Mazda pone a la venta la versión diésel del SUV medio XC-60, con motor e-Skyactiv D, con dos niveles de potencia, 200 o 254 CV, tracción trasera o tracción a las cuatro ruedas, y con tecnologia micro-híbra. Este es uno de los motores diésel más eficientes del mercado, ya que, con semejante potencial, logra un consumo homologado entre los 5,0 y los 5,3 l/100 km.
Hemos realizado una primera toma de contacto de unos 200 km para comprobar si realmente gasta tan poco como anuncia.
El nuevo Mazda CX-60 es un coche que ya os hemos mostrado en algunos vídeos. Gerard tuvo la suerte de verlo antes de que se lanzase al mercado. Sin poder probarlo os contó todos sus secretos de diseño, cotas e interior: Nuevo Mazda CX-60
Después fue Juan Carlos el que hizo una completa review en el momento del lanzamiento, y ahí sí que pudo probarlo a fondo con su motor híbrido enchufable: Mazda CX-60, primera prueba
Ahí no quedó la cosa, después juntamos a Joan y a Luismi, y a un CX-60 con un DS7, ambos híbridos enchufables, para enfrentarlos cara a cara. Mazda CX-60 vs DS7
Y como te habrás podido dar cuenta, siempre lo hemos visto en su versión plug-in hýbrid. Y eso es porque hasta la fecha era la única motorización disponible para este coche. Hasta ahora.
El Mazda CX-60 es un SUV de tamaño medio de 4,75 metros de longitud. Hasta la fecha sólo estaba disponible con una motorización híbrida enchufable de 328 CV pero, como ya os avanzamos en anteriores vídeos, estaba prevista la comercialización tanto con motores de gasolina como en diésel. Para el gasolina todavía habrá que esperar un poco, pero el diésel ya está aquí. Sí diésel. Y es que en este segmento el peso de los propulsores diésel todavía tiene una gran relevancia.
Mazda se ha marcado el objetivo de electrificar toda su gama de modelos antes de 2030 y el CX-60 es el primer híbrido enchufable de la marca en venderse en Europa. Pero también añade la fórmula de electrificación ligera a sus motores de gasolina y diésel.
Bajo el capó de este nuevo CX-60 tenemos el propulsor e-Skyactiv D, con D de diésel, con tecnología micro-híbrida mediante un sistema eléctrico de 48V. Es un motor de 6 cilindros en línea, de 3,3 litros de cilindrada, que puede ofrecer 200 CV y tracción trasera o 254 CV asociado a la tracción total. Se complementa con una transmisión automática de ocho velocidades.
Este 6 en línea eleva su cilindrada de los 2.2 a los 3.3 litros e incorpora numerosas soluciones para hacerlo aún más eficiente. Se ha ampliado el régimen de velocidades en el que el motor puede trabajar con una mezcla pobre, donde la combustión alcanza su máxima eficiencia con unos consumos muy bajos.
Además de mejorar la potencia con el aumento de la cilindrada, también se aumenta el aire de la admisión que se emplea para mejorar la combustión. También incorpora una novedosa tecnología de combustión, con encendido por compresión controlado por la distribución con premezcla parcial. Esto que puede sonar a chino, o japonés en este caso, resulta en una respuesta de la aceleración más ágil y en una mejora de la eficiencia térmica superior al 40% en un mayor rango de revoluciones en las que opera el motor.
Con todo esto, y mucho más, las nuevas variantes e-Skyactiv D logran homologar estos registros:
La versión menos potente desarrolla 200 CV entre las 3.000 y las 4.200 rpm, y un par máximo de 450 Nm entre las 1.400 y las 3.000 revoluciones. Todo ello, combinado con los 153 Nm que aporta el motor eléctrico, hace que pueda acelerar de 0 a 100 en 8,4 segundos con un consumo medio homologado de 5,0 litros y unas emisiones de CO2 de 128 g/km.
El e-Skyactiv D más potente ofrece 254 CV de potencia a 3.750 rpm con una entrega máxima de par de 550 Nm entre las 1.500 y las 2.400 revoluciones. Gracias a los 153 Nm adicionales del sistema eléctrico acelera de 0 a 100 km/h en 7,4 segundos, con un consumo de 5,3 l/100 km y unas emisiones de 139 g/km.
Dicho esto, Mazda nos ha dejado una unidad diésel de 200 CV para realizar esta primera toma de contacto. El evento en el que estamos trata sobre una prueba de consumo, y eso es precisamente lo que hemos hechor. Nos han preparado una ruta de en torno a 200 km, por todo tipo de vías y carreteras para comprobar si realmente gasta tan poco como presume.
Pero antes de explicar los resultados, dejadme que os cuente algunas cosillas... Lo primero que me gustaría destacar es la finura de este motor de 6 cilindros en línea. Es extremadamente suave, con un comportamiento y un sonido agradable. Todo ello, combinado con el buen hacer de Mazda a la hora de insonorizar el habitáculo, resulta en un coche súper silencioso.
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¡Ojo! A bajas revoluciones, porque cuando sube de vueltas el motor suena más de lo esperado, pero también porque dicho sonido se amplifica un poco en el interior para que resulte algo más deportivo.
La postura de conducción es muy cómoda, reforzada por unos asientos confortables, que también recogen bien el cuerpo, y por una visibilidad delantera excelente.
El interior, más bien minimalista, se percibe de calidad, con buenos materiales y ajustes, y con una disposición de los elementos limpia y ordenada. La pantalla central de 12,3 pulgadas y el cuadro de instrumentos digital añaden ese toque tecnológico tan necesario en un coche hoy en día.
Volviendo al tema de la conducción. Este motor diésel se siente muy lleno en cualquier rango de revoluciones. En todo momento sientes que tienes potencia suficiente. Todo ello apoyado por el sistema micro-híbrido que ayuda a reducir ligeramente el consumo en algunas fases de la conducción.
La tecnología híbrida ligera de 48V es otra novedad de la marca y se ha incorporado a las dos motorizaciones térmicas, tanto en gasolina como en diésel. En el caso del diésel, el motor eléctrico de 12,4 kW, unos 16 CV, ayuda al motor térmico en el rango de cargas bajas, al ralentí y a bajas revoluciones, así como en los arranques desde parado y en los cambios de marcha, aportando suavidad y reacciones más directas.
Como curiosidad, este es el primer coche micro-híbrido que pruebo donde el pequeño motor eléctrico es capaz de mover al coche por si solo. Durante unos segundos, en llaneo, para aguantar o incluso aumentar muy ligeramente la velocidad.
En el Mazda CX-60 todo es muy suave. Incluso la transición entre marchas. El cambio automático de 8 velocidades no es extremadamente rápido, pero suave lo es un rato. Los cambios son similares a los de una transmisión de convertidor de par, a través de engranajes planetarios y embragues multidisco. La diferencia es que no se utiliza un convertidor hidráulico como embrague de entrada, sino un embrague multidisco. Y lo hace incluso más suave subiendo y bajando marchas.
Y en cuanto al comportamiento general del vehículo, os debo decir que es un coche muy agradable de conducir. Tiene una suspensión blandita, que filtra muy bien los baches, pero que deja balancear un poco la carrocería. y un tacto y un guiado de dirección preciso e incluso bastante informativo.
Debo puntualizar que, aunque la suspensión es más bien blanda y muy cómoda en autopista, la estabilidad y el paso por curva del coche en carreteras reviradas también es muy bueno, aunque también se notan bastante las transiciones de masas a la hora de enlazar curvas a izquierda y derecha.
En la versión de 200 CV y tracción delantera incorpora un selector con dos modos de conducción: Normal y Sport, donde solo varía el mapa motor y la gestión del cambio. En la variante más potente y 4x4 se añaden los modos Off-Road y Towing, donde juega con el reparto de par entre los dos ejes para mejorar la tracción.
El sistema 4x4 i-Activ AWD es un sistema de tracción a las cuatro ruedas permanente pero siempre priorizando la entrega al eje trasero, para ganar en dinamismo.
Vamos con el resultado. La ruta propuesta constaba de un 25% de autopista, un 70% de carretera y apenas un 5% de ciudad. Hemos conducido de forma normal y con el modo de conducción normal, sin buscar consumo, ciñéndonos a las velocidades de la vía y realizando adelantamientos en carretera a vehículos pesados que circulaban a muy baja velocidad. Aún así, os puedo afirmar que la eficiencia de este propulsor me ha sorprendido más de lo que esperaba.
Bueno, pues el consumo medio que hemos obtenido después de realizar una parte de la ruta propuesta por la organización ha sido de 4,8 l/100 km. Por debajo de los 5,0 l/100 km que homologa esta versión. Obviamente, con un poco más de ciudad el consumo medio hubiese subido ligeramente pero, tras estos 200 primeros kilómetros de toma de contacto, podemos asegurar que este motor e-Skyactiv D es uno de los más eficientes del mercado.
Si hay una marca que hace las cosas a su manera pasando de modas es Mazda. Y ademas les sale bien. Coches con estilo, diferentes, con tecnologías que nadie más sigue. Un SUV de 6 cilíndros de 3.3 litros diésel que gasta 5 litros y va bien. Los consumos que sacaría ese motor en un Mazda 6 en autopista serían la bomba. BMW toma nota, que los motores de 6 cilindros en línea todavía tienen cabida?