El Volkswagen Polo (primer contacto en video de este modelo en este enlace), uno de los polivalentes más populares en el mercado europeo, debe hacer frente, desde hace unos meses, no solo a sus rivales de su mismo segmento sino, también, a todos los vehículos del nuevo segmento B-SUV encabezados ahora por su hermano de gama, el Volkswagen T-Cross (primer contacto en video de este modelo en este enlace).
En este comparativo analizamos las características de ambos para dar pistas si, a igualdad de motor y de equipamiento, es más interesante el Polo o el T-Cross. Este comparativo es aplicable también al resto de marcas que tienen un coche del segmento B y otro del B-SUV sobre la misma plataforma como por ejemplo, los Renault Clio/Captur, los Peugeot 208/2008, los Citroën C3/C3 Aircross, los Seat Ibiza/Arona, los Kia Rio/Stonic, los Nissan Micra/Juke o los Ford Fiesta/EcoSport.
Los SUVS del segmento B están de moda. Sobre la misma plataforma y con la misma base mecánica que los polivalentes tradicionales ofrecen un tamaño normalmente superior, un poco más de maletero, una posición de conducción más elevada, mayor facilidad para subir y bajar y esa estética SUV tan seductora. Al precio, eso sí, de correr menos, gastar más y costar más dinero. ¿bastará todo ello para imponerse a un polivalente convencional? Veremos
El tamaño sí importa
El Polo mide 4,05 metros y es de los coches más largos del segmento. Su anchura es de 1,75 metros y su altura de 1,46. El T-Cross es seis centímetros más largo, tres centímetros más ancho y, sobre todo, nueve centímetros más alto. En definitiva, es un coche más grande en todas sus cotas. La distancia entre ejes es similar, aunque no coincidente: 2,55 en el Polo y 2,56 en el T-Cross. Ambos están basados, evidentemente, en la misma plataforma MQB 0 del Grupo Volkswagen y comparten todos los elementos mecánicos.
Los habitáculos son muy parecidos. El diseño del salpicadero es casi el mismo, con una instrumentación analógica que puede ser digital en ambos (en el acabado Sport del T-Cross es de serie, no así en el Polo), una pantalla central muy bien situada, con las salidas de aireación por debajo de la misma, para no tener que apartar la vista de la carretera y un diseño funcional y limpio.
Vamos con las pocas diferencias existentes. En el T-Cross tenemos una ristra de botones por encima de los del climatizador, un hueco a modo de bandeja sobre el salpicadero y un adorno más grande en la franja central, frente al acompañante. En el Polo, el diseño general es un poco más sencillo, los botones auxiliares están junto a la pantalla y ésta y la consola están un poco más orientadas hacia el conductor.
Y en los dos casos, la calidad percibida es un poco decepcionante para tratarse de una marca como Volkswagen que acostumbraba a hacer, en este apartado, las cosas algo mejor. Todos los plásticos del salpicadero, de la consola y de las puertas son duros. Eso no significa que sean malos, pero hay coches en este segmento de otras marcas cuya impresión visual y, sobre todo, táctil, es claramente mejor.
La posición de conducción de ambos es parecida, aunque es ligeramente más alta en el T-Cross y eso se nota en términos de visibilidad. No a coche parado, pero si en el tráfico. La posición en el SUV es más erguida y parece que el salpicadero quede más bajo, pero, sobre todo, la altura de los ojos en el tráfico nos ofrece una posición más dominante. La percepción del capó es más intuitiva. La vista de tres cuartos es similar y la visibilidad hacia atrás es mejor en el SUV.
Una vez medidas, las plazas delanteras arrojan una ligera ventaja para … el Polo. Ambos coches son igual de anchos y el Polo tiene un mayor recorrido de asiento en altura, cota en la que ambos coinciden con un metro justo de banqueta a techo. Visto lo visto, imaginamos que el T-Cross recuperará terreno en la parte de atrás.
Más cómodo el T-Cross
El acceso al SUV es más sencillo. No porque las puertas abran más sino porque los asientos están situados 10 centímetros más arriba y eso facilita la entrada y la salida. En el Polo hay que bajar ligeramente para entrar y en el T-Cross uno se sienta como en una silla, a la altura correcta. Una vez dentro, el T-Cross es ligeramente más ancho que el Polo.
En ambos casos, situar a tres personas detrás impide que vayan cómodas. La plaza central del T-Cross es mejor por la posición en la que va sentado ese ocupante, con la banqueta menos inclinada pero al obligar a los dos ocupantes laterales a desplazarse hacia la puerta, sus respectivas espaldas dejan de estar encajadas en el respaldo y la posición adoptada resulta incómoda. Eso se da en ambos coches pero el Polo es más incómodo al tener la banqueta más estrecha. Para dos ocupantes, el espacio en anchura y altura es suficiente en ambos casos.
La distancia entre filas, por su parte, es mejor en el T-Cross, con cuatro centímetros más, que son muchos. La razón de todo ello la encontramos en la posición adoptada al sentarnos. En el Polo el respaldo trasero está más inclinado y la banqueta se eleva hacia delante. Con este truco, alejamos la cabeza del techo. En el T-Cross no hay necesidad y podemos adoptar una posición más erguida, en nuestra opinión más cómoda y con mejor visibilidad… aunque peor para dormir.
Este respaldo menos inclinado y la banqueta más plana se notan también a la hora de situar una sillita infantil. El acceso a la misma y la facilidad para situar en ella a un niño y atarle es claramente superior en el SUV ya que en el Polo tenemos que encorvar la espalda y ofrece menos espacio para manipular al niño y sentarlo en su sillita.
Vamos ahora con el maletero. La altura a banqueta es superior en el T-Cross (4 cm), la anchura es idéntica (un metro) y el T-Cross pese a ser más largo, no aprovecha para ofrecer un maletero más profundo. Ambos tienen un doble fondo (inutilizado en nuestra unidad del T-Cross por un elemento del equipo de sonido) y podrían acoger una rueda de recambio.
El Polo, si contamos su doble fondo tiene un maletero de 351 litros mientras que en el T-Cross esa cifra llega hasta 385 litros que son 34 más y se pueden alcanzar incluso los 455 litros. Pero, para ello, tenemos que recurrir a su “arma secreta”: la banqueta trasera deslizante que incrementa la longitud del maletero en 14 cm al precio de dejar sin espacio para las piernas a los pasajeros traseros. Si son niños en sillita, ningún problema.
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Vistos ambos por dentro, vamos ahora a ver cómo van. Ambos disponen del mismo motor, un propulsor de un litro de cilindrada y 115 CV acoplado a un cambio DSG. De este motor existe otra variante de 95 CV y tanto uno como otro pueden encargarse con cambio manual de seis velocidades además de con este DSG de siete. El rendimiento en ambos casos es parecido, pero, con matices.
Un motor de buen rendimiento
Este es un motor interesante, con una buena respuesta desde abajo. Es un motor progresivo, que acelera y recupera de manera decente y que, para este tipo de coches, es perfecto para el 95% de usuarios. La caja es rápida subiendo y bajando, se adapta bien a todo tipo de conducción y conforma, con el motor, un grupo motriz agradable de utilizar. Sin llegar a la efectividad de los motores referencia en este segmento, el 1.2 PSA Puretec de 130 CV y, sobre todo, el 1.0 Ecoboost de Ford de 125 CV, se trata de un motor equilibrado. Las prestaciones son buenas, pero hay diferencias.
El Polo es más rápido (200 km/h. de velocidad máxima contra 193), acelera más (9,5 segundos en el 0 a 100 contra 10,2) y gasta menos (6 litros homologados contra 6,2) ¿Cómo es posible si tienen exactamente el mismo motor y el mismo cambio? Pues por dos factores externos importantes, la aerodinámica y el peso.
El T-Cross es más ancho y, sobre todo, más alto. Eso supone que su superficie frontal es mayor y que al estar más alejado del suelo, es menos eficiente a nivel aerodinámico. Además, pesa 1.281 kilos por 1.190 del Polo, es decir, casi 100 kilos más y eso supone cerca de un 10%. Para mover más kilos de coche y abatir una resistencia al aire superior hace falta más energía y, por lo tanto, el SUV gasta más. Cuando aprovechamos toda la energía del motor, el peso superior y la peor aerodinámica hacen que el resultado no sea el mismo, de ahí que el Polo corra y acelere más.
Hay que dejar claro que este es un motor bastante económico. Los seis litros oficiales son difíciles de conseguir, pero, con una conducción normal, estaremos en unos siete en el Polo y en siete y medio en el T-Cross sin excesivas dificultades lo que demuestra, dicho sea de paso, que las nuevas homologaciones WLTP son más fieles que las anteriores.
A nivel dinámico son dos coches muy similares. Casi 100 kilos menos y una menor altura libre al suelo se notan. El Polo es un coche más ligero y eso se nota en carretera. Es más ágil, más reactivo, sin llegar a ser un coche de planteamiento deportivo. En curva es más rápido porque inclina menos la carrocería y transmite una sensación de más aplomo y más seguridad.
El T-Cross va muy bien pero no tanto como el Polo. Es un poco más torpón, especialmente en curvas lentas, donde el peso y la inercia fruto de un centro de gravedad más elevado son evidentes. Probado solo es un coche que convence por su buen compromiso entre confort y eficacia, pero comparado con el Polo, se le nota menos ágil, más pesado y menos dinámico. Vale. El Polo es más ágil, más dinámico y… más divertido, pero, ¿Es eso un problema para el T-Cross? Para el 95% de los usuarios, seguro que no.
Para comparar los precios hemos elegido la versión Sport de ambos modelos que es la más equipada. El Polo cuesta, según tarifa 19.315 euros mientras que el T-Cross cuesta 24.440 euros. Estos precios, no obstante, tienen truco porque el T-Cross está claramente más equipado de serie.
2000 euros de diferencia
Si montamos en el Polo todo aquello que lleva el T-Cross (control de crucero adaptativo, cámara de marcha atrás, faros de LED, sensores de aparcamiento, retrovisores plegables eléctricos, la instrumentación digital y las llantas de 17 pulgadas en lugar de 16), el precio del Polo sube a 22.555 euros de manera que la diferencia se reduce a menos de 2.000. Y, aun así, el T-Cross seguirá estando más equipado ya que el Polo no dispone ni de aviso de cambio de carril ni de alerta de colisión que su hermano mayor sí lleva de serie.
¿Qué tiene mejor el T-Cross sobre el Polo? Un maletero más grande, unas plazas traseras que sin ser extraordinariamente mejores sí resultan más cómodas, mayor facilidad para entrar y salir, una posición de conducción más dominante y con mejor visibilidad y una estética a la moda, con ruedas más grandes, pasos de rueda muy marcados… en definitiva, ese estilo SUV que tanto triunfa.
¿Y que le queda al Polo, entonces? Pues una conducción más ágil y, en cierta manera más deportiva, mejores prestaciones, un consumo más bajo, un tamaño más recortado que, pese a ello, le penaliza menos de lo esperado en habitabilidad y maletero y, sobre todo, un precio de venta más bajo.
Llegados a este punto, la decisión es vuestra. Vosotros debéis decidir si os interesan más las ventajas de uno u otro y, sobre todo, si vale la pena invertir unos 2.000 euros más en el T-Cross frente al Polo.
Volkswagen es el que marca la frontera entre los generalistas y los premium. El t-cross y el t-roc, con permiso del Audi Q2, son los mejores SUV en cuanto a tamaño y comodidad. Pienso que se les podría incluir en el segmento premium.