resulta familiar, ya que es igual al que podemos ver en un Lexus UX. Encontramos un salpicadero centrado en el conductor, con acabados en cuero y doble pespunte en su parte superior. No obstante, también hay plásticos duros en la parte inferior de las puertas. Contrastan con el perfecto acabado de los paneles superiores, inspirados en un catana japonesa. Estos paneles se realizan mediante una técnica tradicional de pulido, denominada Hadori, en las que se aplica un acabado plateado en forma de ondas.
Los asientos son muy envolventes y tienen regulaciones eléctricas. También es eléctrica la regulación de volante. En el centro del salpicadero se sitúa una pantalla multimedia de 12,3 pulgadas muy bien situada, a salvo de reflejos. No es táctil, su manejo es a través del Remote Touch de segunda generación, un sistema que es bastante intuitivo, pero con una funcionalidad mejorable. Desde mi punto de vista, es demasiado sensible al tacto de los dedos, y obliga a ajustar mucho el movimiento. Requiere una pequeña adaptación.
Los menús de esta pantalla tienen unos gráficos muy trabajados y de alta resolución. También hay un apartado para conocer al detalle el consumo y el tiempo empleado en el trayecto, un acceso a aplicaciones online como Coyote o un menú específico para controlar el climatizador. En realidad el climatizador se maneja mediante estas teclas en el salpicadero, y para subir o bajar la temperatura se utiliza un curioso sistema, que visualiza los grados como si fuese un antiguo cuentakilómetros de ruedecillas.
En un Lexus no puede faltar el clásico reloj de agujas. También equipa una trasnochada ranura de entrada para cd’s , como parte del equipo de sonido Mark Levinson Premium Surround de 17 altavoces. Es un equipo de música diseñado a medida para el ES 300h, que ofrece una calidad de sonido de altísima fidelidad. De lo mejor del mercado.
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Otra curiosidad: en este coche se puede cambiar el modo de visualización de la información en el cuadro de instrumentos, y desplazar la esfera del velocímetro hacia el centro.
También son muy originales los diales situados al lado del cuadro de instrumentos. Con el de la derecha se activan los diversos modos de conducción. Con el de la izquierda se activa o desactiva el control de estabilidad.
Espacio sobrado
El acceso a las plazas traseras se ve algo limitado debido a la baja línea del techo. Pero una vez dentro, el confort llega de inmediato, ya que hay buen espacio. Hay un buen espacio para las rodillas y también hay buena altura al techo. Solo en la plaza central molesta un poco el túnel de transmisión. Equipa dos conexiones USB y una de 12 voltios para poder usar cualquier dispositivo.
El maletero puede abrirse con el propio mando. Tiene 454 litros de capacidad, casi 90 litros menos que lo que ofrecen la mayoría de sus competidores. Pero eso no quiere decir que sea pequeño, porque la capacidad de carga es importante. No obstante, no es posible abatir los respaldos de la segunda fila. Eso sí, hay una trampilla porta esquís, ganchos para sujetar la carga y un hueco extra bajo el piso en el que podemos colocar algunos objetos pequeños, pero que hay que compartir con el kit reparapinchazos. Hay otro hueco más pequeño en el lateral izquierdo, mientras que a mano derecha encontramos una batería convencional.
El coche arranca siempre en modo eléctrico. Se pueden hacer unos dos kilómetros sólo con la energía de la batería, y poco más. Es lo normal en un híbrido no enchufable. Tened en cuenta que este Lexus autorrecarga su batería, mientras se desplaza. Constantemente está combinando el funcionamiento del motor de gasolina y el eléctrico, y como os comentaba, a la que puede, conecta el motor eléctrico para mover el coche. Esto también hace que conducirlo sea una experiencia muy agradable.
Enfocado al confort
Una vez en marcha, destaca el excelente nivel de insonorización que Lexus ha conseguido en esta berlina, que hace la conducción especialmente placentera. El motor no suena, ni apenas vibra, y su respuesta es en todo momento progresiva y acompasada.
Sólo, al acelerar, podemos notar un exceso de ruido proveniente del motor que no se corresponde con la velocidad real. Es la consecuencia de montar un cambio CVT de tipo variador.
En conducción rápida o deportiva por una carretera de montaña se notan algunas inercias en los cambios de trayectoria. Aunque no es un coche especialmente pesado, pesa 1.680 kilos con conductor, bastante menos que su competencia. La dirección es precisa pero no resulta del todo incisiva ni la suspensión del todo firme. Esto es lo que genera al volante una cierta sensación de pesadez a la hora de cambiar de trayectoria o en los apoyos en curva.
Esta versión F Sport monta Suspensión adaptativa variable (AVS) de serie, que según el modo de conducción escogido es más o menos firme. En modo Eco o Normal, la suspensión se ajusta para el máximo confort. En modo Sport o Sport +, se vuelve más rígida, pero sólo un poco.
En cada uno de los modos de conducción también cambian los gráficos del cuadro de instrumentos, la respuesta del motor al acelerador, la asistencia de la dirección y el comportamiento del cambio.
El tacto del freno es mejorable. Tiene poca mordiente inicial para después pasar a frenar de forma algo brusca. Es el tacto típico de muchos híbridos, que utilizan en primer lugar la frenada regenerativa para detener el coche y después aplica los frenos, en dos fases. Eso afecta al tacto al pedal, aunque lo que se dice frenar, frena bien.
El ES 300 H F Sport viene equipado con techo solar, que no es de tipo panorámico pero sí eléctrico, aunque la cortinilla hay que cerrarla de forma manual. Lleva faros LED, cámara de marcha atrás y un buen paquete de sistemas de seguridad y ayuda a la conducción, como el frenado de emergencia con detector diurno de ciclistas y nocturno de peatones. Las Luces de carretera AHS adaptativas. La alerta de ángulo muerto; la alerta de tráfico trasero, el lector de señales de tráfico o el sistema de mantenimiento de carril. vienen de serie en toda la gama.
Tenéis un Lexus ES300h desde 45.000 euros, aunque esta versión que os he presentado, F Sport, cuesta 62.000, 63.200 si se pide en color plata. Un precio, en mi opinión, que lo convierte en un sedán un tanto elitista, pero que está justificado dada su calidad de construcción.
A
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