De relevancia
Destacamos: Un apellido ilustre para una versión muy especial
El acrónimo GTO (Gran Turismo Omologata) evoca al instante a dos Ferraris que han entrado en el imaginario colectivo como símbolos de rendimiento. Después del 250 GTO de 1962, que ganó en todas las categorías de las carreras GT de la década de los sesenta y es ahora un vehículo muy cotizado por los coleccionistas, llegó el emblemático GTO de 1984, que básicamente inventó todo el género de los "supercoches" modernos.
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Vamos a ver. Este coche es impresionante. No es el típico ferrari plano, pero está claro que es una bestia. En cuanto a prestaciones está claro que un GT-R le planta cara, pero el mito, el sonido y las sensaciones son únicas. Aunque objetivamente ese plus de exclusividad no merece tanto la pena, a no ser que seas un apasionado de Ferrari. Por qué lo digo. Pues porque yo he tenido la ocasión de probar a fondo un f430 y un 911 turbo y qué quereis que os diga. El Ferrari pone los pelos de punta con su sonido. Es algo impresionante, pero el 911 acelera más rápido (ya en la versión 996 lo hacía) y el 997 que también he llevado al límite era todavía más rápido. Este Ferrari es incomparable, pero si cogemos un 911 GT-2, pues lo cierto es que con la diferencia de precios y la fiabilidad mecánica prefiero el Porsche. Aunque si fuera hipermillonario tendría los dos.