La deportividad del León contra el confort del i30
Esto de las versiones de tres puertas parecía en franco declive. Peugeot, con el nuevo 308, Fiat con el Bravo, Citroën con el C4, Toyota con el Auris, Honda con el Civic, Volvo con el V40 y Mercedes con el Clase A han decidido no desdoblar la gama y prescindir de estas variantes, ya fueran tres puertas convencionales, estilo Golf, A3 o Serie 1, o variantes más de estilo cupé (Mégane, Astra GTC, Pro_cee'd).
Pero cuando parecía, insisto, que era un tema finiquitado, van Hyundai y Seat y deciden que en sus respectivas nuevas generaciones del i30 y del León, toca versión de tres puertas. Y aquí les tenemos, con los motores diésel más modestos en ambos casos, dispuestos a enfrentar dos concepciones distintas de concebir un automóvil; la asiática que representa Hyundai -por más que el i30 esté diseñado en óptica europea- y la alemana que representa el León por más que en Seat se empeñen en darle ese toque, digamos mediterráneo, del que carece un Golf, pongamos por caso.
Antes de entrar en materia, una aclaración inicial para los puristas. El comparativo enfrenta al Seat León SC 1.6 TDi Style con cambio manual con el Hyundai i30 CRDi Tecno S Sky, también con caja manual. Veréis que el León tiene cambio DSG pero eso es porque no nos fue posible reunir la misma semana los dos coches probados y Seat nos dejó una segunda unidad automática para completar la sesión de fotos.
¿Más cupé el Hyundai?
Un poco sí. Al menos cuando se les ve uno al lado del otro pero es una sensación visual falsa. El i30 es 8 cm más largo pero es más estrecho (3 cm) y más alto (3 cm). Esa sensación de más cupé viene por tanto generada por esa longitud superior pero, sobre todo, por la línea ascendente de los cristales. En el coreano, las ventanillas traseras son más pequeñas y eso crea esa sensación de que el coche tiene un aspecto más deportivo. En este sentido, el León es más un tres puertas al uso, con un aspecto similar al de cinco.
Eso nos podría llevar a pensar que la habitabilidad es superior en el Seat, pero ahí, los 5 cm extra de distancia entre ejes del i30 dictan sentencia. Acceder a las plazas traseras de uno y otro no resulta fácil, como en todos los 3 puertas pero los pasajeros traseros del Hyundai tienen algo más de espacio para las piernas. El León, sin embargo, compensa con una mayor altura libre al techo y, sobretodo, con la sensación de desahogo que proporciona su mayor superficia acristalada ya que el Hyundai es más claustrofóbico.
El maletero de ambos es similar (la cifra homologada es superior en el Seat pero por apenas dos litros) y en los dos tiene una boca de carga alta. La banqueta trasera, abatible en ambos casos por mitades asimétricas, despeja un espacio suplementario notable, más elevado en el Hyundai (más de 150 litros) por una simple razón; esa cifra se mide hasta la altura de los cristales y en el coreano están más arriba. En realidad, el espacio es casi el mismo en uno y otro y ninguno de los dos dispone de dobles fondos ni redes de sujeción de ningún tipo.
El salpicadero es más futurista en el Hyundai. El del León tiene un diseño más contundente aunque la calidad de materiales y de ajuste es parecido en ambos coches. El coreano tiene una consola central más perfilada, numerosos mandos en el volante y una instrumentación muy visible en cualquier circunstancia pero no está pensado para llevar navegador integrado ni tan siquiera en opción.
El Seat tiene una consola más maciza, orientada al conductor y con espacio para la pantalla del navegador. El salpicadero más elevado y de diseño más cuadrado del León le proporciona una sensación de calidad superior pero también limita la sensación de espacio, que es mayor en las plazas delanteras del i30. Los asientos son similares, con mayor sujeción en los del León (que no son los deportivos de las versiones FR). El Hyundai dispone, eso sí, de una curiosa pieza de plástico que acerca el cinturón al conductor -en los tres puertas siempre queda alejado- y permite un fácil abrochado del mismo.
El motor del León es mejor
En el segmento de los diésel de 100 CV, el motor Volkswagen de 1,6 litros es, posiblemente, el mejor del mercado. Los PSA de 1,6 litros son también muy buenos por su bajo consumo pero la última evolución del Tdi que monta el León, con 105 CV, es realmente espectacular, tanto por su consumo como por su rendimiento.
A igualdad de cilindrada, el León cede algo en potencia (5 CV) y en par (10 Nm) y cuenta, además, con la clara desventaja de disponer de una caja de cambios de 5 velocidades contra la de seis del Hyundai pero este Tdi lo encaja todo. Con unas primeras marchas algo más largas, el motor del León es el principal responsable de que el modelo español mejore en casi un segundo la aceleración de 0 a 100 km/h. de su rival coreano y de que la velocidad punta sea tambiém superior.
El motor del Seat es algo más áspero en su funcionamiento y resulta más ruidoso que el sedoso propulsor de 110 CV del i30, pero tiene un mejor rendimiento, especialmente en la zona baja del cuentarrevoluciones, zona crítica en estos motores con una potencia contenida.
A bajas vueltas, el León recupera mejor que el Hyundai al que se le nota falto de fuelle hasta que llega su mejor momento, cerca de las 2.000 revoluciones. Entonces, recupera su desventaja pero sin llegar a superar nunca al motor del León que, además, gasta menos. Sólo en autopista rodando a punta de gas con la larguísima sexta de su cambio consigue el i30 igualar los registros del León que gasta menos tanto en ciudad como en conducción dinámica en carretera. Eso no significa, no obstante, que el i30 no sea un coche económico ya que, incluso rodando alegres, difícilmente superaremos los seis litros de media.
Por lo que respecta al chasis, el modelo español está más compensado a nivel de amortiguación, con un tarado algo más firme. El Hyundai tiene un eje trasero más elaborado -el León lleva el más simple, por barra de torsión de los dos que se ofrecen en este modelo- y su comportamiento es de buen nivel, con un guiado muy efectivo y una estabilidad elevada pero la suspensión más blanda condiciona su comportamiento, especialmente en carreteras con curvas.
Esta claro que la apuesta de ambas marcas en la puesta a punto del chasis ha sido diametralmente opuesta. Seat siempre suele dar un toque deportivo a sus chasis y aunque en este caso no estamos hablando de un FR sino del acabado Style, con suspensión normal, el tarado es más firme que el del i30.
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Éste es un coche cómodo, que busca ofrecer un elevado confort de marcha a sus ocupantes y que apenas traspasa las irregularidades del firme pero, en carreteras reviradas, se inclina más que el León y tiende al cabeceo en las frenadas fuertes. Pese a ello, es un coche muy fácil de conducir, muy dócil pero muy poco amigo de una conducción deportiva.
Al León, en cambio, le va la marcha. Da igual que sólo tenga 105 CV, que la suspensión trasera sea la básica y que no cuente con la suspensión deportiva del FR. El chasis admite una conducción más decidida y el motor no llega a ponerle en aprietos en ningún momento.
La frenada del Seat también es más incisiva y la dirección es muy precisa y con la asistencia justa. En este apartado, el Hyundai dispone de una dirección, también eléctrica, en la que es posible programar su grado de asistencia entre los modos normal, confort y sport. El segundo es un modo superasistido, pensado para ciudad y para las maniobras de aparcamiento mientras que el sport permite endurecer la asistencia y ofrece un tacto muy agradable al conducir en carreteras de montaña.
Resumiendo el apartado dinámico, el León es más dinámico y deportivo, y el Hyundai más refinado y confortable. Las diferencias no son grandes -se puede conducir deportivamente el i30 y se puede disfrutar de una conducción relajada con el León- pero sí más apreciables que en otros coches de este estilo.
La elección entre uno y otro, además de temas subjetivos como la estética, dependerá, por tanto, del tipo de coche que queramos y de un elemento que resultará decisivo. Porque sí, el León es un coche ligeramente superior dinámicamente y gasta algo menos pero al modelo español le resultará difícil compensar la diferencia de precio existente entre ambos modelos, claramente a favor del coreano cuando aplicamos los descuentos y promociones que ofrece la marca.
El Hyundai vale 22.690 euros según precio de tarifa de la versión Sky con techo de cristal (sin él es 800 euros más barato). Esa tarifa pasa a 22.840 en el color blanco de nuestra unidad de pruebas. Si descontamos la oferta en vigor pasa a 19.850 euros que se quedan en 17.640 si se entrega un coche a cambio, aunque no cumpla las condiciones del Plan PIVE y valoración del mismo al margen. Finalmente, si se financia con Hyundai Finance, el precio se reduce hasta los 16.440 euros.
El coreano ofrece un equipamiento cerrado. Lleva airbags frontales, laterales y de techo, controles de tracción y estabilidad con asistente de arranque en pendientes, control de crucero, faros antiniebla con iluminación de giro estática, climatizador, retrovisores, elevalunas y cierre eléctricos, la comentada dirección asistida con tres niveles de dureza, equipo de audio con Bluetooth, USB y conexión aux-in y llantas de aleación. La única opción es la pintura facturada a 150 euros si elegimos la blanca o a 450 si es metalizada.
El León parte de un precio base inferior (21.550 euros), pero no hay descuentos ahora mismo en vigor por lo que no resta sino que sube. El equipamiento es parecido y sobre lo que ofrece el Hyundai sólo añade el airbag para los rodillas del conductor. El modelo español, sin embargo, sí permite completar el equipamiento con numerosas opciones que, como es lógico, encarecen el precio y aumentan la diferencia de 1.700 euros que existe entre ambos si no entregamos coche a cambio del i30.
En el Seat podemos montar, entre otros elementos, llantas de 17 pulgadas (385 euros), navegador con pantalla táctil de 5,8" (641), un pack de asistencia al conductor con asistente de cambio de carril y cambio de luces cortas a largas (296), detector de fatiga (128), faros de LED completos (1.174), tapicería de piel (1.470), sensores de aparcamiento delanteros y traseros (484), asientos deportivos con tapicería de Alcantara (691), sensores de luz y lluvia y retrovisor electrocrómico (109) y la pintura, sea metalizada (493), suave (148) o en color especial como el de nuestra unidad (779).
Y todo ello sin olvidar que en el Seat podemos optar por el cambio automático DSG de doble embrague que supone un extra de 2.000 euros en relación al manual.
El León es un producto más completo y con opciones interesantes a buen precio (las opciones) pero tiene el inconveniente de no estar de oferta como su rival, que reduce su precio de tarifa de manera notable si nos acogemos a las ofertas. El Hyundai, por su parte, es un coche muy serio, de calidad notable y muy confortable que encantará a aquellos que no antepongan el dinamismo de marcha a caulquier otra consideración.
Dos modelos, en definitiva, que apuestan por una estética más deportiva y juvenil que sus hermanos más formales de cinco puertas, con un equipamiento razonable y unos motores pensados para hacer miles de kilómetros gastando muy poquito. La elección no es fácil y, como siempre, la dejamos en vuestras manos.
Hola me GE comprado un Hyundai i30 Cruise 1.6 crdi 110cv y después de 4 meses con el puedo decir que va de maravilla también fui a ver el Leon y me pareció que la amplitud y la calidad de los materiales era mucho mejor en el Hyundai desde mi punto de vista Seat va bajado la calidad de los materiales