Peugeot 208 1.6 eHDi 115 5P

El Peugeot 208 ha pasado ya por las páginas de Coches.net en varias ocasiones (aquí las pruebas del e-HDi de 92 CV, del 1.2 de gasolina de 82 CV y del deportivo 208 GTi) pero esta vez os traemos la prueba de una versión que, hasta ahora, no habíamos tenido ocasión de probar más que en las carreras de Eco-Series en las que participamos con este coche. Se trata de la versión más equipada y potente de la gama diésel; el Peugeot 208 1.6 eHDi 115 5P.

El 208 es más corto, algo más estrecho y mas bajo que el 207, aunque mantiene la distancia entre ejes. Con ello, Peugeot ha buscado más ligereza y mejor habitabilidad. El 207 de 5 puertas y motor HDi de 112 CV, enel mismo acabado Allure que el 208 de nuestra prueba, pesaba 1.280 kg. frente a los 1.165 kg. de este último. También en el interior se ha ganado algo de espacio respecto a su predecesor -aunque no destaca especialmente en este aspecto y otros rivales del segmento lo superan en este apartado-. Pero en global, supera a su predecesor en casi todos los sentidos y, a nuestro gusto, también estéticamente.

Su diseño es actual, estilizado y, aunque guarda el estilo de la marca, tiene una notable personalidad. Destaca la parrilla "flotante", el diseño de los faros, muy rasgados, y el logotipo de la marca sobre el capó. Lateralmente se aprecian las formas redondeadas que finalizan en una zaga, también de líneas redondas, que incluye unos grupo ópticos de marcada personalidad con unos leds que, de noche, simulan unas garras de león.

Nuestro protagonista da un paso hacia adelante respecto al 207 en lo que a calidad percibida se refiere, aunque también destacan algunos puntos que nos han parecido un tanto “particulares” como la ubicación del cuadro de instrumentos -de líneas rectas y limpias- que queda “por encima del volante” y que, si bien es verdad que depende de la altura del conductor y por tanto de la regulación del volante, es fácil que los indicadores queden tapados en su parte inferior por este último. Esta pequeña incomodidad queda compensada con una instrumentación con mucha información que se completa con una pantalla multifunción que incluye el ordenador de viaje.

Otro punto que sorprende es el diámetro del volante que es ciertamente pequeño y un poco -muy poco- achatado en su parte inferior. El grosor es correcto y tiene un buen tacto, pero hay que acostumbrarse a sus dimensiones. El salpicadero, de acabado blando al tacto y con detalles en imitación de aluminio, tiene un aspecto francamente bueno y mejora la calidad percibida respecto a las versiones de acabados inferiores que dejan algo que desear en este apartado.

En él destaca especialmente la pantalla táctil de siete pulgadas colocada de forma muy visible y práctica que presenta un diseño algo complejo de los menús que incluyen el equipo de audio, los datos como consumo medio, instantáneo y la autonomía así como la posibilidad de bajar una serie de aplicaciones exclusivas para este modelo. Su manejo no es muy preciso y requiere algo de atención pero cumple su cometido y se pueden utilizar algunas funciones desde el volante.

Bajo la pantalla y antes de llegar al hueco de la consola central, encontramos los mandos del climatizador automático -que ofrece regulación independiente para conductor y acompañante- y algo más abajo dos entradas de USB y una de corriente. Lo cierto es que las formas del salpicadero en su parte inferior “abrazando” el cuadro de instrumentos y la pantalla digital le dan un aspecto interesante y de calidad. Las plazas delanteras son anchas y disponen –opcionalmente-, de un apoyabrazos central. Los asientos en piel -de serie en este acabado- son cómodos y recogen muy bien lateralmente aunque tienen los defectos propios de la piel sintética y en verano conviene no aparcar el coche al sol.

En las plazas posteriores se ha ganado espacio para las rodillas pero la anchura no es la adecuada para que tres adultos se sientan cómodos. El maletero también ha crecido pero muy poco respecto a su antecesor. Ofrece 285 litros, una buena terminación de las paredes y un acceso de carga bastante cómodo. En cuanto a equipamiento el 208 -en el acabado Allure de nuestra prueba- llega bien dotado aunque hay elementos en opción que deberían ser de serie como el apoyabrazos central, o los elevalunas eléctricos traseros, por ejemplo.

De todos modos no faltan airbags frontales, de cabeza delanteros y traseros, y laterales delanteros, ABS, control de estabilidad, control de tracción, asistencia de frenada de emergencia, luces LED diurnas, faros antiniebla, sensor de lluvia, repartidor electrónico de frenada, climatizador bizona, start/stop, iluminación interior LED, retrovisores eléctricos, toma 12v, pantalla táctil, llantas de 16”, toma USB y de sonido, indicador de cambio de marcha y control de velocidad de crucero.

Si queremos disponer de detector de obstáculos trasero, retrovisores abatibles, navegador, lector de CD, apoyabrazos central, elevalunas eléctricos traseros, asientos de cuero, calefactables y con ajuste en altura, techo panorámico, llantas de 17” o pintura metalizada, tendremos que pagarlo como extra. Nuestra unidad de pruebas, por cierto, llevaba buena parte de todo eso.

Uno de los puntos fuertes del 208 de nuestra prueba es su motor. Peugeot ofrece cuatro motores de gasolina, que van desde los 68 cv del 1.0 VTi hasta los 200 cv del GTI y tres en diesel que van desde los 68 cv del 1.4 HDi, pasando por los 92 cv del 1.6 e-HDi -en ambos casos con cambio manual o automático-, hasta el de 115 cv de nuestro protagonista que sólo dispone de cambio manual.

En cualquier caso “nuestro” 208 ofreció un rendimiento fantástico durante la prueba, incluso cuando le buscamos su lado más deportivo. Pero vayamos al principio. Al ponerlo en marcha su sonido lo delata y no puede ocultar que es diésel, sin embargo, las vibraciones son escasas y el sonido, cuando el propulsor alcanza temperatura, mejora sensiblemente. Una de sus virtudes es la suavidad con la que responde desde que arrancas si bien a muy bajas vueltas, hasta que no entra el turbo, quizá se muestra demasiado tranquilo.

Pero en todo caso este hecho no molesta en absoluto la conducción como ocurre con otros propulsores en los que arrancar y recorrer los primeros metros -por ejemplo saliendo de un semáforo- se convierte en una maniobra incómoda. En el 208 no sólo no ocurre eso, sino que se muestra ideal para ir por ciudad, tanto por la respuesta del motor en general como por la agilidad de movimientos.

Los 115 CV de que dispone esta versión del 208 son más que suficientes para que este pequeño Peugeot se mueva eficazmente en todos los ámbitos. Si vamos por carreteas viradas disfrutaremos de un respuesta constante a partir de 1.800 rpm que nos ayudará a conducir con comodidad en ese tipo de carreteras en las que podremos “hilar” curvas sin tener que cambiar de marcha y mantener un buen ritmo. Una suspensión firme, una dirección precisa y rápida y un buen aplomo, junto a su agilidad en los cambios de trayectoria, consiguen que sea efectivo en ese tipo de vías.

El cambio tiene un tacto muy suave -quizás demasiado- pero las marchas entran con precisión. La frenada es potente y efectiva, pero algo brusca al “primer toque de pedal” -a pesar de hacerlo con suavidad- cuando se circula a poca velocidad. Los controles no son muy intrusivos y son una buena ayuda para aquellos quieran probar “ir más allá” sin mucha experiencia. No es un deportivo, claro está, pero tiene carácter y aptitudes para poder disfrutar de pinceladas deportivas. Lejos de las curvas, el 208 también es muy eficaz.

Sus 115 CV, una suspensión suficientemente cómoda -aunque en baches el primer punto de amortiguación es algo “seco”-, un interior más que correcto, con poca rumorosidad y una sexta muy larga, en pos de consumos reducidos, lo convierten en un buen rodador. De todos modos, en nuestra opinión, el desarrollo de la sexta es excesivamente largo e incomoda algo la conducción en cuanto hay subidas o para adelantar. Otro punto fuerte del 208 es el consumo. Es fácil moverse alrededor de los 4 litros en zonas interurbanas a velocidades legales y sobre los 5,5 en autovías si rodamos algo más rápidos. En ciudad superará por poco los 6 litros y, en cualquier caso, consigue unas buenas cifras en todas circunstancias. Buena prueba de ello son los 4,3 litros de media que nuestro compañero Joan Dalmau consiguió con esta misma unidad en el pasado EcoRallyRACC.

Eso es lo que hemos pensado tras conducir este 208. Peugeot ha hecho un buen trabajo pese a que se trataba de un reto importante dados los antecedentes. El 208 mantiene el espíritu de sus predecesores y los supera y mejora en prácticamente todos los aspecto. Presenta una estética actual, se ha ganado algo de espacio interior, se han reducido sus dimensiones y dinámicamente mantiene y mejora la agilidad y estabilidad “marca de la casa”.

Con el motor que montaba nuestra unidad de pruebas -115 CV- y el acabado Allure, se puede decir que el 208 es un coche muy completo, rápido, polivalente, eficaz, con unos buenos consumos y con marcado atractivo estético. Su precio, sin descuento alguno, es de 18.100 €. Con el equipamiento de nuestra unidad de pruebas se va hasta los 20.100 €. Precios a parte, el nuevo 208 tiene cualidades como para ser un digno sucesor de la saga y una de las mejores opciones de su segmento.