El C-Elysée es un coche pensado de manera muy inteligente. Está destinado a mercados de países emergentes (Rusia, Europa del Este, Turquía, Magreb y China principalmente) donde las carrocerías de tres cuerpos son muy apreciadas pero donde el poder adquisitivo de la clientela media obliga a ofrecer coches a precios contenidos.
Y esto es precisamente lo que es el C-Elysée; un coche diseñado para que sea barato pero sin que ello afecte a la calidad de fabricación y con una carrocería de tres volúmenes que garantiza una habitabilidad trasera sorprendente, con mucho espacio para las piernas, y un maletero de más de 500 litros.
El C-Elysée se fabrica en exclusiva para todo el mundo en la planta de Vigo, en Galicia -a mediados de 2013 se iniciará también su fabricación en China- y ello ha decidido a Citroën ofrecerlo también en España donde a pesar de que las carrocerías de tres volúmenes no son excesivamente apreciadas, la marca cuenta vender 3.900 unidades en un año completo apelando a las características de coche anti-crisis del modelo.
Para ello, Citroën lanzará una gama integrada por tres motores, dos de gasolina y un diésel, y dos acabados cerrados, sin más opciones que la pintura metalizada. Los precios, que arrancan en los 13.650 euros (11.650 si incluimos el Plan Pive) son competitivos y el coche se convierte, de este modo, en una alternativa económica a las berlinas del segmento C y en el primer rival directo del nuevo Seat Toledo.
PVP: CITROËN C-Elysée VTI 72 CV Seduction: 13.650 € CITROËN C-Elysée VTI 72 CV Exclusive: 14.750 € CITROËN C-Elysée VTI 115 CV Seduction: 15.650 € CITROËN C-Elysée VTI 115 CV Exclusive: 16.750 € CITROËN C-Elysée HDi 92 CV Seduction: 16.950 € CITROËN C-Elysée HDi 92 CV Exclusive: 18.050 €
Un coche inteligente
Estamos en crisis, la crisis exige soluciones y el Citroën C-Elysée es una solución a la crisis. Citroën España ha aprovechado que el coche se fabrica en Vigo y la entrada en vigor del Plan Pive para anticipar el lanzamiento de este nuevo modelo, previsto en principio para el primer trimestre de 2013 pero que ya se ha puesto a la venta. El C-Elysée es un coche pensado para que sea barato. Su concepción y su desarrollo se han planteado con la vista puesta en mercados emergentes y, por lo tanto, se han adaptado para responder a los gustos de los clientes de esos países y a las exigencias en materia de robustez que plantean las carreteras rusas, ucranianas, turcas, chinas o magrebíes, todas ellas más degradadas que las que disfrutamos en nuestro país. Éste Citroën, por tanto, no es un coche que deba romper esquemas en el mercado español pero su contenido precio, su gran habitabilidad, un maletero más que generoso y una fiabilidad que, sobre el papel, parece a prueba de bombas, pueden generarle un hueco en un mercado generalmente poco receptivo a las berlinas de tres volúmenes de tamaño medio. El planteamiento del C-Elysée es muy interesante desde un punto de vista conceptual. No se trata de un coche low cost sino de un coche pensado para que resulte barato de fabricar. Por este motivo se ha elegido un bastidor sencillo -la plataforma del segmento B de PSA que utilizan el C3 y el Peugeot 208- unos motores de gran volumen de fabricación, entre ellos el nuevo 3 cilindros 1.2 de gasolina y el diésel HDi de 92 CV, y un acabado correcto en que se mezclan piezas sencillas con un equipamiento sin florituras.
Bastidor de segmento B
Para conseguir que un coche sea económico de fabricación, conviene recurrir a un chasis sencillo y amortizado. Es lo que ha hecho Citroën con el C-Elysée, un coche que, pese a sus generosas dimensiones exteriores (4,44 metros de largo por 1,74 de ancho), deriva del Citroën C3. Como éste último, dispone de una suspensión trasera por barra de torsión y de frenos posteriores de tambor, soluciones sencillas pero no por ello menos eficaces. Esta solución es similar a la empleada por Skoda para el desarrollo del Rapid y de su hermano gemelo, el Seat Toledo, ambos realizados sobre la plataforma del Ibiza-Fabia. Por ello, el C-Elysée es una berlina del segmento B que, sin embargo, por longitud, habitabilidad y maletero, puede enfrentarse sin problemas a las berlinas tri-cuerpo derivadas de coches del segmento superior a un precio claramente más competitivo. La gama de motores es conocida. Se trata de mecánicas habituales en otros modelos de la marca y que, por tanto, no han precisado de nuevos desarrollos. En el apartado de gasolina hay disponibles dos motores; el nuevo 3 cilindros VTi de 72 CV (es la misma unidad que rinde 82 CV en los Peugeot 208 y Citroën C3 rebajada para funcionar con gasolinas de peor calidad en sus mercados de destino) y un 1.6 de 115 CV. El tricilíndrico consume 5,2 litros a los 100 pero no tuvimos oportunidad de probarlo en la presentación en Barcelona. El 1.6, por su parte, sí pudimos conducirlo. Gasta 6,4 litros, que serán fácilmente entre 7,5 y 8 a coche cargado y su rendimiento no es muy satisfactorio, en especial comparado con el buen andar del diésel que, no obstante, es 1.300 euros más caro. En la mayoría de casos, sin embargo, compensará pagar la diferencia. El gasolina es un típico motor multiválvula atmosférico de cilindrada baja y, como tal, no tiene bajos. Hasta 3.500 vueltas se muestra muy perezoso y, por encima de ese régimen, gasta mucho y suena más todavía. Además, la caja de cambios, de sólo 5 marchas, no ayuda a mejorar el panorama.
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Motor diésel
El 1.6 HDi de 92 CV es el motor perfecto para este coche hasta el punto>/no> de que Citroën España ha previsto que el 80% de las unidades matriculadas en España dispondrán de este motor. No se trata de la última evolución del mismo (no es e-HDi y por tanto, carece del sistema Stop/Start) pero gasta muy poquito y tiene un empuje notable. El diésel es el C-Elysée más dinámico de la gama con diferencia y la opción de compra más lógica por su relación consumo-prestaciones. Lástima que tampoco en este caso no se recurra a una caja de seis velocidades. Un tema de costes.
Probé el C-Elysée en un recorrido variado, por autopista, carreteras reviradas y ciudad y el resultado me convenció plenamente. Si tenemos en cuenta que se trata de un coche con un chasis de polivalente del segmento B, su comportamiento dinámico es francamente bueno, algo que también sucede en el que será su gran rival, el Seat Toledo. Citroën ha reforzado el chasis, ha optado por una suspensión firme y ha aislado al máximo los trenes rodantes habida cuenta de los países dónde se venderá y el tipo de carreteras por las que circulará. Citroën, por ejemplo, ha diseñado guardabarros muy robustos (con tornillería en lugar de grapas) y ha realizado pruebas del coche en ambientes extremos, tanto de frío como de calor. El coche tiene, además, dobles gomas en puertas y capós para evitar la entrada de polvo y sus equipos de climatización y aire acondicionado varían en función del país de destino. Por todo ello puede decirse que el C-Elysée debe ser un coche robusto y fiable, con motores probados y un chasis pensado para malas carreteras. Al volante se percibe esa sensación de robustez. La dirección tiene la asistencia justa, la frenada se modula con facilidad -no hace falta desconfiar de los tambores traseros ya que frena muy bien- y la suspensión absorbe las irregularidades del terreno con facilidad. Además, tiene una pisada firme y aunque es un coche claramente subvirador, se muestra muy noble en todo tipo de pisos. Sólo en autopista me pareció más ruidoso de lo que podía esperarse aunque más por el ruido aerodinámico que por el generado por la rodadura.
Amplio y con gran maletero
El habitáculo se distingue por su calidad de fabricación, la gran habitabilidad que ofrece, especialmente en las plazas traseras, unos materiales robustos pero pobres al tacto y un diseño que prioriza el ahorro de costes. El salpicadero, por ejemplo, es de una pieza y tiene adornos pegados sobre esa pieza única para darle un aire más lujoso. Los elementos añadidos (radio y aire acondicionado) varían en función del acabado pero ocupan el mismo espacio y la instrumentación es sencilla. El volante, por su parte, tiene la parte inferior achatada (mala constumbre), las contrapuertas son también de una única pieza de plástico y los mandos están mal situados, con el de los retrovisores muy escondido y los de los elevalunas en la consola central en lugar de en la puerta. No hay muchos huecos para dejar objetos pero los que hay, en especial la guantera, son de gran tamaño.
Lo mejor del coche es la habitabilidad trasera. El espacio entre filas es enorme fruto del aumento de la distancia entre ejes (2,65 metros frente a los 2,48 del chasis original) que repercute exclusivamente en este apartado. Tres personas pueden acomodarse en la parte trasera sin excesivos problemas gracias a la forma de banqueta y respaldo, que no marcan en exceso las plazas exteriores y a la anchura del coche, correcta para tratarse de un derivado del C3. Asimismo, el maletero es muy grande, con 506 litros en un espacio no muy regular y tapizado con una moqueta de no muy buena calidad. Además, los tirantes del portón ocupan mucho espacio y molestarán al cargar grandes bultos. Lo más curioso es que Peugeot declara 640 litros en el 301, el hermano gemelo de este Citroën que no se venderá en España pero que se fabrica en la misma línea de Vigo también para países emergentes, en este caso con los de América Latina entre ellos. A simple vista, debo admitir que ignoro cómo Peugeot ha logrado casi 140 litros más.
Conclusión
Éste Citroën es una berlina de tres cuerpos ideal para quienes busquen un coche de planteamiento sencillo pero resultón, con un buen motor diésel que gasta muy poco -de los gasolina es mejor olvidarse- y con una relación calidad-precio correcta. El coche está pensado para mercados donde las carreteras y, sobre todo, los gustos, son distintos a los nuestros, pero ello no significa que haya gente en España a la que un coche de este tipo le encaje perfectamente. El equipamiento no es abundante pero todo aquello imprescindible (radio CD, aire acondicionado, airbags frontales y laterales, ESP, elevalunas...) se ofrece desde el primero de los dos niveles de acabado y los precios son interesantes, especialmente si les quitamos los 2.000 euros del Plan Pive. Y finalmente, es un coche que va muy bien, que transmite una notable sensación de robustez y que tiene una presentación sencilla pero con una calidad de fabricación satisfactoria. La fórmula para hacer un coche aparente, habitable, cómodo y barato pensado para famílias de cuatro personas que no dispongan de un gran presupuesto es muy inteligente, en especial en los tiempos que corren.
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