Trofeo Abarth Selenia: De carreras por Italia

Suena el teléfono. Al otro lado, FCA España: ¿Quieres ir a correr la quinta carrera del Trofeo Abarth Selenia que se celebrará en el circuito de Vallelunga? ¿Tú que hubieses dicho? Pues yo lo mismo. ¡Síiiiiiiiiiii!

Dicho y hecho. De la mano de FCA España y con Rafa Cid -periodista de Auto Hebbdo- como compañero de fatigas y con quien compartiría el Abarth 695 Assetto Corse Evoluzione durante todo el fin de semana, nos plantamos en Roma -el circuito esta a pocos kilómetros- ansiosos por descubrir todo el montaje del campeonato y nuestro coche.

Ésta es la décima edición del Trofeo Abarth Selenia, lo que lo convierte en uno de los campeonatos monomarca más longevos que se celebran en la actualidad. El certamen consta de 7 pruebas y comenzó el pasado 29 de abril en circuito de Imola, para finalizar el 28 de octubre en Mugello. Abarth ofrece a los participantes servicio de recambios, asesoramiento técnico y una zona hospitality con catering.

Una vez en el circuito lo primero que hicimos fue ir a ver “nuestro coche”. Ahí estaba. Blanco, impecable y con todo preparado para rodar al día siguiente. El Trofeo se puede disputar con el Abarth 695 Assetto Corse Evoluzione o con el Abarth 500 Assetto Corse de 190 cv, como escalón de acceso a la competición de un modo asequible para los jóvenes pilotos.

El nuestro era “el gordo”. Motor 1.4 turbo de 215 cv, cambio secuencial de 6 marchas con diferencial autoblocante mecánico, embrague cerámico, llantas OZ de 17”, discos de freno de 305 mm con pinzas Brembo de cuatro pistones delante y 240 mm detrás, repartidor de frenada y pastillas específicas. Motor y cambios están precintados y tan sólo se pueden hacer reglajes de alturas, caídas y convergencia.

Cada meeting cuenta con una tanda de entrenamientos libres, unas sesión de calificación y una superpole que la realizan los seis primeros clasificados de los entrenos cronometrados. Llagaba la hora de salir a pista para los entrenamientos libres. No hay nada que me guste más que hacer carreras pero las condiciones no eran fáciles y los nervios estaban a flor de piel. No conocíamos el circuito, sólo teníamos 20 minutos de entrenamientos, no habíamos probado nunca el coche y teníamos que compartirlo con Rafa Cid, el otro periodista invitado por Abarth. Ah! Y habían pasado casi siete años desde mi última carrera… No me digáis que no era para estar nerviosillo…

Por fin en pista. Ya desde la primera vuelta vimos que el Abarth no iba a ser un coche fácil pero también comprobamos que iba a ser un fin de semana divertido. En mi tercer paso por meta me sacaron la pizarra para que entrara a boxes. Ya!!! Solo he dado tres vueltas!!! Sí, pero era el turno de mi compañero. No había tiempo para más.

Fue difícil sacar conclusiones con tan poco tiempo. Ni del coche ni de la pista. Pero de momento lo estábamos pasando en grande. Faltaban unas horas para los entrenamientos oficiales y junto al equipo de mecánicos e ingenieros que nos asistieron estupendamente durante todo el fin de semana, buscábamos la manera de mejorar, comparando telemetrías y escuchando sus consejos.

Bueno, eso era ser muy optimista dadas las circunstancias pero, ¡que caray!, la esperanza es lo últimos que se pierde, ¿no? Aunque habíamos rodado muy poco, salíamos a la sesión de clasificación confiados en poder hacer un buen crono. Nos habían puesto gomas nuevas y queríamos estar entre los diez primeros. Los neumáticos sólo tienen una vuelta óptima -y suele ser la primera-, así que salí despacio e intenté pasar por meta detrás de algún piloto que tuviera buen ritmo para que me ayudara. Dicho y hecho. Paso por meta tras el nº 10 para tenerlo de referencia, llegamos a la rápida zona de final de recta, que para mi era la más complicada, y consigo pasarla sin perder demasiado respecto a él. ¡Bien! pensé, pero la alegría duró poco.

Al llegar a la primera frenada el pedal estaba como una piedra y apenas pude parar el coche. Me salgo de la pista sin dañarlo y consigo llegar a boxes. ¡No frena!, le digo al mecánico. No tenemos tiempo para reparar nada ahora, haz lo que puedas, me dice. Vuelvo a pista guardando bastante margen en las frenadas y finalizamos con el octavo tiempo. Bueno, podía haber sido peor… El problema fue que se había agrietado un disco y las pastillas estaban cristalizadas y, eso, nos limitó para intentar estar más arriba.

Ahora sí que había llegado el momento de la verdad. La carrera. El equipo había cambiado discos y pastillas y todo estaba preparado. Salíamos en cuarta fila pero la verdad es que arranqué bastante bien y hubiera podido incluso colocarme quinto, pero el piloto de delante tapó muy bien antes de la rápida de derechas y sólo tenía opción de pasarlo por el césped y, la verdad, no era cuestión de arriesgar tanto en la primera curva. Además, tenía que ver cómo como estaban los frenos después del corto rodaje que pude hacerles.

El coche tenía un poco de subviraje en las zonas lentas -aunque la mayoría de los pilotos se quejaron de los mismo- y en las rápidas era complicado tener confianza, ya que se mostraba muy radical del tren trasero. Pero cada vez estaba más a gusto con el Abarth y poco a poco fui cogiendo un buen ritmo que me permitió cruzar la meta en séptima posición y girar en los tiempos del grupo que lideraba el cuarto clasificado.

Me hubiese gustado estar más cerca de los primeros, pero os aseguro que el Trofeo Abarth Selenia no es un campeonato fácil. El coche exige conocerlo bien, hacer reglajes adecuados y conducirlo con agresividad pero con tacto. De verdad, no es fácil con tan poco tiempo, pero lo verdaderamente importante es que disfrutamos como locos durante fin de semana. Cómo no, ganó Cosimo Barberini, el piloto que ha vencido en las dos últimas temporadas y que lidera el campeonato en estos momentos. Nos “metió” una buena paliza a todos, pero nosotros acabamos muy satisfechos con el resultado obtenido y muy agradecidos a Abarth España por darnos la oportunidad de estar presentes en esta prueba y por el trato recibido durante todo el evento.