Toyota nos llevó a ver algunas de las etapas del Dakar 2025 en Arabia Saudí y para seguir la carrera, nos ofreció el volante de un Land Cruiser 300, la última evolución de la gama de lujo de todoterrenos de la marca, presentado en el año 2021 y que se ha convertido en el buque insignia del fabricante japonés en lo que a off-road se refiere. El 300 es el Land Cruiser más grande y más potente que fabrica Toyota, un coche que, desafortunadamente no llega a Europa puesto que sus emisiones de CO2 complicarían que la marca alcanzara la media impuesta por la Unión Europea.
El Land Cruiser 300 está construido sobre el mismo chasis de largueros y travesaños de nuestro Land Cruiser europeo, más reciente ya que se presentó el año pasado. Es un chasis más rígido gracias a nuevos aceros y nuevos métodos de soldadura, más ligero (unos 200 kilos aunque el coche se va a 2,5 toneladas) y que puede incorporar, en las versiones superiores, suspensión neumática.
Estamos ante un coche de dimensiones notables, con 4,95 metros de largo por 1,98 de ancho y 1,93 de alto con un buen ángulo de ataque de 32 grados, una altura libre al suelo de 21 cm y una capacidad de vadeo de 70 cm. Nuestra unidad era una GX-R, la segunda más sencilla, pero en la gama hay múltiples acabados. Existe una versión GX básica, versiones de lujo e incluso una de corte deportivo llamada GR-Sport. Y, por supuesto, un derivado más lujoso bajo marca Lexus, el LX 500.
El habitáculo es similar al del Land Cruiser, pero con una sensación de espacio superior, sobre todo en anchura. Está tapizado en piel (asientos y salpicadero), pero, al menos en esta versión GX-R mantiene un aspecto de coche de hace años, con instrumentación analógica, palanca para el cambio, botones para la mayoría de las funciones, climatizador separado y pantalla central para el teléfono, el audio, el navegador y poco más. El único toque de "modernidad" lo pone el cargador inalámbrico de móviles.
La segunda fila es muy amplia, perfecta para tres plazas y, detrás, hay una tercera fila que se abate contra el pido del enorme maletero que lo es todavía más si no existe esa tercera fila. El acabado es el propio de los Toyota de gama alta, con un muy buen ajuste, pero con materiales que no son propios de un coche premium. Este Toyota, sin embargo, no pretende serlo ya que para ello existe su hermano de Lexus.
La técnica del Toyota Land Cruiser 300
El motor es un V6 biturbo de gasolina que tiene una cilindrada de 3,4 litros y rinde 415 CV. Toyota ha eliminado en esta generación el anterior V8 de 5,7 litros, más grande, pesado y sediento y lo ha sustituido por este V6 biturbo que, como alternativa en algunos mercados, tiene otro gasolina de cuatro litros atmosférico con 270 CV o una versión diésel, también V6 biturbo, de 3,3 litros y 310 CV. En cualquier caso, la caja de cambios es siempre automática de diez velocidades.
El motor de este coche está más retrasado y más bajo que en la generación precedente, lo que mejora el comportamiento, sobre todo en asfalto, al rebajar y retrasar el centro de gravedad. Además, ahora el reparto de pesos entre ejes es mejor. El coche tiene tracción a las cuatro ruedas permanente y bloqueo de diferencial central. Adicionalmente, algo que nuestro coche no tenía, este Land Cruiser puede llevar un sistema de barras estabilizadoras activas que, en asfalto estabilizan la carrocería en curva y en todoterreno no se activan, permitiendo que las suspensiones mantengan su recorrido.
Suscríbete a la newsletter
Si quieres estar al día de nuestras noticias, tienes que tener una cuenta en coches.net.
Nuestro coche tampoco tenía bloqueo delantero, ni sistema de avance lento, ni la cámara de visión que elimina el capó para ver lo que sucede debajo, ni los modos de conducción en barro, arena o rocas. Por no tener no tenía ni control de descensos. Y sabéis que os digo… que no eche de menos nada de todo eso, incluso en una bajada muy pronunciada de una duna en la que bastó con poner la primera y mantenerla (el cambio tiene modo manual) incluso sin necesidad de recurrir a la primera corta.
Lo cierto es que el Land Cruiser 300 es un coche pensado para este tipo de ejercicios. Es muy preciso, entre otras cosas por las mejoras en la dirección, tiene una suspensión que, aunque en este caso ni era neumática ni estaba controlada electrónicamente, trabaja perfectamente fuera de carretera, incluso en circunstancias como las de la prueba, con roderas con muchos rebotes y el cambio acompaña.
Comportamiento en arena del Land Cruiser 300
En las dunas, el enorme par del motor permite subir por cualquier parte y, aunque es un coche pesado, con las presiones de los neumáticos bajas (las dejamos en 1,5 para ampliar la huella del neumático tanto en anchura como, sobre todo, en longitud), cuesta mucho engancharse a poco que hagamos bien las cosas. El motor y la buena adecuación del cambio permiten prescindir de reductora, lo que en arena es una buena idea para no acelerar más de la cuenta a baja velocidad. Mantener el motor en la zona media del cuentavueltas y trabajar el gas en las subidas con suavidad y momentos de más contundencia cuando hacen falta, basta para garantizar un avance tranquilo y estable en arena donde las inercias, fácilmente corregibles, simplemente levantando un poco el pie, son el único problema del coche y solo cuando se pretende ir un poco deprisa.
Este Land Cruiser se vende algo más caro que el nuestro. En Arabia, a pesar de las apariencias, ahora mismo no está disponible, pero en Qatar, por ejemplo, cuesta desde 60.000 euros al cambio en versión GX mientras que el Land Cruiser Prado, el nuestro, arranca en 47.000. Antes de que llaméis estafadores a los señores de Toyota, conviene recordar oportunamente que en Qatar además de disponer de versiones básicas que no llegan a Europa, no se paga ni IVA ni Impuesto de matriculación.
