Ya ha llegado a los concesionarios el nuevo Opel Grandland, con cambios en el diseño y equipamiento. Probamos la versión híbrida enchufable, pero la más sencilla, de 224 CV y tracción delantera; Hay otra con 300 CV y dos motores. Esta es la que más se va a vender, porque también es la más económica.
El Opel Grandland llegó al mercado en 2017, y durante estos años de vida comercial ha sabido evolucionar en su mecánica y estética. La inclusión de Opel dentro el grupo Stellantis le ha beneficiado en todos los aspectos, y ahora podemos disfrutar de un SUV de tamaño medio muy al estilo de un Peugeot 3008 (enlace a la videoprueba del Peugeot 3008) o un Citroën C5 Aircross, con los que comparte la plataforma EMP2 del antiguamente conocido como grupo PSA.
Esta versión híbrida enchufable es, además, la más eficiente de toda la gama Grandland. Utiliza un motor de gasolina de 1,8 litros y un motor eléctrico, situado en el eje delantero. Más una batería de ion-litio de 13,2 kW/h de capacidad ubicada en posición central trasera.
Esta tecnología nos permite recorrer, en teoría, mas de 60 kilómetros. en modo eléctrico, cifra a la que solo te puedes acercar si utilizas el coche en ciudad. En carretera a alta velocidad y en pleno invierno la batería da para recorrer unos 40 kilómetros aproximadamente. Opel quiere dejar claro este aspecto: en su página web podéis ver la autonomía eléctrica que ofrece el coche en función del uso que se le de. Bien por la marca alemana.
La batería se recarga en unas 8 horas en un enchufe doméstico de baja potencia, para que os hagáis una idea.
Hay otra versión híbrida enchufable con 300 CV y dos motores eléctricos, que se vende en el acabado tope de gama, Ultimate. Utiliza la tecnología del Grandland X que probé hace unos años y que podéis ver en video clicando en el enlace.
La versión que probamos ofrece 224 CV de potencia, que no son pocos. Hablar de más de 200 CV hace unas décadas estaba solo al alcance de los coches más deportivos. Hoy vemos normal esta cifra de potencia en vehículos, como este Opel, que no tienen ninguna pretensión deportiva.
Tiene como rivales dentro del grupo de los SUV híbridos enchufables al Ford Kuga (enlace a la videoprueba del Ford Kuga), Kia Sportage (enlace a la videoprueba del Kia Sportage), Nissan Qashqai (enlace al a videoprueba del Nissan Qashqai), Mitsubishi Eclipse Cross (enlace a la videoprueba del Mitsubishi Eclipse Cross) y por supuesto, al Peugeot 3008 y el Citroën C5 Aircross, sus primos hermanos dentro del grupo Stellantis que ya os he comentado.
Moderna estética
Lo primero que vemos es que pierde la X que identificaba al modelo anterior, aunque sigue siendo básicamente el mismo coche. En el portón encontramos ahora el nombre del modelo a todo lo ancho y el logotipo del rayo, el Opel Blitz, en el centro.
El paragolpes trasero viene acabado en negro brillante, mientras que los paragolpes y paneles laterales se han pintado en el color de la carrocería. Las llantas son de aleación de 19” bitono, y vienen incluidas de serie en este acabado GS Line. También se mantiene el techo bitono, de serie en GS Line con barras de techo en color negro brillante.
El nuevo Opel Grandland recibe el nuevo frontal de la marca, similar al del Opel Mokka (enlace a la videoprueba del Opel Mokka) y Opel Crossland (enlace a la videoprueba del Opel Crossland), que Opel llama Opel Vizor.
Lo que más destaca estéticamente en este coche es su parrilla cerrada, que marca más su nivel de electrificación. La refrigeración del motor se consigue con la entrada inferior.
Esta parrilla enlaza con los faros LED, dando una característica imagen a este frontal, claramente Opel. incorpora la última generación de la iluminación Intelli-Lux LED Pixel, con 84 diodos LED por faro, de tipo matricial.
También molduras de los paragolpes en negro piano. Muy bonito ahora, veremos con el paso del tiempo qué tal aguantan. Con todo ello, el Opel Grandland gana en atractivo, se desmarca un poco más de esa imagen discreta que le caracterizado hasta hace poco.
La gama parte desde 30.007 euros para la versión con motor de gasolina de 130 CV. Esta versión híbrida enchufable cuesta 45.050 euros. Son precios de tarifa, sin incluir posibles descuentos.
Doble pantalla digital
El nuevo Opel Grandland ha cambiado su interior. Lo más destacado es el nuevo sistema de doble pantalla digital: una de ellas, de 12 pulgadas, es para el cuadro de instrumentos y la otra, de 10 pulgadas, es la del sistema de infoentretenimiento.
El nuevo cuadro de instrumentos digital tiene unos gráficos muy atractivos. Es configurable en varios menús, aunque quizás podría serlo más, si tenemos en cuenta lo que ofrecen algunos otros modelos del grupo Stelllantis.
Es de agradecer a la marca que haya optado por mantener el control manual para ciertas funciones como el control de volumen o el climatizador, aunque este último también podemos manejarlo de forma digital, pulsando en los laterales de la pantalla. La conectividad también es buena, y podemos activar Android Auto o Apple CarPlay, aunque por cable.
Para mi gusto, la posición de la palanca de intermitencia es muy alta. El volante tiene buen tacto, pero es achatado. También es agradable la palanca de cambios de tipo “bmw”, de tacto y forma exquisitos. Es la que podemos ver en un Peugeot 3008, sin ir más lejos.
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Otro buen detalle de equipamiento es el ajuste lumbar y de altura de banqueta de tipo eléctrico que tienen los asientos.
La calidad percibida ha mejorado, se acerca a la que podemos ver en un Peugeot. Hay plásticos blandos en la parte superior del salpicadero, buenos ajustes y buenas texturas.
Plazas traseras y maletero sin cambios
En las plazas traseras no hay cambios respecto al anterior Grandland X. Hay buena anchura y buena altura al techo, aunque la distancia entre filas es un poco justa. En la plaza central hay un buen apoyabrazos y afortunadamente, no hay túnel de transmisión que moleste. Detrás del cofre se ha colocado una toma USB y las rejillas de ventilación.
El maletero es un poco pequeño, lo habitual en la mayoría de híbridos enchufables. Ofrece 390 litros, 124 litros menos que cualquier otra versión de este coche con motor de gasolina o diésel. Debajo del piso hay un doble fondo donde colocar los cables de carga y otras cosas. El material utilizado para la bandeja del piso es bastante endeble. La capacidad total, una vez abatida la segunda fila, (un buen detalle, se abate por palanca) es de 1.528 litros.
Este Grandland en acabado GS Line venía de serie con sistema de apertura y arranque sin llave. Es un sistema muy cómodo, muy de coche de alta gama. Una vez te acostumbras, lo echas en falta si no lo lleva.
Buen equilibrio en comportamiento
Este SUV se caracteriza por empujar muy bien desde abajo, ya que se sirve de la electricidad de las baterías para ayudar al motor de gasolina a bajas revoluciones. No tiene aceleraciones fulminantes, pero cumple a la perfección: emplea 8,9 segundos en el 0 a 100, un registro razonable.
Lo más destacable de este SUV es su carácter enfocado al confort. Es de los mejores de su segmento en este aspecto, sobre todo en esta versión híbrida enchufable con la electricidad como apoyo.
El chasis tiene buenas reacciones, y resulta confortable. Es equilibrado de suspensiones, y se guía con seguridad. Tiene una dirección excesivamente asistida, pero es precisa.
Este SUV permite escoger entre tres modos de conducción: eléctrico, para circular por ciudad, por ejemplo, híbrido, que es el más recomendable para un uso general, y Sport, para una conducción más viva y alegre.
Pesa 1800 kilos, unos 350 kilos más que las versiones con motor de gasolina. Esto se nota algo en la conducción, aunque no es determinante. También destaca el buen hacer del cambio, de tipo convertidor de par, de 8 velocidades.
Todo en conjunto contribuye a hacer un Opel con un comportamiento cómodo, preciso y agradable, sin grandes pretensiones.
Este nuevo Opel Grandland trae novedades en el apartado de equipamiento de seguridad y ayuda a la conducción. La más importante es el sistema de visión nocturna con cámara de infrarrojos que detecta personas y animales a una distancia de hasta 100 metros. También está disponible con el sistema Highway Integration Assist, que combina el control de velocidad de crucero activo y el sistema de mantenimiento de carril para poder ir por autopista o vías rápidas de forma semiautónoma.
Este es, en definitiva, un SUV diseñado para gustar a una amplia mayoría de clientes. Esta versión híbrida enchufable que he probado, gustará especialmente a aquellas personas que busquen una mayor economía de uso en el día a día y el mayor refinamiento que ofrece la conducción eléctrica.
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