Después de probar hace unas semanas el Seat León en su versión Tdi de 150 CV, carrocería de 5 puertas, cambio automático y acabado FR (tenéis la videoprueba en este enlace), esta vez os presentamos una versión completamente diferente ya que combina la carrocería familiar SportsTourer con el motor de gasolina de 1,5 litros y 150 CV, cambio manual y acabado Xcellence.

La carrocería familiar del León apareció, por primera vez en la generación precedente de este modelo y la marca no ha tenido ninguna duda de la necesidad de lanzarla de nuevo en esta cuarta generación. Este coche, que domina con autoridad el segmento de los familiares en España acaparó en 2019 casi la mitad de las ventas de la gama León en Europa. Seat vendió el año pasado, del León anterior 69.000 berlinas y 66.000 SportsTourer.
El León con carrocería break mide 4,64 metros de largo, que es mucho, (son 9 cm más que el modelo anterior) y mantiene las cotas de anchura (1,80), de altura (1,44) y de distancia entre ejes (2,68 metros) de la berlina de manera que los 28 cm de más se acumulan en la parte trasera. Visto así, la gran diferencia entre la carrocería de cinco puertas esta en el maletero.
El maletero es el gran protagonista de cualquier familiar y la capacidad del mismo es la principal razón de ser de este tipo de coches. El del León Sportstourer es francamente grande. La apertura automática con el pie, es opcional y cuesta 500 euros. Una vez abierto tenemos un espacio diáfano de 620 litros, un poco más grande que el del modelo precedente. Es un maletero con un estor cubreequipajes retráctil, un doble fondo que podemos colocar a una altura inferior o enrasado con el plano de carga, y que cuenta, como es habitual, con el abatido asimétrico del respaldo trasero y con una trampilla para cargar objetos largos. Debajo, si pagamos 100 euros más tendremos una rueda de recambio de emergencia.
Las plazas traseras son prácticamente iguales que las del León 5 puertas lo que equivale a decir que son de las más amplias de la categoría. Es cierto que parece que haya un poco más de altura libre al techo, pero, por lo demás, son igual de espaciosas que las del modelo más corto. Y tienen unas formas para las plazas exteriores tan marcadas que hacen que la plaza central sea una de las menos cómodas del segmento.
Sobre la parte delantera del habitáculo nos extendimos profusamente en nuestra anterior prueba del Seat León de manera que no vamos a repetir todo lo que ya dijimos entonces. Resaltamos solo que nos gusta el diseño en general y la calidad de materiales, propia de un coche generalista, pero con buen aspecto general, que no nos convence en absoluto la eliminación de los botones físicos, y que estos acabados superiores llevan de serie el sistema de reconocimiento de voz capaz de entender órdenes en lenguaje hablado siempre que se le active con el ya popular “hola hola”.
Gasolina manual
El motor de este León no destaca especialmente por su potencia y no tiene un margen de utilización muy elevado, pero tiene una zona media muy buena y eso le convierte en muy agradable de utilizar. Empuja desde muy abajo (el turbo hace de las suyas, pero muy suavemente y desde antes de las 2.000 vueltas) y proporciona a este León una capacidad de recuperación muy buena, sobre todo en tercera y cuarta.
El cambio manual es preciso y tiene unos desarrollos bien elegidos, con un salto muy adecuado entre segunda y tercera y entre tercera y cuarta que son las marchas que más usaremos en carretera. El motor no cae mucho de vueltas al usarlas y como queda siempre en su régimen óptimo, las reacciones al gas son notables y uno tiene la sensación de que el coche tiene más potencia de lo que anuncia. Cuando sí se nota que tiene 150 CV es cuando llega a las 4.500 vueltas y ya no empuja más.
Por lo que respecta al comportamiento dinámico, este León dispone de un chasis con suspensión activa opcional (cuesta 700 euros y es muy recomendable). Con él, podemos disfrutar de un confort muy elevado cuando usamos el modo Confort de la suspensión y reencontrar el tacto deportivo propio de los modelos de Seat cuando optamos por el modo Sport. La sensación es que esta generación es más confortable que la anterior, con un tarado de la amortiguación más suave tanto en modo Confort como en modo Sport
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El comportamiento del coche es muy sano y el buen trabajo del sistema XDS, que no es un autoblocante pero que intenta imitarlo a base de frenar la rueda interior en las curvas para pasar más par a la exterior y, de este modo, mejorar la tracción y eliminar el subviraje, acaba de redondear un comportamiento equilibrado.
Este Xcellence es un coche más confortable que el FR, con un perfil más viajero, más de autopista, pero no le hace ascos a cualquier carretera de montaña donde se muestra ágil y estable. En vías rápidas es estable, muy aplomado, y supera los baches con eficacia, sin transmitirlos a bordo. Y por lo que respecta al consumo, estamos hablando de medias en autopista a velocidad legal sostenida de entre 5,5 y 6 litros gracias a la desconexión de cilindros. En carretera es fácil llegar a 8 si intentamos sacarle todo lo que lleva dentro pero incluso ese consumo no nos parece disparatado para un coche que se acerca a los 1.400 kilos en vacío.
Este es un coche muy bien equipado en lo que a elementos de seguridad respecta. Lleva control de crucero adaptativo, cambio automático de luces cortas a largas, asistente de aparcamiento automático, aviso de salida de carril con incidencia en la dirección, control del ángulo muerto, alerta de tráfico trasero al salir marcha atrás, detector de fatiga y el aviso de presencia de algún coche o una bicicleta en nuestro mismo sentido al abrir la puerta. Si accionamos el tirador y viene alguien, el coche nos avisa de la situación de peligro no solo con un aviso acústico sino con la luz en la prolongación de la luz ambiental que recorre el salpicadero y que llega también a las puertas.
Con todos estos elementos más la cámara de retrovisión, importante en un coche bastante más largo que el 5 puertas, acceso y arranque sin llave, climatizador de tres zonas, lo que significa que los pasajeros traseros pueden regular temperatura y caudal, faros completos de LED, cargador inalámbrico de móviles, equipo de navegación con compatibilidad Full Link para móviles y volante de cuero, este León Sportstourer de gasolina manual con acabado Xcellence Launch Pack L cuesta 24.280 euros que, para nuestra unidad con pintura azul Mistery (610 euros), llantas de 18 pulgadas (670 euros), la suspensión activa DCC (700 euros), apertura del portón automática (500 euros), rueda de recambio (100 euros) y cajón bajo el asiento del acompañante (50 euros) se nos va a 27.480 euros.
Este León es más León que el León. Más León porque tenemos un 60% más de maletero sin renunciar a nada más. Esta es la clave del éxito de estos modelos familiares: cargar con todo lo necesario sin aprietos y meter dentro lo que haga falta, desde sillitas de paseo de niños pequeños hasta las bicis de las salidas dominicales.
Esta combinación de motor de gasolina, acabado Xcellence y carrocería familiar es una buena muestra de la polivalencia de este modelo. Diferente en muchos aspectos del FR diésel 5 puertas que probamos el otro día, pero manteniendo ese tacto deportivo propio de todos los modelos de la marca.
No soy objetivo. Tengo el modelo anterior Mk3 FR ST y estoy encantado con el coche.