¿Sigue teniendo sentido comprar un coche con motor diésel? Para responder a esta pregunta vamos a probar, en un viaje de Barcelona a Madrid y vuelta, un Skoda Octavia Combi con el motor de dos litros diésel de 150 CV y cambio automático DSG de 7 velocidades, una combinación más que conocida en el Grupo Volkswagen. En acabado Style, este coche cuesta, según el configurador de la marca, cerca de 40.000 euros con casi todos los extra disponibles pero la realidad es otra y hay unidades desde poco más de 30.000 euros.
Los diésel modernos cumplen con la normativa Euro 6 D exactamente igual que las versiones de gasolina, siguen siendo más caros de compra y siguen consumiendo menos, emitiendo menos CO2 y quemando un combustible más barato. Pero es cierto que aquella apocalíptica profecía que anunciaba el fin de los diésel se va cumpliendo poco a poco. Encontrar un diésel en el segmento B e incluso en el C es cada día más complicado, hay marcas que ya no ofrecen este tipo de motores y no veremos ya nuevos desarrollos de mecánicas de gasoil.
Antes de salir rellenamos hasta arriba el depósito de nuestro Skoda Octavia Combi, un coche con el que llegar a Madrid de un tirón es más que factible ya que se acerca a los 900 km de autonomía, una cifra que los diésel de hace unos años superaban con creces pero que hoy no se alcanza como consecuencia de la reducción de la capacidad de los depósitos. El de este Octavia es de solo 45 litros. Y la razón es que el espacio se comparte ahora con un segundo depósito, el de Adblue, de 12 litros en este caso.
Otros aspectos que podrían perjudicar el consumo de nuestro Octavia es que se trata de un coche automático y que es más grande que su antecesor, con 4,69 metros de largo por 1,83 de ancho y 1,47 de alto. Pesa un poco menos de 1.500 kilos y tiene un maletero de grandes dimensiones con una capacidad de 640 litros, 40 más que la versión berlina de cinco puertas. La marca ofrece multitud de accesorios para configurar el maletero que os mostramos en el vídeo. La capacidad del maletero una vez abatida la fila trasera es de 1.700 litros, 100 más que en la berlina.
La fila trasera de asientos, como es habitual, es mejor para dos que para tres, pero tiene un espacio para las rodillas muy bueno, mucho espacio al techo y puede equiparse con algunos elementos que harán más placentero el viaje de los ocupantes de estas plazas como un bolsillito para el móvil, un enchufe de 230 voltios, un climatizador específico para estas plazas traseras, dos tomas USB y cortinilla parasol. Y para los dormilones, unos reposacabezas que impedirán que si el pasajero se duerme vaya dando cabezazos.
En las plazas delanteras, el diseño es más elegante que en la generación precedente, la pantalla ha subido hasta una posición ideal y es de 10 pulgadas, aunque hay que pasar por ella para manejar el climatizador y tiene un mando para el volumen que nos obligará a usar habitualmente el del volante, de diseño redondo.
Nuestra unidad que llevaba todo aquello que puede llevar un Octavia; tenía cargador inalámbrico (que es opcional), asientos eléctricos, con calefacción, con memoria y tapizados en terciopelo y cuero (que son opcionales como los de cuero completo, que no son mucho más caros), instrumentación digital configurable, que no es opcional, cámara de marcha atrás, que también es de serie y head-up display, que no lo es.
El navegador sí viene de serie, igual que la compatibilidad con teléfonos Apple y Android, (en este enlace encontraréis un vídeo en el que Juan Carlos Grande explica las propiedades de los sistemas Android Auto y en este otro, los de Apple Car Play). Y además dispone de un sistema de reconocimiento de órdenes de voz que responde a la llamada “Okey Laura” y que funciona muy bien para algunas cosas y no tan bien, por ejemplo, para la localización de destinos en el navegador.
Confortable y con un consumo bajo
El Octavia es un coche muy confortable en autopista. Está muy bien aislado y hace muy poco ruido aerodinámico y de rodadura. Además, es muy confortable. Los Skoda suelen ser los coches más confortables del Grupo Volkswagen. Tienen una suspensión más blanda que la de los Seat, por ejemplo, y eso se nota en el confort de marcha, con una suspensión que copia muy bien las irregularidades del firme pero que, por el contrario, contiene menos las inercias en curvas largas en apoyo, de modo que el coche inclina más.
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De todas maneras, este no era el caso de nuestra unidad ya que incluía la suspensión electrónica cuya respuesta puede modificarse. Y no ya en los habituales modos de confort y sport sino que podemos elegir entre 15 diferentes puntos de dureza, de manera que el que no consiga poner a su gusto la respuesta de la suspensión será porque no quiera.
El consumo al llegar a Madrid era de 5,3 litros a los 100 kilómetros, algo lejos de los 4,8 litros que, según el protocolo WLTP consume este coche tanto a velocidad muy alta, que vienen a ser esos 120 de marcador, como de media combinada. Pero ojo, que todo tiene su explicación. En la vuelta registramos un consumo de 4,8, equivalente al de WLTP yendo incluso un poco más rápido en algunos tramos, pero sin el molesto viento frontal que sufrimos en la ida. Por lo tanto, sí puede bajarse de 5 litros a 120 con este coche. Y sin demasiada dificultad.
Este motor diésel de dos litros del Grupo Volkswagen lleva años motorizando a todos los modelos del Grupo y será, posiblemente, el último de los motores diésel que monten las diferentes marcas en sus modelos de turismo. Tiene 150 CV que no son ni muchos ni pocos, tiene una respuesta muy lineal, acelera decentemente, recupera bien, siempre se muestra muy lleno y puede gestionarse mediante el cambio DSG, que es lo bastante rápido como para no reprocharle nada en una conducción un poco deportiva. Y encima tiene las levas detrás del volante, así que, perfecto.
Configurado en la web de Skoda con todos los opcionales que lleva esta unidad en acabado Style, que son casi todos los que puede llevar un Octavia Combi salvo la pintura metalizada (el azul Energy es gratis, igual que las llantas Perseus de 18 pulgadas), el coche cuesta 39.455 euros.
Pero como sabéis, una cosa es lo que dice la marca y otra la realidad del mercado, así que hemos buceado en las páginas de Coches.net y hemos encontrado Skoda Octavia Combi 2.0 TDi Style DSG, nuevos o de kilómetro cero, sin un equipamiento tan completo en algunos casos, desde unos 30.000 euros financiado, un precio bastante más acorde con lo que ofrece este coche. Los tenéis todos en este enlace
En definitiva, un coche familiar diésel que pone de relieve todas las virtudes de los coches familiares y de los coches diésel, dos tipologías que van perdiendo fuelle pero que demuestran que siguen siendo perfectamente válidas, sobre todo, para familias viajeras, que en esta época pandémica son pocas o ninguna, pero que volverán a ser muchas cuando esta pesadilla remita.
Q tiempos aquellos en los q al menos te podías permitir un Skoda, estamos condenados a q los coches rusos indios chinos y demás lindezas pasen las normativas europeas e invadan nuestras carreteras