El nuevo Mazda3 sale a la venta en España con precios que parten desde 24.315 euros. La nueva generación del compacto japonés exhibe una imagen exterior renovada, atractiva y potente. Con motivo de su presentación dinámica internacional, hemos conducido por carreteras portuguesas el modelo compacto con carrocería de 5 puertas. Del sedán de 4 puertas, que se hará esperar hasta junio, os trajimos hace pocas semanas este vídeo filmado durante su presentación estática en Madrid.
Inyección de autoestima
El Mazda3 ya no quiere que le llamemos “compacto generalista”: quiere que le llamemos “premium”. Hasta ahora, podíamos considerar al japonés como rival de los Ford Focus, Hyundai i30 y Renault Mégane, entre otros. Sin embargo, desde el cuartel general de Hiroshima, los señores de Mazda tratan de ubicarlo junto a los Audi A3, el BMW Serie 1 y el Mercedes-Benz Clase A. Como mínimo, esperan que le situemos en ese espacio tan inconcreto que siempre ha ocupado el Volkswagen Golf, a medio camino entre ambos mundos.
Pero claro: si pretendes subir de categoría, necesitas elevar tu calidad de fabricación y materiales, los niveles de confort y acabado y, sobre todo, dar un salto adelante en el apartado del diseño. El Mazda3 ha seguido esta receta paso por paso, doblando la dosis del ingrediente más picante: la imagen exterior del vehículo.
Lo dije del modelo anterior y lo repito con el nuevo: el Mazda3 sigue siendo uno de los compactos más seductores del mercado. Y eso que su diseño ha cambiado por completo, reservando las aristas para el frontal en favor de las líneas suaves y al mismo tiempo musculosas que dibujan el resto de la carrocería. Sorprende la total ausencia de nervaduras tanto como la suave transición, progresiva y milimétrica, desde el techo hasta las ruedas. El nuevo Mazda3 parece extraído de un solo bloque de acero, tallado con precisión, meticulosamente pulido.
Este es uno de esos coches que apetece contemplar y acariciar, invitándonos a recorrer la caída del techo y la manera en que confluyen las líneas de la superficie acristalada lateral, creando un enorme pilar C que se convierte en seña de identidad. Llama la atención la luneta trasera casi horizontal coronada por un enorme alerón lacado en negro piano, superficie que vemos repetida en las alas que rodean la parrilla frontal y también bajo el paragolpes posterior -veremos cuánto tiempo permanece intacto-.
Aunque el chasis y la carrocería son nuevos, las dimensiones exteriores son casi las mismas en realidad. Longitud y anchura se mantienen (4,46 m y 1,80 m en total respectivamente) pero el techo es 1 cm más bajo (1,44 m), y los voladizos han sido recortados para aumentar la batalla en casi 3 cm (2,73 m), beneficiando así la habitabilidad.
Interior elegante pero no muy amplio
Si el diseño exterior muestra hasta cierto punto una revolución, el habitáculo prefiere llevar a cabo una evolución, y lo hace para mejor: Mazda apuesta más que nunca por su reconocida firma de elegante minimalismo. El salpicadero, perfectamente horizontal, se orienta hacia el conductor con sutileza. La sobriedad de su imagen resulta agradable a la vista pero también al tacto, gracias al empleo de materiales de calidad y a un ajuste cuidado.
El cuadro de instrumentos se compone de tres áreas circulares de fácil legibilidad. Las exteriores se destinan al cuentarrevoluciones, la temperatura del motor y la carga de combustible; en el centro se sitúa una pantalla digital de 7” que da acceso al velocímetro y otros parámetros del vehículo. Por encima del cuadro de instrumentos, el dispositivo head-up display, que también es de serie, proyecta sus gráficos sobre el parabrisas.
La pantalla central de 8,8” es brillante y nítida pero no táctil. Presenta la última evolución del sistema de infoentretenimiento Mazda Connect, con una nueva interfaz de usuario, un nuevo navegador y conectividad Android Auto y CarPlay. Todo lo mencionado viene de serie, como también lo es el climatizador bi-zona, que por fortuna presenta diales giratorios que podemos manejar fácilmente sin desviar la mirada. Son opcionales el monitor de visión de 360 grados y la detección de fatiga del conductor.
Como detalles a destacar, me quedo con el estupendo volante deportivo de tres radios, con aro totalmente redondo y de un grosor perfecto. También me han gustado los asientos, no tanto porque sean muy envolventes -que no lo son- sino por su buena ergonomía y porque incluso en su modelo básico permiten regular la inclinación de la banqueta.
Las plazas traseras presentan luces y sombras. Las puertas ofrecen mayor ángulo de apertura que antes pero el techo tan bajo hace fácil que demos con la cabeza al entrar. El espacio para las rodillas es aceptable y no hay gran problema de anchura, pero una vez más la línea del techo perjudicará a quienes superen por mucho los 1,80 m de estatura. Además, el marco de la puerta queda cerca de la sien, y las ventanillas tan pequeñas restan visibilidad y luminosidad.
Si el maletero del anterior Mazda3 era algo pequeño, ahora lo es más: ha perdido 6 litros de capacidad, de manera que tendremos que contentarnos con 358 litros (incluyendo el doble fondo). La boca de acceso es amplia y las formas del interior son regulares, pero el portón no ofrece apertura eléctrica, el umbral queda alto y no hay ganchos ni argollas para sujetar la carga. Como es obvio, podemos plegar los asientos traseros que no estén en uso para aumentar el espacio disponible; los respaldos están divididos en dos secciones y una vez abatidos dejan un fondo razonablemente plano. Con sólo dos plazas en uso, la capacidad máxima es de 1.026 litros.
Buenos motores pero pocas opciones
En su fase de lanzamiento, el Mazda3 nos da a elegir entre dos motores distintos. El más sencillo es el turbodiésel Skyactiv-D con 1.8 litros de cilindrada y 116 CV de potencia; la segunda opción, y para nosotros la más recomendable, es la de gasolina 2.0 Skyactiv-G de 122 CV.
Este motor pretende ser especialmente eficiente sacando partido de la tecnología microhíbrida M Hybrid con sistema eléctrico de 24V, así como la desconexión automática de cilindros. Pese a ello, su consumo teórico es un poco elevado (parte desde los 6 litros por cada 100 km); pero la buena noticia es que su tecnología “mild hybrid” le otorga acceso a la etiqueta ECO.
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Mientras la mayoría de fabricantes se decantan por el uso de motores turboalimentados de baja cilindrada, Mazda permanece fiel a los atmosféricos de tamaño medio. Y como buen atmosférico, este Skyactiv-G de dos litros tiene sus ventajas e inconvenientes. En el lado positivo, su comportamiento es muy lineal, sin grandes sorpresas; y en el negativo, su empuje es escaso a regímenes bajos: su par máximo de 213 Nm no es sobrado y además llega “arriba”, a 4.000 vueltas. Este doble carácter tan característico de los motores atmosféricos será sin duda del gusto de unos más que otros.
La caja de cambios puede ser automática de 6 velocidades o, como la de nuestra unidad de prueba, de una caja manual de 6 marchas. Y en estas cuestiones, los señores de Mazda son unos maestros: el tacto de la caja es exquisito, con una palanca corta de recorridos precisos que podemos manejar con un solo dedo y prácticamente sin lugar a errores. Lástima que en su empeño por contener el consumo de gasolina, las relaciones sean demasiado largas.
Un casis mejorado en casi todo
El chasis ha sido aligerado y reforzado empleando una mayor proporción de aceros de alta resistencia. Este aumento de rigidez estructural se acompaña entre otras medidas de una geometría de suspensiones revisada; y además adopta la tecnología G-Vectoring Control Plus que minimiza el subviraje frenando las ruedas exteriores a la salida de las curvas. Asimismo, la marca asegura haber mejorado la insonorización del habitáculo, pero el motor se deja notar más de lo que esperaba.
Lo que sí esperaba, y sí he encontrado, es una experiencia de conducción satisfactoria. El Mazda3 siempre había sacado pecho en este apartado y en esta generación podrá seguir haciéndolo. El manejo del vehículo es intuitivo, la frenada es potente y dosificable, y la dirección es un poco más rápida de lo habitual lo que, sumado a la firmeza de las suspensiones -incluso algo secas cuando hemos de superar resaltos- incrementa la sensación de agilidad. Y sin perjuicio de lo anterior, este compacto se muestra muy aplomado a cualquier velocidad.
Se diría que en el nuevo Mazda3 todo los cambios han sido a mejor… pero no es exactamente así. Por desgracia, el fabricante japonés ha seguido el -mal- ejemplo de otros competidores, reemplazando la suspensión trasera de paralelogramo deformable por otra más sencilla de barra de torsión. Estoy de acuerdo en que la mayoría de clientes no notarán perjuicio en la mayoría de situaciones, pero no deja de ser una lástima que un chasis tan bueno en general como el de este compacto deba rebajar sus cualidades por razones que no se explican más allá del ahorro de costes.
La otra ausencia, en mi opinión, es la de un motor más prestacional; pero esto es algo que la marca resolverá próximamente con el propulsor de gasolina Skyactiv-X de 181 CV. Su tecnología de combustión con encendido por compresión controlado por chispa promete ofrecer las ventajas de un gasolina y un diésel, y como además es micro-híbrido, también debería optar a la etiqueta ECO.
En definitiva, y pese a sus pequeñas carencias, la impresión que traigo a casa después de probar por primera vez el nuevo Mazda3 es muy positiva. Es un compacto al que uno se adapta en seguida, muy fácil de llevar y con un chasis de calidad. Para ser sincero, me quedé con ganas de conducirlo durante más tiempo; y eso siempre es buena señal.
Bastante bien equipado y, por tanto, algo caro
El nuevo Mazda3 está disponible con tres niveles de acabado: Origin, Evolution y Zenith, La versión Origin, disponible sólo con motor diésel, trae llantas de aleación de 16”, luces diurnas y traseras LED, sensores de aparcamiento posteriores, climatizador bi-zona, head-up display, pantalla de 8,8” con navegador, CarPlay y Android Auto, además un conjunto de asistentes de seguridad activa.
Si queremos el motor de gasolina hay que subir al nivel Evolution, que añade retrovisores fotosensibles, cristales tintados, sensor de aparcamiento delantero, acceso sin llave y cámara de visión trasera. En realidad este es el modelo más asequible de la gama, marcando un precio de 24.315 euros. Viene muy bien equipado y, en consecuencia, no es barato; pero insisto: viene muy bien equipado.
El acabado más alto, llamado Zenith y sólo disponible con el motor de gasolina, suma a lo anterior llantas de 18”, faros LED adaptativos, espejo interior sin marco y otros elementos decorativos. Este nivel da acceso a los packs Safety (visión 360º, control de crucero adaptativo y detección de fatiga del conductor, tráfico delantero y trasero) y Black (asientos tapizados en cuero y calefactados, asiento eléctrico para el conductor). Para todas las versiones, Mazda ofrece una garantía de 3 años ó 100.000 kilómetros.
Precios
Mazda3 Skyactiv-G 122 CV Evolution 24.315 € Mazda3 Skyactiv-G 122 CV Zenith 26.115 € Mazda3 Skyactiv-G 122 CV Aut. Evolution 26.115 € Mazda3 Skyactiv-G 122 CV Aut. Zenith 27.915 € Mazda3 Skyactiv-D 116 CV Origin 25.415 € Mazda3 Skyactiv-D 116 CV Evolution 26.315 €
Menuda sorpresa con el nuevo Mazda , simplemente precioso.