En coches.net estamos acostumbrados a mostraros casi todos los automóviles que salen a la venta en nuestro país, pero lo que no es tan habitual es hacerlo antes incluso de que sean presentados. La ocasión resultado ser doblemente especial, porque el coche del que hemos podido extraer las primeras sensaciones en movimiento -y del que os vamos a contar todo lo que se puede contar por ahora- es el Mercedes-Benz EQC, primer automóvil de que el fabricante alemán ha diseñado desde un principio para ser 100% eléctrico.

Su historia se remonta al Salón de París 2016: allí fue presentado el Concept EQ, un SUV de estilo futurista que, aparte de prefigurar el diseño del EQC, simbolizó el nacimiento de la nueva submarca EQ. El primero de esta saga será el propio EQC, el segundo, el compacto EQA basado en el EQA Concept de Frankfurt 2017; y aunque no han ningún anuncio oficial, todo apunta a que la familia EQ seguirá creciendo.
Tres largos años en fase de pruebas
Por su parte, el EQC acumula tres años de desarrollo, de cara al inicio de su comercialización a lo largo de 2019. Ha completado largas etapas de pruebas dinámicas en la Selva Negra alemana, ha sobrevivido al frío extremo del norte de Suecia y ahora le llega el turno de tostarse bajo el sol abrasador del sureste español. En el desierto almeriense, escenario favorito del spaghetti western, los ingenieros de Mercedes están validando la adaptación del EQC al ambiente polvoriento, las altas temperaturas y la exposición intensa y prolongada a la luz solar.
Durante una de estas jornadas, la marca alemana nos ha dado la oportunidad (en exclusiva para España) de descubrir el comportamiento en carretera de su próximo SUV eléctrico, aunque no sentados exactamente en el puesto del conductor: para bien o para mal, se trataba de un copilotaje, aunque al menos el encargado de ponerse a los mandos era nada más y nada menos que Peter Kolb, responsable de la fase de pruebas del proyecto EQC.
Relación peso (mucho) / potencia (mucha)
El Mercedes EQC no monta uno sino dos motores eléctricos, uno para el eje delantero y otro para el trasero, de manera que este sistema de tracción a las cuatro ruedas -gestionado electrónicamente y que que concede prioridad al eje anterior- no precisa de un árbol de transmisión. La potencia máxima combinada asciende a 300 kW, equivalentes a 400 CV; mientras que el par motor es directamente brutal: no hay cifras homologadas todavía, pero la marca anuncia que será de 700 Nm o puede que incluso más. Así, la aceleración de este SUV que no es precisamente ligero (su peso estará por encima de las 2 toneladas) es más que notable: de 0 a 100 km/h en alrededor de 5 segundos, a falta de homologación definitiva.
Si hay algo que me gusta de los coches eléctricos en general, y de éste en particular, es su aceleración en toda circunstancia y su capacidad de recuperación. En el caso del EQC, este apartado está más que cubierto. Las salidas desde parado son fulgurantes, y el paso de 80 a 120 km/h me ha parecido bastante veloz.
En cuanto al dinamismo del conjunto, su peso total se deja notar, desde luego; y cuando enlazamos curvas se hace patente que no estamos en un coche liviano. Ayuda que el centro de gravedad sea muy bajo y que las suspensiones hagan todo lo posible por mantener el coche plano en los giros, pero se hace inevitable una cierta inclinación de la carrocería entre curva y curva. De todas formas, se trata de un vehículo de carácter más rutero que deportivo, de manera que sus inevitables limitaciones no serán un problema quienes busquen ante todo un coche confortable; es decir, para el cliente tipo de Mercedes-Benz.
Y hablando sobre este tipo de cliente que busca confort por encima de todo: si la pareja de motores del EQC impresiona por sus prestaciones, también lo hace por su sonido. Para ser más precisos, por la ausencia de su sonido, porque hay que fijarse y mucho para escuchar el silbido de los propulsores. Y dado que en los coches eléctricos se deja notar más el ruido aerodinámico y de rodadura, también me ha sorprendido agradablemente el aislamento acústico del habitáculo.
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Un detalle curioso es que el conductor dispone de dos levas tras el volante. ¿Y qué sentido tiene esto en un coche eléctrico, sin marchas? Pues bien: la explicación está en que, ingeniosamente, Mercedes ha decidido reutilizar estos elementos para usarlos como selectores del nivel de recuperación de energía del sistema eléctrico. Así, en el modo más suave, podemos conducir a vela, sin apenas retención en tramos llanos o de ligera bajada. Si buscamos una cierta sensación de “freno motor”, para realizar una conducción más deportiva por ejemplo, podemos graduarla a nuestro gusto y de camino favorecer la recarga de la batería en las deceleraciones. Y así hasta llegar al modo más “intenso”, en el que la recuperación es máxima como también lo es la retención cuando dejamos de pisar el acelerador. Este modo, visto por primera vez en el BMW i3 y últimamente en el nuevo Nissan Leaf, permite conducir por la ciudad casi exclusivamente con un solo pedal.
Falta por tratar una cuestión importante: ¿cuál será la autonomía de uso de este SUV? Veamos: la batería de iones de litio cuenta con 70 kWh de capacidad, suficientes para alcanzar una autonomía teórica de 500 kilómetros. Por desgracia, este valor está homologado según el ciclo NEDC, lo que en el “mundo real” se traducirá en unos 300-350 km en condiciones de conducción normales. No son valores asombrosos pero, cuando menos, sí aceptables. Por el momento, la marca prefiere no comunicar los tiempos de carga de la batería, si bien indica que el vehículo será compatible con las más altas especificaciones de carga rápida.
Su diseño sera atractivo, probablemente
Por último, hablemos de diseño. De momento, Mercedes sólo nos ha permitido grabar imágenes del exterior del prototipo, que como véis está más camuflado que Arnold Schwarzenegger en Depredador. Su combinación de colores, el patrón de formas que lo recubren y las distintas piezas de metal y goma que incorporan el frontal, los laterales y el exótico pilar C, se encargan de engañar a nuestra vista.
La marca no ha proporcionado medidas pero se trata de un SUV ligeramente más largo y más bajo que el GLC, y con menor distancia al suelo debido a que, como dijimos, la enorme batería se sitúa bajo el piso. Por lo tanto, se trata de un modelo destinado principalmente al uso en carretera. Sabemos también que su chasis y carrocería están construidos en acero y aluminio: nada de fibra de carbono ni elementos exóticos. Los representantes de la marca nos cuentan que así se previene que el coche sea demasiado rígido… y demasiado caro; aunque por supuesto no hay precios todavía.
El modelo definitivo, ya sin camuflaje, será desvelado en septiembre de este mismo año, y os lo mostraremos con todo detalle, por fuera y por dentro, desde el próximo Salón de París. El Mercedes EQC será fabricado en Bremen (Alemania) y saldrá a la venta a lo largo de 2019.
En definitiva: se nota que la intención de Mercedes ha sido la de diseñar un eléctrico que no tiene por qué parecer un eléctrico y sobre todo, no tiene por qué ser un coche "exótico" que aleje a posibles compradores. La idea es que parezca un Mercedes; y quizás este aire de familia sea la gran ventaja de los próximos eléctricos de la firma de Stuttgart frente a su competencia. ¿O tal vez no?... porque sus rivales directos, el nuevo Jaguar i-Pace y el próximo Audi e-tron parecen seguir el mismo camino. Sea como fuere, la buena noticia es que esto de los coches eléctricos por fin se pone interesante.
350 Kms de autonomía no es suficiente para un coche que por tamaño y características es para viajar, los 500 Kms deberían ser reales.