Peugeot E-3008 - Renault Scenic: Un duelo que echa chispas

Esta es una de las comparativas del año que resultará muy interesante para todos aquellos que estén planteándose pasarse al eléctrico y lo quieran hacer con un modelo de corte familiar y muy tecnológico. Comparamos el nuevo Peugeot E-3008 con el también nuevo Renault Scenic, dos coches franceses, producidos en Europa, con buenas prestaciones y que cumplen perfectamente como modelos familiares.

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Estos dos coches son ejemplos muy buenos de cómo ha evolucionado la tecnología eléctrica en los últimos años. Son coches de más de 200 CV, 210 el Peugeot y 220 el Renault, con autonomías que, al menos en homologación, superan los 500 km: 522 el 3008 y nada menos que 611 el Scenic. En autopista, estos homologados caerán, pero estamos hablando de coches con los que será fácil hacer tiradas de 400 km entre recargas, incluso en vías rápidas.

El Peugeot 3008, que siempre fue un SUV, es ahora una especie de crossover cupé, no tan extremo como su hermano, el 408, pero con una trasera muy peculiar, con una caída notable. Tiene de SUV los pasos de rueda en negro, llantas grandes, de 20 pulgadas y una altura libre al suelo de casi 20 cm. El 3008 mide 4,52 metros de largo por 1,89 de ancho y 1,64 de alto y tiene una distancia entre ejes de 2,74 metros.

El Scénic, por su parte, es más corto con 4,47 metros (5 cm menos), más estrecho con 1,86 (3 cm menos) y más bajo con 1,57 (7 cm menos). Su distancia entre ejes, no obstante, es 4 cm más larga, con 2,78 metros. Y es que el Scenic es difícil de encasillar. Parece un SUV porque es alto, pero eso es porqué es eléctrico y tiene la batería debajo. Su altura libre al suelo es de 14,5 cm que es la propia de un turismo. En realidad, es un hatchback de 5 puertas alto y, eso sí, también con llantas grandes, de 20 pulgadas.

El Peugeot tiene un diseño más radical. Frontal con faros muy pequeños, parrilla de tramado complejo, el nombre del modelo justo bajo el capó, una luneta trasera muy inclinada y una parte posterior con las tres líneas de luz similares a las delanteras.

El Scénic es más convencional, con un frontal menos agresivo donde destacan los faros de día en forma de boomerang, las manecillas enrasadas que emergen al dar el contacto, una trasera con los pilotos en T, más convencionales y la pintura gris pizarra con techo negro en acabado satinado que cuesta 1.700 euros extra.

En el Peugeot uno tiene casi la sensación de estar en un concept car. La disposición de los elementos del interior es espectacular, aunque en algunos casos poco práctica. La pantalla detrás del volante, curvada y de alta definición es de 21 pulgadas y continua, no partida en dos partes como en otros muchos coches. El volante es pequeño, la consola central muy elevada y los acabados, con materiales de mayor calidad que en la generación precedente, le acercan al segmento premium.

A vueltas con el i-cockpit. Sigue sin ser ideal y yo continuo sin ver la parte inferior de la instrumentación si me pongo en mi posición habitual a pesar de que el volante es pequeño y achatado por arriba, pero es cierto que, al estar la instrumentación más elevada, puedo adaptarme mejor y, si quiero ver la instrumentación completa y bajo un poco el volante, no me queda encima de las rodillas como en otros Peugeot. Esta vez y hablo por mí, el i-cockpit no sería motivo para descartarlo de entrada. Junto al i-cockpit tenemos las i-toogle, una serie de teclas digitales que son atajos directos a menús de la pantalla y que puede ordenarse a voluntad del conductor.

Cosas interesantes en este nuevo E-3008: la nueva posición del mando de la transmisión, en el salpicadero, junto al botón de puesta en marcha. Me gusta, muy cómoda. Los botones del freno de mano, el warning, el volumen de la radio y los desempañadores en la zona central, muy a mano y la guantera central climatizada. Lo que no me gusta. El cargador del móvil de difícil acceso, la guantera delantera, que parece pensada para el acompañante ya que la tapa abre hacia la izquierda y es, también, de difícil acceso y los botones hápticos del volante, que hay veces que responden mal.

El interfaz de la pantalla del Peugeot E-3008 es nuevo, con una visibilidad es perfecta en todas condiciones, han aumentado las funciones y es compatible con todos los teléfonos. Ah, y el navegador tiene un planificador de viaje que nos permite planificar las recargas y que nos informa del tiempo que estaremos recargando y de los porcentajes de carga al llegar y al salir.

El Scenic tiene el mismo salpicadero del Mégane y muy similar al del Austral o el Espace, con una pantalla para la instrumentación de 12,3 pulgadas configurable y otra vertical para el equipo de información y entretenimiento de 12 pulgadas. A diferencia del Peugeot, conserva los mandos del climatizador fuera de la pantalla.

Las principales diferencias con el Peugeot 3008 están en el diseño de los principales componentes. El salpicadero es menos elegante, más abigarrado, la instrumentación se lee por entre el volante, que es más grande e igual de achatado (no hay manera) y, en cambio, la consola central casi desaparece ya que debajo de la pantalla central solo queda espacio para la bandeja del cargador inalámbrico. Otro aspecto interesante que comentar es que la posición de conducción en el Scenic es más estirada que en el Peugeot, más de turismo y menos de SUV. Y es que, pese a las apariencias, insisto, el Scenic no es un SUV.

El Renault tiene más huecos para dejar objetos y más grandes, aunque los que están en el piso quedan muy abajo y tiene también un problema de ergonomía en mi opinión que es la proliferación de palancas a la derecha del volante. Además del mando satélite de la radio, que es muy cómodo, tenemos el mando de los limpias y, sobre todo, la palanca de la transmisión que hace que a veces accionemos los limpias cuando queremos poner la marcha atrás. Me gusta mucho más el del Peugeot.

El acabado del Scenic no está nada mal, sobre todo en esta versión Esprit Alpine, que tiene un toque deportivo, aunque por los materiales usados me parece más premium el 3008. En lo que gana claramente el Renault es en su sistema multimedia. Usa el interfaz Android Automotive de Google, con servicios como el asistente de voz de Google o Google Maps. Además, permite bajarse un montón de aplicaciones y el planificador de viajes ha mejorado mucho. Además, el coche precalienta la batería cuando se acerca al punto de recarga programado.

Ambos coches ofrecen, en opción y casi al mismo precio (1.450 euros el Peugeot y 1.500 el Scenic) el techo panorámico de cristal. El del Peugeot es con cortinilla interior convencional, pero es practicable mientras que el del Scenic es el techo Solarbay de opacidad regulable en el que, además, podemos elegir la parte que queremos que quede traslúcida (la mitad delantera, la trasera o todo el techo). Cuando el coche se cierra, el techo pasa automáticamente a opaco.

En las plazas traseras repercuten dos aspectos concretos. La distancia entre ejes más larga del Scenic y, sobre todo, la plataforma. El Peugeot utiliza una plataforma multienergía que le permite ofrecer, además de la eléctrica, versiones de gasolina e híbridas enchufables mientras que el Scenic es solo eléctrico y con una plataforma pensada solo para coches eléctricos.

Metro en mano, el Peugeot tiene un interior más ancho, pero no es más habitable. La cota de anchura es claramente mejor en el Peugeot, pero, en cambio, la distancia entre filas y, sobre todo, la altura al techo, son peores. La posición es un poco más erguida, la banqueta es más corta y la distancia al techo está en ese punto en el que las personas altas rozarán arriba. A mí me quedan dos dedos apenas. La plaza central es complicada de usar por el mueble central y el túnel de transmisión, pero tenemos calefacción de asientos para las dos plazas exteriores y tomas de USB para recargar móviles.

En el Scenic la posición del asiento es un poco más baja y con el respaldo un poco más inclinado. Es más cómoda y, sobre todo, con más sensación de desahogo ya que el espacio entre la cabeza y el techo es más holgado y la distancia entre filas es también superior. Más estrecha, con el reposacabezas fijo y con un respaldo más duro, la plaza central apenas es utilizable, pero, en cambio, en el apoyabrazos encontramos, como en el Rafale, un accesorio que nos permite colocar un teléfono o una tablet y ver películas o videos de coches.net.

Los maleteros de ambos modelos son similares. Ambos son realmente grandes, algo insólito en los coches eléctricos. El del Peugeot es de 520 litros, con un doble fondo debajo el que todavía hay un generoso hueco para dejar más objetos. Tiene una bandeja rígida de gran tamaño, el asiento partido en tres partes, lo que permite usar la plaza central para transportar cargas largas y, eso sí, un borde de carga alto. El maletero del Peugeot mide 92 cm de fondo, 103 de ancho y 54 de alto desde la posición más baja del piso hasta la bandeja.

El maletero del Scenic, por su parte, es más corto con 90 de fondo, más estrecho con 97 cm, pero mucho más alto, con 65 cm hasta la bandeja. Esto último le permite llegar hasta los 545 litros y superar ligeramente al de su rival. Y, además, tiene un hueco de gran tamaño bajo el piso, en la parte más cercana al umbral de carga. Este, por cierto, es todavía más elevado que el del Peugeot, de modo que no resultará nada apropiado para cargar y descargar objetos de peso elevado.

Los dos coches son muy parecidos en sus sistemas de propulsión eléctricos. El Peugeot tiene un motor de 210 CV alimentado por una batería de 73 kWh con la que homologa un consumo de 16,9 kWh y una autonomía de 522 km. Por el contrario, el Scénic es ligeramente más potente, con 220 CV y tiene una batería más grande, de 87 kWh que le permite homologar más autonomía, 611 km, pese a gastar más ya que su media homologada es de 17,2 kWh, tres décimas más.

El Peugeot carga a un máximo de 11 kW en corriente alterna y de 160 en continua en cargadores rápidos mientras que el Renault carga a un máximo de 7,4 en alterna (hay una opción para que cargue a 22 en trifásico, pero hay que pagarla aparte) y a 150 kW en continua. Ni uno ni otro son referente en este apartado, pero permiten recargas al 80% en una media hora. Por cierto, que el Renault lleva de serie bomba de calor para la calefacción mientras que en el Peugeot hay que pagarla aparte y cuesta 800 euros.

En el Peugeot el motor de 210 CV rinde como se espera de un eléctrico de esta potencia. Hay que tener en cuenta que, si circulamos en modo Eco, la potencia se rebaja a 170 y que, si lo hacemos en normal, rinde 190. Los 210 CV solo los tenemos en el modo Sport. Las diferencias, además, son notables, no solo porque en modo Sport el coche acelere más, sino por la inmediatez con que lo hace. Para carretera, el modo Sport puede llegar a justificarse, combinado con una retención media o alta. La retención la gestionamos a través de las levas tras el volante y tiene una gran relevancia en ciudad y en carretera. En autopista no merece la pena incrementar la retención.

Una de las cosas que más me ha sorprendido del coche es su facilidad para mantener la velocidad en autopista sin acelerar o con una aceleración mínima. El 3008 es muy eficiente y pese a que es claramente más pesado que el Scenic (2.183 kilos frente a 1.917) consigue gastar menos por eficiencia y por aerodinámica.

En nuestra prueba, en circulación mixta, el Peugeot nos dio una media de 6 kWh por 17,8 del Scénic y en autopista a 120 de marcador, el Peugeot gastó 22 kWh por 24,1 del Renault. Eso significa que ninguno de los dos alcanzará los 400 km en autopista a 120 a no ser que la orografía sea muy favorable. En carretera se superará sin problemas esa cifra y el consumo bajará.

El Scenic parece ser claramente más potente, como si esos 20 CV de más fueran 40 o 50. Es cierto que es más ligero y eso se nota, sobre todo al acelerar y recuperar. En aceleración pura, el Renault hace el 0-100 en 7,9 segundos, casi un segundo menos que el Peugeot que se queda en 8,8.

En el Renault, las diferencias entre los diferentes modos, que son los mismos, Eco, normal y Sport son menores, entre otras cosas porque no hay cambios en la entrega de la potencia. Detrás del volante tenemos también las levas para regular la regeneración, también con tres niveles.

El chasis de ambos también es similar, McPherson para la suspensión delantera y multibrazo detrás en ambos. Los frenos del Peugeot son ligeramente más grandes y ambos usan llantas de 20 pulgadas con 235 de ancho y 50 de perfil en el Peugeot, que es más SUV y 45 en el Scenic.

El Peugeot es más confortable. Es menos ágil, porque pesa más y se nota su superior altura libre al suelo, que le hace ser algo más propenso al balanceo en curva y a estirarse más en los baches. De todas maneras, sigue siendo un Peugeot y, a pesar de su elevado peso, proporciona un guiado preciso y seguro, con un ligero toque deportivo y una excelente frenada, tanto por eficacia como por tacto. Muy ligero.

El Renault es más dinámico. Está más cerca del suelo, tiene una suspensión más firme y pesa menos, de modo que todo se conjuga para que sea un coche más ágil. En contrapartida, es menos confortable y se nota, sobre todo en carreteras de mal piso. Tiene un guiado fácil, pero con un tacto de freno más artificial y, como ya hemos explicado, gasta más.

Gama Peugeot 3008 eléctrico. De momento solo existe esta versión de 210 CV aunque la marca anuncia, para más adelante, otra de 230 con una batería de 98 kWH que le dará una autonomía homologada de 700 km y una tercera con dos motores de 325 CV y tracción integral.

La gama arranca en los 46.860 euros que cuesta la versión Allure. La de la prueba, la versión GT tiene un precio de 51.160 euros, pero si le añadimos todo lo que llevaba nuestra unidad; ayudas a la conducción, cámara de 360 grados, tapicería de cuero, techo de cristal y equipo hifi Focal se va a 57.910 euros.

El Scenic tiene ya la gama completa. Existen dos versiones, la que hemos probado de 220 CV y batería de 87 kWh y otra de 170 CV batería de 60 kWh y autonomía de 429 km. Esta última, en el acabado Evolution cuesta 38.703 euros. La más barata con la mecánica probada llamada Techno vale 45.493 euros, la Esprit Alpine de la prueba cuesta 48.015 euros (3.000 menos que el Peugeot en el caso de las versiones comparadas) mientras que la unidad probada con el techo Solarbay, la pintura satinada, el equipo de sonido Harman Kardon y el pack de ayudas a la conducción con la cámara 360 tiene un precio de 53.565 euros, casi 4.500 menos que el Peugeot con el mismo equipamiento aunque el 3008 tiene tapicería de cuero y calefacción de asientos detrás.