Mercedes lanza la tercera generación del CLS, el cupé de cuatro puertas que la marca "inventó" en 2004 y que, 14 años después, ha vendido 375.000 unidades de las dos generaciones precedentes. El nuevo modelo estrena motores y se ofrecerá inicialmente en España en dos versiones, una de gasolina CLS 450 a un precio de 77.400 euros y una diésel CLS 350d por 77.500, en ambos casos, con tracción integral 4Matic y cambio automático.
El diseño es el principal motivo de compra de un coche como este. Y tal vez por este motivo, Mercedes ha decidido que sea el CLS el que inaugure un lenguaje de diseño evolucionado. No hay aristas en la carrocería, ni planos rectos. Todas las líneas son suaves, buscando al mismo tiempo combinar la elegancia de todo cupé deportivo con una gran eficiencia aerodinámica. El CLS tiene un coeficiente de 0,26, uno de los más bajos del mercado.
Entre sus características destacan un morro que la marca define como de cabeza de tiburón, un corte de faros que nos recuerda a algunos modelos de Dodge e incluso, según como, al Ford Mustang, y una trasera en la que los pilotos huyen del diseño ultrafino del Clase S Coupé. Tanto los faros delanteros como los pilotos traseros disponen de tecnología LED de serie.
Las dimensiones son notables, con una longitud de 4,99 metros (5,01 la versión AMG que tiene parachoques más prominentes), 1,89 de ancho y 1,42 de alto y su distancia entre ejes es de 2,93 metros. Estas dimensiones son similares a las de sus grandes rivales; el BMW Serie 6 Gran Coupé (prueba con video en este enlace), el Audi A7 Sportback (primer contacto con video en este enlace) y el Porsche Panamera (prueba con video en este enlace).
Hay que destacar que el Mercedes-AMG CLS 53 4Matic tiene una serie de detalles exteriores que lo diferencian. En el frontal, la parrilla luce un doble filete cromado a media altura y los parachoques son específicos, con entradas de aire más grandes. También son específicos los faldones laterales, el diseño del parachoques traseros y las salidas de escapes dobles y redondas. Y, finalmente, estos coches llevan los retrovisores en las puertas en lugar de en la base del pilar
La principal característica de este coche es, por supuesto, su carrocería de tipo cupé pero con cuatro puertas laterales, puertas, por cierto, sin marco pero con un cierre perfecto. Las plazas traseras son bastante amplias, sobre todo en espacio para las piernas y en anchura pero se quedan muy cortas de altura de manera que personas de más de 1,80 metros viajarán rozando la cabeza en el techo.
El acceso no resulta sencillo porque el coche es bajo y el corte de las puertas, a causa del techo en caída no genera un espacio de entrada holgado pero es evidente que resulta muchísimo más fácil acceder a las plazas traseras de este coche que a las de un Clase S Coupé (prueba de este modelo en este enlace) o un Clase E Coupé (información de este modelo en este enlace), alternativas similares dentro de la misma marca y que sólo disponen de dos puertas laterales.
Hay que destacar que este es el primer CLS que ofrece tres plazas en el asiento trasero (con tres reposacabezas y tres cinturones) y aunque la plaza central es más incómoda que las exteriores, es perfectamente utilizable. El maletero, por su parte, es mayor que el de la generación precedente. Ahora ofrece 520 litros y cuenta con el abatido de los respaldos de las plazas traseras en proporción 40/20/40.
En las plazas delanteras destacan las dos pantallas de 12,3 pulgadas que encontramos delante de la vista. La que está situada en el lugar de la instrumentación es opcional mientras que la que está en el centro del salpicadero viene de serie en toda la gama. La central puede manejarse mediante un mando giratorio en la consola o mediante el touchpad que tiene justo encima pero, además, el coche dispone de un mando en el volante que permite también moverse por los menús sin soltar las manos del mismo.
El mando en el volante es un pequeño cuadradito parecido al botón principal de un smartphone pero con sensibilidad para detectar movimientos laterales que permiten pasar menús y con función de confirmación mediante una pequeña presión. Van tan bien estos mandos (hay uno en el lado derecho para la pantalla central y otro en el radio izquierdo para la pantalla de la instrumentación) que serán pocos los conductores de un CLS que utilicen el mando de la consola que quedará para el uso del acompañante que, evidentemente, lo manejará mejor si es zurdo.
La pantalla central abre un mundo casi infinito de posibilidades de personalización del coche. Evidentemente permite gestionar el equipo de audio, eligiendo la emisora de radio o el contenido de cualquier equipo externo así como utilizar el teléfono (dispone de conectividad para smartphones tanto mediante Apple Car Play como Android Auto) y también podemos regular el sistema opcional de masaje de los asientos, así como la sujeción activa de los mismos, el climatizador y el ambientador que perfuma el habitáculo.
Mediante la pantalla podemos, asimismo, seleccionar los modos de conducción y crear un modo individualizado ya que podemos modificar la respuesta de motor, cambio, suspensión y dirección en modos eco, confort, sport y sport plus. Cabe destacar que la suspensión puede modificarse también mediante un botón en la consola que está justo debajo del que nos permite seleccionar los diferentes modos de conducción.
Al respecto conviene precisar que Mercedes ofrece tres tipos de suspensión en el CLS, la convencional, una suspensión pilotada y una tercera, también pilotada pero con muelles neumáticos en lugar de metálicos. Las diferencias entre los diferentes modos en lo que a suspensión atañe son más notables que en la generación precedente y, sobre todo, en los modos Sport y Sport Plus, la suspensión se endurece para facilitar una conducción deportiva.
Volvemos a la pantalla central que nos permite activar o desactivar las diferentes ayudas a la conducción como, por ejemplo, el sistema de mantenimiento de carril, que avisa cuando el coche se aparta del carril y acciona ligeramente el volante para mantenerlo en el mismo, el control del ángulo muerto o el control de velocidad activo que reduce la velocidad al alcanzar a otro vehículo y recupera la programada cuando cambiamos de carril o el coche que nos precedía desparece al situarse a la derecha, por ejemplo. Este sistema puede, además, programarse para que no supere nunca la velocidad de la vía por la que circula y adapte la velocidad en función de las señales que encuentra.
En el CLS también es posible modificar la iluminación ambiental y ofrece la posibilidad de elegir entre 64 colores diferentes. Asimismo, ofrece seis ambientaciones diferentes que pueden seleccionarse dependiendo del estado de ánimo del conductor y que incluyen ambientes relajados, enérgicos o de bienestar. En estos casos cambia el tipo de masaje, la luz ambiental e incluso elige una música acorde con el estado de ánimo que se busque conseguir. Incluso, si vamos a hacer viajes muy largos, nos ayuda a hacer ejercicios mientras conducimos como si se tratara de un entrenador personal.
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Para terminar con la pantalla central, destacar la proyección en la central de las cámaras periféricas, que tienen una resolución fantástica y que cuentan con perspectivas de gran angular tanto para la cámara trasera como para la delantera para que salir de aparcamientos o de cruces con escasa visibilidad sea lo más seguro posible.
La pantalla de la instrumentación, por su parte, puede configurarse en tres estilos, uno deportivo, otro clásico y otro que Mercedes llama progresivo. Una vez elegido el modelo puede modificarse a gusto del conductor la información disponible, tanto en el interior del instrumento de la izquierda, destinado al cuentavueltas como en la zona que queda en el centro donde podemos ver las indicaciones del navegador o el ordenador de a bordo, por ejemplo. Entre las que ofrece el instrumento de la izquierda, destacan las fuerzas G o el porcentaje de uso de la potencia del motor y de los frenos.
La posición de conducción de este coche es muy confortable y la gran cantidad de regulaciones permiten que cualquier persona se encuentre a gusto. Volante y asientos son regulables eléctricamente y estos últimos cuentan opcionalmente con función de masaje y con sujeción activa que consiste en inflar el apoyo lateral exterior o interior del asiento en función de la curva que estemos tomando.
La ergonomía, no obstante, sigue sin ser uno de los puntos fuertes de la marca que coloca algunas cosas en sitios poco habituales, muy al estilo de Mercedes. La palanca del cambio, por ejemplo, está detrás del volante, justo en el sitio donde el resto de coches tienen la palanca de los limpias que están situados en la palanca de luces, en el lado opuesto. Los mandos de regulación del asiento están en la puerta (lo que nos parece muy bien, dicho sea de paso) y no en los asientos, y el botón del freno de estacionamiento, que es automático y del que no hay que preocuparse, está en la parte izquierda del salpicadero, cerca de la palanca de apertura del capó.
Tres motores, de momento
El CLS estará disponible inicialmente sólo con motores de seis cilindros pertenecientes a una nueva familia desarrollada por la marca y que recupera la estructura en línea en lugar de en V. El máximo responsable de motores de Mercedes me explicó que esto se hace por dos motivos; en primer lugar, porque la estructura en línea permite un mayor equilibrio en el motor, lo que equivale a menos ruido y menos vibraciones. El otro motivo es que la gran cantidad de periféricos que se añaden a los motores actuales son más fáciles de situar junto a un motor en línea que en un motor en V donde todo está más compactado.
Sea como sea, los motores del CLS de gasolina son dos variantes de un tres litros con 367 CV para el CLS 450 y 430 para la versión 53 AMG, que llegará unas semanas más trade y para la que, de momento, no hay todavía precios. Más adelante llegarán también versiones de cuatro cilindros y con tracción trasera ya que inicialmente, todos los CLS serán 4Matic con tracción integral.
Los motores de gasolina disponen de un sistema eléctrico de 48 voltios que permite lo que se llama una micro-hibridación. Disponen de un pequeño motor eléctrico que se usa de alternador y de motor de arranque y que, en determinadas condiciones, como, por ejemplo, una aceleración a fondo, ofrece un aporte de 22 caballos y 250 Nm de par extra.
El motor diésel es, también, un tres litros de 286 CV para la versión CLS 350d y de 340 CV para el CLS 400d que no va a llegar a nuestro mercado. Es un motor muy suave y refinado, que no parece un diésel ya que no suena y no vibra como un diésel. Tiene una buena entrega de potencia en baja, con una recuperación en marchas largas mejor incluso que los de gasolina que, lógicamente, tienen más potencia en alta y estiran mucho más.
En cualquier caso, la conclusión es que cualquiera de los motores del coche cumple con creces lo que se espera de un cupé de este tipo y de este tamaño. Las cifras de consumo de los motores son de 5,9 litros/100 km en el diésel, de 8 litros en el gasolina de 367 CV y de 8,9 en el AMG. Todas las versiones disponen de la nueva caja de cambios G-Tronic de 9 relaciones con manejo secuencial mediante levas tras el volante (de serie en el AMG). La tracción integral 4 Matic, también de serie en toda la gama inicial, ofrece un plus de agarre sobre suelo mojado ya que reparte el par entre ambos ejes de manera electrónica en función de la adherencia.
El CLS es un gran cupé deportivo fiel al más puro espíritu GT. Eso significa que ofrece un confort extraordinario en autopista, independientemente de la velocidad a la que se circule (la velocidad máxima está electrónicamente limitada a 250 km/h. en todas las versiones), confort que no se limita a la suspensión sino, sobre todo, al silencio de marcha, con una ausencia total de ruido y de vibraciones.
En carreteras generales se mantiene el aplomo y la estabilidad habituales en los coches grandes de la marca aunque resulta interesante optar por la suspensión pilotada opcional para adaptar su respuesta al tipo de terreno. Esta característica es todavía más acusada en las carreteras de montaña, donde el coche acusa el peso y, sobre todo, su enorme tamaño, pero ofrece una notable agilidad, sobre todo con la suspensión en el modo más firme y la caja de cambios en manual y utilizando las levas tras el volante.
La gama española dispondrá, como equipamiento de serie, de faros de LED de alto rendimiento, llantas de aleación de 18 pulgadas (19 en el AMG), detector de cambio de carril (sin el sistema de accionamiento automático del volante, que será opcional), reconocimiento de señales con indicación de límites de velocidad, pantalla central de 12,3 pulgadas (la de la instrumentación será opcional) y servicios Mercedes Me Connect de ajustes del vehículo y seguimiento del mismo. También llevarán todos cámara de visión trasera (las de vistas periféricas serán opcionales), respaldo trasero con abatido 40/20/40, sistema de navegación y molduras interiores de madera de fresno gris de poro abierto.
Es una maravilla. Arte, proporción y estilo sobre ruedas.