Volkswagen Tiguan: Mejor a todos los niveles

Ha llegado, por fin, el momento de probar el nuevo Volkswagen Tiguan; un modelo que vimos por primera vez, todavía con camuflaje, el pasado mes de septiembre con motivo del Salón de Múnich. La presentación dinámica del nuevo Tiguan nos ha llevado a un lugar bastante distinto: el oeste de Andalucía; y en este artículo con vídeo vamos a mostraros en qué ha cambiado -y en qué no tanto- este superventas de la categoría SUV; así que ¡al lío!

La tercera generación del Volkswagen Tiguan aterriza en el mercado español con puntualidad alemana: la primera llegó a principios de 2008, la segunda, a inicios de 2016; y la tercera… pues aquí la tenemos.

Se trata, por lo tanto, de un automóvil profundamente renovado. Sin embargo, queda claro que el Tiguan ya encontró con anterioridad las dimensiones y proporciones que más se ajustaban a su clientela, porque el tamaño del nuevo modelo es casi el mismo: ha crecido en apenas 3 centímetros (ahora mide 4,55 metros) pero mantiene prácticamente inalteradas su distancia entre ejes (2,68 m), su anchura (1,84 m) y su altura (1,64 m).

El Tiguan presenta una nueva imagen, algo más desenfadada, que se ajusta al actual lenguaje de diseño de la casa de Wolfsburgo. Su frontal comparte rasgos con el nuevo Passat y el actualizado Golf; y como aquellos, muestra unas ópticas afiladas, unidas por una fina banda horizontal. Estas ópticas, por cierto, pueden incorporar unos nuevos faros LED matriciales heredados del Touareg.

La vista lateral es la que más parecido muestra con el anterior Tiguan, del que se distingue principalmente por romper la línea de tensión que recorría las puertas, por la posición algo más baja de los tiradores y por la mayor inclinación de la luneta trasera. La sección posterior sí se desmarca con claridad: de arriba abajo, encontramos unos hombros más marcados, unas nuevas ópticas insertadas en una carcasa transparente al estilo del T-Cross, y un paragolpes sobredimensionado.

El puesto del conductor ha cambiado por completo y queda distribuido de manera similar al del nuevo Passat. Comparte con aquel su buena impresión de calidad -aunque hay más superficies en negro piano de la cuenta- y un salpicadero de diseño típicamente Volkswagen, con sus líneas sencillas y superficies planas; tan planas como las de sus pantallas digitales, que son más grandes que nunca. En concreto, la pantalla táctil central, que llega hasta las 15 pulgadas nada menos; y la que viene de serie tampoco es que sea pequeña, ya que mide 12,9”.

• Ofertas de Volkswagen Tiguan nuevo

Esta pantalla también agrada por su fluidez de uso y rapidez de respuesta, consecuencia directa del cambio a una nueva versión del sistema de infoentretenimiento llamada MIB4 -démosle la bienvenida con la esperanza de decir adiós a la plaga de problemas que causó la anterior-. Aparte de la pantalla central tenemos otras dos de gran formato: el cuadro de instrumentos de 10,25” y el head-up display opcional. También disponemos de dos bandejas de carga inalámbrica. Lo que no vamos a encontrar son muchos mandos en el salpicadero. La nota positiva es que el volante vuelve a tener botones “de verdad”, mucho más precisos y por tanto prácticos que los sensores capacitivos.

Las plazas traseras son muy amplias. Ofrecen generoso espacio para las piernas, buena anchura para dos personas de buena talla (si bien la plaza central no es precisamente disfrutable) y sobrada altura al techo, medida en la que el nuevo modelo ha ganado 1 centímetro. Además, la banqueta se puede dividir en dos secciones con desplazamiento longitudinal, y los respaldos permiten regular su inclinación.

El portón da acceso a una boca de carga amplia y rectangular, con un umbral no demasiado alto. Como buena noticia, el maletero del nuevo modelo ofrece una capacidad de carga algo mayor: ahora son 652 litros, aunque la marca especifica que los mide hasta la altura del respaldo, no hasta la bandeja. Eso sí: las versiones híbridas enchufables se conforman con 490 litros.

El interior del maletero se muestra robusto, ofrece espacios separados y cuenta con mandos para abatir los asientos traseros de forma remota. El piso queda bien enrasado con los respaldos aunque el suelo no sea perfectamente plano, y concede una capacidad máxima de 1.650 litros. 

Al igual que otros automóviles del Grupo Volkswagen, el Tiguan ha dejado atrás la plataforma modular MQB en favor de una evolución que recibe el adecuado nombre de MQB Evo. Esto ha permitido incorporar mejoras tecnológicas que afectan al chasis y a la seguridad, además de nuevas posibilidades de propulsión. 

Se sitúan en lo más alto de la gama de motores (acompañados en todos los casos de cambio automático) las dos versiones eHybrid, híbridas enchufables con 204 y 272 CV de potencia respectivamente y que permiten hasta 125 km de autonomía eléctrica. La gama diésel se compone de dos variantes TDI: la más sencilla con 150 CV y la más potente con 193 CV y tracción a las cuatro ruedas. También dispondrá de tracción total el modelo de gasolina 2.0 TSI de 204 CV que llegará a finales de año. Las que sí llegan desde ya son las motorizaciones híbridas ligeras de 48V a las que hice referencia al principio, con etiqueta Eco y potencias de 130 y 150 CV.

Para esta toma de contacto por tierras andaluzas, la marca nos ha cedido un Tiguan con la motorización eTSI microhíbrida de 150 CV, la misma que hemos probado en tantos automóviles del Grupo. Es un motor  turbo de gasolina de 1.5 litros y 4 cilindros que presenta un carácter muy plano, de respuesta lineal, que gira muy suave, hace poco ruido y cuenta con potencia suficiente para mover con solvencia un vehículo del tamaño del Tiguan.

En compañía de la conocida y eficaz transmisión automática de doble embrague DSG (que ahora ya no se empeña en llevar el motor muy bajo de vueltas) y con la ayuda de su pequeño motor eléctrico, este sistema híbrido ligero le permite acelerar de 0 a 100 km/h en unos correctos 9,1 segundos y alcanzar los 210 km/h. Además recupera velocidad sin grandes complicaciones ya que su par máximo de 250 Nm está disponible desde solo 1.500 vueltas.

No son cifras para tirar cohetes, pero sí las que esperábamos para este motor en este coche; y en cuanto a consumos, homologa un promedio de 6,4 litros, aunque podrá dispararse si conducimos de forma vehemente. Por todo ello, el eTSI de 150 CV es una opción que os recomiendo si vais a darle al vehículo un uso variado y os interesa aprovechar las ventajas de la etiqueta Eco. 

El cambio de plataforma ha permitido desarrollar tanto el chasis como la tecnología que lo gobierna. Llegan mejoras a los sistemas de control de estabilidad, así como al equipo de suspensiones adaptativas; y sigue presente por fortuna la suspensión multibrazo en el eje trasero, uno de los factores que aportan nobleza a la conducción de este SUV de tamaño medio.

En este nuevo Tiguan marca la diferencia el mencionado sistema de suspensión regulable, que es opcional ¿e incorpora la unidad que estamos conduciendo? Trae una gestión electrónica evolucionada pero, sobre todo, amortiguadores de doble válvula que aportan una mayor absorción al inicio de su recorrido y un punto más de diversión cuando decidimos subir el ritmo. Al hacerlo, disfrutaremos también de una dirección muy fina, tirando a rápida, y de un equipo de frenada que, al menos en estos estos primeros kilómetros, me ha parecido bien dimensionado.

El selector de modos de conducción permite elegir entre distintos programas que afectan, además de a la amortiguación, al tacto de la dirección, la respuesta del motor y el comportamiento de la caja de cambios. Aunque no es algo que nunca me haya parecido particularmente relevante en un automóvil de orientación familiar, siempre es bueno poder modificar el carácter del vehículo, ya sea para buscar mayor viveza o mayor confort de marcha. Esto último es algo en lo que se ha notado mejoría, gracias al mejor aislamiento acústico del habitáculo respecto del ruido del motor, el del viento y el de la rodadura. 

Gracias a ello, y a todas las novedades técnicas que ha incorporado, el Tiguan sigue estando un escalón -y diría que ahora dos o tres- por encima del T-Roc en cuanto a dinamismo y calidad de rodadura. Para que nos entendamos: ahora es algo así como un Passat Variant en formato SUV. Igual de bueno… e igual de caro.

Los precios del nuevo Volkswagen Tiguan parten desde los 39.180 euros que cuesta el modelo básico de 130 CV. La versión híbrida ligera de 150 CV, algo más potente y equipada de serie, comienza en 43.450 euros; pero ojo porque con el acabado deportivo R-Line, como el de la unidad que hemos conducido, superaremos por 110 euros la barrera psicológica -y económica- de los 50.000.

• Ofertas de Volkswagen Tiguan de segunda mano

Pasando al diésel de 150 CV, la cosa empieza en 42.570 €; y si queréis el de 193 CV con tracción a las cuatro ruedas, tened en cuenta que solo está disponible con el equipamiento R-Line y cuesta 57.080 euros. Lo mismo sucede en el híbrido enchufable de 272 CV, que sube a unos prohibitivos 61.810 euros; aunque el de 204 CV, disponible con otros acabados, sale desde 51.850 €.