Dos propuestas muy interesantes
La llegada del nuevo Honda CR-V marca el camino de este comparativo y muestra cómo se puede mejorar un coche que siempre ha tenido muy buena aceptación. Frente a él, el también reciente Mazda CX-5 aprovecha el hecho de ser de los últimos en llegar al segmento de los SUV para hacer frente a su rival en muchos aspectos. Ambos con motores diesel de 150 CV y tracción total, se presentan ante el público como dos alternativas de primer orden entre los todocamino de nueva generación. Entre otras muchas cosas el Honda ha reducido su longitud y su altura respecto a la versión anterior sin que su habitabilidad haya salido perjudicada, consiguiendo un aspecto más compacto y dinámico. Además, se han optimizado los propulsores rebajando consumos y emisiones.
Por su parte, el CX-5 es el primer modelo de la marca que incorpora un paquete de novedades tecnológicas que afectan al motor, la caja de cambio y el chasis y que, en conjunto, dan vida a la denominación Skyactiv Technology con la que Mazda dotará a todos sus modelos. En cualquier caso, estamos frente a dos interesantísimas opciones para aquellos que estén interesados en este tipo de vehículos.
Por dentro y por fuera
Estéticamente, los dos son capaces de agradar a un gran número de público y disponen de una tecnología que los coloca entre los mejores del segmento. El Mazda es totalmente nuevo y el CR-V da paso a la cuarta generación de este modelo que tanto éxito ha tenido a lo largo del tiempo. Los hemos enfrentado y los hemos comparado tanto en lo que respecta a sus interiores como a su respuesta dinámica, en la que ambos se muestran muy “activos” por asfalto pero poco eficaces fuera de él, a menos que se trate de pistas en buen estado y con pocas complicaciones. Pero creo que eso ya es sabido desde que la “moda” de los SUV irrumpió en nuestras vidas.
Si nos olvidamos de ese asunto, tanto el Honda como el Mazda son vehículos que se muestran muy eficaces sobre el asfalto, tanto por vías rápidas como por carreteras más viradas, aunque el Mazda ofrece un aspecto estético algo más deportivo que, a la postre, se hace patente en su comportamiento dinámico por asfalto.
Los dos nos permitirán viajar con comodidad y confort gracias a unos habitáculos amplios, con asientos confortables aunque con escasa sujeción lateral -especialmente en el caso del Mazda-, y con una posición de conducción muy natural en ambos casos.
El CX-5 es espacioso y da gran sensación de amplitud en general. Las plazas traseras son generosas y con buena altura al techo, aunque la “quinta plaza”, la central, es incómoda para un adulto al tener un respaldo duro que, si se baja, se convierte en un apoyabrazos con dos huecos para bebidas. Lo mismo debemos decir del Honda. El CR-V dispone de unas plazas amplias tanto delante como detrás y estas últimas disponen de regulación de la inclinación del respaldo. En el Mazda no es posible y si a ello le sumamos la mayor capacidad del maletero del Honda, 589 litros frente a los 503 litros del Mazda, tenemos que dar como ganador al renovado CR-V en este aspecto.
La capacidad del maletero se acorta cuando abatimos las plazas traseras ya que el CR-V ofrece 1.669 litros contra los 1.620 litros del CX-5 que, eso sí, dispone de la posibilidad de abatir los asientos traseros en múltiples posiciones para ampliar el espacio del maletero según nuestras necesidades. En cualquier caso buenas cifras de carga para ambos.
Los dos disponen de un buen número de huecos portaobjetos repartidos por el habitáculo que, en ambos casos, están acabados con materiales de calidad -quizá con ligera ventaja para el Honda-, y bien equipados. Los cuadros de instrumentos no son “rompedores” en ningún caso aunque el del CR-V da protagonismo al velocímetro que preside el centro del cuadro. El del Mazda es conservador con tres instrumentos principales que proporcionan la información necesaria. Estéticamente ambos son atractivos. Ahora el Honda es más estilizado, la parte trasera es más baja, los pasos de rueda toman más protagonismo y la zaga es más atractiva, pese a conservar los pilotos verticales. Honda ha hecho un buen trabajo en este sentido, pero el Mazda CX-5 nos parece aún más atractivo. Tiene un corte más deportivo, más vivo y algo más agresivo sin ser radical. La parrilla delantera, el spoiler, la rasgada forma de las ópticas y los marcados pasos de rueda dan fe de ello. Contra gustos no hay disputas y a nosotros, estéticamente, nos gusta más el Mazda.
Suficiente potencia
Tanto el Mazda como el Honda disponen de propulsores capaces de ofrecer todo lo que necesitamos para “funcionar” holgadamente y en ambos casos se ha trabajado en pos de un menor consumo y de una menor emisión. Honda, con su motor de 150 CV a 4.000 rpm. y un par máximo de 350 Nm a 2.000 rpm, ha conseguido bajar hasta los 149 g/km la emisión de CO2 y declara un consumo medio de 5,6 litros. Por su parte, Mazda con su propulsor de idéntica potencia pero a 4.500 rpm y un par máximo de 380 Nm entre 1.800 y 2.600 rpm, consigue unas emisiones de 136 g/km y declara un consumo medio de 5,2 litros. Ambos con sistema Start/Stop y Eco Assist, en el caso del Honda, para ayudarnos a realizar una conducción eficiente. Nosotros no fuimos capaces de conseguir esas cifras de consumos y siempre estuvimos por encima de los 6 litros con cualquiera de ellos. Los dos motores van asociados a cajas de cambios manuales de seis relaciones -también están disponibles con cambios automáticos- y dotados de tracción total, aunque Mazda propone también tracción al tren delantero únicamente tanto en diesel como en gasolina, mientras Honda lo hace únicamente en las versiones Comfort y Elegance de gasolina.
En cualquier caso nuestras unidades disponían de tracción total -el CR-V con el sistema Real Time 4WD-, que consiste en que cuando se detecta pérdida de tracción en el tren delantero -que es donde manda la fuerza habitualmente en buenas condiciones- transfiere a las traseras la suficiente tracción para equilibrar.
En cualquier caso, la tracción total en estos dos coches no los hace más efectivos en off road ya que ni los neumáticos, ni la altura libre al suelo son adecuados -aunque en el Mazda esta última es mayor-. Que no son muy eficaces en off road ya lo hemos comentado al inicio de este comparativo, así que vamos a ver cómo se comportan por carretera.
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Asfalto, por favor
Es lo que piden nuestros protagonistas pese a ser unos modernos “todocaminos”. Los dos se nos antojan muy eficaces y prácticos para viajar y circular habitualmente con ellos.
El Honda se deja conducir con comodidad, el motor responde con suavidad -aunque hasta superar las 1.500 rpm es un poco “perezoso”-, y transmite finura a cualquier régimen en conducción relajada. No es excesivamente ruidoso -ni en frío-, y dispone de un tarado de suspensión adecuada para viajar con comodidad. El Mazda también se encuentra a gusto en este terreno. Un desarrollo largo, un motor de gran respuesta, que llega a “girar” un poco más alto que el de su rival, y una suspensión algo más enérgica pero no incómoda, le permiten ser muy eficaz.
En realidad se podría decir que no hay muchas diferencias entre ellos si vamos a viajar por autopistas, autovías o carreteras rápidas. Pero cuando la situación cambia y circulamos por carreteras de montaña, la cosa varía.
Ambos disponen de argumentos suficientes para satisfacer a su conductor, buena frenada, suficiente respuesta del motor, suspensiones algo blandas pero eficaces -especialmente en el Honda en el que se notan más los balanceos-, y buena capacidad de tracción -aunque hay que decir que los controles se muestran demasiado intrusivos en conducción ligera-.
Esa es nuestra opinión porque nos gusta conducir sin tantas “limitaciones” pero reconocemos que es pos de la seguridad y eso lo justifica. En ese tipo de carreteras el Honda se desenvuelve bien pero el Mazda es superior. Es más ágil, la dirección es más directa y la suspensión es algo más firme. Ambos son coches “pesados” -1.653 kg. el CR-V y 1.605 kg. el Mazda-, pero es este último el que se encuentra más a gusto a la hora de virar y de enlazar curvas.
En cambios de trayectorias la ventaja del CX-5 es clara y goza de una dirección precisa y con buen tacto. El motor se muestra muy elástico y permite llegar un poco “más allá” que el del Honda. Está claro que ninguno de los dos tiene como objetivo ser “una maquina” deportiva, de acuerdo, pero el Mazda tiene un carácter más vivo y eficaz para rodar en ese tipo de vías y, eso, nunca está de más.
Conclusión
Pues como suele ocurrir, es difícil llegar a conclusiones claras cuando los protagonistas demuestran un nivel muy parejo en casi todos los apartados. En nuestra opinión, el CR-V seguirá gustando a los que ya les gustaba. Es decir, recibe mejoras estéticas, optimiza su motor, es más competitivo en consumo y emisiones, pero tiene el mismo carácter.
El Honda es bueno en casi todo pero “transmite” poco. ¿Eso es un defecto? Desde luego no lo será para aquellos que quieran viajar confortablemente en familia con un SUV lleno de tecnología de última generación y que busquen calidad y efectividad. ¿Y el Mazda? Pues lo mismo pero con algo más de “alma”.
Pensamos que el cliente que se decida por el Mazda será algo más apasionado. Aunque quiera y necesite lo mismo que el del Honda, -el Mazda también se lo dará-, si valora un poco más de carácter y efectividad en conducción, digamos viva, se decantará por el CX-5.
Ambos llegan bien equipados (como siempre depende de los acabados) pero, como ejemplo, los precios de las unidades probadas: 35.100 € en el caso del Honda y 33.930 € en el del Mazda. ¿El precio decidirá a la hora de decidirse por uno u otro? Creemos que no. Pensamos que será una cuestión de gustos estéticos y de mayor o menor pasión a la hora de conducir.
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