Renault Symbioz: un Captur largo con motor híbrido

Renault lanza el nuevo Symbioz, un coche que se parece mucho al Renault Captur porqué, en el fondo, este coche es una especie de Captur largo, más familiar, con más maletero, pero con la misma plataforma. Y como buen derivado del Captur es un SUV que, de momento, estará disponible únicamente con un motor híbrido de 143 CV y a un precio desde 32.025 euros. Más adelante llegarán versiones híbridas ligeras de gasolina a un precio más asequible.

• Tu nuevo Renault Symbioz al mejor precio en este enlace

¿Es un SUV? ¿Es un Break? Lo cierto es que el Symbioz es un SUV porque deriva del Captur, que es un SUV y tiene cosas de SUV como la parrilla muy vertical, el capó elevado y plano, los pasos de rueda en negro, los protectores de bajos y las llantas grandes de 18 pulgadas en los dos acabados bajos y de 19 en los Esprit Alpine e Iconic. Sí, parece un SUV, pero las formas traseras cúbicas pensadas para aprovechar al máximo el espacio con un techo que solo cae a partir de la segunda fila de asientos y con una luneta poco inclinada incluida en un portón trasero de notable tamaño, hacen pensar en un Break.

En el interior, el salpicadero es el mismo que el del Captur y, por lo tanto, no descubriremos nada nuevo. Tiene una instrumentación digital con tres diseños diferentes, la palanca del cambio en una posición elevada, muy a mano y una pantalla central vertical de 10,4 pulgadas que, a partir del acabado Techno, que es el segundo, dispone del sistema Open R Link de la marca con todos los servicios de Google que, como hemos dicho en más de una ocasión nos parece la referencia actual en los sistemas de información y entretenimiento.

En el interior cambian las tapicerías, los pespuntes, los paneles de puertas, los elementos de adorno y algunas calidades como el material de la parte superior del salpicadero en función del acabado. Hay cuatro: Evolution, Techno, Esprit Alpine e Iconic, pero la tapicería de cuero ha desaparecido de las opciones y el primero, el Evolution, no aparecerá hasta que lleguen las versiones d egasolina más económicas.

Lo que sí tiene este coche, como el Rafale y el Scenic eléctrico es el techo SolarBay con una capa de cristal líquido que permite tapar el techo cuando no queremos que entre toda la luz solar. El techo pasa de transparente a blanco manteniendo así la luz, pero no el sol directo y puede ser transparente, opaco o con la mitad de cada manera, tanto con la parte transparente sobre las plazas delanteras como sobre las traseras.

Y ya que hablamos de las plazas traseras, vamos con ellas ya que en un coche familiar son muy importantes. Acceso cómodo y banqueta con formas marcadas en los dos asientos exteriores y plaza central más estrecha. Lo habitual. El espacio para las piernas es muy bueno, la altura al techo también y solo echamos de menos el reposabrazos del Scenic o del Rafale con sus posavasos y sus soportes para teléfonos o tabletas para entretener al personal menor de edad en los viajes largos.

Como el Captur, el Symbioz tiene la banqueta trasera deslizante, lo que permite gestionar mejor el espacio disponible. Si necesitamos más maletero y no ocupamos las plazas traseras o si llevamos niños en sillita podemos adelantar la banqueta que tiene un recorrido de 16 cm. Además, el respaldo trasero es reclinable.

En el maletero, el portón es eléctrico con apertura automática y el espacio para equipajes tiene 492 litros de capacidad. Eso sí, siempre que dejemos la banqueta en su posición más retrasada ya que si la adelantamos los 16 cm referidos nos vamos a 624 litros que son 104 más que el último Mégane Grand Tour que acaba de ser descatalogado. El maletero tiene, además, un doble fondo que podemos situar a dos alturas, la superior para enrasar el plano de carga que, como es habitual en los SUV es más alto que el de cualquier break al uso.

El nuevo Renault Symbioz mide 4,41 metros de largo por 1,80 de ancho y 1,57 de alto con una distancia entre ejes de 2,64 metros, la misma que la del Captur que es 17 cm más corto. Esto significa que esos 17 cm están en el voladizo trasero, de modo que este coche ofrece, sobre el Captur, simplemente un maletero más grande.

De momento, el Symbioz estará disponible en el lanzamiento únicamente con un motor híbrido de 143 CV de potencia. El sistema comprende un motor de gasolina atmosférico de 1,6 litros y 4 cilindros con 94 CV, un motor eléctrico que es el que mueve el coche en modo eléctrico y complementa al de gasolina en las aceleraciones y que tiene 49 CV y un segundo motor eléctrico que se encarga de poner en marcha el de gasolina y de adecuar el régimen de giro del motor con la marcha a insertar en el cambio automático de cuatro velocidades para el motor de gasolina y dos para el eléctrico.

La transmisión de este coche es realmente sofisticada, pero lo cierto es que funciona muy bien. La montan todos los híbridos de Renault y es suave, trabaja bien y se adapta con facilidad a las diferentes fases de conducción, ya sea acelerando fuerte o utilizando el freno motor. La idea de Renault con ella es conseguir suavidad de funcionamiento y un consumo lo más bajo posible, de ahí que siempre intente circular en la marcha más larga posible.

Sobre el cambio, una cosa buena y dos malas. La buena es que Renault ha suavizado hasta prácticamente desaparecer los tirones que daba el cambio cuando se le forzaba a poner una marcha a base de acelerones fuertes. Las dos malas son que se mantienen, por un lado, la lentitud del cambio a la hora de subir marchas ya que el proceso de sincronización que lleva a cabo el motor eléctrico es largo y, por otro, que el conductor sigue sin poder cambiar de marcha ya que siempre es el cambio el que toma las decisiones sin que el conductor intervenga. No, el Symbioz, como sus hermanos de marca, no tiene modo manual en el cambio.

Lo que sí tiene es la posibilidad de incrementar la retención en modo B de Brake para forzar una mayor recarga de la batería. Una opción para utilizar tanto en ciudad como en carretera y menos en autopista donde no es tan interesante que el coche empiece a frenar nada más levantar el pie del acelerador.

El Symbioz tiene dos posibles modos de funcionamiento además del híbrido habitual. Uno es el modo eléctrico EV que el coche usa cuando considera. Renault dice que el 80% del tiempo en ciudad y aunque es optimista, lo cierto es que un buen rato sí circula en eléctrico. Si usamos este modo, el Symbioz se mueve en eléctrico, pero durante muy poco tiempo y a baja velocidad. Ideal, por ejemplo, para no dejar humos en el parking. El otro modo es el E-Save que mantiene la carga de la batería en un 40% e impide que baje de ahí. Este modo se usa, por ejemplo, para enfrentarnos a un puerto de montaña en subida, para que la batería no se agote y tengamos siempre una mejor aceleración al combinarse los dos motores a la salida de las curvas, por ejemplo. A plena carga, esta función ayuda.

En carretera el Symbioz va como un Captur. Es confortable en autopista, aunque menos que otros coches del segmento, y responde muy bien en carretera gracias a su buen guiado y a una suspensión tirando a firme. El único problema, insisto, es la lentitud del cambio, pero la dirección va muy bien, la suspensión impide que el coche flanee o se incline en exceso en las curvas y los frenos cumplen con su cometido salvo si nos lanzamos a tumba abierta bajando un puerto.

El consumo homologado es de 4,7 litros a los 100. Será complicado llegar ahí en conducción normal, pero también lo será pasar de 6 y en ciudad podemos estar hablando de 4,5 con cierta facilidad, así que, como buen híbrido, gasta poco. Y corre poco, con una punta de 170 km/h. y una aceleración de 0 a 100 en 10,6 segundos, que ya empieza a ser un ratillo.

Por lo que respecta a las ayudas a la conducción, destacan el programador de velocidad activo y el mantenimiento de carril, que conforman la llamada conducción autónoma de nivel 2, el reconocimiento de señales, la frenada de emergencia hacia adelante, hacia atrás y en intersecciones y las cámaras perimetrales con visión cenital muy útiles a la hora de aparcar y maniobrar, pero con una resolución realmente pobre. Por cierto que el Symbioz tiene también el botón para programar aquellas ayudas a la conducción que queremos desconectar cada vez que lo arrancamos.

Tres acabados ya que el base Evolution no llegará hasta más adelante, siete colores, entre ellos el azul Mercurio exclusivo de este coche que no puede llevar el techo en otro color como el Captur y unos precios que arrancan en 32.026 euros para el acabado Techno y van hasta los 34.906 del Iconic. Eso supone unos 3.000 euros más que el Captur, 800 euros más que el Arkana, que es más grande, aunque tiene menos equipamiento y 2.000 euros menos que un Austral MHEV de 160 CV. Ah, y 5.300 euros más que el Dacia Jogger más equipado con este mismo motor. Más adelante la gama se completará con la llegada de los motores MHEV de 140 y 160 CV lo que nos hace suponer que, atendiendo a las diferencias existentes en la gama Captur, el precio arrancará en unos 26.500 euros.

Pues lo dicho, un Captur largo que cubre el hueco del Mégane familiar y en cierto modo también el del antiguo Scénic corto en la gama Renault. Un coche con una mecánica probada, esta híbrida de la marca que da muy buen resultado en términos de consumo y de suavidad de funcionamiento. Un coche familiar, con maletero, funcional, aunque sin aquellos tratados de modularidad a los que Renault nos tenía acostumbrados en los buenos tiempos de Scénic y Espace y a un precio que nos parece elevado. No porque un Dacia más grande y con el mismo motor cueste casi 6.000 euros menos, sino porque Citroën venderá el C3 Aircross eléctrico a tope de equipamiento por menos dinero. Que el Symbioz es más coche. Sí, pero es caro.