El Suzuki Swift Sport es un GTI de segmento B que gracias a su sistema micro híbrido consigue la codiciada pegatina Eco de la DGT. Está animado por un motor gasolina turbo de 130 CV y un sistema híbrido ligero de 48V. En España ya está a la venta por 23.680 euros. En el lanzamiento existe una promoción de 2.000 euros de descuento y si sumamos la financiación el precio final puede bajar hasta poco más de 20.000 euros.
Suzuki Ibérica lleva muchos años vinculada al mundo de los rally con las distintas evoluciones del Swift Sport. Esta última generación no es ninguna excepción. Por un lado, el equipo oficial Suzuki Motorsport compite en el Campeonato de España de Rally de Asfalto con el Swift Rally S, un coche enmarcado en la categoría R4 de dos ruedas motrices. Sus pilotos son el andorrano Joan Vinyes y el español Javier Pardo.
Asimismo, Suzuki Ibérica también organiza la Copa Swift 2020 con un coche prácticamente idéntico al que Swift Sport que probamos hoy. Se trata de una copa de promoción en la que gracias a los sustanciosos premios que ofrece, los mejores clasificados pueden llegar a recuperar parte de la inversión que supone competir de forma profesional.
Ultra ligero
Pese a recibir el sistema híbrido ligero sigue siendo un coche extremadamente ligero. Sobre la báscula anuncia 1.020 kilos. También es pequeño por fuera con 3,89 metros de largo y 1,73 metros de ancho. Otros GTI de segmento B son más pesados como Ford Fiesta ST o Volkswagen Polo GTI.
A simple vista el Swift Sport destaca por el kit de carrocería específico que equipa. Un conjunto aerodinámico con look carbono con inserciones en parachoques delantero, lip inferior, taloneras y difusor trasero.
De serie equipa faros full LED que ofrecen una sensacional visibilidad de noche. Las llantas de aleación de 17” de color negro con los cantos pulidos también forman parte del completo listado de equipamiento de fábrica.
La pintura amarillo Champion Yellow es una opción sin coste que recuerda a los colores que tantos años ha lucido Suzuki en el mundo de los rally. Ya lo dice el dicho que para gustos están los colores, pero en este caso debo decir que le sienta genial y le aporta un plus de carácter al coche.
Esta es la única pintura sin coste, puesto que el resto de opciones cromáticas son metalizadas y tienen un coste de 310 euros. También existe la posibilidad de configurarlo con una pintura bitono que cuesta 479 euros.
De la trasera hay que destacar el alerón integrado en lo alto del portón y las dos salidas de escape redondas de verdad de la buena. Reales reales. Precisamente en el portón también vemos el logotipo “Hybrid” que lo distingue de la evolución anterior.
Muy amplio por dentro
Al igual que en el exterior, el habitáculo continua con esta estética 100% Racing. Asientos deportivos pero cómodos, volante con cuero perforado y achatado en la parte inferior, así como pedales de aluminio son algunos de los elementos que más distinguen a la versión Sport del resto de Swift.
La pantalla principal cuenta con un accionamiento bastante sencillo. Y debo decir que el sistema de reconocimiento de órdenes por voz funciona casi siempre a la primera. Entre los dos indicadores analógicos, un formato de cuadro de instrumentos que tanto me gusta y que se está perdiendo, hay una segunda pantalla multifunción en la que podemos ver numerosas informaciones.
De serie también equipa numerosos sistemas de seguridad como asistente de mantenimiento de carril, reconocimiento de señales de tráfico, control de crucero adaptativo, asistente de frenada de emergencia…
El espacio tanto en la primera fila como en la segunda es muy generoso. Los asientos deportivos delante sujetan muy bien y al mismo tiempo tienen un mullido agradable. La segunda fila es muy ancha, incluso en su plaza central.
El maletero declara 265 litros, aunque debo decir que se trata de un espacio muy aprovechable gracias a la buena profundidad y anchura. Siempre que lo necesitemos podremos ampliar hasta 947 litros abatiendo la segunda fila.
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Híbrido pero deportivo
Gracias a la micro-hibridación el Swift Sport consigue la codiciada pegatina Eco de la DGT. El motor K14D es un 1,4 turbo que anuncia 129 CV a 5.500 rpm y 235 Nm de 2.000 a 3.000 rpm. El motor eléctrico del sistema micro-híbrido de 48 voltios anuncia 13,6 CV a 3.000 rpm y 53 Nm a 500 rpm.
Está claro que me gustaría contar con unos caballos de más, aunque debo decir que el conjunto está tan bien logrado que así ya es una pasada. Antes de recibir el sistema micro-híbrido tenía 140 CV y pesaba 50 kilos menos… La velocidad punta es exactamente la misma con 210 km/h. Ahora bien, la aceleración de 0 a 100 km/h ahora es un segundo más lenta que antes, con 9,1 segundos.
El motor turbo ofrece un buen rendimiento en la zona baja, pero no tiene nada que ver con el del Swift de la generación anterior. Aquel motor atmosférico de antes rendía lo mejor en la parte alta del cuenta-vueltas, mientras que este entrega una buena dosis de par a bajas vueltas.
En conducción deportiva no hace falta estirarlo mucho más allá de las 5.000 rpm. Casi que es mejor aprovechar la entrega de par abajo. La caja de cambios manual de 6 relaciones ofrece un buen escalonamiento. Eso sí, dado que el motor se estira tan poco arriba en zonas reviradas a veces sale a cuenta no bajar de tercera a segunda en curvas lentas, porque luego al poco llegas ya al corte.
Pese a no contar con un diferencial autoblocante el eje anterior ofrece una capacidad de tracción increíble. Puedes aprovechar en todo momento toda la capacidad de empuje del motor. Los neumáticos Continental Contisportcontact5 hacen un gran trabajo dejando siempre al Swift Sport súper bien sujeto sobre el asfalto.
Merece especial mención la estabilidad encomiable del eje trasero. Pocos GTI tan pequeños y ligeros cuentan con un eje posterior tan estable. Se aguanta hasta límites insospechados lo que te da una seguridad sin igual. Incluso sin controles se comporta casi como un tren sobre railes.
El conjunto de la suspensión tiene una calibración intachable. Filtra muy bien, mientras que al mismo tiempo consigue que la carrocería no balancee ni un ápice. He conducido pocos coches de calle que ofrezcan este tacto, esta sensación de coche de carreras.
Los frenos aguantan bien un uso intensivo, la ligereza del coche es clave en este aspecto. Sobre la báscula el Swift Sport para la aguja en 1.020 kilos. Esto te permite hacer cambios de apoyo como los harías con pocos coches, así como frenar tarde, muy, muy tarde.
Los consumos son alucinantes. En conducción suave por autopista puedes hacer 5,7 l/100 km de media gracias a que circulando a 120 km/h en sexta el motor gira a 2.700 rpm. Haciendo carretera a un ritmo alegre la media de consumo no sube demasiado. Se queda por debajo de 7 l/100 km, en caso de jugar mucho con la segunda y la tercera velocidad entonces puedes llegar hasta los 9,9 l/100 km. Un consumo bajísimo.
Lo único que no me ha terminado de gustar es el tacto que ofrece en algunos momentos puntuales la dirección. Por lo general es bastante directo, peeeero hay ocasiones en las que sientes un ligero grado de desconexión. Es un tema de percepción personal. Por criticarle algo vamos.
En resumidas cuentas
Hoy lo he pasado genial. Además, con un coche económico y racional. Un deportivo práctico y cómodo en el día a día, que además te arranca una sonrisa de oreja a oreja cuando te vas a tu carretera de montaña favorita. El Swift Sport me recuerda mucho al Mazda MX-5, otro deportivo cómodo en el uso cuotidiano y divertido como pocos en carretera. La ventaja aquí es que el Suzuki tiene 5 puertas, un maletero de verdad, lleva pegatina Eco y encima es más barato que el Mazda.
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En cuestiones meramente estéticas esté urbano no me dice nada.