¿Tiene sentido un Rolls-Royce coupé? Hoy vamos a despejar la incógnita probando este Wraith de la mano de Rolls-Royce Barcelona, el modelo más potente de la historia de la marca animado por una mecánica V12 biturbo que eroga 632 CV.
Entre 1976 y 1985 la firma británica comercializó un coupé diseñado por Pininfarina, el Camargue. Sólo se fabricaron 531 unidades y su cotización actual ronda los 60.000 euros. Este Bburago a escala 1:22 sale algo más barato, ahora mismo puedes encontrar uno en Milanuncios por 30 euros.
Más recientemente, existió también el Phantom Coupe, entre 2008 y 2016. Basado en el Phantom de séptima generación era 34 centímetros más largo que el Wraith y 230 kilos más pesado.
Suavidad y aislamiento de otro mundo
Lo primero que notas al arrancar es la suavidad y el indescriptible nivel de aislamiento que percibes aquí dentro. No escuchas nada del mundo exterior, el coche se desplaza envuelto en un silencio que te hace creer que te encuentras en otra dimensión espacial. Que, de hecho, es así.
Estás en una dimensión de lujo, de paz, de tranquilidad que hasta ahora no había vivido en ningún otro coche. Pero no todo es lujo y aislamiento del mundanal ruido. Su V12 también suena de cine.
El Wraith cuenta bajo su larguísimo capó delantero con un motor V12 de 6,6 litros, sobrealimentado por dos turbocompresores, capaz de producir 632 CV a 5.600 rpm y 800 Nm de forma continuada de 1.500 a 5.500 rpm.
Gracias a este descomunal motor acelera de 0 a 100 km/h en 4,6 segundos y anuncia una punta de 250 km/h. Si tenemos en cuenta su peso y su tamaño, estas prestaciones no están nada mal.
Es curioso ver que aquí no hay cuenta-revoluciones. En su lugar hay un indicador de reserva de potencia o Power Reserve que va del 0 a 100%. La caja de cambios ZF de 8 relaciones es 100% automática, no hay levas, ni palanca tradicional que te permita seleccionar a ti las marchas.
De hecho, esta caja automática está asistida por satélite. Trabaja pues en conjunción con el sistema de navegación del vehículo con lo que en cada momento trata de seleccionar la velocidad óptima al tramo de vía por el que circulamos.
Esta avanzada solución tecnológica se había implementado hace años en la Formula 1. De hecho, fue Philip Harnett, un antiguo ingeniero de BMW en la F1 que trabajó con este sistema en competición quien lo implementó en el Rolls-Royce Wraith.
El esquema de suspensión está formado por un esquema tipo doble brazo delante y multi-brazo detrás. Cuenta con un sistema de suspensión neumática inteligente, con amortiguación variable para lograr una sensación como si volásemos en una alfombra mágica. Los amortiguadores realizan cálculos de carga individual cada 2,5 milisegundos. También dispone de barras estabilizadoras antibalanceo.
La dirección, aunque está muy filtrada, termina ofreciendo una buena comunicación de lo que ocurre delante. Es muy sencillo guiarlo, manteniéndolo siempre dentro del carril con total precisión.
Black Badge
Esta unidad pertenece a la gama Black Badge. Una línea de equipamiento en la que como su nombre bien indica, el color negro es el protagonista. Radiador Partenón, mascota del espíritu del éxtasis, marcos de las ventanillas y logotipos pasan a ser de color negro en este Wraith.
Según Rolls-Royce un Black Badge es para personas disruptivas, que quieren romper con las normas y reírse a la cara de lo convencional. Algo disruptivo tienes que ser a la hora de configurar un extra como el Black Badge, valorado en 43.475 euros.
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La pintura de color azul recibe la designación Bespoke Peacock Blue o azul pavo real hecho a medida. Apenas 15.450 euros de opcional. El carbono de estas llantas de 21” está para ser lucido, esos pocos kilos de menos apenas influyen un ápice en el peso final del conjunto.
Mide 5,26 metros de largo, 1,97 metros de ancho y 1,5 metros de alto. La distancia entre ejes se queda en 3,11 metros. El peso va en consonancia con el conjunto, sobre la báscula declara 2,4 toneladas.
Puertas que se cierran solas
Dentro del habitáculo, además de estas puertas que se cierran solas… No se cierran solas, tienes un botón aquí para no tener que estirar el brazo. Destacan las inserciones en fibra de carbono y el color gris Selby Grey.
Aquí hay cuatro asientos individuales, con una batalla de más de 3 metros es fácil conseguir un espacio a bordo amplio y confortable. El equipo de audio está formado por 18 altavoces y tiene una potencia de 1.300 W.
El cuadro mantiene una línea muy tradicional, con indicadores analógicos de los de toda la vida. Hoy que estamos acostumbrados a ver tanta pantallita, es un lujo que se conserven instrumentos como los de antes.
Pantalla sólo hay una en la consola central y que se gestiona con el mando giratorio del túnel central, un mando muy parecido al del i-Drive de BMW. Sí, bajo esos acabados ultra-exquisitos hay lo último en tecnología de BMW.
También aporta soluciones prácticas como un paraguas integrado en cada una de las aletas delanteras. Ahora un Skoda Superb ya lo tiene, pero Rolls-Royce fue la primera en implantarlo con el Phantom VII.
En el caso que tengamos que transportar la compra o el equipaje en un viaje es bueno saber que ofrece un maletero con 470 litros de capacidad. Justamente en el portón del maletero, hay un par de tornillos que quizás podrían haberse camuflado algo mejor.
Ahora bien, lo mejor de este interior es reclinar tu asiento y disfrutar siempre que te plazca de una noche llena de estrellas. Este efecto se consigue combinando 1.240 luces individuales de fibra óptica tejidas a mano en la tapicería de piel del techo.
Otro efecto mágico del Wraith es su mismo nombre. En inglés Wraith es un fantasma que se nos aparece con la imagen de aquella persona cuando todavía estaba viva. Vamos que parece de verdad, tanto como la mítica Niña de la curva.
En resumidas cuentas
¿Tiene sentido un Rolls-Royce Coupe? Sí, tiene sentido. En un Phantom puedes disfrutar del lujo y del confort, pero donde de verdad vives la experiencia es desde las plazas traseras. Aquí la vives conduciéndolo y debo decir que merece la pena.
Si alguien se pregunta por el precio debe saber que en España el precio base de un Rolls-Royce Wraith es de 257.000 euros. Esta unidad con todos los extras que equipa queda en unos módicos 354.500 euros. Ahora bien, cuando le sumamos los impuestos asciende hasta 470.000 euros.
Me gusta muchísimo es un Rolls y por lo tanto opulencia sin fin , otra cosa son las puertas con apertura suicida, vaya soberana tontería, se puede ser más absurdo