Probamos la Volkswagen Caddy, el coche que sirve para todo. ¿Quieres un monovolumen? ¿Buscas una furgoneta para trabajar? ¿En el día a día necesitas un vehículo de tamaño compacto? Sobre el papel la Volkswagen Caddy cumple con todos estos requisitos, así que será cuestión de ver si consigue responder a tantas necesidades a la vez.
La Volkswagen Caddy está a la venta en España desde 19.300 euros. Eso sí, esta unidad con el motor 2.0 TDI de 122 CV y cambio automático DSG de 7 relaciones cuesta 33.735 euros. Pero oye, ya sabes que si no te llega para la nueva Caddy, tanto en nuestra app como en nuestra web coches.net, tenemos ahora mismo más de 300 unidades de las anteriores generaciones desde apenas 1.000 euros.
Monovolumen y furgo a la vez
La Volkswagen Caddy es un monovolumen derivado de un vehículo comercial. Ofrece el confort de un turismo y el espacio interior de una furgoneta. Un compromiso que la convierte tanto en herramienta de trabajo, como en vehículo familiar. Un formato que también encaja con aquellos amantes de los deportes al aire libre que necesitarán cargar una bicicleta, unos esquís o incluso una moto de circuito.
Esta es la cuarta generación de la Caddy, un modelo que lleva más de 3 millones de unidades vendidas. Está disponible con motores diésel con doble inyección de AdBlue y filtro de partículas. Motores gasolina y así como gas natural. Dentro de un tiempo llegará también la opción del híbrido enchufable.
4 son los niveles de acabado que conforman la gama actual: Origin, Kombi, Outdoor y Life. Asimismo, existe la versión California camperizada. Esta última es la hermana pequeña de la Volkswagen California, la que a su vez tiene otra hermana mayor, la Volkswagen Grand California.
Volviendo a la Caddy, la puedes configurar en dos carrocerías distintas: convencional o Maxi. La versión normal tiene una distancia entre ejes de 2,75 metros, mientras que la Maxi alcanza los 2,97 metros, 21,5 centímetros de diferencia.
La Volkswagen Caddy tiene unas dimensiones exteriores similares a las de un familiar de segmento compacto, aunque siendo más alta claro. Mide 4,5 metros de largo, 1,85 metros de ancho y 1,79 metros de alto. Para la aguja de la báscula en 1.683 kilos
Diseño más turismo
El diseño de la nueva caddy es muy aerodinámico. El frontal está tapado, al estilo del que encontramos en un coche eléctrico. La zona entre el capó y el parachoques está carenada prácticamente al completo.
Ahora los parachoques de serie van pintados en el mismo color de la carrocería, incluso la entrada de aire principal en la parte inferior del mismo también. Con todo ello Volkswagen ha lograr dotarla de una apariencia más de turismo. En este caso al ser gris no se aprecia tanto, pero cuando ves una Caddy nueva en color blanco se notan mucho más estos cambios a nivel de diseño.
Monta llantas de 16” de acero con tapacubos. Unas llantas que calzan neumáticos Continental GitiSynergy con medidas 205/60 R16. Con este perfil alto de goma disfrutas de una buena capacidad de filtrado sobre los baches que te encuentras en el asfalto.
Una de las grandes novedades es que ahora en el acabado Origin la Caddy incorpora de serie dos puertas correderas. Una solución que facilita muchísimo el acceso a las plazas traseras. En opción se puede configurar con un cierre asistido para no tener que dar portazos.
En la parte posterior, al igual que en el frontal se ha trabajado mucho a la hora de buscar un diseño más turismo, menos de furgoneta. Para empezar los grupos ópticos verticales de gran formato tienen un estilo cuidad que se complementa a la perfección con la luneta posterior que llega hasta la mitad del portón.
Mejor que un SUV
Con casi 1,8 metros de altura y una batalla de 2,75 metros la Caddy da lugar a un generoso habitáculo. En configuración estándar equipa dos filas de asientos con una capacidad máxima de 5 ocupantes. En opción existe la posibilidad de instalar una tercera fila de asientos. Un extra que cuesta 960 euros y que resta maletero. Esta opción también está disponible en la variante Caddy Maxi de batalla larga.
El techo de la Caddy alcanza una cota similar a la de algunos SUV. La gran diferencia aquí es que la base de la carrocería está cerca del suelo, al contrario que el de un SUV que está elevado para ganar altura libre al piso y así poder brindar ciertas aptitudes camperas. Con todo esto, una furgoneta como esta garantiza una habitabilidad interior muy superior a la de un SUV.
Dicen que el espacio es un lujo, aquí lujo lujo no encontramos, pero sí un generoso interior repleto de un sinfín de soluciones prácticas para sacarle el mayor partido en el día a día. Gran número de huecos para dejar objetos, asientos amplios y confortables y un maletero colosal.
Con la tecnología del nuevo Golf
Los asientos delanteros son muy cómodos y ofrecen un amplio abanico de posibilidades de regulación. Vamos que tengas la talla que tengas encuentras la posición ideal en un abrir y cerrar de ojos. La columna de dirección regulable en altura y profundidad también ayuda muchísimo.
Evidentemente la calidad de acabados no es la que puedas esperar en un turismo. Hay materiales plásticos de buena calidad, pero también hay partes de plástico duro que demuestran claramente que estamos ante un derivado de un vehículo comercial.
Eso sí, todo ello está combinado con lo último de lo último en conectividad y sistemas de ayuda a la conducción. Precisamente en este campo tecnológico aporta lo mismo que puedes encontrar en el Golf actual. Todo ello lo puedes gestionar a través de la pantalla táctil que hay en lo alto del salpicadero.
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De serie equipa una pantalla táctil es de 8,25”, aunque opcionalmente por 1.000 euros puedes montar una de 10”. La principal diferencia, además, del tamaño, es que la primera no cuenta con mandos, un tanto escondidos, en su base para temperatura del clima y para el volumen del audio.
Eso sí, uno de los pero que le encuentro es la falta de botones que den acceso directo a funciones que sueles usar a diario. Por ejemplo, para desactivar el sistema start-stop tienes que hacer unos cuantos pasos a través de la pantalla del centro del salpicadero. No está precisamente a mano que digamos…
La segunda fila es de las más cómodas de su segmento. Tres plazas de verdad de la buena de la mano de una banqueta dividida en dos partes tipo 60/40. Tanto el espacio para las piernas, como la anchura entre codos, como la altura libre al techo son colosales. Además, el respaldo de esta banqueta se puede regular en inclinación.
Un maletero gigantesco
La capacidad de carga del maletero es pura y simplemente bestial. Con un volumen de carga de 1.213 litros en configuración de 5 plazas está años luz por delante de lo que puede ofrecer un SUV de segmento compacto, o incluso que un familiar compacto.
Sus cotas son descomunales, tanto de anchura, como de longitud y altura a bandeja. Prácticamente puedes cargar todo lo que se te antoje sin desmontarlo y encima cerrando la bandeja. Si el maletero es uno de tus principales condicionantes a la hora de tomar una decisión de compra, la Caddy es tu coche.
Pero ojo, que no termina ahí. Los asientos traseros permiten abatir sus respaldos con un solo clic. Y si no es suficiente siempre cabe la posibilidad de extraer las dos partes de la banqueta posterior. Con esta última maniobra conseguimos un piso completamente plano y un volumen de carga máxima de 2.556 litros.
Precisamente su gran capacidad de carga es su gran baza a la hora de ejercer esta dualidad como turismo y furgoneta. Gracias a la amabilidad de Wet&Dry tuvimos la ocasión de contar con un bidón GRG de 1000 litros y 8 bidones de 200 litros para comprobar empíricamente la capacidad máxima del maletero de la Caddy.
Probamos de meter el GRG y nada, la parte superior del techo no dejaba introducirlo. La versión comercial con doble puerta de apertura convencional da lugar a una boca de carga más grande, que en esta versión turismo se limita en su parte superior debido al anclaje del portón de apertura vertical.
Finalmente terminamos cargando 5 bidones de 200 litros. Mediante las puertas correderas disfrutas un cómodo acceso para manipular la carga. Eso sí, merece la pena proteger el piso del habitáculo puesto que está tapizado, a diferencia de la versión comercial.
Comportamiento de turismo
Lo que más me llamó la atención de la Caddy es que en carretera se comporta como un turismo compacto. El chasis cuenta con una puesta a punto que brinda un gran equilibrio entre efectividad y confort de marcha.
Es sorprendente que un coche con un techo tan alto ofrezca tan pocas inercias. Sus suspensiones ofrecen un buen nivel de filtrado de las irregularidades del firme, y al mismo tiempo hacen que la carrocería incline poco en curva.
Otra grata sorpresa es el tacto de dirección, pese a ser una dirección eléctrica ofrece un tacto bastante directo con lo que es muy comunicativa. Además, a la hora de maniobrar es muy suave.
La mecánica que probamos es la más potente de la gama, un cuatro cilindros dos litros turbodiésel que declara 122 CV de 2.750 a 4.400 rpm y 320 Nm de 1.600 a 2.500 rpm. Una vez lo pruebas parece que las prestaciones de este propulsor son superiores. Una mecánica con turbo que mueve con mucha soltura el conjunta.
Una mecánica que va asociada a una caja DSG de 7 relaciones. Un cambio automático con doble embrague y siete relaciones que ofrece un alto nivel de confort. Si contase con una octava velocidad los consumos podrían ser más ajustados.
Volkswagen anuncia un consumo medio de 5,1 l/100 km. En un recorrido de pruebas de 168 kilómetros logramos una media de 7,9 l/100 km. Eso sí, por lo general está más cerca de los 7 que de los 8 l/100 km. Sólo en un único trayecto bajó hasta los 5,1 l/100 km.
En resumidas cuentas
La Volkswagen Caddy ha cumplido con todas las expectativas que tenía puestas sobre ella. Es cómoda tanto en el día a día como a la hora de viajar. Su chasis es efectivo y encima ofrece unos consumos ajustados. Y además brinda un espacio de carga colosal. ¿Tiene alguna pega? Sí, su precio.
Que barbaridad 38 mil euros por una furgo de tamaño medio.