Zona media
Mazda no ha querido perder el paso en la incipiente y a buen seguro exitosa categoría de los SUV de segmento B, y lo demuestra poniendo en el mercado el Mazda CX-3. Es fácil ver que está a medio camino entre su hermano menor el Mazda 2 -utiliza la misma plataforma- y el CX-5 y que cubre el hueco deseado. El nuevo CX-3 tiene unas dimensiones de 4,27 metros de largo por 1,76 de ancho y 1,53 de alto y, aunque mantiene la distancia entre ejes de su hermano menor, se sitúa como uno de los modelos más grandes del segmento de los pequeños SUV y como uno de los pequeños si le consideramos también como una alternativa a los del segmento C. Parece un trabalenguas, pero es así.
Mazda propone para el CX-3 dos motores de gasolina -mejor dicho un 2.0 con dos niveles de potencia, 120 y 150 CV- y un 1.5 diesel con 105 CV. En cualquiera de estas opciones está disponible con cambio automático o manual, en dos ruedas motrices o en tracción total –menos el motor 1.5 con transmisión automática que no está disponible en tracción delantera- y en acabados Style y Luxury. Nuestra unidad correspondía al CX-3 con motor diesel de 105 CV, cambio manual y acabado Style.
Estética muy acertada
En mi opinión, el CX-3 presenta una imagen muy acertada con el estilo de coche al que representa y, aunque sigue claramente las líneas de sus hermanos, dispone de personalidad propia y una atractiva imagen. El frontal presenta un diseño atrevido, en el que destaca un morro bastante largo y una gran parrilla delantera que, prácticamente, se une a través del marco que la rodea con los faros delanteros, mientras la posición de los antinieblas de LED inferiores colaboran a que ofrezca una imagen de mirada “rasgada”.
Lateralmente la línea de las aletas delanteras “viajan” hacia la zaga con matices y cambios sutiles que consiguen que sus dimensiones parezcan mayores de lo que son en realidad y que disponga de una carrocería de formas fluidas. Por su parte, en la zaga la placa de matrícula se ha situado en la parte superior del paragolpes trasero con el fin de conseguir un diseño con un voladizo más corto y visualmente de aspecto más “poderoso”.
El acabado Style incluye de serie las llantas de 16” mientras las unidades Luxury montan de serie las de 18”. No es ningún secreto, los coches con llantas de mayor diametro son más atractivos, pero en el caso del CX-3 la diferencia es, si cabe, aún más notable.
Interior cuidado
En el interior nos encontraremos con un SUV que ofrece características de posición de conducción y de altura más de un turismo que de otra cosa, con las ventajas que ello puede suponer, pero no con la sensación de espacio de otros modelos de la competencia, aunque eso no quiere decir que sea pequeño. El salpicadero tiene una estética atractiva y funcional que se completa con la presencia de la pantalla de 7” de serie que se maneja a través de un mando situado en la consola central.
El cuadro de instrumentos de nuestra unidad es el convencional con un velocímetro en el instrumento principal y el cuentarrevoluciones digital situado en la pantalla de la izquierda, eso sí, de mala lectura. En versiones superiores, el cuadro propone un diseño en el que destaca una esfera central a modo de cuentavueltas en la que la velocidad se muestra en la parte inferior en formato digital y se completa con un head-up display que proyecta información en una lámina de metacrilato situado tras el propio cuadro de instrumentos.
Las plazas delanteras son cómodas con unos asientos que rodean correctamente el cuerpo y de dimensiones holgadas, mientras las traseras disponen de un espacio correcto para las piernas y solo los pasajeros más altos pueden echar en falta un poco más de distancia al techo para la cabeza. Aunque sus líneas hagan pensar lo contrario, el acceso y la salida de las plazas traseras es bastante cómodo ya que las puertas tienen una buena medida y amplia apertura. Por el contrario, la colocación un poco baja de la banqueta y la cintura alta del coche deja a los pasajeros de esas plazas un tanto “escondidos” en el habitáculo.
La consola dispone de dos huecos portavasos y una pequeña bandeja –sin mucho espacio- que se compensa con una guantera principal de generosas dimensiones. El nuevo CX-3 dispone de un maletero con una capacidad de 350 litros que aumenta hasta los 1.260 litros con la segunda fila abatida. Cuenta con un doble fondo de unos 15 cm de altura aunque, si se opta por el equipo de audio Bose opcional, el subwoofer impedirá disponer de él.
Correcto equipamiento para el Style
La versión de nuestra prueba es la más básica que se vende en nuestro país -la Style- y sin embargo llega con un buen equipamiento como lo demuestra la incorporación de los airbags frontales, de cabeza delanteros y traseros, laterales delanteros y anclajes ISOFIX en las plazas exteriores traseras, en cuanto a seguridad en el habitáculo. No faltan sistemas como el ABS, control de estabilidad, asistencia de frenada en ciudad, asistente de frenada -EBA-, distribución electrónica de frenado, dirección asistida eléctrica, control de presión de neumáticos y control de velocidad.
En cuanto a sonido y multimedia, el CX-3 Style dispone del HMI Commander, conexión Bluetooth para teléfono móvil -MZD Connect- que permite acceder a internet y utilizar diferentes apps de la marca, audio streaming, dos entradas USB, pantalla de 7”, radio y reproductor de CD con MP3 y seis altavoces.
Suscríbete a la newsletter
Si quieres estar al día de nuestras noticias, tienes que tener una cuenta en coches.net.
El coche tiene ajuste de altura y profundidad del volante, parada y arranque i-Stop, luz diurna y mandos multifunción en el volante. Pero, además, hay que considerar que opcionalmente puede disponer de tecnología como el detector de vehículos en el ángulo muerto, control de crucero adaptativo, advertencia de posible colisión y cambio de luces automáticas -cortas/largas- El Pack Travel, con los extras mencionados más faros direccionales y alerta de tráfico trasero, tiene un precio de 1.050 €.
El navegador tiene un coste de 400 € y el Pack White, que comprende tapicería de cuero blanco y asientos delanteros con calefacción, cuesta 800 €. El acabado de nuestra unidad de pruebas se puede pedir con pintura metalizada -450 €- o pintura metalizada Premium Soul Red -600 €-
Un motor que enamora
Me gusta el CX-3. Tanto estéticamente como dinámicamente pero, sobre todo, me gusta la respuesta de su motor. El 1.5 diesel que da 105 CV a 4.000 rpm y un par máximo de 270 Nm a 1.600 rpm, le proporciona una entrega superior a la esperada si nos fijamos en sus cifras de potencia. El CX-3 es un coche confortable que se desenvuelve bien en carreteras rápidas y autopistas.
Un desarrollo “larguito” en sexta le permite mantener una buena velocidad con el motor a pocas vueltas y un consumo contenido, como lo demuestran los 5,2 litros que conseguimos durante la prueba, circulando por todo tipo de carreteras y sin buscar especialmente el consumo. Continuando con el motor cabe destacar que, aunque su respuesta no es explosiva, sí es constante en toda la zona de utilización y a partir de 1.800 rpm empieza a ofrecer potencia suficiente como para conducir con comodidad en cualquier circunstancia.
En carreteras rápidas podremos aprovechar la bondad del motor circulando en marchas largas y beneficiarnos de un aplomo y una estabilidad excelente que permite sentirse muy a gusto con él. En zonas más viradas es donde nos demostrará que los 105 CV de su motor parecen más y donde sacaremos partido de su ágil respuesta de dirección, precisión en la entrada a los virajes y poco subviraje, aunque en las salidas de los ángulos y curvas cerradas, llegarán pérdidas de tracción si somos “ansiosos” con el acelerador.
En este tipo de carreteras, en las que muchas veces es necesario "manejarse" con el cambio, el salto excesivo entre segunda y tercera, lo penaliza un poco. El tarado de suspensión es suave, como en casi todos los coches de este tipo, pero más firme que en la mayoría de la competencia. El CX-3 gira bastante plano para ser un SUV, tiene poco bamboleo de carrocería y tanto en el interior de las curvas como en los cambios de dirección se muestra estable y ágil.
Si nos animamos en alguna "carretera de esas llenas de curvas” la frenada nos acompañará con una buena resistencia a la fatiga y con un pedal de tacto firme y de recorrido contenido. Por el contrario, la palanca de cambio tiene un recorrido correcto pero es algo lento y el motor es excesivamente ruidoso.
Por lo que respecta al comportamiento fuera del asfalto, esta versión con sólo dos ruedas motrices es un coche que sólo sirve para afrontar pistas en buen estado. La transmisión no le ayuda a moverse fuera de carretera (para ello existe una versión con tracción integral) y la altura libre al suelo no es, ni mucho menos, de las mejores del segmento de manera que hay que tener cuidado a la hora de superar pequeños obstáculos en pistas como los corta-aguas.
La motrocidad es buena y la suspensión trabaja bien en la absoorción de baches pero el riesgo de golpear los bajos es apenas algo menos evidente que en un turismo convencional y los ángulos, especialmente el de ataque, no son los más adecuados para abandonar el asfalto de manera que quién compre un Mazda CX-3 debe ser muy consciente que no compra para nada un todoterreno, incluso en su versión de cuatro ruedas motrices.
Va a dar guerra
Lo decíamos al inicio; Mazda ha querido estar en liza en la nueva categoría de los SUV de segmento B y lo ha hecho con un coche que a mi se me antoja como un gran acierto para lograrlo. Una estética atractiva, un motor sorprendente y un comportamiento dinámico que lo coloca entre los mejores de la competencia, lo hacen posible. Su precio, en el acabado más sencillo como la unidad probada y con un equipamiento de serie bastante correcto es de 21.795 €. Una buena opción.
Este comentario ha sido eliminado.
Buenas tardes he visto uno del 2015 a 12000 y me gusta bastante,el motor es de cadena?, se siente mucho el ruido o es fino,gracias