Quinta Serie
Los pick-up tuvieron su época dorada en España con el cambio de siglo y la bonanza económica, pero la llegada de la crisis puso fin a un periodo de crecimiento de sus matriculaciones del cual todavía no se ha recuperado.
Eso no significa que las marcas no estén interesadas en un sector que, si bien tiene unas ventas limitadas y básicamente centradas en el mercado de flotas, genera buenos beneficios. La muestra la tenemos en que este año varias marcas han renovado sus modelos de tipo “ranchera”, con el objetivo de captar un público necesitado de este tipo de vehículos a medio camino entre una camioneta y un SUV. Toyota acaba de anunciar las características del nuevo Hilux. Nissan también ha actualizado el Navara, mientras se espera para el año que viene el nuevo pick-up de Fiat y de Renault. Finalmente, una marca como Mercedes-Benz también ha decidido entrar en este segmento, y tendrá listo para 2020 su nuevo pick-up, que se fabricará en la factoría de Nissan en nuestro país.
Está claro que a pesar de su participación residual en el mercado del automóvil (se calcula que actualmente los pick-up representan el 0´75% del total de coches que se matriculan en Europa) el segmento de los pick-up vive una nueva época de movimiento, de renovación y de estimulación de sus ventas. La explicación es que muchos mercados emergentes siguen solicitando este tipo de vehículos.
Entre las marcas antes mencionadas hay que incluir a la protagonista de este artículo: Mitsubishi. Este constructor japonés ha sido durante años una de las referencias en el mundo del pick-up, desde que en 2005 lanzara el L200. No obstante, la tradición de Mitsubishi en el sector de las “rancheras” modernas se remonta a finales de los años 70, cuando lanzó el primer L200, denominado Forte en muchos mercados. Desde entonces, Mitsubisi ha fabricado más de 4 millones de pick-up para todo el mundo.
Han pasado ya 10 años desde el lanzamiento del Mitsubishi L200, y es evidente que necesitaba una renovación. Son demasiados años sin cambios, especialmente cuando el sector del automóvil ha evolucionado enormemente en todos los sentidos: estético, mecánico y en todo lo que hace referencia a seguridad activa y pasiva.
Cambios notables, no aparentes
A primer golpe de vista, el nuevo L200 parece el mismo. Pero las apariencias engañan, y la evolución es significativa, como veremos. Estéticamente respeta la imagen del anterior L200, y esto puede resultar positivo para algunos y negativo para otros. El L200 sorprendió al mercado por su original diseño, moderno y hasta cierto punto vanguardista en comparación con el de su competencia. Era un pick-up que se acercaba más a la estética de un SUV o un crossover que a la de un vehículo industrial, gracias a las formas redondeadas de su carrocería.
Este original diseño no ha sido del agrado de todo el público, y Mitsubishi ha llegado a reconocerlo públicamente. Con el nuevo L200, dicen, se han intentado subsanar estas posibles objeciones introduciendo nuevos detalles de diseño. Así, se ha retocado la característica línea “J” del doble cabina, que hace referencia a la curiosa forma que adopta la caja de carga en su unión con la cabina, que busca integrar esa caja de carga con el habitáculo para un mejor resultado estético. Los diseñadores han añadido ahora un pliegue a la altura de la cintura que incrementa un poco más ese efecto.
Aunque lo cierto es que, a pesar de lo que señala la marca, os va a costar distinguir el nuevo L200 del anterior. Sólo los cambios en el frontal os dan una pista: podéis ver que cambia la parrilla y el diseño de los faros, así como la forma del capó. También las ópticas traseras son diferentes. El resto, respeta básicamente el diseño del L200 de hace años.
El interior se ha renovado con un nuevo salpicadero que, aunque no cambia de forma radical, sí que lo hace un poco en la línea de lo visto en el Mitsubishi Outlander. Gana así en modernidad y calidad percibida, gracias a la utilización de remates de aluminio o piano black, en combinación con plásticos de mejor apariencia. El habitáculo recuerda más al de un SUV que al del un pick-up de derivación industrial. Ese ha sido el objetivo y en mi opinión, se ha conseguido.
En el nuevo salpicadero coge mayor protagonismo la pantalla digital del sistema de navegación y radio. Justo por debajo de ella se sitúan los mandos del climatizador, idénticos a los del Outlander, y más abajo un hueco con doble piso para colocar y esconder el Smartphone, mientras lo recargamos en la toma USB.
Los asientos del nuevo L200 son más confortables y sujetan mejor el cuerpo. La posición de conducción, según la marca, es algo más elevada y permite una mejor visión del frontal. Esto es importante en las maniobras en parado o en situaciones off-road. La nueva forma del capó permite intuir mejor dónde finaliza en sus extremos, y se mejora así la percepción de las medidas del coche. También se han modificado los pilares A, para minimizar los ángulos muertos, y el volante es ahora ajustable en ángulo y distancia.
SUT (Sport Utility Truck)
Mitsubishi puso a disposición de la prensa en la presentación internacional de Niza (Francia) versiones de Doble Cabina, aunque este pick-up también se vende en versión Club Cab, con la caja más larga.
En el Doble Cabina, las plazas traseras son mejores de lo que esperas en un coche de su condición. Según la marca, el espacio para las piernas se ha incrementado 20mm. respecto al L200 precedente. La forma de la banqueta trasera es bastante ergonómica y cuenta con reposabrazos central, un buen detalle. Estas plazas son perfectamente aprovechables, al resultar confortables. La única incomodidad viene dada por los típicos rebotes del eje trasero, que tiene unas clásicas ballestas, ideales para soportar fuertes cargas pero no muy eficaces para absorber las irregularidades del asfalto.
El chasis del Mitsubishi L200 sigue siendo de tipo escalera, el diseño más tradicional y robusto para un vehículo 4x4. Este chasis está basado en el del anterior L200, pero convenientemente modificado para hacerlo un 7% más resistente a la rigidez torsional. Es un chasis ideal para hacer off-road, pero sobre el papel, no tan efectivo en carretera en comparación con una carrocería monocasco de un SUV. Aun así, el comportamiento del L200 en asfalto es más que correcto.
Al volante se percibe un buen aplomo y estabilidad en todo tipo de carreteras. La dirección es más directa, está menos desmultiplicada, y tiene buen tacto. El coche frena muy bien, y la tendencia sobreviradora siempre presente en este tipo de vehículos podemos contrarrestarla activando la tracción 4x4 permanente del sistema Super Select 4WD II. El único inconveniente ya lo he comentado: viajando con la caja vacía, se perciben claros rebotes en el eje trasero, consecuencia de la dureza de las ballestas, aunque es algo que ya esperas en un pick-up. De no ser por este detalle, la conducción del L200 en carretera sería muy similar a la de cualquier SUV.
Buenas aptitudes camperas
Merece la pena centrarse en el sistema Super Select 4WD-II, la última evolución de una de las tecnologías de transmisión más eficaces del mercado, y verdadera seña de identidad de cualquier Mitsubishi de todoterreno.
Este sistema de tracción permite llevar el vehículo traccionando del eje trasero (2WD). O bien, optar por traccionar a través de los dos ejes (4H) mediante el trabajo de un diferencial central Torsen que reparte el par motriz según convenga; o ir un poco más allá y activar el modo 4HLc, que bloquea ese diferencial central para repartir el par en un 50% entre ejes, un sistema idóneo para circular por terrenos deslizantes; y finalmente, podemos insertar la reductora (modo 4LLc) para superar obstáculos o avanzar en terrenos complidados en off-road.
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Es difícil mejorar un sistema de transmisión así, que incluso te permite pasar de tracción trasera a delantera sin necesidad de parar, siempre que no superes los 100 km/h. Para aquellos que deseen utilizar el L200 en montaña con asiduidad, Mitsubishi ofrece como opción un diferencial trasero bloqueable, que mejora las aptitudes TT del coche.
En el nuevo L200 no hay palancas extras. Los diferentes modos de tracción se activan mediante un dial situado en la consola central, de funcionamiento electrónico. En la pequeña pantalla digital situada en el cuadro de relojes vemos en todo momento qué modo de transmisión tenemos activado.
A esta eficaz transmisión se le suma una suspensión con un buen recorrido, unos ángulos característicos favorables (excepto el central, como en todo pick-up de 5 metros de longitud) y un peso relativamente contenido. Por todo ello, el Mitsubishi L200 puede considerarse una de las rancheras más eficaces en la montaña.
Menos cilindrada, menos consumo
La cadena cinemática del nuevo Mitsubishi L200 se completa con un nuevo motor diésel, el 4N15 (denominación interna) 2.4 DI-D que ofrece 181 CV. Este motor deriva del 2.2 diésel que se monta en el Mitsubishi Outlander, aumentado de cilindrada y con un poco más de potencia. Es un 4 cilindros con bloque de aluminio, doble árbol de levas en cabeza, 16 válvulas, inyección directa, sistema common rail y sistema de apertura variable de válvulas MIVEC. Mejora las emisiones y el consumo del 2.5 DI-D que sustituye. Sitúa su nivel de gr/km de CO2 mínimo en 169, frente a los 199 gr/km del anterior diésel. Y el consumo también va en consonancia.
Por lo que pude comprobar en la presentación, es un motor que vibra poco, es poco ruidoso y en general resulta agradable. No obstante, su entrega en bajos es algo pobre, y por debajo de 1.500 vueltas se nota perezoso en la entrega de par. De hecho, su cifra de par máximo, 430 Nm, se sitúa a 2.500 r,p.m.
Hay pick-ups más potentes que este Mitsubishi L200. El Ford Ranger ofrece 200 CV en su versión tope, mientras que el Nissan Navara cuenta con un diésel de 190 CV. No obstante, el Mitsubishi L200 es más ligero que ellos (no llega a las dos toneladas) por lo que la relación peso/potencia le es favorable.
Este nuevo motor diésel puede ir unido a dos tipos de cajas de cambio: una manual de 6 velocidades totalmente nueva, y la conocida automática de 5 relaciones, que puede accionarse mediante levas (opción).
La gama se completa con una versión de este mismo diésel pero con inferior potencia (154 CV), que equipan los acabados inferiores M-Pro y Motion.
Equipamiento SUV
La revisión efectuada a este pick-up viene acompañada de una mejora del equipamiento de serie. El acabado tope, el Kaiteki, viene con Faros HID con luces e posición diurnas LED, cámara de visión trasera, arranque sin llave, control de crucero con limitador de velocidad, sistema de alerta de salida de carril, climatizador bizona, pantalla táctil de 7”, reglajes de asiento eléctricos y tapicería de cuero, entre otros.
Por debajo del Kaiteki se comercializan dos acabados más: el Motion, que viene con llantas de aleación de 17”, retrovisores eléctricos y calefactados, sistema de alerta de salida de carril y faros antiniebla, entre otros.
Y como acabado básico, el M-Pro, que incluye estribos laterales cromados, llantas de acero de 16”, cruise control, aire acondicionado y elevalunas eléctricos delanteros y traseros, entre otros. Esta versión de entrada a la gama monta transmisión Easy Select 4WD, sin diferencial central y menos modos de actuación.
El nuevo Mitsubishi L200 llegará en verano a los concesionarios españoles. Mitsubishi ya lo está fabricando en Laem Chabang (Tailandia) para todo el mundo, aun ritmo de 200.000 unidades anuales, 500 de las cuales se venderán en España en los próximos 12 meses.
PVP
Mitsubishi L200 250 DI-D C/C M-Pro 28.635€
Mitsubishi L200 250 DI-D D/C M-Pro 31.228€
Mitsubishi L200 250 DI-D D/C Motion 36.739€
Mitsubishi L200 300 DI-D D/C 5AT Kaiteki 42.233€
La transmisión super select de lo mejor que hay sin lugar a dudas